viernes, 29 de julio de 2016

El rol del líder y el arte de la paz

En un blog anterior, " Los instintos y el arte de la paz", compartí con mis lectores las ideas y reflexiones propuestas por George Halvonson, autor del libro: " Arte de Construir la Paz Grupal", donde introduzco este tema, como un factor crítico para el proceso en que está inmerso el actual gobierno del Presidente Santos con las FARC.

Dado que hay muchas más dimensiones, alrededor del papel que juegan los instintos en la construcción de la paz, me parece pertinente plantear el rol que juega el líder en un proceso de esta naturaleza y los desafíos que se enfrentan.

El tema es absolutamente relevante, porque la firma de un acuerdo en la Habana, para mí no es sino un excelente pretexto para que la sociedad colombiana enfrente los cambios pendientes que se deben de dar, si queremos pasar este capítulo desastroso de nuestra historia. Y para ello, se necesitan líderes capaces de orientar a sus comunidades, hacia una visión compartida de futuro. Hay muchos obstáculos en el camino, y Halvonson nos recuerda que, los instintos de quienes asuman el rol de liderazgo, pueden ser los más difíciles de manejar.

En procesos complejos de cambio del imaginario de una sociedad, como es nuestro caso en Colombia hacia una nueva narrativa, el papel del liderazgo es fundamental. Especialmente, cuando se busca cicatrizar las heridas producidas por décadas de violencia y muerte. Por esta razón es crítico entender el papel de los instintos, que introduce Halvonson en su libro, pues estos condicionan los comportamientos de quienes dicen ejercer su papel de líderes en la sociedad.

En la naturaleza, hay un buen número de especies que tienden a formar comunidades. Y tan pronto esto sucede, aparecen las jerarquías. En la película Gorilas en la Niebla de Dian Fossey en 1988, se documenta el comportamiento de los machos alfa, o "silver back", y la manera en que estos organizan a su manada y ejercen su autoridad. El ser humano también es un buen ejemplo de esta dinámica instintiva cuando se agrupa y establece una estructura para su organización.

Cuando una persona llega al estatus alfa, se disparan una serie de instintos relevantes, así como unos comportamientos específicos, alineados con el rol que representa esta figura de autoridad dentro de su comunidad.

El primero de los instintos del alfa se enfoca en la protección del  territorio del grupo. Este puede ser físico o intelectual. La persona en esta posición, ha llegado a ella porque seguramente tienen un historial de proteger el territorio del grupo, bajo diferentes circunstancias. Pero también, son elegidos porque han sido exitosos en el rol  de "el mejor guerrero", en un contexto conflictivo que amenazaba al grupo, o porque se le considera el mejor defensor de los valores e ideología de su comunidad. La comunidad les ha dado "poder".

El problema es que el poder tiene un juego de reacciones distintivas y puede ser muy adictivo. Las personas que son alfa, buscan tener ese rol, porque reciben una recompensa que es muy fuerte a nivel interno, así como por el reconocimiento externo y el estatus que tienen. Sus comportamientos instintivos reflejan esta realidad.

No sorprende entonces, que la gente acuerde dar autoridad a ciertas personas, a quienes reconocen como sus jefes, para que tomen decisiones dentro de un marco de expectativas compartidas, que los afectan a todos. Cuando se elige a un presidente, a partir de una plataforma que este ha propuesto, existe la expectativa de que esta se convierta en su plan de gobierno, que debe orientar las decisiones que se requieran para llevarlo a cabo. Idealmente, se esperaría que representará a toda la comunidad, no sólo a quienes lo eligieron.

Pero cuando esta autoridad es débil, o no es compartida por los miembros de otros grupos, los acuerdos que se hagan son muy vulnerables a los ataques de quienes no se sienten incluidos. Por esta razón, es fundamental que los grupos tengan jefes legítimos y con la suficiente credibilidad, para que sean capaces de convocar a otros de manera incluyente, y así construir acuerdos más duraderos con quienes se oponen a ellos.

Halvonson señala que, cuando se necesita acercar a dos grupos en conflicto, la selección de los líderes responsables, no es una tarea fácil. Estas personas han llegado a tener una posición de poder, que se convierte muchas veces en un afrodisíaco,  por sus habilidades para la guerra y enfrentar el conflicto. Su historia, que está marcada por la búsqueda de hacerle daño al adversario y destruirlo, les dificulta mucho el valorar la paz y conseguirla

Ahora bien, como nos lo recuerda el Profesor Ronald Heifetz, de la Universidad de Harvard, el liderazgo tiene sentido en un contexto de cambios. Y este se puede ejercer en posición de autoridad formal, o sin ella. Este tema lo he tratado en otros blogs anteriores. Pero para el caso que nos ocupa, es fundamental entender que, es instintivo del ser humano seguir a un líder, quien tiene un gran impacto e influencia en el comportamiento colectivo.

A la la luz de lo anterior, quien asume una posición de jefe de un grupo que enfrenta cambios complejos, está ejerciendo el liderazgo. Esta persona tiene que tener muy en cuenta las dinámicas generadas por los instintos, como lo propone Halvonson. Estos cambios requieren acuerdos con otros, de lo contrario no se van a producir.

En procesos de paz, como es el caso colombiano, donde los cambios deberán ser parte  una pieza clave de los acuerdos, los líderes son fundamentales. El proceso puede ser muy fácilmente descarrilado por aquellas personas que tienen ese rol, porque tienen el respaldo de una base importante, y no quieren que estos cambios se den, o están en desacuerdo con el como se logren.

Recordemos que dejar el pasado no es una tarea nada fácil, y por ende, esto explica la fragilidad de este tipo de procesos, donde la sociedad en su conjunto, tiene que tomar tiempo para aprender a manejar sus instintos y a hacer cosas nuevas. Por estas razones, se necesitan líderes que asuman el riesgo de mostrar el camino hacia lo desconocido, porque valoran los beneficios de la paz. Entienden que, el costo de no hacerlo, es muy superior a los costos de construir un mejor futuro para todos.

Halvonson nos recuerda que:

 "se requieren líderes que pueden entender el valor de la paz en lugar de estar enfocados en sus propios entornos y en proteger a su gente, buscando hacerle daño a los otros, con el fin de lograr su derrota. Se necesitan personas que entienden que, el mejor resultado para su propio grupo y para su país, es estar incluidos en un proceso colectivo donde todos ganen, en un proceso de paz de largo plazo. Para lograrlo, requieren de  cosas muy específicas para contribuir a este resultado, Y entender que, una victoria individual, puede ser una victoria pírrica que mantenga el conflicto".

El mensaje anterior, sí que le serviría a Santos y a Uribe, en la guerra de egos en la que están empeñados, con menoscabo de los daños que le generan a la sociedad colombiana.

Ahora bien, el lograr un resultado donde todos ganen, no es una tarea fácil.  Se requiere que este sea un propósito intencionado y consciente, acompañado de  comportamientos asociados  que lo respalden y que permita obtener el resultado deseado. Se necesita que las partes entiendan la importancia que juega la honestidad, el respeto mutuo, y el tener un entendimiento sólido de lo que está en juego.

Y aunque suene irracional, hay situaciones donde los líderes prefieren seleccionar estrategias donde el resultado es una pérdida para todos, porque están tan indignados y obsesionados, que no son capaces de entender que hay otras opciones y resultados mejores para todos. Este comportamiento, que conduce a decisiones equivocadas, también atrapa a estas personas en una posición muy difícil. El resultado claramente no beneficia los intereses de los miembros de su grupo. En estos casos se aplica el dicho: " que muera Sansón con todos los filisteos".

En el mundo actual, estamos viendo con inmensa preocupación que hay personas, que aspiran a la Jefatura del Estado,  o ya la ejercieron y siguen activos en la política, promoviendo de manera consciente el odio entre los grupos, como su prioridad principal. Acudiendo a los instintos más bajos, y cubiertos de un ropaje populista,  buscan hacerle  daño,  a cualquier costo, a otros grupos que no piensan como ellos, o son distintos, así sea a costa de sus propios intereses. El ejemplo de Trump en los Estados Unidos, Le Pen en Francia o Uribe en Colombia. Mucho líderes  prefieren el conflicto, y aún la guerra, como su contexto para ejercer el liderazgo.

Para algunos conflictos, la participación de personas "guerreras" pueden ayudar mucho para lograr la paz. Han conocido de cerca los costos del conflicto. Este es el caso del General Mora en representación de las Uerzas Armadas en  la Habana. Personas como él,  por su experiencia, credibilidad y la sensibilidad, tienen el respaldo y respeto de su gente, lo que le permite representar sus intereses en el contexto de una negociación tal difícil  para acabar con sesenta años de  conflicto. El, como nadie ha visto y vívido el dolor y la destrucción generada por la violencia.

Sin embargo, hay situaciones que, para lograr la paz, se necesita un tipo diferente de liderazgo que puede hacer más fácilmente la transición de los tiempos de guerra a los tiempos de paz. Para lograrlo, se necesita un fuerte apoyo político, y la tranquilidad de que no van a ser acusados de traidores. El liderazgo que se necesita, debe de asumir los riesgos de mostrar el camino hacia un nuevo futuro, creando muchos acuerdos en el proceso, para darle el sustento y la legitimidad requerida.

Finalmente, Halvonson nos recuerda algo muy importante. La guerra se gana por parte de los generales que entienden el terreno físico donde tienen que actuar. La paz se gana por parte de los líderes que entienden el terreno de comportamiento que es creado y canalizado por nuestros instintos.

Una estrategia para la paz exitosa, debe tomar en cuenta todos aquellos temas instintivos que son claves, así como los valores y los comportamientos que se derriban de ellos, para generar un sentido colectivo de "Nosotros", que nos permita estar en paz con nosotros mismos y los demás.










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Es importante entender que la cultura juega un papel fundamental en el desarrollo de nuestros instintos. Tenemos el instinto de ser jerárquico para lo cual se establecen una serie de reglas y de aproximaciones. Todas las culturas construyen jerarquías y reglas con el objetivo de conseguir las metas jerárquicas  relacionadas con ese entorno.

Tenemos unos instintos muy fuertes a nivel territorial, tanto a nivel de grupo como de individuos, que están incorporados dentro la cultura. Por ejemplo, tenemos reglas relacionadas con la propiedad. Igualmente tenemos instintos muy fuertes en función de las familias, y de la manera como las culturas crean los diseños para estas, las estructuras, los comportamientos y las expectativas para estos grupos.

De la misma manera, tenemos unos instintos alfa muy fuertes que generan un patrón de comportamientos cuando son activados. Las personas que tienen estos instintos, tienden a tener unas creencias muy predecibles relacionadas con los temas de protección territorial, posicionamiento entre grupos y manejo de conflictos.

También tenemos instintos  muy fuertes que definen patrones de comportamiento y expectativas para las personas que están en posiciones subalternas dentro de la jerarquía, las cuales definen un juego de roles relativos y de comportamientos para cada nivel dentro de ella.

Todo este paquete de comportamientos afecta la manera como interactuamos y nos comportamos con otros grupos.

Las personas que tienen el rol alfa, dentro de la jerarquía en un grupo, actúan de una manera muy similar en todas las culturas. Cuando estos instintos han sido activados de una manera negativa con relación a las personas que son diferentes de otros grupos, se generan conflictos muy difíciles de manejar.


Aún cuando la esclavitud es un fenómeno muy importante de este tipo instintos, también hay otra manera intencional y discriminatoria se actúa en contra de personas que se perciben como diferentes en temas de raza, género, religión o preferencias sexuales. La discriminación racial y de los Estados Unidos y en Suráfrica es un resultado de esta situación , así como las luchas en el campo religioso, o de los derechos de los gays.

En el siglo XXI en algunos países hay un claro movimiento en contra de la discriminación por motivos de sexo, religión, raza, etc. Éstas creencias se han venido posicionando de manera lenta en la estructura legal de los países, representada especialmente en la Constitución y otras normas legales que definen nuestras expectativas culturales y de comportamiento colectivo dentro de ese marco jurídico. Todo lo anterior se ha producido la definición de los derechos que cobijan de manera incluyente a las personas de diferentes grupos dentro de una sociedad.


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También se siente bien cuando se rechaza a un traidor y se le castiga. En el extremo, las personas se pueden sentir bien, cuando son parte de una turba que le hace daño a otra gente en un contexto emocional muy fuerte.

En resumen, nuestros instintos nos permiten que no sintamos bien con los comportamientos alineados con ellos. Esto se puede extender a aquellos que están alineados con nuestra cultura. Esta es la importancia que tiene la cultura en los procesos de paz

Como tenemos instintos  muy fuertes para construir culturas, también lo tenemos para estar alineados con ellas. Por lo tanto, nos sentimos bien cuando nuestros comportamientos están de acuerdo a lo que se espera dentro el contexto de la cultura donde operamos.

Es importante entender que nuestros instintos, y la cultura que lo soporta, puede conducir a una nación hacia un conflicto complejo, pero entendidos y bien manejados, pueden conducir hacia un entorno de paz.

El arte de lograr la paz entre los grupos, consiste en tener una estrategia dirigida a manejar este juego de instintos para orientarlos hacia la paz, e impedir que cojamos instintivamente el camino seductivo, y en algunas oportunidades adictivo, del conflicto emocional y colectivo, basado en el odio y la violencia.

 Como se ha visto en el Oriente medio, y en el referéndum en el Reino Unido, el odio puede ser muy seductor y puede generar su propio poder para energizar unos comportamientos destructivos. Las personas, en ese contexto, se pueden sentir muy bien haciéndole un daño colectivo a otros que perciben como "ellos", pero que son totalmente condenables

No hay un solo camino para lograr la paz, así como tampoco no hay para atravesar la guerra. Lo que sí es cierto, es que para ambos tenemos escogencias, así como opciones. Es necesario entender cuáles son para lograr desarrollar la paz entre grupos en conflicto.

Tenemos unas herramientas, cuyas raíces están en nuestros instintos, y que se pueden utilizar. Necesitamos saber cuáles son y aprender a manejarlas.

La paz debe ser una meta de la nación, por lo que tenemos que aprender a crear la paz entre los grupos, generando inclusión y sinergías. Las escuelas deben de funcionar como un contexto muy importante para construir la diversidad y el aprendizaje en el uso de estas herramientas. A la vez, posibilidades similares,  le competen a los sitios de trabajo que se van a beneficiar de la creatividad y la diversidad que se genera.

Es importante que los líderes en los diferentes contextos de la sociedad aprendan a utilizar estas herramientas para crear alineamiento y un contexto de paz. Son muy útiles para construir un sentido de propósito y de visión común alrededor del sentido de "nosotros". Permiten mostrar los peligros que tiene el grupo cuando no se tienen estos elementos, ni se comprende el papel de los instintos para lograr la Paz.

La alineación que se busca no debe destruir la diversidad, puesto que esta es uno de los grandes activos de cualquier sociedad, cuando se maneja de manera pacífica. En un proceso de paz, forzar la incorporación y homogenización de otros grupos diferentes, puede ser contraproducente y no sostenible en el largo plazo.

Para lograr la paz se necesitan procesos de pensamiento, comportamientos y métodos específicos, que permitan que nuestros comportamientos instintivos apoyen el proceso, en lugar de fomentar los instintos entre los grupos que refuerzan y perpetúan el conflicto.

Necesitamos que nuestro intelecto, y no nuestros instintos, estén en control ético. Si lo logramos,  podemos utilizar las herramientas propuestas para tomar mejores decisiones para manejar, de manera consciente, nuestros comportamientos instintivos, ya que éstos definen una parte muy importante de cómo actuamos y somos. Esta es la manera de construir el futuro que queremos teniendo en cuenta que tenemos la oportunidad de escoger. Podemos actuar de manera instintiva o utilizar nuestro intelecto para que este guíe nuestros instintos.

El arte de construir paz entre grupos, se fundamenta en la utilización del intelecto para la toma de decisiones más acertadas, dentro de un marco ético, que permita definir los comportamientos que se necesitan, y las decisiones de cómo queremos interactuar con otros, que pertenecen a grupos diversos.

También necesitamos el intelecto de manera intencional para lograr introducir los comportamientos y valores dentro de la cultura de manera que estén alineados con el juego de comportamientos instintivos éticos. Para lograrlo, necesitamos una cultura de inclusión y de oportunidades compartidas, así como de valoración de la libertad en paz.

Si no se logra este cometido, y dejamos que los instintos sigan prevaleciendo como lo han hecho hasta la fecha, deberíamos de sentirnos muy avergonzados. Se necesita que la  paz sea un
 compromiso,  una estrategia, un sistema de creencias, una cultura y una meta. Es un arte al cual debemos aspirar alcanzar la excelencia.

Sin Tzu decía que el Arte de la Guerra era una necesidad que debería de tener todos los líderes porque era fundamental para la supervivencia del estado. En este momento de la historia, el Arte de la Construcción de Paz entre los grupos, es aún más importante para los líderes, si quieren garantizar  su futuro y también la supervivencia del estado.

No podemos ignorar que la situación actual es muy peligrosa, así como tampoco podemos desconocer el inmenso daño que se le ha generado mucha gente por el comportamiento discriminatorio que si ha tenido a nivel colectivo en el pasado. Hay diferencias muy grandes en temas como el empleo, educación y la justicia que generan conflictos entre los grupos que son fuente permanente de violencia en la sociedad.


Capitulo 2

Tenemos que tener la habilidad para desarrollar el arte de construir paz entre los grupos.
Se necesitan líderes con las habilidades necesarios para crear condiciones de paz que permitan a grupos diversos trabajar de manera inclusiva.

Las apuestas no habían sido nunca tan altas. Los conflictos entre grupos dominan el foco de atención en todo el planeta. En la actualidad hay más de 200 conflictos o guerras que afectan ya generado el desplazamiento de 50 millones de personas o problemas técnicos, religiosos Y económicos.

Necesitamos crear un futuro que convierte a la diversidad en un activo nacional en lugar de que sea motivo de violencia y de conflicto, no permitiendo que nuestros instintos guíen nuestra forma de pensar y actuar. Para lograrlo, es necesario tener un sistema de creencias y valores compartidos en la sociedad donde la diversidad tenga cabida, y haya una estrategia gana gana para todos.

Hay que entender, y aceptar, que las desigualdades que hoy en día existen en términos económicos y educativos, se están traduciendo en manifestaciones de rabia y de violencia, por parte de los grupos que se sienten marginados, especialmente porque han sido discriminados por motivos de raza, religión o generó. Esto ha generado que tengamos muchas áreas dentro de la sociedad, donde las personas ven con desconfianza a los demás y a las instituciones, están divididos en grupos y subgrupos, y son incapaces de resolver sus diferencias de una manera productiva y sin recurrir a la violencia.

Necesitamos reemplazar un entorno donde el resultado de ganar/ganar, sea la forma de pensar que reemplace el resultado basado en el ganar/perder, o al perder/perder.

La guerra y el conflicto son muy frecuentes. Cuando nos separamos en grupos, y pensamos que el otro grupo es "ellos", muy fácil caer en la trampa emocional que nos invita hacerles daño. Esto genera una energía en el grupo que puede crear un comportamiento muy negativo entre sus miembros, donde el "nosotros", se sienten  empoderados para justificar su comportamiento.





















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En cualquier caso, los grupos tienen jerarquías, y estas  tienen  líderes cuyos instintos  de protección territorial del grupo son muy desarrollados.


Todo ser humano tiene un instinto muy claro, en relación a cómo comportarse, y en relación a la posición relativa dentro de la jerarquía de un grupo.

Nos resistimos a bajar en la jerarquía y más bien aspiramos a subir en ella, lo cual genera una serie relevante comportamientos dentro de la misma. Hay una sensación de estrés cuando una posición relativa está en riesgo, o cuando no tienen la promoción que sienten debes de tener.


El construir una cultura es un comportamiento altamente instintivo y universal. Tenemos culturas tribales, familiares, étnicas y organizacionales.

Podemos utilizar todos nuestros instintos para la paz o para la guerra

Alrededor de 12 de nuestros instintos básicos, dentro del paquete comportamientos que tenemos, pueden causar daño a otras personas de otros grupos, o generar desconfianza hacia las personas de estos grupos. Por esta razón estos paquetes de instintos pueden ser una barrera para conseguir la paz.

Instintos como el de formar una tribu, crear y defender un territorio, activar el liderazgo alfa en contra de otro grupo de personas, y el de funcionar en entornos de turbas, pueden ser unas grandes barreras para la paz.

Todos estos instintos, a excepción  al de pertenecer a una turba, también puede ser herramientas para la paz.

Es necesario entender estos comportamientos instintivos para podernos canalizar si se quiere lograr la paz. Es necesario comprender el proceso de pensamiento que este juego de instintos dispara, así como entender tanto el patrón de comportamientos específicos que estos crean.

Una habilidad importante es la de poder descifrar los patrones ya que es necesario canalizar colectivamente todos estos comportamientos instintivos hacia la paz.

Es imposible que canalizar, con todo el efectividad un comportamiento específico hacia la paz, si se trata de enfrentar cada incidente entre los grupos de una manera aislada. Es necesario entender los patrones de comportamiento, y no solamente enfocarse en un incidente cuya única relevancia es que ha activado esos instintos.

Para lograr la paz es necesario tener una estrategia macro clara con unos objetivos específicos para tener más posibilidades de éxito. Si sólo se tiene unas tácticas situacionales y reactivas para cada uno de los incidentes, y para cada una de las ocurrencias, sin tener una estrategia general que Oriente los esfuerzos, va hacer muy difícil lograr la paz.


Como ya se mencionó la cultura debe ser parte fundamental de una estrategia de paz. Necesitamos utilizar nuestra tendencia y habilidad para crear, imponer, y utilizar la cultura para construir de manera explícita e intencional nuevos valores dentro de las culturas existentes. Esto Permite darle a la estrategia de paz un resultado ganar ganar y mayor posibilidad de éxito.

Necesitamos también utilizar las jerarquías, porque inevitablemente chiste, para lograr los acuerdos que se necesita y para implementarlos exitosamente. Se necesitan también los líderes Alfa con unos comportamientos y compromisos que hagan creíble dentro de los respectivos grupos en conflicto, la propuesta de soportar la paz.

También tenemos que reconocer la importancia de los instintos territoriales de los grupos en conflicto que son parte de la realidad, y sin los cuales un proceso de paz no va funcionar.

Igualmente necesitamos superar el instinto poderoso, y muchas veces invisible, de reaccionar contra los traidores, así como evitar a toda costa que se disparen los instintos de formar turbas.
Si de alguna manera, nuestro paquete de instintos se activan al nivel donde las personas se perciben como "ellos ", en el contexto de una turba, es necesario enfrentar estos comportamientos e instintos antes de que se haga un daño irreparable. Se pueden aceptar las demostraciones cuando colectivamente hay un malestar, lo que hay que impedir a toda costa es que se convierta en disturbios violentos.

Una tregua proactiva es mucho mejor que un conflicto, especialmente cuando este ha sido muy destructivo y prolongado.

En un ambiente de relación entre grupos distintos, es muy conveniente identificar por anticipado la identidad de las partes relevantes así como de los llamados a negociar e implementar una tregua para tener que ser temas abordar en medio de una situación compleja y de crisis. Esta es una aria donde el pensamiento activo puede ser altamente útil para minimizar el daño.

Una parte de la estrategia es reemplazar el estatus de "ellos" de otros grupos mediante la conexión con la categoría de "nosotros" que puede ayudar a enfrentar estos instintos de manera efectiva y directa en muchas circustancias.

Una estrategia muy útil es la de remplazar las reacciones instintivas, emociones, valores y comportamientos de "nosotros vrs ellos"  con una visión de "nosotros",que incluya de manera más amplia,  las personas de otros grupos. Esto nos permite verlos como parte de " nosotros" , con quienes podemos estar en desacuerdo y tener opiniones divergentes, pero evitando el odio, la violencia, el desprecio, la descalificación y el miedo del otro.

Se necesitan estructuras y procesos que estén funcionando para reforzar los acuerdos y los entendimientos logrado en un proceso de paz.

También es fundamental garantizar que las personas que están trabajando por la paz no puedan hacer sin sentirse que los están tratando como traidores de nuestra definición inicial de "nosotros".







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