sábado, 27 de julio de 2024

El arte de saberse retirar a tiempo y las nuevas realidades demográficas

El título de este blog lo traigo a la luz del retiro de Joe Biden como candidato a la Presidencia  de los Estados Unidos. Es una decisión que debió ser muy dolorosa para él y sus más cercanos colaboradores , que durante meses, no habían aceptado la cruda realidad: los 81 años de Biden le estaban comenzando a pasar una factura muy compleja dado su rol  . Sus dificultades se hicieron evidentes durante el debate con Trump hace dos semanas. Hoy ya decidió hacerse a un lado y dejar a su Vicepresidenta Kamala Harris. 


Mi padre fue el que me compartió su visión  que el arte de la vida era saber retirarse a tiempo”. Y podría decirse que en el caso de Biden , presionado por su partido, comentaristas y amigos, fue lo que precipitó su decisión. Yo creo que fue muy valiente y todavía a tiempo. En su caso, los riesgos y costos de no haberlo hecho, eran inadmisibles para su país y para quienes siguen todavía viendo en los Estados Unidos un referente. Sin embargo, no creo que las conclusiones que se pueden derivar de esta decisión, se deban generalizar en razón a varias tendencias que están en marcha.


Vuelvo  a mi padre.  Él decidió retirarse a los 65 años, cuando toda su vida había sido una persona exitosa y muy activa. Para quienes estábamos cercanos a él, fue evidente el impacto de su decisión en el deterioro acelerados que tuvo, reforzado por unos problemas de salud que lo afectaron simultáneamente . Para mi, fue el principio del fin de una persona a quien quise y admiré mucho, y quien falleciera hace treinta años. Fue una lección negativa, que se sumó a las muchas positivas que me dejara, y  que hoy me acompañan en mi vida.


Es evidente que el tiempo para estar activo se ha venido extendiendo aceleradamente. Y el estado de deterioro del cuerpeo es el límite de esa posibilidad . Lo sucedido en los Estados Unidos, donde dos octogenarios estaban compitiendo por la posición más poderosa del mundo, y la pequeña historia de mi padre, sirven para hacerse varias preguntas a la luz de unas tendencias que hoy muestran una realidad que no se puede esconder.


¿Qué está detrás de esta nueva realidad? ¿Qué significa retirarse a tiempo? ¿Qué implicaciones tiene esa decisión? ¿Porqué es importante tocar hoy ese tema?. En los siguientes comentarios busco abordar estas preguntas y dejo para un siguiente blog el profundizar el tema. 


Los avances de la medicina han permitido ir extendiendo la vida de la gente . Cada vez es más común ver en las familias, personas que han pasado la edad de los 90 años y siguen sintiéndose vigentes, útiles y con el interés de conservar una buena salud. Hay un excelente documental en Netflix : Las zonas azules, que vale la pena ver esta tendencia en diferentes partes del mundo


Cómo resultado, en Europa y en otros países, donde Colombia no es la excepción, se está viendo un cambio acelerado de la pirámide demográfica. Cada vez menos gente joven y un aumento de la población mayor. Sus efectos ya se están sintiendo en múltiples dimensiones de la sociedad. 


La decisión de las parejas de no tener menos hijos, o no tenerlos por razones diversas, sumado a los avances en medicina, están detrás de esas realidades, cuyo resultado es un cambio significativo en la pirámide poblacional.  Es una tendencia  que está teniendo un gran impacto


El Diario El País en su edición del 7/07/24  reportaba: 


“El número de nacimientos en Colombia seguía en picada entre enero y abril de este año con una disminución del 14,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Las cifras, que muestran un cambio cultural frente a la maternidad como proyecto de vida, también se reflejan en tasas más bajas de fecundidad, es decir, el número de hijos que, en promedio, tienen las mujeres a lo largo de su vida reproductiva. Ese indicador ha bajado gradualmente, de 1,8 hijos en promedio en el 2014 a 1,2 en el 2023. 


Para poner estas cifras en contexto: Japón, el ‘ejemplo’ de país con baja fecundidad en todos los libros de texto, tuvo una tasa de fecundidad de 1,2 en 2023, y en Tokio, el departamento japonés con menor fecundidad, esta fue de 0,99. Es decir, Colombia y Japón ya han ‘empatado’ en la liga de baja fecundidad y Bogotá ha ‘derrotado’ a Tokio”, señalaban los académicos”.


El impacto de estos cambios tan rápidos y profundos, se deberían de tener muy en cuenta en la formulación de políticas públicas, pero no parece que sea así en la Colombia de Petro que hoy padecemos. Recientemente, se aprobó una reforma pensional en nuestro país. Fue muy impactante que esta nueva realidad no tuviera peso en las discusiones y se pospusiera el aumento de la edad de jubilación, como ya se ha hecho en muchos países que reconocen su nueva realidad demográfica . Tampoco se tuvo en cuenta en el tema de la salud. 


Pero hay otros ejemplos que muestran los cambios demográficos: hace unos años los colegios y las universidades se daban el lujo de tener cola de gente para ingresar a ellos. Hoy, conversando con mi hija menor, que tiene un colegio alternativo, me mencionaba que estaban muy impresionados porque esa dinámica cambió radicalmente. Hoy quienes hacen cola para pescar alumnos son las instituciones educativas. 


Pero volviendo a las preguntas que formulé al principio. Creo que la edad de retiro o jubilación que hay por ley, no corresponde a la realidad descrita. Somos cada vez más las personas que, pasada nuestra edad de “supuestamente colgar los guayos”, seguimos activos y con capacidad de continuar poniendo nuestra experiencia, contactos y recursos, al servicio de la sociedad. Y lo más importante, lo necesitamos hacer para seguir sintiéndonos vivos y conservando nuestra salud física y mental.


La decisión de retirarse y de cómo hacerlo, ya no es tan automática y definitiva. Y es cada vez más claro que requiere de una preparación física y emocional, para poderle seguir generando valor a la sociedad y tener una mejor calidad de vida. Pasados los sesenta, la actitud que se tome para aceptar la realidad del calendario, invita a reforzar el esfuerzo por tener una buena salud corporal y mental. Hay gente que ya se siente vieja a los cincuenta, pero habemos cada vez más que nos sentimos más jóvenes a los setenta. 


En mi caso, creo que estoy viviendo mis mejores años, donde siento que hay gente que valora mi energía y voluntad de seguirle aportando a la sociedad. Ese reconocimiento me ha permitido que hoy tenga un propósito claro en mi vida personal, que involucra a la vez a mi familia y a mi nueva vida “profesional”. 


Si me pregunta ¿cuál es la clave?: no perder la curiosidad de seguir aprendiendo, el entusiasmo por explorar cosas nuevas, Y como los niños, de dejarse sorprender viviendo y disfrutando cada minuto en el “aquí y en el ahora” , con una visión de futuro posiblemente más corta y a la vez realista de la realidad. 


En un próximo blog seguiré tratando este tema que siento es muy importante y que hay que verlo con nuevos prismas.




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