En los dos blogs anteriores, mostré como el concepto de Innovación puede y debe ser aplicado en relación al rol del Estado en la Sociedad, y en las políticas y las entidades que lo representan. En este blog, quiero seguir con esta línea de reflexiones ampliándola al concepto de colaboración entre entidades estatales, ONG y el sector privado.
Para abordar el tema, quiero recordar un blog escrito el año pasado sobre los desafíos del lidérazgo y algunas distinciones relacionadas con este tema. Ronald Heifetz, profesor de Harvard, muestra que en diferentes contextos hay dos posibles tipos de problemas: los técnicos y los adaptativos.
En los primeros, la persona, la organización o una comunidad, pueden esperar que los expertos tengan una respuesta clara para resolverlos. Un buen ejemplo: alguien que se ha partido un brazo y puede esperar que el médico-( el experto)- lo enyese y lo deje funcionando. O en otro campo, se necesita un hospital y hay gente especializada en construirlo. En estos casos lo que se necesita es una buena gestión y uso del conocimiento adquirido en la solución de muchos casos similares.
Pero si el problema es un cáncer en el páncreas, el paciente no puede esperar una solución fácil porque no la hay. O si lo que se trata es de intervenir un sistema complejo, como es el de la Salud, se necesita innovar, improvisar, asumir muchos riesgos. Se necesita liderazgo. En estos casos, se trata de ejemplos de problemas adaptativos, donde es al paciente, o al la comunidad, quienes les corresponde hacer el mayor trabajo.
Dos conceptos adicionales son necesarios para seguir adelante. La práctica del liderazgo tiene sentido cuando se enfrenta problemas adaptativos. Y es precisamente en estos contextos de problemas complejos, donde no hay respuestas establecidas, cuando se necesita abordarlos de manera creativa para probar soluciones innovadoras. En estos casos siempre habrá el riesgo de fallar y por esta razón se vuelve tan importante que haya personas capaces de asumirlos para liderar estos procesos.
Cuando hablamos de los temas que afectan la seguridad, la salud o la educación, estamos hablando de problemas adaptativos en los cuales la Sociedad ha invertido miles de millones de dólares, sin que se haya encontrado fórmulas adecuadas para avanzar en su solución.
En un artículo publicado por Stanford Social Innovation Review, aborda esta situación. Toca un tema crítico pero no visible, del papel de las Organizaciones no Gubernamentales - ONG- en la búsqueda de solución a muchos de los problemas que afectan a la comunidad. De acuerdo a este análisis, el gran inconveniente de estas iniciativas, es que trabajan de manera desarticulada entre sí, con los gobiernos locales y otros actores del sector privado. El resultado es una gran frustración. Organizaciones tan importantes como la Fundación Ford, han abandonado muchos de sus esfuerzos en el campo de la Educación en los Estados Unidos, al ver que no han logrado impactos significativos en el sistema general a pesar de tener algunos logros puntuales.
No obstante de que los ejemplos abundan de esfuerzos fallidos, el artículo mencionado muestra un caso muy exitoso e innovador en la ciudad de Cincinnati, en los USA. Strive es una ONG que resolvió enfrentar la crisis de la Educación en la región de una manera novedosa. Para abordar el problema, resolvieron utilizar un proceso colaborativo para vincular de manera coordinada, los esfuerzos de muchas organizaciones públicas y privadas. Después de cuatro años de trabajo, los resultados son espectaculares. Hoy se muestran mejoras significativas en 34 de los 53 indicadores claves que utilizan para medir el avance del proceso en tres grandes distritos educativos.
El caso muestra como, la razón de este progreso, se debe a la adopción de una agenda común por parte de todas las organizaciones que han participado. Todas ellas tomaron la decisión de dejar sus agendas individuales y unir sinergías para tener un mucho mayor impacto colectivo. Lo impresionante es que mas de 300 personas, líderes en la comunidad, representantes de entidades públicas, empresas y ONG, tomaron la decisión de participar y apoyar la iniciativa.
La visión de esta iniciativa fue la de intervenir todo el sistema, desde el prekinder hasta universidad. Reconociendo que no había una sola organización que pudiera enfrentar sola este problema sistémico, unieron los esfuerzos de todos los que podían participar, bajo un proyecto común. Se definieron objetivos claros, indicadores de medición del avance, y un proceso muy cuidadosamente articulado.
Para orquestar este esfuerzo se organizaron 15 redes en diferentes temas especializados. Cada grupo contó con la ayuda de facilitadores con una intensidad de varias horas al mes con el fin de construir colectivamente el sistema de medición, alinear acciones y compartir lecciones aprendidas.
Como lo menciona el artículo, en el sector de las ONG hay muchas experiencias de alianzas, cooperación y proyectos conjuntos con alcances limitados. Lo que hace única y muy innovadora la experiencia de Cincinnati, es que todas las organizaciones dejaron sus agendas individuales y se sumaron de manera permanente a cambiar el sistema educativo en su conjunto.
Las entidades participantes, tanto publicas como privadas, aceptaron tener una agenda común, un sistema centralizado con recursos dedicados de tiempo completo, unos indicadores compartidos. un proceso cuidadosamente estructurado, unas actividades complementarias y un esquema de comunicaciones apoyado en la tecnología.
Se necesita la innovación para diseñar y ejecutar exitosamente una coordinación de tantos actores, como es el caso de Cincinnati. Esta es una tarea es muy difícil. Pero igualmente, se necesita el liderazgo de mucha gente. Cambiar un sistema complejo, como es el educativo, requiere de tener la capacidad de cuestionar valores, mostrar las incoherencias del sistema y generar cambios de comportamientos de mucha gente. Pero además, es un gran desafio adaptativo porque no es posible lograr resultados sostenibles, sin la vinculación de muchas disciplinas y un trabajo coordinado entre diferentes instituciones .
El tema que es muy interesante resaltar en este caso, es el foco del proceso que se desarrolló en el manejo de las relaciones entre los diferentes actores y la medición sistemática del logro de los objetivos comunes. Para qué esto sea posible, se necesita crear nuevas organizaciones, con las habilidades y recursos, capaces de coordinar este tipo de iniciativas.
La investigación de este caso muestra que para alinear a múltiples entidades y personas, se necesita una agenda común, un sistema de evaluación de resultados compartido, actividades que se refuercen mutuamente, comunicación permanente usando la tecnología, y una organización de apoyo con los recursos necesarios.
Construir relaciones requiere de inversión de tiempo y esfuerzo. Se necesita que haya la confianza de que los intereses individuales tendrán un tratamiento adecuado, que las decisiones que se tomen se "fundamenten en evidencia objetiva y que no se va a favorecer una organización sobre otra".
También, se necesita tiempo para construir un vocabulario de significados compartidos. Esta fue mi experiencia hace muchos años con el sector educativo. Igualmente, se necesita que haya reuniones mensuales entre las cabezas de las organizaciones participantes las cuales no son delegables. Es muy conveniente que estas reuniones tengan facilitadores y una agenda bien organizada.
Otro mensaje de este caso, es que se requiere tiempo y paciencia para construir puentes de confianza entre las entidades participantes. Esto es necesario para poder desarrollar una visión compartida de la naturaleza del problema a abordar . También, para poder desarrollar unos planes conjuntos de acciones complementarias en el tiempo.
La experiencia de Cincinnati demuestra otras lecciones muy importantes para quienes pretendan generar cambios sistémicos significativos e innovación social de impacto de a gran escala. Para coordinar estos esfuerzos se necesita una organización separada con procesos bien estructurados y con las competencias para gerenciar proyectos e información, motivar y conectar a los participantes. Tener la expectativa de lograr colaboración exitosa, sin contar con este apoyo y los recursos necesarios, es una utopía.
Pero también, esta organización tiene la responsabilidad de liderar el proceso, manteniendo el foco y el sentido de urgencia, presionando pero si asfixiar a los participantes, enmarcando los temas y orquestando los posibles conflictos. Todas estas actividades son de la esencia de un proceso de cambio adaptativo como lo muestra Heifetz en Harvard. Se necesita el apoyo sostenido de los que respaldan este tipo de iniciativas de cambio social .
Por esta razón,el rol de quienes apoyan este tipo de iniciativas, cambia de ser simplemente un proveedor de fondos y pasa a ser el de ayudar a liderar el proceso de cambio social de largo plazo, como lo mencionan los autores de artículo al que he venido haciendo referencia. Esto me recuerda la discusión que dimos cuando nos juntamos 23 universidades y 29 empresas cuando creamos colectivamente a CONNECT Bogotá Región, para cambiar la situación de nuestra región en los temas de Innovación , Ciencia y Tecnología.
La moraleja de la historia de Cincinnati, y de lo que estamos haciendo en Bogota, es que, se necesitan la Innovación y el Liderazgo , para generar iniciativas de alto impacto colectivo que puedan cambiar sistemas complejos y lograr resultados en el tiempo. Lo interesante de este mensaje, es que es similar al que he podido observar en general en las comunidades que hoy son referencia internacional en temas de innovación. La complejidad del mundo actual no permite la intervención exitosa de llaneros solitarios.
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