sábado, 18 de diciembre de 2021

Devolverle la esperanza a Colombia


 Lo que cuenta en la vida no es el simple hecho de haber vivido, es la diferencia que hemos logrado en la vida de los demás, lo que le da el verdadero significado a nuestra vida”. Mandela


En este blog quiero compartir con mis lectores las palabras que les dirigí a un grupo de 82 personas provenientes de diferentes partes del país, quienes tuvieron la oportunidad de vivir por cuatro meses,  el proceso LIDERAZGO TRANSFORMADOR Y DIVERSIDAD, dirigido por la Fundación Orígen y patrocinado por la empresa Amarilo. Fueron 82 personas cuidadosamente seleccionadas por su trayectoria de liderazgo en diferentes regiones de Colombia


Estamos cerrando un año histórico con momentos muy complejos en la sociedad colombiana. Ya es un lugar común hablar, que la crisis de la pandemia, ha puesto en la agenda nacional,  los graves problemas de miles de colombianos que hoy se han empobrecido más, y que inclusive muchos de ellos están pasando hambre. Estos eran aspectos en los cuales el país había hecho avances importantes en los últimas dos décadas . 


Pero hay algo más grave aún: hay una inmensa crisis de confianza en las instituciones y de desesperanza y miedo, que como unas nubes negras, que anuncian tormentas aún mayores, está obscureciendo el ambiente, impidiendo a mucha gente,  ver la posibilidad de un futuro mejor. Esta situación es especialmente crítica en los jóvenes, quienes en estas últimos  meses, han sido los protagonistas mas visibles en las movilizaciones que paralizaron al país.


Hoy, Colombia necesita urgentemente contrarrestar estas dinámicas que se degeneraron en manifestaciones violentas, acompañadas de una creciente intolerancia y confrontación. Para mantener la analogía con la vacuna del covid-19, necesitamos vacunar el espíritu para evitar que el odio, la violencia y la ira, carcoman el alma de la nación. 


Ese es el abismo hacia el cual  nos quisieron  conducir algunos, durante los meses de convulsión social que hemos tenido, con el pretexto de defender el derecho a la protesta, pero sin importarles que, al hacerlo utilizando la violencia, atropellaron otros derechos igualmente consagrados en nuestra Constitución, como son la vida, la movilidad, la alimentación, el trabajo y el acceso oportuno a la salud.


Yo se que todavía, seguimos viviendo unos momentos con muchas dificultades que afectan a millones de nuestros conciudadanos. Pero se también, que dependiendo de cómo los manejamos, podemos tener en nuestros manos un problema aún mayor o una inmensa oportunidad. 


Para demostrarlo, quiero compartir  una pequeña historia que ilustra la invitación que quiero hacerles hoy, y que he utilizado en otras oportunidades en Origen. Pienso que les puede inspirar hacia adelante, para sacarle más provecho al afrontar los retos que les presente el camino de la vida.



Víctor Frankl , fue un psiquiatra y filósofo austriaco que en 1942, cuando los Nazis habían invadido su país, terminó en dos de los peores campos de concentración: Auschwitz y Dachau, donde exterminaron la vida de millones de judíos. 


Pues bien, para no dejarse destruir física y psicológicamente durante los tres años de cautiverio que padeció, se propuso tres cosas:  aprender, ayudar a otros y poder contar su experiencia. Estas fueron las bases que le dieron un propósito superior,  que mantuvo viva su esperanza  de poder sobrevivir, cuando tanta gente, incluyendo toda su familia, no lo logró. Más tarde escribió su famosísimo libro: “El hombre en busque de sentido” 


El caso de Frankl me parece muy oportuno recordarlo en estos momentos, porque trae a la memoria la inmensa capacidad que tenemos los seres humanos de superar las condiciones más complejas. También, deja varias lecciones muy importantes para enfrentar la época turbulenta en que vivimos y para sacarle un mayor provecho a lo aprendido con Origen:


    • Tener un propósito superior que nos permita no dejarnos invadir por la desesperanza, el miedo o la desesperación, para darle sentido a los que somos y hacemos. No intentarlo es resignarse a estar muertos en vida
    • Mantener una actitud siempre abierta al aprendizaje, porque como Frankl nos lo demostró, siempre, lo podremos hacer aún en las peores momentos de nuestra existencia.
    • Superar la tentación al aislamiento en momentos de crisis, para conectarse con la voluntad de servir a los demás. Esto da sentido y alegria, y es un gran antídoto para la depresión y la desesperanza .
    • Compartir con otros las experiencias difíciles vividas, para mostrar que siempre tenemos la posibilidad de superarlas y poder beneficiar a otras personas que estén en circunstancias similares.
    • Pararse como observador diferente de su propia vida, para abrir las puertas a muchas posibilidades, que si no lo hacemos, se nos cierran en nuestras narices. 
    • Resaltar el poder del buen ejemplo para contrarrestar,  en la balanza de la vida, el de los malos ejemplos que nos impiden crecer como seres humanos y que nos enturbian la razón.


Afortunadamente hoy estamos muy lejos en Colombia, de pasar por una situación tan dramática como la que experimentó Frankl en los campos de exterminio de la Alemania Nazi, donde millones de personas perdieron la vida. Pero en estas épocas difíciles que se han producido por la pandémica, y otras que vendrán, si podemos aprender de su ejemplo, para superarlas, y crecer en el proceso.


No se puede minimizar la crisis económica y social que generó la pandemia. Tampoco se pueden minimizar los riesgos que enfrentamos hacia adelante como sociedad. Tenemos en los próximos meses un entorno electoral muy complejo donde se va decidir el futuro de nuestro país. Es un proceso que va a enfrentar a la sociedad colombina,  con sus miedos, sus creencias y sus preocupaciones, pero también, con las oportunidades de crecimiento que se podrían  encontrar.


Lamentablemente, si algo ha evidenciado la pandémica y las dinámicas que hemos visto en estos últimos años, en el mundo y en nuestro país, es un profundo vacío de liderazgo político. Es una realidad que se quiere aprovechar por algunos dirigentes, que desde los extremos del espectro político, buscan capitalizar ofreciendo el oro y el moro, con soluciones mágicas a los problemas muy complejos que tenemos, en momentos donde hay una gran desesperanza y desorientación en la sociedad. 


El punto anterior señala la urgencia  de encontrar un norte común, un propósito superior que le dé sentido a nuestra existencia, que nos devuelva la esperanza y la energía para superar los múltiples obstáculos que vamos a seguir encontrando en el camino, especialmente, si vamos a ejercer el liderazgo que es la razón por la cual ustedes vivieron la experiencia de Origen. 


Pero el mensaje que espero que les haya quedado muy claro, es que las verdaderas soluciones a nuestros problemas como país, a nivel regional y local,  solo se podrán conseguir si las trabajamos colectivamente, y no cada uno por su cuenta. Vivimos un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, donde no hay posibilidad alguna, de que las soluciones las tenga un individuo o una organización.  


Como los desafíos en el ejercicio del liderazgo son tan grandes, independientemente del contexto donde  se  realicen, necesitamos pararnos en valores trascendentes como son: la solidaridad, la inclusión, la colaboración y el respeto a los demás. Y también, que tengamos la capacidad empática para poder tenderle la mano a otros que nos encontremos en el camino. 


Con el comentario anterior, debemos entender que las propuestas que promuevan la cultura del sálvese el quien pueda, la polarización, la descalificación del otro, la indiferencia y la desconexión con nuestro entorno que debemos de cuidar, no nos va a permitir superar la crisis actual. Tampoco podremos mejorar significativamente como sociedad. 


Y para lograr que el mensaje cale en lo más profundo del alma de nuestra sociedad, vamos a necesitar personas que se conviertan en modelos de rol positivos a todos los niveles, para que con sus acciones en beneficio de los demás, ayuden a liderar el proceso de cambio que requerimos hacer. 


Vamos a necesitar un nuevo concepto de liderazgo colectivo, sustentado por el ejemplo de muchas personas con capacidad de orientar a otros en función de un bien comun que permita construir ciudadanía y que soporte el sistema democrático, que hoy se encuentra atacado por varios frentes. 


Necesitamos personas que se constituyan en comunidades de liderazgo, conectadas entre sí, para lograr que el buen ejemplo le haga el contrapeso, a una narrativa de desesperación y miedo que hoy nos invade. 


Necesitamos construir una nueva historia, que nos devuelva a todos la confianza y la esperanza, de que unidos, podemos más que divididos, y que somos más los que queremos construir y no destruir. 


Para terminar esta palabras en el día de hoy, es la invitación a una aventura donde van a poner a prueba lo aprendido en Oriegen. Es un viaje para muchos de ustedes que va a significar un antes y un después. En épocas de tanto escepticismo, es una invitación a soñar. Por esta razón, quiero que cierren los ojos y se dejen transportar en el tiempo hacia el futuro en una década. 


Están ustedes leyendo un artículo en diciembre  del  2031 con el título: Motores de Esperanza, un movimiento social que está transformando a Colombia. En él se  recoge la experiencia de una red a nivel nacional , conformada por más de mil nodos en todo el país de comunidades de liderazgo, que ya cuenta con más de 100.000 personas, que están  liderando 50.000 iniciativas de alto impacto en sus regiones. Ha sido un proceso donde todos han aprendido de las experiencias de los demás. 


En ese artículo se describe como logró Origen, en alianza con otras muchas organizaciones, jugar un papel muy relevante en el proceso. Es la historia de una comunidad que decidió tender puentes en sus áreas de influencia, donde han actuado para neutralizar la polarización que había sido la marca de la década.  


En resumen, la invitación y el reto que les quisiera hacer hoy es a contestarnos la siguiente pregunta: ¿Será que ese sueño lo podemos todos volver una realidad? ¿Queremos que en diez años esta  sea la historia que nos quisiéramos creer y poder contar? 


Les puedo garantizar que si transformamos la narrativa actual de desesperanza, miedo, odio y polarización, aprovechando las lecciones que nos deja la experiencia de  Víctor Frankl en un campo de concentración, estaremos haciendo colectivamente un gran aporte a la transformación del país.  


Ese sería su aporte  para cambiar el pesimismo actual que nos invade, y la creencia de que alguien nos va a hacer el milagro, por una visión colectiva  mucho más esperanzadora y positiva, que capitalice lo que tenemos y podemos aportar entre todos. Para lograrlo, necesitamos despertar el liderazgo colectivo, que es el gran propósito que tiene Oriegen al movilizar la red de más de 2500 personas, que como ustedes, han tenido la vivencia que hoy están concluyendo. 


Solo si adoptamos colectivamente este cambio de mentalidad, les repito que es posible volver el sueño una realidad, que haga brillar  los ojos  de millones de colombianos, porque han recuperado la esperanza, el orgullo de un futuro mejor y los ha hecho creer de nuevo en su pais. Está en sus manos decidir aportar y sostener a este gran propósito que necesita Colombia


Con las palabras anteriores en sus mentes, nuestra tarea en Origen es aportar a construir  esta nueva realidad de un gran movimiento de liderazgo colectivo en el país. Al  cerrar el proceso de formación y potencialización para ejercer el liderazgo, su siguiente paso con nosotros es participar muy activamente para fortalecer  nuestra  comunidad,  ampliar la red e inspirar a otras personas a sumarse a esta aventura para transformar a nuestro pais.


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