sábado, 19 de junio de 2021

Se nos está haciendo tarde para despertar



Después de más de 45 días de marchas, bloqueos, destrucción y muerte, son muchas las preguntas difíciles que hoy  nos deberíamos estar haciendo millones de colombianos. Hemos visto el resultado de la acción, que hoy se sabe fue premeditada y coordinada con fines electorales,  por parte de un puñado de dirigentes sindicales, políticos de izquierda, vándalos, narcotraficantes y guerrilleros, para desestabilizar al país. Había una agenda fríamente calculada que muchos colombianos no querían ver, que se basaba en una premisa elemental : en rio revuelto, ganancia de pescadores


Después de cinco semanas en que generaron el caos, el miedo, la desorientación y la desesperanza, como no había pasado ni siquiera cuando las FARC se habían crecido a finales de los 90, los dirigentes del paro resolvieron buscar otra ruta ante el Congreso, al fracasar en forzar un diálogo, con unas demandas imposibles. ¿Tenían que destruir al país para ahora tramitar sus pretensiones utilizando los mecanismos institucionales que querían desacreditar?


En medio de un problema monumental de salud pública, y cuando se dieron cuenta que estaban perdiendo apoyo ante el rechazo abrumador a la violencia, la destrucción  y a los contagios disparados, resolvieron levantar el paro  porque sus consecuencias estaban desligitimizando las protestas válidas, relacionadas con los problemas sociales, acumulados por muchos años y sin resolver, que la pandemia evidenció. Pero también, les tocó reconocer que no pudieran doblegar a Duque a negociar, sin antes parar los bloqueos y la destrucción que habían propiciado, y sobre los cuales perdieron el control.


A la luz de lo anterior, como ya lo mencionaba, son muchas las preguntas por las cuales estos dirigentes criminales deben responder ante la opinión pública y que todos las debemos formular:



¿Valió la pena exponer a miles de personas a contagiarse y disparar las muertes por el covid - 19 al más alto nivel desde que comenzó la pandemia; la destrucción del transporte masivo; la pérdida de cosechas; el sacrificio de millones de pollos;  la muerte de manifestantes y de policías? ¿Se Justificó el cierre de miles de  pequeñas empresas que ya venían muy golpeadas y que no podrán volver a funcionar, mientras se pretendían diálogos con demandas imposibles de cumplir?


Y una pregunta de mucho fondo que no ha tenido en estos días un pronunciamiento por parte de las Altas Cortes : ¿El derecho a la protesta, a cualquier costo, tiene prevalencia sobre otros derechos tan importantes como el de la movilidad, la salud, o el trabajo? ¿Hay en Colombia unos derechos humanos de primera y otros de segunda categoría ? 


Y asociado a estas preguntas: ¿Cuál es la posición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en esta materia ?, institución que es tan ágil para condenar los abusos del Estado, que sin duda los ha habido, pero que es mucho más ligera para hacerlo en relación a esos otros derechos. 


Lo que me lleva a dos preguntas finales: ¿Quién protege los derechos de quienes no creemos en el uso de métodos violentos, pero que somos conscientes  que hay problemas muy serios en el país que hay mejorar? ¿Se impondrá la impunidad una vez más, tanto para quienes promovieron este caos, como para quienes cometieron actos violentos incluyendo a miembros del ESMAD?


El presidente del sindicato de maestros (FECODE), nos queda debiendo su respuesta a muchas estas preguntas, pero sus acciones demuestran sus verdaderas intenciones, cuando destapó finalmente las cartas al afirmar que todo era parte de una estrategia política con miras al 2022,  en contra de Uribe y de su partido. 



Para este individuo y quienes se aliaron con él para incendiar al país, es claro que el fin justificaba los medios. Y no les importó que su irresponsabilidad criminal, llevara al sector salud al borde del colapso y que hoy hayamos llegado a 590 muertes diarias, el pico más alto desde que comenzó la pandemia, para no hablar de la inmensa destrucción económica y del desempleo, que sus acciones produjeron.


Este destape de cartas, que mostró  las verdaderas intenciones políticas de  los sindicatos y dirigentes de izquierda, ha permitido también evidenciar  el apoyo que han recibido de Venezuela, de  los  dineros del narcotráfico y de las células urbanas del ELN y de los disIdentes de la FARC. 


El concurso activo de estos actores, que provocó en estas cinco semanas, tanta destrucción y muerte,  nos obliga a quienes rechazamos sus fines últimos, disfrazados de reclamos legítimos, a despertar y decodificar la verdadera agenda estratégica política, que han puesto en marcha para tomarse el poder y que hoy es evidente, salvo para muchos ingenuos que terminan siendo “idiotas útiles” que los hay y que piensan lo contrario, . 


Al ver el panorama general de todos los eventos que han sucedido, y no solo su impacto mediático individual, comienza a aparecer un cuadro muy claro y preocupante, que nos debe de obligar a reaccionar y actuar porque como dice el dicho popular:  “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. De no hacerlo, el escenario del Perú será el futuro que por ingenuos nos merecemos en  Colombia en un año, para en cuatro ser el clon de Venezuela pero a una mayor escala.


A la luz de las reflexiones anteriores, quiero compartir apartes de una reunión, donde se hizo una presentación de una posible decodificación de esta estrategia que está en marcha, y cuyo objetivo es muy claro: un ataque frontal contra el sistema democrático que tenemos en Colombia, y que a pesar de sus imperfecciones, que las tiene y muchas, es infinitamente mejor al que se ha asentado en Venezuela, Nicaragua y posiblemente el que gobernara en Perú en los próximos años. 



En 1990 nació el Foro de Sau Pablo promovido por Fidel Castro y Lula da Silva, después del derrumbe de la Unión Soviética. En Wikipedia lo definen así: 


“ Es un foro de partidos y grupos políticos de izquierda, centroizquierda y extrema izquierda latinoamericanos, desde reformistas hasta colectividades políticas  de izquierda revolucionaria ( traducción los movimientos guerrilleros)” con el fin de combatir las consecuencias de neoliberalismo en la región.


A lo largo de tres décadas, este grupo ha venido desarrollando una agenda, que de acuerdo con lo que me explicaron, tiene varios objetivos:


  • La desestabilización y desistitucionalización de las democracias en países como Colombianos, Chile y Ecuador, quitando legitimidad a los gobiernos para ejercer su rol.
  • Impulsar el liderazgo político revolucionario , creando estructuras paralelas en los órganos de control, infiltrando las FFMM, eliminar los partidos con visiones distintas, etc.
  • Controlar medios de comunicación, atacando a los periodistas e influenciadores en las redes sociales que no apoyan la causa.
  • Incitar a la respuesta violenta de la Policía, para volver sus actos en causas célebres de violencia represiva y violatoria de los DDHH,  a los ojos de la opinión pública nacional e internacional. 
  • Mantener una sensación de descontrol del Estado, bloqueando las propuestas sociales que les quiten o debiliten sus banderas. El empobrecimiento favorece el control social.
  • Desacreditar las religiones y hacer de la equidad de género un motivo de lucha.. 
  • Cambiar la escala de valores sociales: lo que favorezca sus intenciones sin importar los costos es bueno, todo lo demás es descalificado.
  • Cambiar la constitución cuando se acceda al poder eliminando límites para la reelección del Caudillo y debilitando los partidos de oposición.
  • Crear milicias urbanas para devolverle al pueblo el poder.
  • Culpar al Estado de todos los asesinatos de líderes sociales para mostrar y denunciar la violación sistemática  de los DDHH.
  • Asfixiar la economía de mercado y el señalamiento y expropiación  a los empresarios no afectos a sus intereses.
  • Usar todos los métodos de lucha, incluyendo el narcotráfico, para financiar sus intereses
  • Generar una narrativa de confrontación y desesperanza para tener un alto impacto cultural, desacreditando las FFMM, capturando la justicia, copando los medios, adoctrinando en las escuelas y trastocando valores.
  • Aprovechar las debilidades e imperfecciones del sistema democrático, para generar descontento social y llegar al poder, mimetizando las verdaderas intensiones detrás de propuestas atractivas, aunque sean irrealizables .


Si se observa con cuidado, la lista anterior es la partitura que ha impulsado Cuba en Venezuela, utilizada por Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua, y la que se vé reflejada en el Plan de Gobierno del nuevo presidente marxista del Perú. 



Pero a la lista anterior, se está sumando una nueva estrategia, anunciada en Venezuela por Maduro y Cabello hace dos años, apoyando al plan del ELN cuyos dirigentes están protegidos en ese país. La idea es muy simple: llevar la guerra de guerrillas a las ciudades. De manera menos directa, fue lo que Petro prometió cuando dijo que llevaría al pueblo a las calles, después que  fuera vencido en el 2018, en su aspiración presidencial.


Esta agenda siniestra adquirió mucha más fuerza, gracias a varios factores. La desconexión de los gobiernos y los partidos tradicionales de las angustias y necesidades de la población. Y recibió un impulso muy grande con el covid - 19 que ha postrado los sistema de salud y las economías de los países afectados, donde  Colombia, no es la excepción


Para no dejar de mencionar también los errores del Gobierno de Duque, como el de la reforma tributaria, que hoy ya es claro, que fue un pretexto utilizado por los organizadores del paro  para prender la hoguera. También sus errores en la comunicación, que sumados a la polarización causada por su partido, el Centro Democrático, han desplomado los niveles de confianza en el presidente, los políticos, el Congreso, la Justicia, la Policía, los empresarios. Si a esto se suma la crisis social producida por la pandemia,  el plato estaba servido para lo qué pasó.


Los resultados desastrosos de los gobiernos de izquierda muestra una realidad muy diferente a las falsas promesas con las que llegaron al poder para quedarse en él. Usaron los instrumentos de la democracia para abrirle la puerta a las dictaduras populistas más corruptas y sin ningún control. Ha sido tal el éxito en el caso de Venezuela, que más de 5 millones de sus ciudadanos han votado con los pies, huyendo del hambre y el horror de su país. Ahora Colombia está en la mira, y la pregunta es: ¿lo vamos a permitir?


Esta es la realidad que nos debe de despertar a millones de colombianos que nos hemos visto amedrentados por los desmanes de las últimas semanas y que han dominado la narrativa en los medios de comunicación y en las redes sociales, generando miedo, desesperanza y una gran desconfianza a todos los niveles. La agenda para desarmar la democracia lleva muchos años, y si no nos damos cuenta ya, va a ser muy tarde para reaccionar. 


Es necesario despertar el liderazgo colectivo para devolverle al país la esperanza y la confianza de que si podemos cerrar las brechas sociales que hoy dividen al país. E invitar a los jóvenes a que se sumen a este propósito, de manera activa y constructiva, porque lo que está en juego es su futuro, si lo quieren ayudar a construir y no destruir.  


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