Me tomé un mes de vacaciones tiempo durante el cual dejé de publicar mis blogs semanales. En este blog retomo el hilo del último blog que publiqué a finales de agosto: Navegando las trampas de la mente. Ese blog junto con los de esta semana y la siguiente, buscan aportar un contexto más informado sobre el papel que juega la mente y las emociones, en la conformación de las creencias, los modelos mentales y el impacto en la cultura.
Estamos viviendo momentos muy complejos en la actualidad gracias a un gobierno de extrema izquierda, que está actuando para destruir y no unir para construir. Lo está haciendo bajo la creencia de que, quienes no pensamos igual a ellos, son enemigo a los cuales hay que acabar. El mecanismo al que está recurriendo son las marchas como las de este jueves, que se derribaron en un ataque de los indígenas contra la revista Semana.
¿Cómo entender mejor lo que nos está sucediendo? Este es el objetivo de estos blogs porque al final, el juego de Petro a través de sus mentiras y discursos incendiarios, es la manipulación de la mente y las emociones, para reforzar unas creencias muy negativas, lo que se está traduciendo en una cultura de violencia e intolerancia muy grave, disfrazada de conceptos bonitos como “la Paz Total” o “ Colombia potencia de la vida”.
En el blog de hace un mes, me referí a los diferentes sesgos mentales que tenemos los seres humanos. Vimos como estos sesgos influyen para reforzar las creencias que tenemos sobre lo que nos afecta en nuestras vidas. En este voy a hacer algunas reflexiones sobre estas últimas y el efecto de retroalimentación sobre el mundo emocional. Todo lo anterior condiciona nuestras decisiones y comportamientos que influyen en las acciones que ejecutamos y responde a la gran pregunta : ¿porqué estamos viendo hoy en día tanta gente actuando de una manera tan incompresible e irracional?
En este blog, voy a explorar el impacto de las emociones en las creencias y cómo esta interacción moldea nuestra comprensión del mundo.
Las creencias son componentes fundamentales de la psicología humana, moldeando la forma en que percibimos el mundo y tomamos decisiones. Sin embargo, estas creencias no existen en un vacío; están intrincadamente entrelazadas con nuestras emociones. A lo largo de la historia, los filósofos, psicólogos y científicos han investigado la relación entre las emociones y las creencias, reconociendo que nuestras emociones no solo influyen en lo que creemos, sino que también pueden ser moldeadas por nuestras creencias.
Hay que estar muy conscientes de la interacción Emocional-Cognitiva. Las emociones y las creencias están en constante interacción, influyendo mutuamente en nuestras percepciones y juicios. Las emociones, como el miedo, la alegría, la tristeza y la ira, pueden colorear nuestras creencias al influir en cómo interpretamos la información. Por ejemplo, un individuo que siente miedo puede ser más propenso a adoptar creencias que respalden la idea de que el mundo es un lugar peligroso. Esta tendencia a seleccionar y aceptar información que refuerza nuestras emociones se conoce como "sesgo de confirmación emocional".
Hoy Petro y su grupo, están creando las bases de una creencia muy peligrosa y contra evidente con ev la historia de los últimos setenta años. Su propuesta de “cambio” para la sociedad colombiana, parte de una creencia: solo es el Estado quien debe de ofrecer servicios como el de la salud, acabando con un sistema que es susceptible de muchas mejoras, pero infinitamente mejor al que ofrecía el Instituto de Seguros Sociales hace casi cuatro décadas manejado públicamente. Para vender esta creencia, con mentiras o verdades a medias, despierta unas emociones de odio hacia el sector privado que hoy es parte del sistema de salud, y a quien Petro califica como un enemigo del pueblo.
El papel de las emociones en la formación de las creencias: El proceso emocional juega un papel crucial en la formación de creencias. Cuando experimentamos una emoción intensa en respuesta a un evento o situación, tendemos a buscar rápidamente creencias que justifiquen o expliquen esa emoción. Esto es un sesgo que se conoce como "racionamiento emocional", donde nuestras creencias se moldean para dar sentido a nuestras emociones actuales. Por ejemplo, si alguien recibe un cumplido en el trabajo y siente gratitud y felicidad, es probable que forme la creencia de que su arduo trabajo está siendo reconocido y valorado.
Pero las emociones son una fuente de prejuicios, estereotipos y afectan los sesgos. Cuando experimentamos emociones negativas, como el miedo o la ansiedad, en presencia de ciertos grupos de personas, es posible que desarrollemos creencias negativas hacia esos grupos. Esto puede llevar a la formación de estereotipos basados en emociones, lo que afecta nuestra capacidad de razonar de manera objetiva.
Aunque las emociones pueden dar forma a las creencias, el proceso inverso también es cierto. Nuestras creencias pueden influir en cómo experimentamos y expresamos nuestras emociones. Por ejemplo, alguien que cree firmemente en la igualdad de género puede sentir satisfacción y felicidad al ver avances en la igualdad. Del mismo modo, las creencias arraigadas pueden reprimir ciertas emociones que no se alineen con esas creencias, ya que percibimos que esas emociones son incompatibles con nuestro sistema de creencias.
Pero las creencias también pueden actuar como mecanismos de regulación emocional. Cuando nos enfrentamos a emociones abrumadoras, podemos recurrir a nuestras creencias para encontrar consuelo y sentido. Las creencias religiosas y espirituales, por ejemplo, a menudo se utilizan como formas de lidiar con emociones difíciles al proporcionar un marco de significado y esperanza.
Es importante destacar que las creencias y las emociones no son estáticas; son maleables y pueden cambiar con el tiempo. Las nuevas experiencias, la adquisición de información y la reflexión crítica pueden desafiar y transformar nuestras creencias, lo que a su vez puede alterar nuestras respuestas emocionales. Esto resalta la importancia de la educación emocional y el pensamiento crítico para garantizar que nuestras creencias estén fundamentadas en una comprensión sólida y flexible del mundo.
Para lograr controlar nuestras emociones y controlar nuestras creencias, es fundamental legitimar las conversaciones sobre estos temas, que son invisibles e inconversables en las familias, en los espacios sociales y de trabajo. Pero que como debe ser evidente para el lector, son aspectos críticos para manejar situaciones difíciles o conflictivas, pero sobre todo, para tomar mejores decisiones de vida que afectan a todos los que nos rodean.
Conclusiones
En última instancia, el impacto de las emociones en las creencias es una relación bidireccional y compleja. Nuestras emociones influyen en cómo formamos y sostenemos creencias, mientras que nuestras creencias dan forma a nuestras respuestas emocionales. . Reconocer esta interacción es esencial para comprender mejor cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Al cultivar la conciencia de cómo nuestras emociones influyen en nuestras creencias, podemos tomar decisiones más informadas y construir una comprensión más rica y matizada de la realidad, que ya de por sí es muy compleja.