domingo, 24 de octubre de 2021

Diálogo entre improbables

 


En días pasados estuve en una reunión promovida por la Fundación Origen con un espacio muy interesante: “Préstame tus gafas, yo te presto las mías”, con la participación de los principales periodistas de medios, ex alumnos del proceso de liderazgo de la fundación y empresarios. El objetivo era generar un espacio de diálogo entre las tres partes, en grupos pequeños enfocados a contestar cómo se veía el país desde sus diferentes perspectivas.

En momentos tan complejos como los actuales, se hace urgente y necesario crear espacios de diálogo entre personas que probablemente nunca se conocerían, para que despojados de las etiquetas y máscaras que los acompañan en la vida, se puedan ver como seres humanos para compartir sus visiones distintas de la realidad y sorprenderse que no eran tan distintos ni distantes. 

En este blog voy a comoartir algunos de las notas de los comentarios  que más me llamaron la atención de las conversaciones en los grupos en que participé. 



Una opinión  de un representante de los medios

Estamos cambiando a un nuevo escenario: reclamos sociales, brechas sin atender, ni entender la forma de tramitar las expectativas crecientes y no cumplidas de la gente, en especial los jóvenes. Después  de la explosión social, vivimos una “calma chicha” sin soluciones de fondo a esos reclamos y estamos congelados, esperando que se “disuelvan”,  o que “alguien” los resuelva. 


Las soluciones se aplazan y se acumulan mientras no se escuchan propuestas desde las instituciones, los partidos y el Congreso. Este represamiento está encontrando en la violencia, el cause preferido y la válvula de escape para manifestarse. Se genera un clima que impide cualquier acuerdo o aprendizaje. 


Las manifestaciones violentas de los jóvenes, durante las marchas, fueron el medio para canalizar la energía que no ha encontrado otros espacios fuera de la calle, para  hacer sentir su marginamiento y manifestarse. El no ver un futuro despejado y tener una gran incertidumbre, han sido los factores comunes que han unido a miles de estos jóvenes en diferentes partes del país. 


En la historia reciente de Colombia, hay que remontarse tres décadas para ver una participación de tanto impacto de los jóvenes en nuestra realidad. La  iniciativa de “la quinta papeleta” promovida por estudiantes universitarios, culminó en la nueva Constitución del 91 sin violencia ni daños graves a la infraestructura urbana y a la economía. Esta propuesta encontró en las universidades un apoyo institucional para actuar y canalizar  las crecientes insatisfacciones de esa época. 


En el caso de hoy, los jóvenes no han contado con un vehículo similar. Pero el movimiento social en el que participaron, de mayo a agosto de este año, generó mucha violencia, pérdidas muy grandes en vidas, en infraestructura de transporte y la quiebra de muchos micro empresarios, en medio del pico más alto de la pandemia lo que agudizó el problema de salud. El apoyo inicial con el que contaron, se fue convirtiendo en un rechazo y una estigmatización para los jóvenes que sirvieron de carne de cañón de los grupos violentos interesados en generar el caos.


Una segunda segunda opinión de otro representante de los medios


Pérdida total de confianza, no se ve futuro y las actividades del narcotráfico se han disparado durante la pandemia. La sociedad hoy está mal informada y se le da credibilidad sin cuestionar su validez. En esta dinámica las redes sociales han jugado un papel fundamental. 


Los problemas que se evidenciaron con la pandemia y los estallidos sociales de este año, vienen de tiempo atrás. Están generando rabia, ira, indignación e intolerancia. En medio de la histeria que la situación ha generado, se ha demostrado mucha resiliencia y despertado muchos liderazgos en el pais. En este entorno los medios tradicionales han venido perdiendo su capacidad de orientación e influencia. 


El impacto de la situación ha afectado la autoestima de muchos jóvenes qué hay que entender y ayudarlos a canalizar su rabia y energía. 


En relación con los empresarios, la situación actual es un llamada  a repensar su rol. Ya no es suficiente el generar riqueza en la sociedad, produciendo bienes y servicios, hay un nuevo rol que deben de desempeñar en este entorno complejo: vincularse mucho más estrechamente con las comunidades donde operan. Pero ese mismo llamado se les está haciendo a los periodistas quienes deben de aportar a visibilizar “referentes positivos” y “asumir causas y valores” que ayuden a construir narrativas más positivas para la sociedad. 



Una opinión de un representante de la juventud

Al escuchar las voces de los jóvenes hay un tema común que emerge: la búsqueda de mejor bienestar que permita cubrir las necesidades básicas que hoy no tienen millones de colombianos. También piden “más dignidad”. Metafóricamente se ven del lado de la brecha donde “ya no va más”. 


Esta explosión social estalla como el volcán en la Isla de Las Palmas en España. Y la verdad, a pesar de las advertencias y los temblores de finales del 2019, ha cogido a la sociedad colombiana muy vulnerable, con un entorno exacerbado y propenso a la violencia. La pandemia desnuda problemas sociales y genera problemas físicos y mentales, y donde a la luz de los jóvenes, se están atropellando los derechos fundamentales con impunidad.


Antes estas realidades y para enfrentar muchos de los cambios que hoy afectan a la sociedad, se ha despertado entre un grupo creciente de jóvenes, la necesidad de unirse para reclamar sus derechos. Unos lo hacen pacíficamente, otros se prestan de carne de cañón, para desmadrarse y usar la violencia como un lenguaje que piensan les dar mas voz y réditos 


 Muchos de estos jóvenes son  activistas que sienten que hacen un trabajo a favor de los demás, pero que sus iniciativas no son reconocidas ni remuneradas. Estos les genera mucho dolor e inestabilidad. Y además, son excluidos de los escenarios donde se toman decisiones que los afectan y donde su voz no se escucha hasta que recurren a las vías de hecho. 


¿Qué quisieran estos jóvenes hoy?  Que el  trabajo de muchos de ellos, que aporta y ayuda a los demás diariamente y de manera pacífica , se visibilizara y valorara.


¿Qué les genera esperanza? Ver a otros trabajar positivamente.


¿Qué piden? Que se aplique el concepto de “líderes sociales” a TODAS aquellas personas que desde diferentes roles: empresarios, profesores, dirigentes gremiales, buscan generar cambios en nuestra sociedad. Si solo se aplica esta “etiqueta” a quienes actúan en la base de la pirámide, los exponen a perder sus vidas. “O todos en la cama o todos en el suelo” como dice el refrán popular. 


¿Cuál es hoy su visión de los empresarios? Ha cambiado al entrar en contacto con varios de ellos. Han visto solidaridad, generosidad e interés por contribuir a cerrar las brechas que hoy se ha ensanchado. 


¿Cuál es la visión de los medios tradicionales? Sin titubear: RAJADOS. Consideran que no se movieron de su zona de confort y sirvieron de caja de resonancia a la confusión de esta época tan compleja. Siente que los medios han invisibilizado y caricaturizado a estas nuevas generaciones, ampliando la brecha con las que los presidieron.   


Su desprecio por los medios, explica que estén buscando en las redes sociales otras fuentes de información y orientación, aunque reconocen el peligro de los silos que estas fomentan con solo personas que piensan lo mismo. Las noticias en la TV no están ayudando a generar “bienestar”. Y reconocen que las telenovelas violentas han contribuido a reforzar y banalisar, pero también a reflejar la cultura de la violencia y el machismo que hoy afecta nuestra sociedad. 


En resumen: “no más” parecería ser la expresión de esta época. No más verse parado de un lado de la brecha donde la falta de oportunidades, desigualdades y violencia, los condene a no poder tener una mejor calidad de vida. Pero también, entienden que se requiere tiempo para sanar después de los desmanes que tuvieron a muchos jóvenes como protagonistas y carne de cañón. Hay necesidad de construir desde lo micro a lo macro para que haya sentido de apropiación de los cambios que la sociedad necesita. 


Otra opinión de otro invitado  joven


En sus conversaciones con mucho jóvenes de su generación, se percibe mucha rabia, indignación, “sin un relato que inspire para salir del hueco”. Esta situación se ha agravado porque los dirigentes políticos han estimulado las tendencias negativas y no están orientando a la población. Las ideologías de los extremos obscurecen todavía más el panorama que retroalimenta el círculo de desesperanza y desconfianza que hoy es la marca de la sociedad. 


 Y los medios se han convertido en caja de resonancia y difusores de lo banal, donde lo que tiene eco es lo negativo y poquísimo despliegue de los esfuerzos de muchos que van en sentido contrario. 


La crítica a los empresarios de esta voz es muy aguda. Solo se preocupan por lo que han hecho y no por lo que podían ser y hacer. No hay nadie trabajando en un nuevo relato de esperanza que nos devuelva la credibilidad en las instituciones y en el sistema democrático que representan


En este espacio de la Fundacion Origen, que promueve el liderazgo colectivo desde la inclusión y la diversidad, impactando al que impacta, se hace evidente la necesidad de generar este tipo de diálogos francos, donde los participantes aprendemos o  a mirar a los demás a través de sus gafas y no las propias. Vemos la necesidad de removernos  las máscaras y las etiquetas, para dejarnos ver como simples personas que compartimos una realidad muy compleja. desde diferentes ángulos. Estas dinámicas son fundamentales, si queremos encontrar la forma de compartir un propósito superior como sociedad, para alinear los esfuerzos de mucha gente muy buena que hoy trabaja silenciosamente por Colombia. 




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