sábado, 27 de junio de 2020

La Historia como faro del futuro.


Como dice el autor de un artículo que leí recientemente, el siglo XX comenzó realmente en 1914 con la I Guerra Mundial. La configuración geopolítica que emergió en los siguientes cuarenta años, cambió significativamente el mapa de Europa para no volver atrás. Imperios como el británico, el austro húngaro, el otomano y el ruso, desaparecieron, y unas formas de vida y de comportamientos sociales, dejaron de existir. 
La época Victoriana, que se caracterizó por una estructura muy rígida de clases, se vió impactada por los movimientos de lucha del proletariado. La dominación de unos pocos imperios que cubrían varios continentes, fue  remplazada por el surgimiento de un nuevo orden mundial y formas de gobierno. La Guerra Fría definió el mapa geopolítico desde la II Guerra hasta 1989, evidenciando la confrontación entre dos visiones del mundo, y la democracia remplazó a la autocracia real, como una forma distinta de gobierno.

Cuando nuevamente enfrentamos una crisis de proporciones globales por cuenta del COVID - 19, es útil hacer un  repaso de la Historia.  Esta nos muestra cómo, las decisiones y las escogencias que se toman después de una crisis, determinan lo que suceda hacia adelante y marcan a una sociedad por décadas. 

Después de terminar la I Guerra, los vencedores impusieron unas condiciones tan costosas a Alemania y sus aliados, que sembraron la semilla que precipitó la Gran Depresión en los años 30, y la II Guerra Mundial, dos décadas después. Aprendiendo la lección, las decisiones después de terminar esta última conflagración, fueron diferentes cuando se impulsó el Plan Marshall para ayudar a la reconstrucción de Alemania. Esta decisión sembró las bases del periodo más importante de prosperidad y desarrollo mundial en la historia de la humanidad. 

Las decisiones que afectan a una sociedad, después de una gran crisis, pueden coger caminos diferentes como lo demuestran los resultados después de la dos grandes confrontaciones bélicas del siglo pasado. Una opción es la de escoger el buscar defender el pasado evitando el futuro. Otra opción, es la de decidir aprovechar la oportunidad para promover los cambios que son fundamentales y no se habían querido abordar, para cerrar brechas y mejorar lo que no estaba funcionando bien. 

Pero detrás de estas escogencias, que significan el tomar decisiones difíciles, hay otra decisión fundamental qué hay que tomar: montarse en la ola de los cambios que ya están, o exponerse a ser aplastados por ella. 

La crisis del coronavirus ha desnudado unas brechas y debilidades que no se han querido enfrentar en el pasado. Después de la crisis financiera del 2008 y que se prolongó en Europa hasta el 2012, no se tomaron medidas de fondo para corregir muchos de los desequilibrios que se evidenciaron en esa época. 

Hoy estamos viendo las consecuencias de tomar medidas a medias, esperando que el mundo pudiera volver al pasado. En esta oportunidad, se tomó la decisión de fortalecer el sistema financiero con millonarios recursos, y sin que respondieran los causantes de la debacle. No se cuidó de fortalecer sectores críticos como el de la salud y la cuenta la estamos pagando ahora.

Las reflexiones anteriores nos deben de invitar a pensar sobre lo que podemos y debemos hacer para aprovechar la crisis actual para enmendar la plana pendiente que tenemos como sociedad. La Historia nos muestra que situaciones tan traumáticas como la actual, van a generar unos cambios significativos que son muy difíciles de prever en estos momentos de gran incertidumbre.

Lo que si es una apuesta razonable, es que se van a producir cambios en la sociedad, en los hábitos de la gente, se van a tomar decisiones que van a significar repensar muchos de los supuestos sobre los cuales se habían estructurado planes de corto y mediano plazo en muchas organizaciones. Y habrán sectores como el del transporte aéreo y el turismo, que sufrirán un impacto muy significativo. 

La lección de la Historia nos muestra que hay que prepararse para varios escenarios, porque es inútil la búsqueda de la certidumbre en un entorno como el actual, que además ya venía expuesto a cambios cada vez mayores y mas rápidos. Uno de ellos puede ser el llamado”nuevo normal” lo que esto signifique. Pero hay que prepararse para otros escenarios donde las certidumbres del pasado desaparecen completamente, como ya sucedió al inicio del siglo pasado.

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