sábado, 18 de febrero de 2023

El lobo se quita la piel de oveja.


 El 14 de febrero de este año, fue el día en que finalmente el lobo se quitó la piel de oveja. Parado en un balcón de la Casa de Nariño, ante unos 2000 seguidores movilizados para escucharlo, Petro hizo unas afirmaciones y utilizó unas palabras, que deben de ser rechazadas vehementemente. Al señor se le olvidó que los tiempos de campaña ya terminaron y que debe de gobernar para la totalidad de los colombianos y no para un grupo de fanáticos que lo siguen.. 

Ante la posibilidad de que, sus alocadas e irresponsables propuestas de destrozar los sistemas de salud, pensional, etc y reemplazarlos por “el poderoso Estado”, bajo el paraguas “del cambio” fueran rechazadas, resolvió convocar unas marchas en todo el país para que “el pueblo” avalara sus caprichos. 


Al señor Petro también se le ha olvidado otro pequeño detalle. Que si bien fue electo por una escasa mayoría, ese voto no le da la patente de corso para obligar a la totalidad de los colombianos, a aceptar sus propuestas improvisadas, sin discusión y análisis. Y que Colombia no es su imperio donde su palabra es la ley y tiene  la sumisión de sus súbditos.


Afortunadamente sus pretensiones de una masiva movilización no se dieron. Solo 25.000 personas en todo el pais, muchos de ellos funcionarios públicos, acudieron a la convocatoria, mientras la oposición logró movilizar a 47.000 personas, según la revista Semana. Protestar es un derecho, pero utilizar las marchas para acudir a las emociones de gente desinformada , con el fin de legitimar  unos cambios que afectan a millones de colombianos, es el camino al suicidio colectivo. 



Lo sucedido el 14 de febrero,  no se puede tratar con ligereza. En este acto populista y amedrentador, vimos al verdadero Petro que no escucha, y cuyas verdaderas intenciones ya son cada día más claras. El Caudillo Petro quiere refundar a Colombia, no importa si el costo sea arrasar con la institucionalidad democrática que, a pesar de sus imperfecciones y necesidades de cambios y mejoras, nos ha permitido avanzar como sociedad.


 A mi lo que más me impacta de lo que está  sucediendo, es la deliberada intención de Petro de desconocer las cosas buenas que hemos logrado conseguí como sociedad  y a negarse a  construir sobre ellas.


Veamos algunas de estas afirmaciones y términos para darle contexto a este blog.


Refiriéndose a los empresarios, lo cito textualmente:


  • Hoy necesitamos que cedan en su egoísmo; que si ganan la mitad van a ganar muchísimo más en el futuro, porque un empresario se vuelve más rico cuando una sociedad se vuelve más rica.
  • Que van a desatar la violencia y la violencia social es incontenible si no son capaces de permitir que las reformas se puedan construir en Colombia. El estallido social es como una olla a presión.


  • Solo hay que recordar los sucesos del año 1948, detener la Revolución en Marcha condujo al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y a una violencia que aún no termina.
  • Quizás se repitan los hechos de 1948, cuando detuvieron la Revolución en Marcha. Quizás, quizás en los círculos del poder económico se tejan mecanismos para impedir, a partir del dinero, una época de cambios en Colombia
  • Y el cambio pasa por un cambio de pensamiento y de cultura de nuestra oligarquía colombiana y es dejar de ser oligarquía y pasar a ser democracia.
  • Es permitir que ni en el Congreso de Colombia ni en el Palacio de Nariño ni en los juzgados del país lo que mande sea el dinero, sino que sea el pueblo.
  • ¿Quién le dijo al empresariado grande de este país que se podía construir una empresa más productiva sobre la base de transformar en esclavos a los trabajadores?
  • Aquí lo que se propone es un pacto social, para que la oligarquía colombiana ceda en sus privilegios y permita construir una democracia y la paz.


Refiriéndose al Congreso, lo cito también textualmente:


  • Pero lo que sí debo advertir es que si por alguna circunstancia, las reformas se entraban en Colombia, lo único que están haciendo es construir, no los caminos de un pacto social, ni los caminos de la paz.


Como se puede observar en los extractos de su perorata de más de una hora y media, sigue generando cizaña al estigmatizar a los empresarios y señalarlos como oligarcas  enemigos del pueblo. Como lo hizo cuando fue Alcalde, sin rubor incita a la violencia y a la lucha de clases desconociendo que las objeciones a sus propuestas tienen cada día una base mas amplia y diversa. 


Su estilo autocrático y populista que es  cada vez más evidente, le impide tender puentes y consensos, para escuchar, incluir y generar unión y no agudizar aún más  la polarización. Y en el camino, está minando la ya muy debilitada confianza en las instituciones y entre los individuos en la sociedad.



Y cuando la economía comienza a evidenciar señales de desaceleración evidentes ( ej: caída en venta de vivienda en el 50% en enero, bajaron las ventas del comercio, de automóviles , y en los niveles del consumo, etc ), las tasas de desempleo se pueden disparar en los próximos meses. En este entorno tan complejo, al  señor Petro lo mejor que se le ocurre es tachar a los empresarios de esclavizar a los trabajadores, para promover su “reforma laboral”.  


De nuevo recurre a la estigmatización y la distorsión descarada de la realidad, para acomodarla a la narrativa que nos quiere imponer a todos los colombianos. Y con una visión ideologizada de extrema izquierda, quiere centralizar en  el Estado el  control de la vida de los ciudadanos. Esta visión obsoleta desconoce una cruda verdad que la historia nos la demuestra: la capacidad del estado colombiano es el verdadero problema. Y la solución no es aumentar su tamaño y responsabilidades, cuando sus capacidades de gestión son tan débiles.


Como lo volveré a recordar en el próximo blog,  cuando el estado y la sociedad son débiles, y no se reconocen como tal, no es posible aspirar a un camino fácil hacia la libertad,  en el corredor estrecho del desarrollo, como lo ha advertido de manera muy lúcida el profesor James Robinson en su último libro, El corredor estrecho.



PD: El slogan de Petro es “el Cambio”. Liderar un cambio en una organización, comunidad o sociedad requiere de una gran coherencia. Y esta palabra es la que a este Caudillo le falta. La tan cacareada “Paz Total”, no solo se construye con los peores criminales a donde se orientan todos sus esfuerzos y preferencias, sino también  incluyendo a actores fundamentales de la sociedad, como es el sector privado a quien lo tacha de enemigo “del pueblo”.  


Pero la incoherencia también se evidencia en otro plano: cuando acusa a la oligarquía que necesitan un cambio de pensamiento y de cultura, pero no se ve en el espejo propio. La mentalidad de Petro, ya en el poder, sigue siendo la de un ex guerrillero que combatió al establecimiento toda su vida, y que no da ninguna evidencia de practicar lo que predica, cuando finalmente está en el poder.

 




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