sábado, 9 de febrero de 2019

Lecciones de un desastre


El peor de los escenarios está por suceder. Lo que se veía como algo impensable hoy se ve cada vez más como una realidad. La Gran Bretaña, (GB) podrá llegar sin  un acuerdo para su salida de la Unión  Europe (UE) en la fecha límite del 29 de marzo,  que había sido acordada cuando les notificó su decisión hace dos años, después de los resultados del referéndum por un margen muy estrecho de 52% contra 48%

El problema más graves, es que el Parlamento, rechazó contundentemente lo acordado por la Primera Ministra en el que definía las condiciones finales que está dispuesta la CE a aceptar. Por una mayoría sin antecedentes de 432 votos contra 202, los parlamentarios, incluyendo 118 del partido de May, le dijeron no a su propuesta. 

Dos semanas después  de ese voto en contra de lo acordado, el Parlamento le dio el respaldo a May  para salir de nuevo a negociar con la UE. El problema es que su posición  es tajante en contra de reabrir las negociaciones, porque tienen claro, que lo acordado es la única y mejor opción para facilitar el retiro de la GB. Hoy, la incertidumbre es muy grande sobre el resultado final de esta saga que sigue su curso. 

Para agravar la situación,  al interior de la GB, el proceso del Brexit ha generado una profunda división, no solo entre la sociedad y los partidos, sino también,  al interior del Partido Conservador de los Tories que está en el Gobierno. Hay una abismo profundo entre los que quieren el retiro de la UE y quienes se oponen a esta decisión. 

La historia de cómo un país, que hasta hace tres años, era considerado como un modelo de funcionamiento político, es el resultado de una cadena sucesiva de equivocaciones y errores garrafales de juicio de los políticos de ese país. 

El primero de ellos lo cometió el señor Cameron, cuando era Primer Ministro, y  convocó a un referéndum innecesario. Lo hizo para aplacar al ala más extrema de su partido conservador, pero bajo la apuesta equivocada de que los británicos no iban a rechazar continuar con la permanencia de la GB en la UE. Pero los resultados en su contra, con el 52% de la votación en junio del 2016, dispararon unas dinámicas que tienen a ese país contra las cuerdas y a su sistema político fracturado.

Interesante observar, que una decisión igualmente equivocada , fue tomada por Santos al convocar a los colombianos el 2 de octubre del mismo año, para validar el acuerdo de paz. E igualmente por un margen muy estrecho, ganó el NO y se fracturó al país. 

La segunda equivocación fue la decisión de la Sra May, de apresurar el proceso de separación, sin tener en cuenta la complejidad de la situación. Esta decisión la tomó sin hacer una consulta más amplia que incluyera a los opositores  para lograr un consenso.

Pero la terquedad ha sido la característica de la Primera Ministra. Aún después de que el Parlamento había definido que tendría la potestad de votar el acuerdo final, la sra May no los vinculó durante el proceso de negociación. De hecho, trató de demorar el voto parlamentario llevando la situación al estruendoso fracaso de hace cuatro semanas. 

Solo después de esta derrota, sin antecedentes, en el proceso político contemporáneo de la GB, la jefe del gobierno está buscando enmendar la plana, cuando la cuenta regresiva está en marcha y se ha agotado el tiempo. El daño ya estaba hecho, y es muy tarde para buscar desesperadamente una salida al nudo gordiano que ella misma gesto.

El siguiente problema creado por la situación actual, es la inmensa equivocación de los promotores del Brexit de promover la salida de la GB de la UE, bajo el lema de “retomar el control” del destino del país, como rechazo a la globalización en un mundo cada vez más interconectado. Pero el proceso de la GB ha demostrado que es más fácil decirlo, que hacerlo. 

La realidad que ha evidenciado el tortuoso proceso del Brexit, es la inmensa dificultad que enfrenta un país, inclusive de la importancia de la GB, de pretender manejar autónomamente las  reglas del juego, sin hacerle un daño irreparable a los flujos comerciales y financieros con otros países que utilizan otros estándares. La cruda realidad, es que las reglas terminan siendo definidas por las economías más poderosas, que en el caso que afecta a la GB, son la UE y los Estados Unidos.

La otra realidad que ha desnudado el Brexit, es que no se puede jugar a la ligera cuando se somete al voto del pueblo una decisión tan compleja como el retiro de la UE. GB se ha caracterizado por una historia exitosa de funcionamiento de la democracia representativa. Quienes son elegidos popularmente al Parlamento, toman las decisiones representando a su constituyentes. Y normalmente lo hacen teniendo un proceso deliberativo bien informado y dinámico.

Después de meses muy complejos de negociación y análisis, es evidente que los proponentes del Brexit utilizaron información falsa, y subestimaron en materia grave, las consecuencias de su propuesta. Mucha gente, que por razones muy primarias, votaron a favor de la salida de la UE, hoy están despertando a la realidad del impacto tan negativo que va a tener la GB con esta estúpida decisión. 

Hoy, el lider del partido opositor, está aceptando que la mejor alternativa es un segundo referéndum.  Es una demostración de la incapacidad de liderazgo de May , Corbyn y demás políticos envueltos en este desastre.

Ya es muy claro el daño del retiro  para la GB  y también, en menor escala, para la UE. Hay sectores de la economía que son fundamentales como el automotriz y el financiero, que van a ser muy afectados. Pero también, hay un alto riesgo de desestabilizar la situación con Irlanda de Norte y abrir la puerta para la separación de Escocía. Además, de una cuenta de 50 billones de libras esterlinas que el pais tendrá que pagar. 

Y si lo que se buscaba era recuperar el control, van a lograr todo lo contrario. La verdad, es que una consecuencia muy grave, es la pérdida de influencia en la definición de las políticas de la UE que es el socio comercial más importante de la GB.  Y si no hay una solución definida para el 28 de marzo, el desastre será total. Los ingleses que votaron con una ilusión de control, seguramente  alimentada por los recuerdos de cuando eran el  Imperio Británico, van a despertar a una triste realidad. Y los irresponsables que vendieron la idea, y Cameron que se equivocó, garrafalmente, no responderán. 


¿Cuáles son las  lecciones de este desastre para Colombia?.

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