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sábado, 27 de febrero de 2021

La tormenta perfecta


Debido a las tormentas de nieve y a las bajas extremas de temperatura, en la parte central y sur de los Estados Unidos, se han presentado cortes de energía y de abastecimiento de agua, que no tienen precedentes. El impacto ha sido particularmente severo en el estado de Texas, donde el colapso ha sido mayor.
 

Por las altas temperaturas en el verano, cuando se aumenta el uso de los aires acondicionados, el sistema de energía estaba diseñado para absorber grandes consumos.Pero no se esperaba que hubiera una disparada de la demanda en invierno, aunque se preveía que pudieran haber picos por el uso de calentadores eléctricos. Pero la combinación de hielo y nieve con bajísimas temperaturas, colapsaron el sistema.


La situación ha disparado las alarmas porque ha desnudado una profunda debilidad del sistema de generación y distribución,  cuando se ve expuesto a condiciones no vistas antes, debido a los cambios climáticos cada vez más evidentes que se están produciendo en todo el mundo. Esta situación está afectando particularmente a millones de personas en países como los Estados Unidos, que se quedaron sin los servicios básicos, en medio de temperaturas árticas, para las cuales no estaban preparados.


Lo sucedido, irónicamente, se puede literalmente atribuir a la “tormenta perfecta”, cuando varios factores se sumaron y se reforzaron entre sí, para llevar al colapso del sistema, enfrentándolo a un escenario más grave que el peor contemplado en su diseño. 


A medida que las temperaturas fueron bajando a niveles de congelamiento extremo, las personas tuvieron que aumentar el uso de los calentadores eléctricos, lo cual disparó la demanda de energía a niveles no esperados. Mientras tanto, las plantas de generación de energía, salieron de operación por el congelamiento producido y por la imposibilidad de abastecerlas de gas debido al aumento de la demanda. Y para agravar aún más la situación, las turbinas de viento se congelaron y dejaron de producir energía y uno de los dos reactores nucleares también dejó de funcionar.




A medida que los efectos del cambio climático se van acelerando, los escenarios más negativos contemplados en el diseño de los sistema de energía se van a quedar cortos para responder a situaciones como las que sucedieron esta semana en Texas y en otros estados de los Estados Unidos. Las series de datos estadísticos históricos, utilizados tradicionalmente para proyectar los diseños, no van a servir para prever hacia adelante las peores condiciones posibles. 


Las caídas de temperatura en estados como Texas, paradójicamente pueden ser el resultado del calentamiento global. Esto se debe a que el aumento de temperatura en el Artico está debilitando las corrientes de aire que circulan en esas latitudes nórdicas (jet stream) y que frenan la expansión del aire frígido del vórtice polar. El resultado es que el aire helado se mueve hacia el sur con los efectos que se vieron en Texas.


El calentamiento global, y sus consecuencias en los cambios de las condiciones climáticas, está generando un aumento significativo de los riesgos que comprometen la confiabilidad de los sistemas de energía. Con un problema más serio aún: poder predecir cuál debería ser el peor escenario, cuando los cambios climáticos son cada vez más impredecibles y violentos, para poder diseñar y planear nuevas alternativas de respuesta.




Como se evidencia en el caso de Texas, el efecto múltiple y en cadena, puede comprometer a todas las piezas que integran el sistema. Ya no es una garantía, ni tampoco es un seguro, el contar con más componentes de respaldo. Además de que pueden ser muy costosos, en condiciones de alta impredecibilidad y volatilidad, parecería que no son la mejor solución. Claro que, algunas personas podrían argumentar,  el costo aún mayor de la interrupción de los servicios, por los múltiples efectos que se generan. 


En países de estaciones, como Estados Unidos, es posible dotar a las turbinas eólicas de calentadores para evitar la parálisis del servicio por congelación, como de hecho lo hacen en algunos estados del norte y en Europa. Conectar la red de distribución a otros estados también sirve para balancear las cargas. El problema de Texas es que se han negado a hacerlo. Dotar las plantas térmicas de tanques con petróleo en caso de fallas en el gas es otra posibilidad. Pero todo cuesta dinero y no es fácil trasladar estos costos al consumidor. 



Lo sucedido esta semana en los Estados Unidos, más los desastres ecológicos producidos por las altas temperaturas, que han generado grandes incendios en diferentes partes del mundo, inundaciones y sequías, nos dejan unas grandes pregunta sobre la mesa: 


¿Cómo prepararnos mejor para enfrentar lo inesperado, en un mundo donde el cambio climático ha aumentado la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad que éste produce? 

¿Cómo construir más capacidad de resilencia en los sistemas energéticos? 

¿Cómo manejar una dependencia cada vez mayor del fluido eléctrico debido a la necesidad de bajar el consumo de otros recursos contaminantes como el petróleo y el carbón?


Eliminar las fuentes de energía contaminante es una necesidad imperiosa para controlar el calentamiento global, pero al mismo tiempo, también lo es buscar mecanismos costo efectivos para adaptar a los sistemas de suministro de energía, a las condiciones cambiantes que se seguirán produciendo. 


Las preguntas y las consideraciones anteriores, derivadas del desastre de Texas, nos debería despertar a una cruda realidad: el cambio climático acelerado nos estará sometiendo hacia adelante a unas situaciones impredecibles mientras no sea abordado con seriedad a nivel mundial. 





sábado, 20 de febrero de 2021

El futuro negro del petróleo , el fin de una era?


En medio de la pandemia, hay noticias que han pasado de agache pero cuya importancia  no es menor. Me refiero al impacto que este periodo ha tenido en la industria petrolera, que ha visto como su participación ha venido decreciendo a medida que avanza un nuevo paradigma energético mundial. Este debería ser un tema de mucho interés para los colombianos, por el impacto que tienen los ingresos del petróleo en las finanzas del Estado y en las regiones, y cuando no se vislumbra en el futuro cercano cómo se van a remplazar.  

Veamos las señales que sustentan  los cambios que se están dando y cuál es la realidad.


El petróleo, fue sin ninguna duda, el producto emblemático que marcó el siglo XX. Está estrechamente ligado a los grandes cambios que se dieron en la movilidad y al impacto que tuvieron sus derivados en múltiples industrias: plásticos, fertilizantes, etc.


Era tal su poder, a finales del siglo pasado, que muy pocos se hubieran atrevido a predecir su caída del pedestal. Sin embargo, esto es lo que estamos observando en la actualidad, gracias a los cambios tan rápidos sociales, económicos, políticos y tecnológicos, que han caracterizado estas dos ultimas décadas. Las señales de la crisis se veían venir desde hacía ya varios años. 



El impacto ambiental del calentamiento global es cada día más claro. Es un proceso sobre el cual la comunidad científica ha venido advirtiendo desde hace varias décadas. Y sin embargo, la industria petrolera se negó a reconocerlo, utilizando todo su poder e influencia, para que no se tomaran en serio los riesgos y las medidas  que la pudieran afectar. 


Lo inevitable pasó: el 2020 fue el año de mayores temperaturas registradas en la historia. Los incendios forestales devastaron enormes extensiones de bosques en los Estados Unidos, Brasil, Australia y en varios países de Africa. En la actualidad la zona central de los Estados Unidos está con temperaturas récord bajo cero.  Estas realidades están obligando a los gobiernos a tomar medidas cada vez más drásticas para enfrentar el cambio climático, y a los inversionistas institucionales, a retirar sus inversiones de los sectores contaminantes, como el petróleo.


Pero la extracción del oro negro no paró. Desarrollos acelerados, por métodos no convencionales (fracking) en los Estados Unidos, habían generado una competencia muy importante, convirtiendo a este país en el primer productor del mundo. Esto contribuyó al desplome de los precios, de US 100 el barril a menos de la mitad, en los últimos años. 



Los estragos del COVID-19, que se iniciaron hace más de un año, golpearon la demanda, y aceleraron las tendencias que están cambiando la matriz energética. Esta situación obligó a los principales países productores, a bajar su producción para sostener el precio. Pero ahora, ante el cambio que se está dando en contra del uso de combustibles contaminantes, los va a llevar a la conclusión de sacar más rápidamente el  petróleo, porque hay un alto riesgo de que este se quede enterrado. 


En un mundo de caída de demanda de petróleo, producida por las tendencias aceleradas hacia las energías limpias, la empresa  más grande del mundo es ARMCO, perteneciente a Arabia Saudita. Esta petrolera es la mejor posicionada para enfrentar el nuevo entorno. Tiene los costos más bajos de producción y una de las reservas más grandes de la industria. Está en una posición envidiable para competir y aumentar su influencia en el mercado.


Pero esas mismas dinámicas de cambio, sí están impactando de manera profunda a las demás  empresas petroleras. En el 2019, las acciones de Exxon, Shell, Chevron, BP y Total, perdieron entre todas US 350.000 millones de su valor en la Bolsa. Pero para la primera de ellas, las malas noticias no pararon ahí.



El Dow Jones es el índice que refleja el comportamiento del precio de la acción de las 30 compañías industriales más importantes y representativas de Estados Unidos. Exxon Mobil había estado en esa lista de manera ininterrumpida desde 1928, hasta que fue sacada de este índice en agosto del 2020. Al finalizar el año, había perdido una suma récord de US 22.440 millones cuando había registrado una utilidad de 14.340 millones de dólares 12 meses antes.


En un informe reciente del Economist, se desnudó la insostenibilidad de los supuestos bajo los cuales operó por muchos años esta industria: demanda creciente y abastecimiento reducido. Sobre estas premisas la industria apostó miles de millones de dólares en nuevas exploraciones, infraestructura, etc. Sin embargo, la rentabilidad esperada se desplomó en los últimos 11 años en un 75%, un récord comparado con otros sectores.


Ante estas circunstancias, es muy interesante observar cómo han reaccionado las empresas privadas occidentales. Exxon redobló sus apuestas buscando tamaño y eficiencia. Mientras las compañías europeas comenzaron a invertir tímidamente en recursos en energías renovables. Algunas como Shell, ademas le apostaron a la explotación del gas y a las estaciones de recarga de autos eléctricos.


Otras estrategias que se han utilizado son la consolidación de las operaciones, y buscar la eficiencia operacional para mejorar la rentabilidad que ha estado tan seriamente golpeada. Se están preparando así para un escenario de nuevas energías alternativas, caída en la demanda, y una mayor intervención del Estado, para limitar el impacto ambiental del petróleo. Y a pesar de  estos cambios,  fondos como Blackrock, el mayor de su tipo en el mundo, están sacando sus inversiones y también obligando a realizar cambios en la Gobernanza del sector petrolero.


Habiendo podido liderar con sus bastos recursos, la transición hacia el cambio de paradigma, el legado de sus inversiones les ha impedido hacerlo a la velocidad requerida.. Las compañías petroleras grandes siempre asumieron grandes riesgos en el negocio que conocían, pero han sido muy tímidas para desarrollar nuevas capacidades, que les permitan reinventarse ante la nueva realidad. Esta es la lectura que hacen los mercados de valores,  y la razón por la que han castigado muy fuertemente el valor accionarios del sector.


Las tendencias que ya venían en marcha, y que se han acelerado en estos meses, han generado serias dudas en el mundo de los inversionistas sobre la viabilidad del sector hacia adelante. Especialmente, hay muchos interrogantes relacionados con su capacidad de hacer la transición, y desarrollar las nuevas competencias requeridas en el campo de las energías limpias.


Para Colombia el mensaje es muy claro. El petróleo ha representado un componente clave de las exportaciones del país. Ecopetrol, ha sido la empresa emblemática en los últimos años y le ha generado al Estado unos ingresos muy importantes. Pero en el entorno actual y las tendencias observadas, tenemos una inmensa  vulnerabilidad como país. 


Dado el panorama descrito de la industria, es evidente que se ha incrementado exponencialmente los riesgos de esta dependencia y la necesidad de buscar otras fuentes que reemplacen el impacto  del petróleo en la economía. Desafortunadamente, no estamos preparados para hacerlo a la velocidad que se necesita. Amanecerá y veremos, porque camarón que se duerme se lo lleva la corriente.


sábado, 13 de febrero de 2021

Los retos de vacunar al mundo contra el covid-19


 En mi blog anterior presenté un resumen de algunos de los principales riesgos que se visualizan para el 2021. Algunos amigos a quienes compartí mi blog, me animaron a estudiar más afondo el tema asociado con la vacunación del covid-19, que hoy ocupa la atención del mundo, teniéndolo en cuenta qué hay unas altísimas expectativas que esta sea la solución para frenar el impacto de este virus, que ha causando un inmenso daño en todas partes.

Cuando me puse a investigar sobre los riesgos asociados al proceso de producir, distribuir y aplicar las vacunas que ya están llegando al mercado, me quedé muy impactado por la magnitud del esfuerzo que va implicar vacunar rápidamente al menos el 70% de la población mundial. 


Después de leer varios artículos sobre la cadena de valor asociada a todo el proceso, el análisis hecho por McKinsey la semana pasada, me pareció el más completo y lo voy a usar de referencia. En este blog voy a compartir con el lector,  los puntos que me llamaron más la atención y que muestran la enormidad del reto, que no tiene antecedentes en el mundo. 



Vale la pena mencionar, que el primer gran riesgo, fue haber logrado el desarrollo de una vacuna en solo diez meses. El récord anterior, lo tenía la vacuna para las paperas, desarrollada en “sólo cuatro años y medio” en 1963. El haberlo logrado en un tiempo tan corto, significó el desarrollo de nuevas tecnologías y métodos que no habían sido utilizados antes en seres humanos. También, implicó un cambio en los procesos de aprobación de las entidades regulatorias, que típicamente se demoraban años.
 


Los riesgos asociados al escalamiento en la producción masiva de vacunas, ya comienzan a ser cada vez más evidentes. El lograr vacunar a millones de personas a la mayor velocidad posible, es una tarea sin antecedentes. El  objetivo es generar “el efecto rebaño” que se necesita para frenar la pandemia, lo que significa cubrir aproximadamente el 70% de la población para lograr este resultado.


Para ilustrar mejor los retos y los riesgos asociados para poder escalar la vacunación, es importante poder descomponer el esfuerzo que se requiere, en las diferentes etapas del modelo de producción. Estoy seguro que este es un tema invisible para mucha gente que solo está esperando que le llegue su turno, pero sin comprender el esfuerzo y los riesgos asociados que van a permitir proteger a la población. 


El primer riesgo es lograr el escalamiento de las materias primas requeridas lo cual puede generar problemas significativos de logística, legales y aún diplomáticos. También, se va a necesitar muchísima colaboración, que ha estado ausente hasta la fecha. La capacidad para producir jeringas y ampolletas existe, sin embargo el problema está en la competencia por el suministro de químicos y otros componentes producidos en diferentes países. 



Asociado a la producción, hay otro problema importante derivado de la sofisticación requerida para cargar el mRNA en nano partículas de manera masiva. Este es el que da las instrucciones para dirigir a las células a hacer proteínas para prevenir la enfermedad. Es el corazón de las vacunas de Pfizer y Moderna que se usa por primera vez en humanos. Se requiere procesos muy exigentes de control de calidad que solo lo ofrecen empresas altamente especializadas. Se van a requerir alianzas para responder a estas nuevas realidades.


Para producir más de 2.000 millones de vacunas en los siguientes cinco meses, hay varios riesgos adicionales. Va a ser fundamental el aseguramiento de calidad. También necesita una logistica masiva  para el manejo de los ingredientes requeridos, una mano de obra muy calificada, y aumentar significativamente la capacidad de plantas físicas para enfrentar la demanda. Este esfuerzo debe de ser acompañado por un ajuste muy importante en la regulación y nuevos estándares. 


El siguiente riesgo en la cadena de suministro de las vacunas está en el manejo de la logística del frío que se requiere especialmente para guardar por tiempos largos las vacunas de  Pfizer y Moderna. Se necesitan empresas para producir grandes cantidades de hielo seco y cuartos fríos especiales para su almacenamiento. Este último punto va a ser crítico en la segunda parte del año, cuando la demanda haya bajado y las vacunas que se produzcan haya que almacenarlas. Todos estos requerimiento van a ser un problema serio en los países y las regiones que no tienen esta disponibilidad.


Para acompañar todo el proceso con los altos estándares y protocolos exigidos, así como para la aplicación de las vacunas y su seguimiento posterior, se va a necesitar mucho personal. El problema de la aplicación es que es más lenta y requiere 3.5 veces más gente que la requerida por la vacuna de la influenza. En los Estados Unidos se estima que este esfuerzo absorberá el 20% de la fuerza laboral de las cadenas de farmacias habilitadas para vacunar.


Por falta de personal capacitado y procesos organizados, en estados como el de NY, se han dejado de aplicar el 27% de las vacunas recibidas. Solo dos sitios, según el NY Times, lograron el 100% después de prepararse por más de cinco meses. En las entrevistas realizadas por este diario, este es un factor crítico para escalar la vacunación y evitar la pérdida de material.


El artículo del NY del día lunes pasado: “Sabemos muy poco de la debacle  de la vacunación en América” es muy ilustrativo del riesgo organizacional asociado.


En otra serie de artículo de la revista Time de Feb 1 de este año, muestran en detalle las dificultades que han tenido los gringos en poner a operar la distribución y aplicación de las vacunas. De muchas entrevistas realizadas para esta edición : 


“es claro para los expertos en salud, en logística y autoridades de gobierno, que ha habido un enfrentamiento frecuente entre sí , por problemas de malas comunicaciones, coordinación y desconfianza, a medida que han ido buscando superar los múltiples obstáculos y desafíos logísticos, en el camino de construir una campaña de salud partiendo de cero”


Y más adelante:


“Lo que  ya es una tarea complicada de logística, se le suma la falta de fondos y de personal de salud especializado, que ya está desbordado con las pruebas del Covid-19, el seguimiento y las campañas para enfrentar la pandemia, para no hablar de mensajes contradictorios, que han dejado en la oscuridad a los estados, en relación a cuántas son las dosis disponibles y cuando las piensen disponer”


Los comentarios anteriores, muestran qué hay riesgos muy grandes  en la cadena de valor para la vacunación, relacionados con el proceso administrativo requerido, para organizar el almacenamiento, la programación de las aplicaciones y el minimizar el incumpliendo de la gente. Si no se logra, la posibilidad de pérdida de vacunas puede ser muy alta porque deben de ser aplicadas en un tiempo muy corto después de abrirse los contenedores. 


Experiencias pasadas, en vacunaciones , muestran qué hay potencialmente una pérdida muy grande por falta de almacenamiento, refrigeración y programación.    


El siguiente riesgo está en no contar con sistemas digitales robustos para poder hacer el seguimiento a quienes han sido vacunados. Es un tema fundamental para la planeación, distribución, control y coordinación del proceso a la velocidad y escala qué hay que lograr. Se necesita un software para poder manejar adicionalmente la colocación de la segunda vacuna. A la fecha, en los Estados Unidos donde me encuentro en la actualidad, se han presentado serios problemas de coordinación y suministro para la segunda dosis. 


En el análisis que hace McKinsey de este tema, visualiza riesgos importantes en términos de la seguridad y privacidad de la información recolectada y de los ataques de  hackers a los sistemas centralizados de salud. Se han reportado ataques a la ciberseguridad de las empresas productoras y los reguladores en diferentes partes.


Como se puede ver en este blog, que resumen un estudio muy completo de los problemas para desplegar masivamente la vacunación de millones de personas, vamos a tener que moderar las expectativas en Colombia. Anoto sólo dos:  unos serios riesgos de corrupción en el sistema de salud y la  capacidad institucional del Estado para lograr la meta de Duque de 35 millones de personas a mediados del año. 

sábado, 6 de febrero de 2021

Sacando el periscopio para el 2021



Los submarinos utilizan el periscopio , el sonar y el radar, para detectar a tiempo en la superficie los barcos enemigos, y por debajo del agua, las minas que los pueden inhabilitar. Esta metáfora es conveniente para evaluar los riesgos que se avizoran en los próximos meses a nivel global. De estos riesgos se desprenden también unas consecuencias a nivel nacional. 


Revista como The Economist, empresas consultoras como McKinsey y periódicos como el NY Times y el Financial Times , le han dedicado un buen esfuerzo a tratar de identificar algunos de los principales riesgos que podrían tener gran impacto y que se deberían monitorear. En este blog voy a hacer un resumen de algunos de ellos.


1- El covid-19 sigue generando una gran disrupción.


Contrario a lo que se había anticipado, posiblemente con el deseo, se esperaba que en el 2021 se iniciara la recuperación porque a finales del año se habían aprobado las primeras vacunas. Sin embargo la pesadilla parece que va a continuar. Y las razones son varias


Los procesos de vacunación, según muestran los ejemplos de otros países, van a ser más complejos y lentos de lo esperado. Los cierres y cuarentenas siguen estando vigentes y no se sabe por cuánto tiempo más. 

El mayor riesgo es la accesibilidad a las vacunas, y su aplicación eficiente y rápida, para cobijar a la mayoría de la población. El inicio del proceso está demostrando ser un inmenso reto logístico y técnico aún para los países más avanzados. Pero hay otro factor que está surgiendo con mucho impacto: la capacidad de producción y la logística de la cadena de Frio disponible que es muy exigente.


El otro riesgo ha sido la falta de respuesta coordinada para manejar la pandemia a nivel mundial. Hoy, el impacto se siente en la distribución inequitativa de las vacunas disponibles entre los países ricos, que han acumulado compras muy por encima de sus necesidades internas, y los países más pobres del planeta que no han podido negociar. El resultado, serán tasas de recuperación muy distintas, lo que generará mucho malestar y protestas. 


Hay un gran riesgo que el impacto económico, se agrave mucho más. Esto  afectará especialmente a los países más pobres del planeta, ampliando la brecha de desigualdad que ya era bien preocupante, así como la situación de la población más desfavorecida.


El daño que ya habían sufrido los sectores de servicios, como el del transporte aéreo  y el turismo, muy golpeados por el año anterior, tiene el riesgo de agravarse aún más, por  la nueva ola de la pandemia y la baja velocidad de vacunación. Esto puede hacer irreversible los daños para muchas empresas que esperaban poder sacar cabeza en este año. 


Para muchos países dependientes del turismo, pero con una baja capacidad de respuesta financiera, tienen un alto riesgo de ser  afectadas por las restricciones de otros países a los viajeros que quisieran visitarlos.


Hay un consenso entre los analistas que el 2021 pondrá a prueba la estabilidad de muchos gobiernos que ya se encuentran debilitados y con la credibilidad afectada, por la baja capacidad institucional de respuesta para vacunar a la gente, e inyectar más recursos para revivir la economía.


En resumen: los puntos anteriores son el caldo de cultivo de más protestas sociales, muchas de ellas acompañadas de violencia, promovidas por unos políticos oportunistas que buscarán capitalizar el descontento de la gente. Se atizará la polarización y los ataques contra la democracia . La incertidumbre, inestabilidad y la volatilidad, serán las compañeras de viaje durante el 2021.


2- Se acelera el impacto y la urgencia del cambio climático.


La salida de Trump del poder y la llegada de Biden, permite recuperar algo de optimismo sobre la posibilidad de que se logren unas respuestas coordinadas a nivel mundial. De hecho una de las primeras ordenes ejecutivas del nuevo presidente, fue volver a la mesa de las negociaciones del Acuerdo de Paris. 


Sin embargo, el riesgo está adquiriendo cada vez más fuerza: por primera vez en Siberia se registraron 100ºF en septiembre con un aumento del 40% al promedio histórico, se tuvieron incendios sin antecedentes  en California, Brasil y Australia, y el patrón climático es cada vez más impredecible.


La pandemia ha demostrado el riesgo de la descoordinación mundial para enfrentar situaciones que nos afectan a todos. Países como China y Estados Unidos, que tienen la mayor cuota de responsabilidad de la contaminación de CO2, tendrán que trabajar juntos y tomar decisiones muy difíciles ahora, porque más tarde el daño va a ser irreparable. 


Pero hay un gran riesgo de que no sea así, por la confrontación creciente  entre estas dos potencias, que les va impedir actuar en un tema que ambos lo ven como de seguridad nacional. 


El plan de descontaminación interno de la China busca dominar las tecnologías asociadas a la cadena de valor de las energías limpias. Este será otro tema que generará aún más fricciones comerciales con los Estados Unidos, convirtiéndose en una competencia entre estos dos colosos, para definir el futuro energético mundial.


A pesar de que el cambio climático, ha acelerado la transformación de la matriz energética mundial hacia energías limpias, otro riesgo son los intereses de países como India, Brasil y Australia, con grandes inversiones en  activos generadores de carbono. No será nada fácil que tomen las decisiones difíciles para desmontarlos por el alto costo económico que implica hacerlo.

 

En resumen: a pesar de la necesidad cada vez más urgente de una cooperación global, el riesgo más grande será  que el entorno de confrontación geopolítica creciente, se extienda alrededor del tema ambiental. A pesar de que esto generará una mayor competencia, que deberá impulsar innovaciones muy importantes en diferentes frentes  como la movilidad, se aumentaran las presiones por parte de los gobiernos interesados, en tener la mayor autonomía posible en su sector de energías limpias impidiendo mayor cooperación.


3- Se acelera caída del  reinado del petróleo. 


Las dinámicas descritas en el punto anterior, sumadas al impacto de la pandemia que durante el 2020 dejó a miles de aviones sin volar, millones de viajes en autos que no se hicieron, significó una caída sustancial en el consumo de petróleo, que afectó fuertemente las finanzas de los países productores y a las más grandes empresas del sector.


El riesgo en el 2021, es que  no se ve mejorar la situación, cuando el efecto del covid se seguirá sintiendo por un buen tiempo adicional, ya que la vacunación se demorará en llegar a los países más dependientes del petróleo para sus finanzas, entre ellos Colombia. 


Pero además, hay otro riesgo asociado a la demora en la recuperación de las economías de los países más desarrollados. Esto significa una menor demanda de petróleo y un entorno de precios bajos. 


El efecto combinado de una menor demanda de petróleo  y el impacto del covid-19 en los países productores, genera un alto riesgo de desestabilización de las economías y de las ya débiles instituciones de muchos de los países productores como  Argelia, Venezuela, Irak, Omán y Kuwait. Y se podría incluir a Colombia en este no tan selecto grupo.


La consecuencia es un aumento importante de las   protestas porque la capacidad de los gobiernos afectados va a estar seriamente reducida. Al tener menor dinero disponible, la influencia en la región de Arabia Saudita, también se verá muy afectada.


En resumen, el impacto del covid~19 en el sector petrolero ha sido muy grande, afectando las finanzas de los países productores y generando pérdidas inmensas como los más de us 220.000 millones de EXXON en el 2020. La continuidad de la pandemia por lo ya anotado en el primer punto de esta blog, aumenta aún más el riesgo del hueco financiero en el 2021. 


Sin embargo, el mayor riesgo para los países productores y las empresas petroleras, es el que no hayan visto lo sucedido el año anterior como el futuro de lo que les espera. El cambio climático, está desatando unas dinámicas que ya no van a cambiar. El futuro de la industria petrolera tiene sus días contados y esa es la realidad qué hay que enfrentar.


4-Latinoamerica retrocede


The Economist en su informe de riesgos para el 2021, menciona la debilidad institucional de los países de la región, que se ha hecho más evidente durante estos meses de pandemia, agravando muchos de los problemas políticos, económicos y sociales que ya eran evidentes. Las finanzas públicas salen muy golpeadas con altos niveles de endeudamiento, pero sin las inyecciones suficientes para reanimar las economías 


El riesgo en el 2021, será el ambiente político que va a estar muy movido . Habrán elecciones generales en Perú, Chile, Ecuador y elecciones legislativas en Mèxico y Argentina. Se realizarán en un entorno con altas tasas de desempleo, informalidad, y aumento de la pobreza. 


El gran riesgo es  la oportunidad de oro que se le presenta a los políticos populistas de canalizar el descontento con los gobiernos de turno.


Durante el 2021,hay el riesgo de un aumento aún mayor de la situación política, económica y social en cada uno de estos países. Aumentará  la incertidumbre en estos frentes, porque el proceso de vacunación de la población no va a ser rápido y las posibilidades de escándalos de corrupción muy altos. , 


En este entorno el riesgo es muy alto de una demora de la recuperación económica, Paises como Chile y Perú, que habían logrado una estabilidad económica importante, hoy enfrentan un descontento creciente y una situación política muy compleja. Las protestas violentas podrán volver a surgir con mucha fuerza en estos países.