Pedro tuvo que tener mucho coraje en el momento en que se lanzó al agua. Se arriesgó, tomando la decisión de dejar una posición muy cómoda, para orientar su pasión y sus esfuerzos, en pos de emprender un reto quijotesco. Se impuso una tarea muy difícil pero necesaria: ayudar a cambiar positivamente el imaginario de los colombianos acerca de su país, cuando habíamos llegado como sociedad, a un punto muy bajo.
Han pasado trece años, y gracias a los esfuerzos de muchas personas, como es el caso de Pedro, nuestra realidad se ha venido transformando notablemente, así todavía haya colombianos que no la quieran ver, y tengamos por delante muchos problemas complejos por resolver. Este emprendedor social, innovador, reconociendo las nuevas condiciones que hoy tenemos, resolvió ponerse un nuevo reto, y desarrolló un nuevo proyecto con un sugestivo título: "Porqué crear en Colombia". Y como veremos en este blog, su aporte no puede ser más oportuno.
Hace unos meses, me presentaron a un joven australiano que había llegado a Colombia. Me invitó a su oficina para conocer lo que estaban haciendo con un grupo de personas como el , que pertenecían a diversas nacionalidades. En nuestra primera reunión, me contó una historia que me asombró y me llamó mucho la atención. La iniciativa de venir a Colombia y conformar a este grupo, había sido de dos mujeres profesionales, una de nacionalidad chino americana, y la otra mexicana.
Estas dos emprendedoras, se habían conocido en Harvard, donde estaban haciendo unos cursos de posgrado, después de haber trabajado en diversos países con empresas de consultoría internacionales. Pensando en innovar, y aplicar su experiencia profesional, se les ocurrió la idea de " industrializar la creación de nuevas empresas" en mercado, en economías emergentes.
Después de definir unos criterios para seleccionar el sitio en el mundo donde podrían encontrar las mejores condiciones para emprender esta aventura, con la ayuda de un mapa recorrieron diferentes regiones. Finalmente, después de haber descartado a la China, India, México y otros similares, llegaron a Colombia desde hace dos años. Hoy, ya tienen dos empresas, y tienen tres más que saldrán al aire en los próximos meses.
Para lograr su cometido, desarrollaron un proceso para diseñar modelos de negocio, aplicando metodologías sofisticadas, para detectar sistemáticamente necesidades de mercado en áreas escogidas estratégicamente. A partir de identificar claramente las oportunidades, diseñan soluciones creativas e innovadoras, que generen valor de una manera diferente, en cabeza de las nueva empresas, que surgen de este proceso.
Hoy, este grupo de emprendedores, han motivado y seleccionado a otras personas de diversas nacionalidades, y a un grupo de colombianos con espíritu emprendedor, para que dejen sus trabajos y le apuesten a Colombia. Están convencidos que están en el lugar correcto para construir una plataforma para el desarrollo de oportunidades regionales. Australianos, americanos, mexicanos, canadienses, configuran un grupo heterogéneo, diverso, y muy bien preparado, que creen que nuestro país les ofrece las condiciones adecuadas para crear empresas innovadoras.
Pero el caso anterior no es el único. En estas últimas semanas, he atendido a otros jóvenes emprendedores chilenos, mexicanos y argentinos, que tienen una mirada similar sobre las oportunidades que les ofrece nuestro país. Creer para crear, parecería que es la tendencia de muchos jóvenes que han tomado la decisión de vida de volverse empresarios innovadores. Y esta dinámica está pasando en nuestro país a velocidades aceleradas. Se está validando la hipótesis de Pedro Medina que mencionaba al principio de este blog.
He querido utilizar las historias anteriores porque me sirven para dar el contexto a un fenómeno mundial: la explosión de iniciativas de emprendimiento innovador en muchas regiones en el mundo. Hoy, Berlín, Tel Aviv, Singapur, Nueva York, Londres, se están sumando a sitios que han sido referentes a nivel mundial como Boston, el Silicon Valley, Austin y San Diego.
Todo este fenómeno se está presentando en el marco de la Economía del Conocimiento, donde la ciencia, la tecnología, la innovación y el emprendimiento, ocupan cada vez más, el centro de las conversaciones estratégicas de los gobiernos en todas partes del mundo. Hay cada vez más claridad, inclusive para los economistas que han entrado tarde a este escenario, que la sostenibilidad del desarrollo, dependerá cada vez más de la creación de ecosistemas innovadores. ( Ver mis blogs anteriores sobre estos temas).
El emprendimiento, como fenómeno económico y social, no es nuevo. Lo que si es novedoso, es su dinámica a nivel mundial. Hay miles de personas, convencidas que pueden cambiar el mundo, aprovechando una de las innovaciones disrruptivas más importantes de finales del siglo anterior: la tecnología del Internet en la era digital. La oferta de una variedad increíble de opciones de productos y servicios, hoy tienen posibilidad de llegar a millones de consumidores, traspasando las fronteras, gracias al uso de la red mundial de la web.
A finales de los 90, se experimentó la explosión de iniciativas alrededor del Internet. Miles de millones de dólares se invirtieron en empresas que no tenían un modelo de negocio definido, y en miles de Km de redes de fibra óptica. A finales del 2001, esta burbuja había explotado en la cara de los inversionistas y emprendedores. Tenía que pasar más de una década, para que la aversión al riesgo, que se había producido en ese entonces, comenzara a cambiar para apoyar de nuevo este tipo de emprendimientos.
Pero en esta oportunidad, han aparecido cambios estructurales, con un impacto impresionante en la caída de los costos para empezar un nuevo emprendimiento innovador. Empresas como Amazon, hoy ofrecen servidores que facilitan archivar, aplicaciones en sitios protegidos, y a unos precios muy bajos. Hoy, vemos que el software, como servicio en la nube, SAS, ha cambiado radicalmente la manera como se tiene acceso a este tipo de productos en cualquier lugar del mundo.
En el mismo período, apareció el concepto de "Open Source" , o código abierto, como respuesta a la posición dominante de Microsoft desde principios de los 80. La evolución de esta tendencia, permite hoy a los desarrolladores, contar con piezas de código, que son libres, y que aceleran considerablemente su proceso. Al bajar el costo y el tiempo, es posible sacar rápidamente aplicaciones de prueba, someterlas a la interacción de los potenciales usuarios, ajustar o abandonar, dependiendo de los resultados.
En este entorno, el fallar ya no es tan costoso, y el experimentar es más fácil, en función de las necesidades sentidas del mercado. De la misma manera, los riesgos se han bajado, lo que hace más atractiva la vinculación de inversionistas de capital.
En el 2006 la Apple, hasta ese momento conocida solamente como una empresa en el mundo de los computadores, resolvió romper el paradigma de los celulares, con la sacada al mercado del iPhone. Este nuevo aparato, se convirtió en el primer celular "inteligente" que abrió la puerta a la explosión de emprendimientos que hoy se están observando en el mundo entero. Se combinó la movilidad, con la conectividad y la capacidad de computación. El resultado: innumerables aplicaciones al alcance de millones de consumidores.
Reconociendo lo anterior, Steve Jobs, fundador de Apple, tuvo la genialidad de apoyar el desarrollo de iTunes. Esta plataforma, además de ser una innovación disruptiva en el mercado de la música, se convirtió en un canal de distribución para cientos de miles de aplicaciones conocidas como Apps. De muy fácil acceso, millones de personas pueden acceder a estos productos, a unos precios ridículamente bajos,para el valor que dan.
Pero en el 2008, a unos estudiantes en Harvard, se les ocurre abrir un espacio para conectar a sus compañeros y nace Facebook. Hoy, esta empresa se ha convertido en un vehículo para mercadear productos y servicios a millones de potenciales consumidores. En la misma dirección, una empresa como Google, también se ha convertido en un actor dominante con sus sistema operativo Androide, la competencia de Apple, con miles de aplicaciones para los celulares inteligentes. .
El significado de todo lo anterior, es que quince años después del colapso del boom del Internet donde se perdió muchísimo dinero y desaparecieron muchas empresas, hoy vemos que las bases del fenómeno actual, están mucho mejor sustentadas, para que en esta oportunidad, la dinámica del emprendimiento innovador sea mucho más sostenible.
Sin embargo, la vida del emprendedor innovador no es fácil. Requiere de muchísima pasión, esfuerzo, sufrimiento, tolerancia a la frustración, capacidad de rebotar después de fallar, y de aprender rápidamente de sus errores. Pero la buena noticia es que no está sólo. Como parte del fenómeno mundial, están apareciendo espacios de aceleración, acompañamiento, y de redes de colaboración mundial. Los gobiernos, cada vez más conscientes de esto, vienen desarrollando políticas e instrumentos para apoyar la construcción de una cultura de emprendimiento.
En el caso colombiano, Innpulsa está jugando una papel vital en esta dirección. Iniciativas como CONNECT Bogotá Region, Ruta N en Medellín, están ayudando a construir las capacidades y las redes de apoyo para que el emprendimiento innovador se convierta en la gran apuesta para el desarrollo sostenible. Las universidades, los centros de investigación, el Sena, deben de alinearse con estos esfuerzos.
Y finalmente, volviendo a como comencé este blog. Hay que pasar del porqué creer en Colombia, a porqué crear en nuestro país. No es por capricho de unos gomosos que esto debe suceder. Lo que está en juego, repito es la sostenibilidad y viabilidad del desarrollo de nuestro país, que ya tomó la decisión de estar incerto en el mundo.
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Recomiendo ver la edición del Economist sobre este tema en el mes de enero de este año. Mi blog
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