sábado, 28 de octubre de 2017

El liderazgo del próximo presidente de Colombia II parte

En el blog anterior hice unas reflexiones sobre los retos que enfrentamos como país, los cambios que se necesitan, y la difícil situación del entorno que hoy tenemos. Esto implica un tremendo reto de liderazgo para quien aspire a llegar a la Presidencia de Colombia. El problema, como lo señalaba en ese artículo, es que no se avizora a la persona con la suficiente capacidad de ejercer el liderazgo requerido para avanzar, cuando el desprestigio de los dirigentes y los partidos políticos, está en su punto histórico  más alto registrado por las encuestas.

En este entorno complejo, bien vale la pena hacer unas reflexiones adicionales sobre el perfil de liderazgo que debe ejercer el próximo presidente a partir del 7 de agosto del 2018

La incertidumbre que generan la magnitud de los cambios que hoy afectan a países como el nuestro, ha puesto en serios aprietos la capacidad del sistema democrático para responder adecuadamente a los inmensos retos que se enfrentan. Además, la gente tiene la expectativa de que los dirigentes políticos, y las instituciones que ellos controlan, les resuelvan todos sus problemas sin asumir la parte de la responsabilidad que les corresponde. 

Todos piden soluciones rápidas, fáciles, y sin dolor....

Pero la verdad es muy dura de aceptar: la capacidad de respuesta de estos dirigentes políticos, y de las instituciones del Estado en general, está siendo desbordada por el tsunami e impredecibilidad de los cambios que hoy afectan a la sociedad. La realidad es que no hay soluciones fáciles ni indoloras. Y el corazón del problema, es la falta de capacidad de liderazgo que demuestran los dirigentes políticos actuales, porque no entienden la naturaleza de los problemas que enfrentan. Buscan administrar cuando lo que se requiere es liderar.

Las reflexiones anteriores son las que le dan relevancia a la pregunta :¿qué hace a un gran líder?. Porque cada día es más claro una cosa: para enfrentar los tremendos retos de un país como Colombia, se necesitará un dirigente político, o no político, con la suficiente capacidad de liderazgo, que aglutine a la comunidad que hoy se encuentra dividida.  Para que esto suceda, esa persona debería demostrar algunas de las características que se mencionan a continuación.

No es una coincidencia que, líderes como Nelson Mandela, Martín Luther King y Mahatma Ghandi, fueron reconocidos por su capacidad de empatía y compasión, que les permitió enfrentar luchas muy difíciles contra la injusticia y la iniquidad. Esa es una sensibilidad fundamental en el ejercicio del liderazgo porque engancha los corazones de la gente. Bastante falta nos hace en Colombia esta cualidad, auténtica y no fingida, en nuestro dirigentes políticos, muchos de los cuales manipulan las emociones de sus votantes para su beneficio personal.

Quien lidera con empatía por los demás, y de manera incluyente, realmente pude ganarse la confianza y tener la credibilidad para inspirar a gente normal a hacer cosas extraordinarias, a crecer y madurar como personas. Es alguien que puede ser auténtico en el servicio a los demás.

Es fundamental el tocar los corazones desde la dimensión anterior. Pero se necesita también la capacidad de visionar un futuro incluyente que inspire y aglutine a la mayoría de las fuerzas vivas de una nación. La ausencia de esa cualidad en Santos, y los dirigentes políticos que lo apoyaron, es la que explica la profunda fragmentación de nuestra sociedad alrededor de la paz. El tema de la visión lo he tratado en varios blogs anteriores.

Pero también se necesita cerebro para poder entender y asimilar la avalancha de información que permite tomar mejores decisiones ante los cambios y complejidades del entorno. Es muy importante para analizar bien las oportunidades y los peligros de la revolución tecnológica que enfrentamos. En un mundo donde hay un ramillete de grises, y pocas cosas son blanco o negro, es necesario tener un buen cerebro para discernir bien y evitar grandes equivocaciones. También ayuda, para hacer el mejor uso Inteligente de las opciones y posibilidades que tenemos.  

Ante la incertidumbre existente, y las expectativas de la gente de tener soluciones instantáneas y sin dolor, para resolver los problemas complejos de la sociedad, sin asumir también la responsabilidad correspondiente, liderar significa muchas veces ir en contra de lo esperado, porque es lo correcto de hacer. También significa señalar las contradicciones entre los valores que la gente dice profesar y su comportamiento real. 

En estas circunstancias, se necesita valor y mucho coraje para no ceder a la presión de ir con la corriente. Esto fue lo que hizo Angela Merkel al aceptar un millón de sirios cuando nadie más los quería en la CE. Era lo correcto de hacer y arriesgó su carrera política en el proceso. Los dirigentes que no son verdaderos líderes, son débiles, negocian fácilmente sus principios, o son atropellados por quienes son más fuertes que ellos. 

El coraje y el valor son muy importantes, pero para una persona que aspire a ser el presidente de un país, necesita tener músculo para conseguir los cambios positivos que quiere lograr. Un recurso es la autoridad que le da el cargo, pero esto no es suficiente. Necesita las relaciones de influencia que halla construido, y la voluntad de actuar con decisión. 

Igualmente, requiere tener un fino olfato político, y un manejo inteligente de las situaciones confusas,. Ayuda mucho tener un comportamiento transparente y coherentes para inspirar credibilidad y confianza. También, es crítico mostrar un buen juicio para entender lo que es posible lograr, haciendo un uso ético de la autoridad de su cargo. 

Consideraciones como las que he hecho en este blog, deberían de difundirse masivamente para ayudar a que la gente reflexione antes de depositar su voto sin pensar. Tenemos una oportunidad única de escribir un nuevo capítulo de la historia colombiana a partir del 7 de agosto del 2018. Esto será posible, si somos capaces de elegir a alguien con la condiciones de liderar la iniciación del proceso, en el corto periodo de cuatro años, inspirando una visión que permita la apropiación colectiva que la sostenga en el largo plazo. 

Algunos lectores me podrían tachar de iluso, pero estoy convencido que hay mucha gente en este país, que está hastiada del deplorable espectáculo de tercera al que hemos estado sometidos en Colombia por parte de los actores políticos. Estoy seguro que hay mucha gente dispuesta a votar por el futuro y no para volver al pasado. Quien sea capaz de demostrar que puede invitar a un liderazgo colectivo basado en una visión de futuro inspiradora, soportada en la esperanza y no en el miedo, podrá ser el próximo Presidente de Colombia. 


El como desarrollar la capacidad de liderazgo colectivo, debería ser el gran tema de conversación de este país hacia adelante, iniciando ya para enfrentar las elecciones del próximo año

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