sábado, 1 de junio de 2013

La falta de un plan B en el Estado


En 1997 tuve la oportunidad de asistir a una capacitación para la elaboración de escenarios con motivo de la venida de Adam Kahane, quien en ese entonces, facilitó el proceso de Destino Colombia. En esa ocasión, aprendí varias lecciones que he tenido la oportunidad de recordar, con motivo de varias noticias recientes.

La primera lección, es que hay que aprender a pensar en lo impensable. Hay que poder formular posibles escenarios de futuro, para analizar su potencial impacto en las decisiones y estar preparado para evitar sorpresas desagradables, y más bien, sacarle provecho a las oportunidades.

Otra lección valiosa es poder tener un Plan B, o C, o D, en caso de que las cosas no salgan, como uno las estaba esperando. También, una lección muy importante, es que al enfrentar situaciones complejas, se necesita generar espacios para pensar sobre los posibles escenarios y no con el deseo.  Y finalmente, la más importante lección: poder preparar a la organización, o a la comunidad, para afrontar constructivamente el caso más desfavorable.

Con esta introducción, quisiera formular una pregunta: ¿qué tiene en común el fallo en contra de Colombia en La Haya con el problema del manejo de las basuras en Bogotá?. Veamos.

Al leer las noticias relacionadas con el primer tema, hoy los colombianos nos encontramos con la triste realidad, de que nuestro país perdió aproximadamente 90,000 km2 de su territorio marítimo. En el informe de Semana de esta semana, hay una excelente información sobre los antecedentes, las decisiones tomadas desde que en el 2001, Nicaragua resolvió demandar el tratado vigente desde 1928.

Ahora nos enteramos que habían voces contrarias para que nuestro país aceptara el espacio de la Corte Internacional de Justicia, para dirimir el problema. Sin embargo, Uribe tomó la decisión de seguir adelante antes de que se fallará a favor de Colombia en el 2007, cuando esta institución validó nuestra soberanía sobre San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Sin embargo, se dejó abierta la puerta para la revisión de los límites marítimos con Nicaragua porque, en su concepto, el paralelo 82 no había sido definido como límite.

De esta forma, Colombia le permitió a la Corte, que metiera las manos a redefinir los límites que habían quedado establecidos en el tratado Esguerra Barcenas del 28 .
Por la información que hoy es pública, habían dos resultados posibles, no tan favorables para Colombia, que habían sido considerados por nuestros negociadores y el Gobierno Nacional. Sin embargo, lo que es claro hoy, es que no se había contemplado, que el final del proceso, tuviéramos la desmembración de una extensión superior a nuestra pérdida de Panamá.

Para quienes intervinieron en la negociación, así como para Pastrana, Uribe y Santos, quien heredó el proceso en su etapa final, no se les había ocurrido un posible escenario, donde los resultados pudieran ser totalmente desfavorables para Colombia. Y como no lo habían contemplado, Santos , la Canciller Holguín y el equipo de negociadores, aparecieron perdidos, cuando se presentaron ante los medios para reaccionar a la luz de la noticia del fallo de La Haya.

El resultado : la improvisación. Declaraciones contradictorias de "no aceptar el fallo",  "demandar ante la ONU" ,  "estudiar a profundidad el fallo", etc. me sustentan en mi afirmación. Lo que a mi sí me queda claro es que, al no haber contemplado el peor escenario, no tenían un Plan B para enfrentar con cabeza fría la debacle, como tampoco se preparó al país respecto a esta eventualidad.

Ahora, veamos el desastre del manejo que le ha dado Petro al tema de las basuras, donde se repite la historia en otro contexto y con un caso diferente.

Desde la Alcaldía de Moreno el tema de la renovación de los contratos de manejo de las basuras, se había vuelto una papa caliente. El tema se agravó con la sentencia de la Corte Constitucional, que obligaba al Distrito una solución integral a los Recicladores. Cuando Petro llegó a la Alcaldía, debía haber sabido de este problema en el momento del empalme con sus colegas del Polo, partido del cual fue su candidato presidencial.

Posiblemente en su caso, por estar consumiendo sus energías en tantas peleas por todos lados, no tuvo el tiempo para pensar sobre un escenario en el cual, se llegara al final del primer año, sin una solución definida, que le garantizara a la Ciudad, no exponerse a una emergencia sanitaria.

El resultado de nuevo en este caso: la improvisación. Petro ha usado el pretexto de la sentencia de la Corte Constitucional, para tomar varias decisiones bien complejas para la institucionalidad de Bogotá.

La primera de ellas, es la de desconocer el derecho a la libre competencia que hoy rige la prestación de los Servicios Públicos, respaldada por la CRA y la Superintendencia de Servicios Públicos, cuando afirma que las empresas, que hoy prestan el servicio, no lo pueden hacer. Y siendo fiel a su talante pendenciero, aprovecha para seguir con sus expresiones insultantes contra la empresa privada.

La segunda decisión es la de entregarle a la EAAB el servicio de recolección de  las 7000 ton/ día de basuras de la ciudad. Y esto lo hace faltando dos meses para que los contratos vigentes se venzan. En el camino de esta extraordinaria improvisación, se desconoce la complejidad que significa remplazar a los cuatro operadores actuales y tener que sacar de la manga a más de 400 camiones, más los demás elementos de soporte que requiere una operación de esta envergadura. Para no hablar de la gente preparada que se necesita para gerenciar esta operación cuando, en la Administración actual, brillan las personas con estas capacidades.

La tercera decisión atrabiliaria, es la de pretender contar con los vehículos de los operadores actuales, bajo el pretexto de que estos fueron comprados con dineros públicos, cuando en los contratos vigentes esto nunca se negoció.  Para Petro y Bravo, los aspectos legales no son barrera para sus decisiones arbitrarias, a lo Chaves en Venezuela.

Aquí me caben varias preguntas relevantes:

¿Qué tranquilidad le puede dar a la ciudad semejante decisión, cuando cae en manos de una empresa, como la EAAB, que tiene problemas internos muy serios, los cuales se han mantenido tapados en los últimos años de las administraciones del Polo?
¿Cuáles van a ser los costos para la ciudad de esta decisión, teniendo en cuenta las gabelas sindicales que hoy tienen los empleados de la EAAB?.
¿Qué evidencias  y garantías puede mostrar el Sr. Bravo, Gerente de la EAAB, de que la empresa que el maneja, puede acometer de manera impecable el servicio que hemos tenido los bogotanos desde la desaparición de la nefasta EDIS?.
¿Porqué le ha costado tanto trabajo a Petro y su gerente, explicar como van a abordar el tema de remplazar a los operadores actuales si no tienen los instrumentos para hacerlo?
¿Porqué no se preparó a la ciudadanía sobre este problema habiendo tenido un año para hacerlo?
¿Porqué no se preparó durante este año, una licitación involucrando el tema de los recicladores, y estos se volvieron la justificación para la improvisación y la arbitrariedad?

Como se ve, en estos dos casos donde el Gobierno Nacional y Distrital están comprometidos, el común denominador es el mismo: la improvisación por la ausencia de un Plan B y por no contemplar escenarios distintos a los que surgen de los deseos o de supuestos no validados.

Por esta razón me mantengo en mi afirmación: la gran tragedia de nuestra sociedad es que la capacidad de gestión y previsión del Estado, a nivel nacional y regional, no está a la altura de las expectativas de desarrollo que hoy tenemos propios y extraños sobre el desarrollo de nuestro país. Esta situación se está convirtiendo cada vez más en un gran freno para el mismo.

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