sábado, 23 de julio de 2022

Época de preguntas difíciles?


 En el blog anterior me remontaba a reflexiones que hice hace varios años y que hoy siguen teniendo vigencia para el momento histórico que vivimos. Repasando otros escritos de la misma época, me encontré con un blog donde me formulaba muchas preguntas que en ese entonces estaban por responder. Lo interesante del tema es que siguen siendo unos interrogantes difíciles que no hemos podido respondernos en la sociedad colombiana. 

En momentos de grandes cambios, donde nos acompaña la incertidumbre debido a la complejidad creciente de los retos que enfrentamos, la capacidad de hacer preguntas ha estado ausente durante este último periodo de nuestra historia reciente. Abundan las afirmaciones y los juicios no fundados, así como las mentiras que distorsionan la realidad. 


Por lo tanto, ante la ausencia de preguntas difíciles que nos obligan a reflexionar, hoy tenemos una sociedad, desconfiada, desorientada , vulnerable y sin esperanza,  que no sabe que le espera el porvenir


Dada la agenda de cambio del gobierno  entrante, en este blog voy a recoger las preguntas que me hiciera hace seis años porque  considero que hoy tienen  toda la vigencia y el valor de invitar a la reflexión. Las he complementado  con otras que me parecen pertinentes y actuales para el mismo fin.



El nuevo gobierno ha ofrecido darle un nuevo impulso y profundizar el proceso de paz, que durante el periodo de Duque tuvo un perfil muy desdibujado. Era de esperarse ya que, quienes les correspondió iniciar la implementación, fueron opositores  al proceso de paz de Santos. Durante estos cuatro años se incrementaron los problemas de seguridad. También se hicieron más protuberantes algunos vacíos  de los acuerdos. Por lo tanto, son pertinentes las siguientes preguntas:


  • ¿Qué tan preparado está hoy el Estado para corregir los problemas presentados  y seguir implementando efectivamente cada  los puntos pendientes acordados con las FARC?
  • ¿Cómo se piensa sostener en el tiempo el nuevo esfuerzo, después de la pobre experiencia que deja Duque por parte del Estado y de la pasiva participación de la sociedad?
  • ¿Cómo hacerlo cuando no tenemos una cultura de perseverancia para sostener apuestas de largo plazo  y tampoco nos anima una visión colectiva de futuro? 
  • ¿Tendrá Petro la capacidad de ejercer el liderazgo que no tubo Santos, para unir a los colombianos para consolidar lo que falta de los acuerdos de la Habana?


Uno de los lunares negros de la paz de Santos, fue la ausencia de una pedagogía que le permitiera a ciudadano del común, entender mejor la su rol y la verdadera naturaleza del problema que se pretendía enfrentar con el acuerdo. Hoy este tema no a cambiado, por lo tanto sigue siendo válida las siguientes preguntas: 


  • ¿Entendemos todos que, estadísticamente el acuerdo firmado hace seis años, buscaba resolver menos del 6% de los hechos de violencia en Colombia, y que el 94% restante nos correspondía a todos los colombianos dejar la indiferencia y asumir nuestra corresponsabilidad de la violencia en el país?
  • ¿Qué tan preparados estamos hoy los colombianos, para participar activa y responsablemente en la reconstrucción del tejido social, que tanto daño ha sufrido durante más de seis décadas de violencia? 
  • ¿Entiende los colombianos, que viven de los centros urbanos, y que no han sido tocados de manera muy directa por el conflicto, que  llegó la hora de incorporar al desarrollo del país a los otros colombianos que han sido históricamente marginados y han sufrido el mayor impacto?
  • ¿Que sería legítimo esperar con la continuidad del proceso en manos del nuevo gobierno?



Han pasado seis años desde el acuerdo y cuatro años desde que se  inició su implementación. Desde las lecciones aprendidas en este periodo caben otras  preguntas:


  • ¿Cómo convertir la apuesta hecha por la Paz en una agenda nacional de largo plazo, cuando la sociedad colombiana está profundamente dividida y las partes ven realidades tan distantes y distintas? 
  • ¿Cuáles son los éxitos y los fracasos demostrables, que se pueden celebrar o lamentar hasta la fecha, del avance tortuoso que ha tenido la implementación de los acuerdos, durante la administración de Duque? 
  • ¿Que nos deben de enseñan estos ejemplos?
  • ¿Que capacidades positivas y negativas del Estado a nivel nacional y regional pueden afectar  el nuevo impulso al acuerdo de la Habana?



Hoy ya son mucho más evidentes los vacíos en el diseño de la implementación de lo firmado en la Habana. También, es muy claro el impacto que estas omisiones han tenido, especialmente en las zonas periféricas del país. Es necesario preguntarse entonces lo siguiente:


  • ¿Qué cosas innovadoras se han previsto en este nuevo gobierno, para combatir las bandas criminales cuando llevamos años sin que se hayan podido controlar, especialmente en las zonas donde no ha habido presencia del Estado?
  • ¿Cómo se va lograr romper con una larga tradición de terratenientes y gamonales, que aprovecharon la debilidad del Estado, se quedaron  con tierras tomadas a la fuerza, no pagan impuestos, y mangonean a su antojo las raquíticas administraciones locales donde están?
  • ¿Que lecciones del pasado y del presente se pueden derivar, ahora que el nuevo gobierno pretende abrir otros frentes con el ELN y las bandas crimínales que hoy azotan las zonas marginadas del país?


En unos días se va a posicionar la administración que llegó al poder, subida en la ola de las marchas sociales del 2021, aprovechando la incompetencia de Duque en la atención y presencia del Estado en las zonas más vulnerables del país. Pero también llega a la dirección del Estado con una agenda de cambio  relacionada con  al tema agrario y y el manejo de las protestas sociales, que en campaña promovió y tan buen rédito le dio. Las preguntas necesarias serían las siguientes:


  • ¿Qué riesgos nos enseñaron los paros campesinos, indígenas, los de los camioneros, los movimientos sociales del 2021, etc. cuando se abren las compuertas a este tipo de movimientos en el país ?
  • ¿Cómo desarrollar nuevos liderazgos que sepan encausar constructivamente los reclamos de la gente de manera que puedan aprovechar estos nuevos espacios en beneficio de la comunidad?
  • ¿Cómo preparar a la gente para que ejerza su derecho de protesta pero que no se deje manipular, como ya se ha visto recientemente por parte de los agitadores profesionales, quienes saben cómo sacarle provecho al conflicto y al caos?
  • ¿Qué van a hacer hacia adelante los partidos tradicionales, para enfrentar los retos de los movimientos sociales,  cuando hoy están tan desprestigiados y no se les reconocen como los vehículos adecuados para canalizar los reclamos de la gente ?
  • ¿Utilizará Petro la movilización social, bajo el lema de que “es lo que quiere el Pueblo” para presionar o chantajear la aprobación de sus reformas por los canales institucionales vigentes?



Y para concluir este blog, hay una gran desconfianza en la agenda del  gobierno entrante,  como lo he explicado en los blogs anteriores, porque se teme que impere la lógica de la tierra arrasada y no se tiene presente el impacto irreversible que esto puede tener para la sociedad y la economía colombiana. Por lo tanto me pregunto: 


  • ¿Que lecciones les dejan a Petro y sus seguidores, los ejemplos nefastos de Nicaragua, Venezuela, Argentina y ahora del Perú?
  • ¿Cómo piensa manejar en su agenda con los USA, el espinoso tema del narcotráfico, máxime cuando va iniciar diálogo con el ELN y las bandas criminales?


Yo creo que sería una buena idea, que muchos colombianos se hicieran unas preguntas similares, ante la ausencia de una oposición política a Petro,  que sirvieran para movilizar un movimiento ciudadano que se ocupe de hacer esa función tan crítica para defender nuestra democracia. El papel de hacerse estas preguntas difíciles, es el de no adormecernos mientras se desmantela lo que hasta aquí hemos construido positivamente como nación. 

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