En los últimos dos blogs he querido hacer un aporte en momentos donde se va a presentar al Congreso una modificación a la Ley 30 de Educación Superior (ES). En el primer blog hice comentarios sobre el borrador preliminar que tuve la oportunidad de leer. En el segundo blog me referí al informe de la UNESCO “Nuevas visiones para las instituciones de educación superior hacia 2030" y las reflexiones que me llevaron a afirmar: lo que Colombia necesita es una nueva Ley de Educación Superior mucho más alineada con los inmensos retos presentes y futuros.
En Dialogos de Futuro, vimos con mucha claridad y coincidimos con la UNESCO, la importancia de entender el análisis en el contexto de un ecosistema de ES, centrado en los estudiantes. Pero esto implica que el proceso formativo los responsabilice de encontrar el camino a recorrer, establecer su propios objetivos, desarrollar un criterio sólido, tener la confianza para descubrir y explorar alternativas de aprendizaje que les sirvan a lo largo de la vida, en sintonía con los cambios y retos que van a enfrentar.
En este análisis ecosistémico, se incorpora el concepto de la hélice sextuple: el medio ambiente, la academia, la industria y el gobierno, la sociedad civil y los medios de comunicación. Todos estos actores deben trabajar juntos en el marco del ecosistema.
Pero también en Dialogos, uno de nuestros expertos internacionales invitados en el 2021, el profesor Martín de la U de Norte Dame, nos retó a cambiar el orden de los factores para alterar el producto. Para que el SES pueda ser una palanca del desarrollo de la sociedad, primero debe formar ciudadanos, para después, prepararlos profesionalmente con niveles de excelencia que les permita ser agentes de cambio en ella. En otras palabras un ecosistema que forma ciudadanos y buenos profesionales, capaces de transformar su entorno.
Pero hay otras consecuencia que tiene el poner al estudiante en el centro del ecosistema de ES: “ la necesidad de centrarse en las preguntas y no en las respuestas”. La razón que plantea el informe de la UNESCO: “porque el conocimiento no se puede “dar” ; más bien, los estudiantes deben ser apoyados a medida que lo construyen.
Los estudiantes deben ser evaluados en función de la calidad de sus preguntas” . Esto requiere nuevos modelos de aprendizaje y de evaluación. Este cambio supone un reto muy grande cambio para los académicos poseedores del conocimiento.
Y conectó los comentarios anteriores con un aporte que hace informe de la UNESCO donde cuando añade otra dimensión a la formación : el liderazgo.
“Al vincular su viaje educativo y profesional con la sociedad civil, el empoderamiento y la responsabilidad personal de los estudiantes trascienden la esfera privada. En este sentido, han surgido nuevas metodologías de acción educativa y social, como el aprendizaje de servicios, un enfoque educativo que combina la responsabilidad de la comunidad y el aprendizaje para dar sentido al proceso de formación.
El empoderamiento en el aprendizaje es importante no solo para los estudiantes, sino también para los líderes; los estudiantes y los líderes son, de hecho, puntos diferentes en un continuo. Con este fin, se necesitan líderes que dominen y promuevan el aprendizaje rápido, relevante y autónomo por sí mismos, para enfrentar enfrentar los inmensos retos que tenemos. Si el trabajo es aprender y aprender es el trabajo, entonces el liderazgo debería tener que ver con permitir el aprendizaje”
Pero lo anterior lo complementan muy bien otras reflexiones que me tomado la libertad de editar y complementar del informe de la UNESCO, y a la luz de mi experiencia personal en Dialogos de Futuro de cara a una nueva Ley para la ES
“La empleabilidad no significa necesariamente estar empleado por una empresa o industria en un campo de trabajo definido: es más amplio como concepto, y también cubre actividades sociales, como el compromiso con las comunidades locales.
El enfoque en la nueva empleabilidad, que es cada vez más compleja, inestable e incierta, requiere una universidad más permeable a un diálogo constante con los otros habitantes del ecosistema y que abra las aulas. Se necesita nuevas perspectivas sistémicas y reposicionar el rol de la universidad dentro de un ecosistema complejo y muy dinámico.
Este concepto genera una tensión, pero está desaparece naturalmente si las universidades se incorporan al ecosistema, a la comunidad, donde todos trabajan hacia los mismos objetivos: progreso, desarrollo, crecimiento, sostenibilidad e igualdad. La universidad es parte de una red donde los intercambios entre la universidad y la comunidad y, dentro de esta última, el lugar de trabajo, son constantes y fluidos
”.
En el futuro, si hacemos todo lo posible, la atención se centrará en las comunidades y no en los individuos, en la colaboración y no en la competencia; un lugar donde se combinarán las sinergias y se aprovecharán los recursos.
Y termino compartiendo dos reflexiones adicionales que se derivan del informe de la UNESCO y que también tuvimos la oportunidad de conversarlas en el proceso de Dialogos de Futuro
La primera reflexión:
“El vínculo vital entre las instituciones de educación superior y el mundo profesional crea dos tipos de tensión: en primer lugar, con el carácter académico que ha definido a las universidades a lo largo de los siglos y, en segundo lugar, con la necesidad de convertir a los estudiantes en ciudadanos críticos y libres, así como en profesionales”.
Una segunda reflexión que se deriva de los trabajos de la UNESCO y Dialogos de Futuro:
“hoy en día, tener un título universitario no es una garantía de un trabajo, y mucho menos un trabajo estable de por vida. El aprendizaje no termina con un título, y es esta idea la que sustenta el concepto de aprendizaje de por vida” .
En este nuevo escenario,
“la limitada esperanza de vida de la educación ya no tiene sentido; el desafío actual para las universidades es promover el empoderamiento de las personas y su capacidad para adaptarse al cambio permanente".
En este contexto, el aprendizaje continuo, debe convertirse en un derecho. Pero yo añadiría “ no un derecho fundamental” como se plantea en la reforma a la Ley 30 actual por parte del Petro. Lo que sí es crítico, es “soltarle las amarras” a las instituciones acreditadas de ES, para que puedan moverse con la flexibilidad (o fluidez? ) y agilidad que este nuevo entorno requiere.
En la visión de futuro, que debería de jalonar la formulación de una nueva Ley para la ES, los conceptos anteriores, tendrían que ser las directrices fundamentales que encajan muy bien con los retos que propone la UNESCO, y que también detectamos en Dialogos de Futuro.
El foco de esta visión debe estar en tener un marco regulatorio, que le permita al SES aportar a la construcción de ciudadanía y de liderazgo transformador, conectados con la comunidad, y que le den más sentido de propósito al ejercicio profesional que aprende a lo largo de la vida, Una reforma a la Ley de ES ( o preferiblemente una nueva Ley para el s XXI sintonizada con las realidades actuales y tendencias futuras ) que promueva esta visión, le aportarían un gran valor a la sociedad y a quienes pasan por el SES en cualquier campo, permitiendo que su ecosistema , sea una verdadera palanca para el desarrollo de nuestro país.
En este blog, que será el último de la serie sobre este tema, voy a traer otros argumentos del informe de la UNESCO, como también del trabajo que realizamos en la iniciativa Dialogos de Futuro, a la que me referí en el primer blog y que hemos venido adelantando desde el 2020, con un grupo de 20 universidades y 14 empresas, sobre el futuro del Sistema de Educación Superior ( SES )
En Dialogos de Futuro, vimos con mucha claridad y coincidimos con la UNESCO, la importancia de entender el análisis en el contexto de un ecosistema de ES, centrado en los estudiantes. Pero esto implica que el proceso formativo los responsabilice de encontrar el camino a recorrer, establecer su propios objetivos, desarrollar un criterio sólido, tener la confianza para descubrir y explorar alternativas de aprendizaje que les sirvan a lo largo de la vida, en sintonía con los cambios y retos que van a enfrentar.
En este análisis ecosistémico, se incorpora el concepto de la hélice sextuple: el medio ambiente, la academia, la industria y el gobierno, la sociedad civil y los medios de comunicación. Todos estos actores deben trabajar juntos en el marco del ecosistema.
Pero también en Dialogos, uno de nuestros expertos internacionales invitados en el 2021, el profesor Martín de la U de Norte Dame, nos retó a cambiar el orden de los factores para alterar el producto. Para que el SES pueda ser una palanca del desarrollo de la sociedad, primero debe formar ciudadanos, para después, prepararlos profesionalmente con niveles de excelencia que les permita ser agentes de cambio en ella. En otras palabras un ecosistema que forma ciudadanos y buenos profesionales, capaces de transformar su entorno.
Pero hay otras consecuencia que tiene el poner al estudiante en el centro del ecosistema de ES: “ la necesidad de centrarse en las preguntas y no en las respuestas”. La razón que plantea el informe de la UNESCO: “porque el conocimiento no se puede “dar” ; más bien, los estudiantes deben ser apoyados a medida que lo construyen.
Los estudiantes deben ser evaluados en función de la calidad de sus preguntas” . Esto requiere nuevos modelos de aprendizaje y de evaluación. Este cambio supone un reto muy grande cambio para los académicos poseedores del conocimiento.
Y conectó los comentarios anteriores con un aporte que hace informe de la UNESCO donde cuando añade otra dimensión a la formación : el liderazgo.
“Al vincular su viaje educativo y profesional con la sociedad civil, el empoderamiento y la responsabilidad personal de los estudiantes trascienden la esfera privada. En este sentido, han surgido nuevas metodologías de acción educativa y social, como el aprendizaje de servicios, un enfoque educativo que combina la responsabilidad de la comunidad y el aprendizaje para dar sentido al proceso de formación.
El empoderamiento en el aprendizaje es importante no solo para los estudiantes, sino también para los líderes; los estudiantes y los líderes son, de hecho, puntos diferentes en un continuo. Con este fin, se necesitan líderes que dominen y promuevan el aprendizaje rápido, relevante y autónomo por sí mismos, para enfrentar enfrentar los inmensos retos que tenemos. Si el trabajo es aprender y aprender es el trabajo, entonces el liderazgo debería tener que ver con permitir el aprendizaje”
Pero lo anterior lo complementan muy bien otras reflexiones que me tomado la libertad de editar y complementar del informe de la UNESCO, y a la luz de mi experiencia personal en Dialogos de Futuro de cara a una nueva Ley para la ES
“La empleabilidad no significa necesariamente estar empleado por una empresa o industria en un campo de trabajo definido: es más amplio como concepto, y también cubre actividades sociales, como el compromiso con las comunidades locales.
El enfoque en la nueva empleabilidad, que es cada vez más compleja, inestable e incierta, requiere una universidad más permeable a un diálogo constante con los otros habitantes del ecosistema y que abra las aulas. Se necesita nuevas perspectivas sistémicas y reposicionar el rol de la universidad dentro de un ecosistema complejo y muy dinámico.
Este concepto genera una tensión, pero está desaparece naturalmente si las universidades se incorporan al ecosistema, a la comunidad, donde todos trabajan hacia los mismos objetivos: progreso, desarrollo, crecimiento, sostenibilidad e igualdad. La universidad es parte de una red donde los intercambios entre la universidad y la comunidad y, dentro de esta última, el lugar de trabajo, son constantes y fluidos
”.
En el futuro, si hacemos todo lo posible, la atención se centrará en las comunidades y no en los individuos, en la colaboración y no en la competencia; un lugar donde se combinarán las sinergias y se aprovecharán los recursos.
Y termino compartiendo dos reflexiones adicionales que se derivan del informe de la UNESCO y que también tuvimos la oportunidad de conversarlas en el proceso de Dialogos de Futuro
La primera reflexión:
“El vínculo vital entre las instituciones de educación superior y el mundo profesional crea dos tipos de tensión: en primer lugar, con el carácter académico que ha definido a las universidades a lo largo de los siglos y, en segundo lugar, con la necesidad de convertir a los estudiantes en ciudadanos críticos y libres, así como en profesionales”.
Una segunda reflexión que se deriva de los trabajos de la UNESCO y Dialogos de Futuro:
“hoy en día, tener un título universitario no es una garantía de un trabajo, y mucho menos un trabajo estable de por vida. El aprendizaje no termina con un título, y es esta idea la que sustenta el concepto de aprendizaje de por vida” .
En este nuevo escenario,
“la limitada esperanza de vida de la educación ya no tiene sentido; el desafío actual para las universidades es promover el empoderamiento de las personas y su capacidad para adaptarse al cambio permanente".
En este contexto, el aprendizaje continuo, debe convertirse en un derecho. Pero yo añadiría “ no un derecho fundamental” como se plantea en la reforma a la Ley 30 actual por parte del Petro. Lo que sí es crítico, es “soltarle las amarras” a las instituciones acreditadas de ES, para que puedan moverse con la flexibilidad (o fluidez? ) y agilidad que este nuevo entorno requiere.
En la visión de futuro, que debería de jalonar la formulación de una nueva Ley para la ES, los conceptos anteriores, tendrían que ser las directrices fundamentales que encajan muy bien con los retos que propone la UNESCO, y que también detectamos en Dialogos de Futuro.
El foco de esta visión debe estar en tener un marco regulatorio, que le permita al SES aportar a la construcción de ciudadanía y de liderazgo transformador, conectados con la comunidad, y que le den más sentido de propósito al ejercicio profesional que aprende a lo largo de la vida, Una reforma a la Ley de ES ( o preferiblemente una nueva Ley para el s XXI sintonizada con las realidades actuales y tendencias futuras ) que promueva esta visión, le aportarían un gran valor a la sociedad y a quienes pasan por el SES en cualquier campo, permitiendo que su ecosistema , sea una verdadera palanca para el desarrollo de nuestro país.