Habiendo tantos temas interesantes para futuro, lamentablemente tenemos que regresar al pasado en este país del Sagrado Corazón. Hay noticias recientes que me obligan a reaccionar con vehemencia utilizando mi blog, porque no he visto comentarios en los medios que prendan las alarmas sobre las mismas. Como muchas otras situaciones, nos hemos acostumbrado a tantas aberraciones en este pais, que estas se nos han convertido como parte del paisaje.
En esta oportunidad, el caso que quiero comentar, es la sentencia de siete años de prisión, que fue proferida por un juez en contra del Dr. Andrés Camargo, Director del IDU en la época del ex alcalde Enrique Peñalosa. Después de doce años del problema técnico que se presentó, con los rellenos fluidos utilizados para la construcción de las losas del pavimento de la Autopista Norte, la Justicia no solo llega tarde sino que se equivoca de cabo a rabo.
Una historia breve del problema. Con el fin de acelerar la construcción del Transmilenio en la Autopista Norte y la Avenida Caracas, los diseñadores que contrató el IDU para estas obras, incorporaron el relleno fluido, utilizado exitosamente en otros países, para colocar la base del nuevo pavimento sobre el viejo de muchos años. La propuesta tenía sentido, tanto en el plano económico como técnico, y por esta razón fue utilizada para el diseño que se licitó.
Por razones que no tengo claras, los diseñadores contratados no incorporaron los drenajes necesarios. También, en una decisión conjunta entre los interventores, constructores y el representante del IDU en la obra, se redujeron las especificaciones de resistencia del relleno fluido utilizado. La combinación de estas dos decisiones, de tipo técnico y económico, produjeron los problemas de quiebre de las losas del pavimento, que se comenzaron a evidenciar más adelante al iniciar la Administración de Mockus en el 2002.
Hay que recordar que, en el momento de la ejecución de las obras mencionadas, Peñalosa había emprendido el esfuerzo mas grande de inversión en infraestructura que había tenido Bogotá en muchos años. A pesar del inmenso volumen de proyectos, los dos casos de referencia, fueron los únicos que se convirtieron en un problema y en un escándalo muy mal manejado por las siguientes administraciones. Esta situación contrasta con lo que sucedió posteriormente durante las administraciones de Garzón y Moreno. Especialmente este último que batió todos los récord de escándalos y corrupción.
Que un juez convierta un problema técnico en un tema penal, cuando este se ha debido manejar utilizando la ingeniería y no la abogacía, es todo un despropósito por varias razones. La primera y más fundamental es que la señal que se envía es dramática. Personas profesionales, serias y honestas como el Dr. Camargo, lo pensarán diez veces antes de aceptar un cargo público. Quien, en su sano juicio, va a exponerse a años de prisión, siendo cabeza de una organizacion como el IDU, por cuenta de decisiones tomadas en un comité de obra en temas técnicos que se vuelven penales.
Si este tipo de sentencias hace carrera, el Ministro de Transporte y el Presidente de la ANI, deberían renunciar ya ante la avalancha de contratos que se vienen en los próximos meses. El mensaje es muy claro: estos cargos solo pueden ser ocupados por los pícaros que sí saben como comprar la justicia y evadir sus responsabilidades.
La otra señal funesta es que un funcionario público tiene una espada de Damocles por muchos años. El Dr. Camargo ya lo habían privado de su libertad varios meses y finalmente creyó que había superado la pesadilla que le costó millones en a abogados y un tremendo desgaste personal, familiar y profesional. Una de las tragedias de Colombia es que, mientras los pícaros como el Sr Dávila, orquestador de los actos de corrupción de los Moreno, anda por la calle, a personas como el responsable de la época de mejores ejecuciones de obras en Bogotá, termina acusado por algo en el que no participó y claramente no puede responder.
Y mientras todo esto pasa, otra noticia nos llega cortesía del Alcalde Petro. Siendo fiel a su talante de descalificar los logros de la ciudad, ahora decide que es la EAAB es la que debe encargarse de la recolección de basuras. La vieja historia del EDIS, y de la incompetencia demostrada de las entidades distritales en los últimos años, en la gestión de sus funciones, no son suficientes para parar una decisión que no ha sido explicada y sobre la cual brilla por su ausencia el Consejo de Bogotá. Mientras Petro no tenga freno, como lo comenté en un blog anterior, quienes vivimos en Bogotá lo vamos a tener que lamentar por mucho tiempo como le sucedió a Cali.
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