viernes, 9 de mayo de 2014

Impacto de los TLC firmados por Colombia

He venido insistiendo a lo largo de muchos blogs, que la Política de Innovación que se inició hace cuatro años, es la más grande apuesta que este gobierno ha hecho para la sostenibilidad del desarrollo de nuestro país. Y la razón es muy clara: se necesita crear una nueva mentalidad para hacer más competitivas las empresas y el funcionamiento de la sociedad.

Desde que el Presidente Gaviria le propuso al país una política de apertura de la economía al mundo en 1990, el aparato productivo colombiano se ha debatido entre el proteccionismo, al que venía acostumbrado desde los años sesenta, y la necesidad de insertarse competitivamente en las cadenas de valor global. Esta transformación debería generar un cambio en la dependencia de las exportaciones de productos naturales, para transitar a la venta de productos de mayor valor agregado fundamentados en el conocimiento.

Han pasado dos décadas desde que Gaviria abrió la discusión de insertar al país al mundo. Durante estos años se han firmado TLC con más de cincuenta países , incluyendo los de la Comunidad Europea. El proceso se ha venido acelerando en estos últimos cuatro años con la firma de los acuerdos con la CE, los USA, Canadá, Israel y Corea. Y sin embargo, al leer las noticias recientes, se afirma que Colombia sigue siendo una de las economías más cerradas de LA, después del Brasil y Argentina. ¿Cómo se puede entender esta contradicción?.



A pesar de que se ha escrito mucho sobre los TLC, sospecho que como en tantos otros temas críticos de nuestro país, hay una serie de juicios no bien fundamentados y bastante desinformados. Por esta razón, para tratar de entender la aparente contradicción a la que me refería en el parágrafo anterior, me puse a investigar sobre el tema. A continuación quiero compartir con el lector lo que encontré.

¿Cuáles son los objetivos que se persiguen por parte de un país que decide firmar múltiples tratados de libre comercio con otros países o regiones alrededor del mundo?.

Para iniciar, es importante anotar que hoy vivimos un entorno cada vez más interconectado, cortesía de la tecnología y de la capacidad de desplazamiento de millones de persona por todo el mundo. Un país puede tomar la decisión de voltearle la espalda a esta realidad, como es el caso de Venezuela en la actualidad, o decide participar activamente de las oportunidades que le permiten el acceso a mercados varias veces mayores que el suyo. En el marco de esta lógica, es que hay que entender cuales han sido los objetivos más relevantes detrás  de estos acuerdos firmados por nuestro país.

Hay que entender que los TLC son apuestas de política pública de largo plazo. Esta es la razón, por la cual en Chile se mantuvieran estos acuerdos, cuando llegaron al poder los partidos de la izquierda con la Concertación.

También, es importante tener en cuenta, que los TLC le dan institucionalidad y seriedad a las relaciones internacionales. Igualmente, sirven para generar un filtro que permite manejar las presiones internas de los grupos de interés. Pero tienen otro propósito:  sirven para dar estabilidad arancelaria y más rigor al manejo del comercio internacional, como pasó con la Comunidad Andina cuando esta operaba. Igualmente enfocan la atención del Estado en temas críticos como la infraestructura, como finalmente está sucediendo hoy en Colombia.

En mis averiguaciones sobre este tema, pude entender que hay  otros objetivos para los TLC:

Lograr la igualdad de condiciones para las exportaciones colombianas con reglas precisas en materia de ayudas, similares a las que otros países le dan directamente a sus productores, buscando minimizar las distorsiones.
Generar un entorno estable y más seguro para las inversiones internas y externas en el país.
Tener acuerdos claros para propiciar prestación de servicios a nivel nacional e internacional.
Abrir el mercado de compras del sector público a los exportadores nacionales.
Ampliar las ventas de los productos agrícolas.
Poder tener medidas para manejar las prácticas restrictivas y de competencia .

Ahora veamos que ha sucedido durante la aplicación del TLC  con los USA en el primer año efectivo del mismo

En el 2013, las exportaciones de los Estados Unidos hacia Colombia crecieron en US 2.136 millones, mientras que las de Colombia a ese país, cayeron en US 3.283 millones.  El impacto neto negativo en la balanza comercial fue de US 5.424 millones. Este fenómeno es similar al que se está experimentando en nuestro comercio con México.

Por lo anterior, si bien es muy temprano para evaluar los acuerdos firmados, la cifras muestran que vamos en contravía a lo observado en otros 10 países de la región que han firmado  TLC similares  con los norteamericanos. En todos estos casos las exportaciones han aumentado hacia ese país durante varios años.

Al observar la composición de las exportaciones colombianas al norte, es muy preocupante ver que,  el 70% de ellas, están representadas por petróleo. El decrecimiento que experimentaron las exportaciones en el 2013  fue de US 1.000 millones en diez productos diferentes, como fueron los metales preciosos y otros. Este hueco no fue compensado por el módico crecimiento de otros diez productos liderados por el café por US 139 millones.

En LA, durante el mismo periodo, sólo Perú, Chile y México, experimentaron tasas de crecimiento de sus exportaciones hacia el mercado norteamericano. Curiosamente, estos son precisamente los tres países con los cuales el nuestro firmó el Tratado de la Alianza del Pacífico. Este dato, que contrasta con nuestra situación, nos debería de preocupar si se convierte en una tendencia hacia adelante.

Ahora, hay otra forma de mirar nuestra actividad comercial hacia el mercado más grande del mundo y es usando el indicador percápita exportador. Este mide la habilidad promedio de los habitantes de un país en conquistar el mercado de los Estados Unidos. Y desde esta perspectiva la situación se ve realmente preocupante.

Mientras el percápita exportador de manufacturas de Costa Rica es US 2.476, el de Mexico es US 2.013, Chile US 585, mientras que Colombia es apenas de US 135. Es decir, 19 veces menos que los dos punteros de la lista.

Mirando estas cifras, nos muestran una realidad bastante dramática y un reto  enorme hacia adelante. En especial, cuando se observa que no estamos exportando productos con valor agregado, y dependemos del petróleo como nuestro principal producto exportador hacia los Estados Unidos.

Cuando consulté con expertos en comercio internacional, sobre las razones de esta gran diferencia con los países que más exportan en LA hacia Norteamérica, me dieron algunas causas que son muy importantes. No se hasta donde estas no fueron tenidas en cuenta cuando se firmó el TLC con el coloso del norte. Veamos.

Una buena razón por la cual Mexico y Costa Rica han tenido el éxito que reflejan las cifras, es que sus industriales pueden acceder a materias primas, e insumos importados sin impuestos, para poder transformarlos y exportarlos hacia los Estados Unidos. Esto se hace a través de mecanismos como las maquilas, los recintos fiscalizados estratégicos de México, las zonas francas y los programas de importación temporal.

Mientras estas estrategias han sido efectivas, en Colombia se tomó la decisión de trasladar el manejo del Plan Vallejo a la DIAN, lo que implicó que hubiera una caída drástica del número de usuarios de 3.800 a 800. A título de comparación, en Mexico hay 5.085 empresas maquinadoras. Y como me lo comentaba la fuente de información experta, lo más lamentable es que el tiempo de aprobación pasó de 15 días a 6 meses!!!. De esta manera, quedó anulado uno de los principales incentivos negociados en el TLC con los Estados Unidos, y que tan buenos resultados les ha brindado a nuestros competidores. ¿Porqué no se corrige esta situación ?

Hay otras causas estructurales que no nos hacen competitivos. El costo de los fletes internos es demasiado alto, lo que debe impulsar el translado de las industrias hacia los puertos. Sin embargo, las ciudades mediterráneas como Bogota, Medellin o Bucaramanga, no han entendido que el 20% de las importaciones norteamericanas, llegan a ese país por vía aérea. Esto significa que hay que prepararse para identificar las oportunidades y alinear al sector productivo de estas ciudades en esa dirección y por esa vía. Esto generaría posibilidades muy interesantes para atraer inversión extranjera hacia nuevas empresas aprovechando las posibilidades comparativas que ofrecen estas ciudades.

Como me decía otro experto consultado para este blog, los TLC son autopistas de doble vía donde cada uno corre como quiera, con reglas de juego que son una invitación a mejorar  todo el aparato productivo e institucional de un país.

Para aprovechar estas oportunidades, hay que entender y ser parte de la dinámica de la creación de cadenas de valor globales, donde hoy se toman decisiones de inversión, para ubicar centros de producción, como parte de los procesos de manufactura. La pregunta es si este fue un tema visible en nuestro país cuando se negociaron los diferentes tratados de TLC existentes, y si lo entienden nuestros empresarios.

Hay un antecedente muy preocupante que lo pone a uno a dudar de sí estamos entendiendo el reto de la globalización en Colombia. Como preámbulo a la firma del TLC, tuvimos durante veinte años, la ATDEA, que nos dio un  tratamiento preferencial por parte de los norteamericanos,  con cero aranceles paran el 90% de nuestros productos colombianos, excepto las confecciones. Hay un consenso que esta oportunidad la desperdiciamos para prepararnos.

También se desperdició la oportunidad que se dio con la demora de más de cinco años en la firma del TLC con los norteamericanos. Era un tiempo para prepararse para el sector industrial y de servicios que no se aprovechó. Hoy, quienes no se prepararon, están pidiendo medidas de salvaguarda y de protección como si el mundo no hubiera cambiado.

Durante el periodo del ATDEA,  según la información que me suministraron, sólo la Organización Corona, que ha sido líder en el campo de las cerámicas,  creó un nuevo sector con un desarrollo sostenible de exportaciones. Probablemente haya otros pocos casos, pero la realidad, es que la innovadora de nuestros sector empresarial es muy limitada, y hoy es cuando más se necesita. Este es un hecho muy preocupante del comportamiento del sector productivo colombiano, que muestra una incapacidad de ajustarse  a las nuevas realidades y aprovechar las oportunidades que hemos tenido.

El ejemplo colombiano, o el caso de varios países africanos, quienes recibieron un tratamiento preferencial de baja de aranceles por parte de la CE, demuestra que esto no es suficiente para acelerar el desarrollo. Se necesita tener las bases de una cultura exportadora basada en una actitud innovadora de los empresarios, y una mayor coherencia de parte del estado, para facilitar las medidas para hacerlo. Sin estos requisitos, el efecto positivo que se espera de la internacionalización de nuestra economía, no se verá por mucho tiempo. Aún mas, puede ser muy contraproducente.

Como lo mencionaba en mis blogs anteriores, temas como estos también son los grandes ausentes en " el debate fantasma" que lamentablemente se ha dado entre los diferentes aspirantes a llegar a la Presidencia de Colombia. Nos consumimos en el pasado y nos olvidamos de hacer una construcción  sostenible de nuestro futuro. ¿Hasta cuando?

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