sábado, 1 de marzo de 2025

Las relaciones humanas están en crisis

 


En mi último blog hice una defensa del Metro y del impacto transformador que va a tener en una urbe como Bogotá. Mencioné que la infraestructura física de esta Mega obra, necesita una infraestructura mental que la acompañe. Y en el corazón de esta última , está tener la capacidad de lograr un tejido social basado en el desarrollo de una red  relacionamientos productivos que permitan ser las bases de una cultura de confianza, corresponsabilidad y apropiación colectiva. En este blog voy a bordar el tema de las relaciones humanas, que como la cultura, en el entorno convulsionado también es invisible. 


Es muy paradójico que, en un mundo cada vez más interconectado, donde la complejidad de los retos sistémicos que nos afectan es cada vez mayor, y nuestra capacidad individual de enfrentarlos es cada vez menor, es muy difícil construir relaciones productivas a diferentes niveles de la sociedad. Hacerlo es un arte que hay que cultivar. Las relaciones humanas están en crisis

Las consecuencias alarmantes de este problema , se están viendo reflejadas en una fragmentación social, en la acumulación de problemas sin resolver, y en unas decisiones incomprensibles que están impactando profundamente  la política nacional e internacional y la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo. 

Veamos algunas de sus manifestaciones recientes más preocupantes.


    • El mundo ve desconcertado como Trump, está demoliendo deliberadamente décadas de construcción colectiva a nivel internacional promovida por su país: su intención de debilitar alianzas como NATO y de ceder ante Pantin en Ucrania; su decisión de salirse de organizaciones como OMS y otras instituciones construidas alrededor de las Naciones Unidas. Y esto ocurre después del COVID-19 y los efectos acelerados del calentamiento global, y la invasión de Rusia a Ucrania,  cuyos causas y rectos son negados o distorsionados por individuos extremistas como el mismo Trump.
    • Los altísimos niveles de desconfianza que hoy miden las encuestas en relación a las instituciones y los principales actores que hoy afectan a la comunidad.

    • La incapacidad de liderazgo individual y colectivo es cada vez mayor: el caso de Petro y su garbilla en Colombia es emblemático, y la pasividad o cobardía de nuestra sociedad que ve desde la barrera la demolición institucional de nuestro país y no se moviliza .
    • La creciente dificultad de las personas para generar consensos y resolver sus conflictos, sin recurrir a la fuerza. En Colombia llevamos décadas de violencia a todos los niveles en nuestra sociedad y hoy las bandas criminales tienen acorralado al país como hace 25 años.

    • El aumento de los divorcios que muestran unas relaciones frágiles que se fracturan fácilmente ante la primera dificultad. Esto se está traduciendo en familias disfuncionales, en las caídas dramáticas en la natalidad , entre otras manifestaciones muy preocupantes.
    • La falta de cohesión en las comunidades que demuestran muchísimas dificultades para generar acuerdos colectivos . Las dinámicas de confrontación en las asambleas de las copropiedades, la intolerancia y la descalificación de quienes opinan diferente, son algunas de las manifestaciones que hoy se ven cada vez más.

    • El aumento significativo de suicidios y de enfermedades mentales en personas deprimidas y afectadas profundamente por su soledad. Esta realidad acelerada por la pandemia, ha crecido alarmantemente. Es hoy uno de los grandes problemas ocultos de nuestra sociedad.

Todas estas dinámicas no son casuales. Hay que sumarle la transformación digital  que ha cambiado radicalmente la manera en que nos relacionamos, favoreciendo interacciones superficiales en redes sociales sobre la construcción de vínculos profundos y duraderos.

 A estas realidades, se suman factores como el individualismo exacerbado, la polarización ideológica y la desconfianza hacia las instituciones, lo que debilita los lazos de cooperación. En muchas sociedades, la falta de contacto directo entre personas ha reducido la capacidad de comprensión mutua, lo que agrava las tensiones y dificulta la construcción de consensos.

Pero profundizando un poco más allá de las manifestaciones evidentes de un mundo con incapacidad de construir y mantener relaciones productivas, hay otros factores a considerar. 


Desde una perspectiva sociológica, la cohesión social se fundamenta en la confianza, la reciprocidad y la interdependencia. Sin embargo, vivimos en un entorno donde prima la competencia sobre la colaboración, y donde la percepción del otro como una amenaza, impide la construcción de puentes y relaciones duraderas

A todo lo anterior, se añade una crisis en la transmisión de valores fundamentales, pues muchas familias y sistemas educativos han dejado de priorizar la enseñanza de habilidades sociales claves. En términos antropológicos, las sociedades han evolucionado mediante redes de apoyo mutuo, pero hoy en día, muchas de estas estructuras han sido debilitadas por dinámicas económicas y culturales que priorizan la autonomía sobre la interdependencia.

Todas estas manifestaciones reflejan una sociedad enferma que enfrenta serios desafíos en la construcción de relaciones productivas sostenibles.


Qué hacer? Esa debe ser la gran pregunta de nuestra época . Veamos algunas de las cosas que se deben de priorizar.

  1. Educación para la convivencia: Incluir y reforzar con urgencia en los currículos escolares, universitarios y de formación en las empresas, el desarrollo  de las habilidades de resolución de conflictos, comunicación efectiva y empatía, permitiendo que desde la infancia y a lo largo de la vida, se internalicen los valores de la cooperación y el respeto mutuo. Necesitamos desarrollar una cultura ciudadana que hoy no tenemos, basada en unas capacidades de relacionamiento que hoy son muy débiles o inexistentes.
  2. Fortalecimiento de espacios comunitarios: Crear foros, redes de apoyo y programas de voluntariado que refuercen los vínculos entre los ciudadanos. Espacios públicos diseñados para la interacción social, como parques y centros comunitarios, pueden jugar un papel clave de encuentro con el otro.
  3. Liderazgo basado en la colaboración: Impulsar modelos de liderazgo colectivo que prioricen el diálogo y la construcción de consensos, donde las decisiones sean el resultado de procesos participativos que incluyan diversas voces y perspectivas, y donde se aprenda a mirar las ideas distintas con curiosidad, respeto y apertura.
  4. Uso responsable de la tecnología: Fomentar interacciones digitales que promuevan el respeto y la cooperación en lugar de la confrontación y el anonimato destructivo. Las plataformas digitales pueden ser utilizadas como herramientas para la unión y el debate constructivo en lugar de la polarización.
  5. Revalorización del compromiso en las relaciones interpersonales: Promover valores como la lealtad, el respeto y la construcción de relaciones a largo plazo tanto en la esfera personal como en la profesional. Se debe resaltar la importancia del trabajo en equipo y la responsabilidad compartida para alcanzar objetivos comunes.

Además, es crucial que se creen políticas públicas que incentiven la colaboración y el fortalecimiento de redes de apoyo en diversos sectores de la sociedad. Los gobiernos pueden jugar un papel clave al generar incentivos para proyectos comunitarios y empresas que promuevan la integración social.


El mundo contemporáneo enfrenta desafíos cada vez más complejos que requieren soluciones colectivas. Para superar esta crisis relacional, es urgente reconstruir la confianza y fomentar la interdependencia positiva en todos los ámbitos de la vida social. La clave está en reconocer que el verdadero progreso no se logra en aislamiento, sino en comunidad, donde cada individuo aporta y se beneficia del bienestar común. Solo a través de un esfuerzo conjunto, podremos revertir esta tendencia y crear sociedades más cohesionadas y resilientes.

Por la importancia de este tema , lo voy a profundizar en el siguiente blog.



sábado, 22 de febrero de 2025

Petro no va a descarrilar el Metro de Bogotá

 



Regresar después de un viaje largo fuera del país y aterrizar en Petrocolombia para enterarme del bochornoso reality del Concejo de Ministros de hace dos semanas, como lo han denominado varios comentaristas, genera una profunda indignación y una inmensa preocupación. Me imagino que en la mente de muchos colombianos ronda una sola pregunta: “¿cómo es posible que los votos de once millones de personas hayan llevado al poder a un personaje tan nefasto como Petro?”

Este escándalo, inédito en la historia del país, se suma a la larga lista de desaciertos a los que nos ha venido acostumbrando este individuo, mientras Colombia se desmorona aceleradamente. Como en estas dos semanas ya se ha escrito suficiente sobre lo sucedido, hoy quiero referirme en este blog a otra decisión de este gobierno que, sorprendentemente, no ha suscitado un gran rechazo ciudadano, especialmente en Bogotá, la ciudad afectada.


Me refiero a la decisión de incumplir con la entrega de la partida de vigencias futuras correspondiente al 2025 por $770.000 millones (US$185 millones), comprometida por el Gobierno Nacional como parte de su aporte para la ejecución del Metro de Bogotá. Se trata de la obra de infraestructura más importante en construcción en Colombia, y la decisión de Petro busca descarrilar su avance cuando ya alcanza el 50% de ejecución.


Para entender mejor el impacto de esta decisión, es necesario recordar algunos antecedentes. Cuando Petro fue alcalde de Bogotá, no fue capaz de estructurar el proyecto de un sistema de metro subterráneo, que era la alternativa menos costo-eficiente para la ciudad. Luego, Enrique Peñalosa llegó a la Alcaldía y dejó estructurada y contratada la alternativa elevada, lo que Petro no pudo hacer. 

Desde entonces, este individuo se convirtió en un feroz enemigo de la solución contratada. Ya en la Presidencia, ha hecho todo lo posible para interferir en la ejecución del proyecto; incluso viajó a China para tratar de convencer a las empresas adjudicatarias de la licitación de cambiar el diseño y contratar nuevos estudios que no lo respaldaron.


Como la Nación financia el 75% del proyecto, Petro utiliza su posición para querer pasar por encima de las decisiones de quienes gobiernan la ciudad.  Esta es otra de las arbitrariedades a las que nos ha venido acostumbrando este individuo, mal llamado "Presidente de todos los colombianos". Afortunadamente Claudia López la anterior alcaldesa y Carlos Fernando Galan, no se dejaron atropellar: la obra se inició y hoy continúa como fue contratada inicialmente.

Pero en esta ocasión, lo digo con gran indignación como bogotano que quiere su ciudad: Petro ha traspasado una línea roja. Aprovechando el inmenso desorden fiscal creado por su incompetencia y la de su equipo, ahora alega que no hay fondos para cumplir con el desembolso comprometido por la Nación para 2025. Se trata del pretexto perfecto para intentar descarrilar el Metro, una obra que ha avanzado sin los grandes escándalos a los que él nos tiene acostumbrados a nivel nacional.


Afortunadamente, hoy tenemos al frente de Bogotá a Carlos Fernando Galán, con un equipo de lujo, y al ingeniero Leónidas Narváez como gerente de la Empresa Metro. Estoy seguro de que no le concederán a Petro la victoria de paralizar el Metro cuando, por fin, los bogotanos podemos ver su avance. Sé que en este momento el alcalde y su equipo están buscando los recursos necesarios para seguir adelante y lograr que, a finales de 2027 o principios de 2028, esta inversión de US$20.000 millones tenga el impacto positivo que Bogotá necesita.


Este esfuerzo, el más grande que se ha realizado en la ciudad, no se puede dejar descarrilar por varias razones. 

La primera razón, ya mencionada, es que la obra lleva un 50% de ejecución. 

La segunda razón, porque sentaría un pésimo precedente que minaría la confianza de los inversionistas en un momento en que se está preparando la Línea 2 y estudiando la Línea 3, las cuales se integrarán con TransMilenio dentro del Sistema Integrado de Transporte (SIT). 

La tercera razón es que quienes vivimos en Bogotá necesitamos recuperar la confianza en la capacidad de nuestros gobiernos locales para ejecutar grandes obras con calidad, presupuesto adecuado, cumplimiento de plazos y sin escándalos (recordemos el caso de los Moreno y los Nule).

La cuarta razón, igualmente poderosa, es que el Metro representa una gran oportunidad para unir a Bogotá. Bajo la sombrilla de la Alianza Universidad-Empresa-Estado-Sociedad la Administración ha recibido una iniciativa en esta dirección, porque el proyecto ofrece una excelente oportunidad para desarrollar una cultura de corresponsabilidad y apropiación ciudadana.


Lo que hace falta ahora es que se escuche la voz indignada de los millones de habitantes de la capital que se beneficiarán de este hito para la ciudad para mandarle un mensaje contundente: “usted no se meta con nuestro Metro”. Necesitamos que expresen su rechazo ante los atropellos del inquilino del Palacio de Nariño y respaldar al alcalde Galán. Un mensaje que siga el ejemplo del comportamiento ciudadano en Medellín con su sistema de transporte.





sábado, 15 de febrero de 2025

Reflexiones para un nuevo año

 


Se inicia un nuevo año después de haber concluido un viaje por países muy distintos al mío. Un año que se vislumbra complejo y desafiante, tanto a nivel individual como colectivo. En estos momentos, la experiencia de viajar invita a la reflexión, a reevaluar el camino recorrido y a pensar en cómo seguir adelante, sin perder el rumbo, a pesar de las dificultades del entorno.

Mientras me encontraba en esas reflexiones, llegó a mis manos un pequeño tesoro que, quizá, algunos de mis lectores ya hayan leído: una crónica escrita por José Richchetti, a quien no tengo el gusto de conocer, pero me encantaría hacerlo.


Con el acertado título de Caminos del Tiempo, el autor nos ofrece breves y sabias reflexiones. En mi caso, sus palabras iluminaron de una nueva manera el camino que he transitado en los últimos años y me invitaron a encontrar un significado aún más profundo en esta etapa de mi vida. Al leerlas, me sentí desafiado, pero al mismo tiempo, muy identificado. Espero que mis lectores experimenten algo similar.



A continuación, transcribo su contenido:


“Hay un silencio que llega con los años, y no es solo la ausencia de ruido, sino la suave transición entre lo que éramos y lo que hemos llegado a ser. A los 60 años, empiezas a sentir la sutileza del desapego. La oficina que antes vibraba con tus ideas, ahora está llena de voces que ya no buscan tu opinión. No es un rechazo, es el ritmo natural de la vida.


A los 65, te das cuenta de que el mundo empresarial, que alguna vez fue tan vital, sigue en constante cambio, indiferente a lo que hiciste o dejaste de hacer. No es una derrota, sino una liberación. Es el momento de mirarte a ti mismo, despojarte del ego y revestirte de serenidad. Ya no se trata de demostrar, sino de enseñar, compartir, ser mentor. El verdadero logro no está en lo que presumes, sino en lo que inspiras.


A los 70, la sociedad parece olvidarte… ¿pero es realmente así? Tal vez sea solo una invitación a reevaluar lo que de verdad importa. Los jóvenes no te reconocerán por lo que fuiste, y eso es una bendición disfrazada: ahora puedes ser quien realmente eres. Sin máscaras, sin títulos, solo tu esencia. Los viejos amigos, aquellos que no preguntan ‘quién eras’ sino ‘cómo estás’, se convierten en joyas preciosas, en diamantes que brillan en el ocaso de la vida.


Y luego, a los 80 o 90, la familia, en su constante prisa, se aleja un poco más. Pero ahí es donde la sabiduría nos abraza con más fuerza. Comprendemos que el amor no es posesión, sino libertad. Tus hijos y nietos siguen sus vidas, como tú seguiste la tuya. La distancia física no disminuye el afecto, pero enseña que el verdadero amor es generoso, no exigente.


Cuando la Tierra finalmente te llame, no hay razón para temer. Es el último baile de un ciclo natural, el cierre de un capítulo escrito con sudor, lágrimas, risas y recuerdos. Pero lo que queda, lo que nunca se borra, son las marcas que dejamos en las almas que tocamos.


Por eso, mientras haya aliento y energía, mientras el corazón siga latiendo, vive intensamente. Abraza los encuentros, ríe a carcajadas, disfruta los placeres simples y complejos de la vida. Cultiva tus amistades como quien cuida un jardín. Porque, al final, lo que permanece no son los logros, los títulos ni los aplausos, sino los vínculos, los momentos compartidos y la luz que dejamos a nuestro paso.


Se lo dedico a todos los que entienden que el tiempo no borra, solo transforma.”


En un mundo donde los cambios demográficos son cada vez más evidentes y las personas viven más años, el desafío no es solo llegar a esa etapa final e inevitable con la mejor salud física posible. Tal vez, lo más importante sea la actitud con la que enfrentemos ese momento, pues será ella la que nos permitirá superar las limitaciones que vienen con la edad y disfrutar plenamente el tiempo que nos queda.


Solo así podremos aprovechar la riqueza de nuestras experiencias y explorar nuevas dimensiones de la vida con una mirada renovada. Los párrafos de este escrito nos brindan valiosas pistas sobre cómo hacerlo.

sábado, 8 de febrero de 2025

Lecciones y reflexiones de un largo conflicto


 En mi blog anterior mencioné la experiencia de viajar por Sri Lanka durante dos semanas. Más allá de la oportunidad de descubrir ese fascinante país, me llamó profundamente la atención un episodio de su historia reciente: la guerra civil que duró 34 años. Este conflicto destaca por ser uno de los pocos en los últimos cincuenta años donde la guerrilla fue derrotada militarmente.

Además, investigué si esta experiencia podría ofrecer lecciones aplicables al caso colombiano, especialmente tras la negociación con las FARC. Hoy Colombia enfrenta una situación tan grave como la de hace tres décadas, agravada por un gobierno que, deliberadamente, ha debilitado a las Fuerzas Armadas.



La guerra civil en Sri Lanka: contexto histórico y causas

La guerrilla Tamil, conocida oficialmente como los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés), fue una organización separatista activa desde 1976 hasta su derrota en 2009. Este grupo surgió en respuesta a tensiones étnicas, religiosas y políticas que marcaron profundamente la historia de Sri Lanka.


Orígenes étnicos y religiosos


Los tamiles, un grupo étnico de origen dravídico cuya lengua principal es el tamil, constituyen aproximadamente el 11% de la población de Sri Lanka. Están culturalmente vinculados a los tamiles del sur de la India y, en su mayoría, practican el hinduismo, aunque existen minorías cristianas. En contraste, la mayoría cingalesa, que representa cerca del 75% de la población, es budista. Estas diferencias étnicas y religiosas alimentaron las divisiones en el país.


Del periodo colonial a la independencia


Durante el dominio británico (1815-1948), los tamiles del norte y este de la isla gozaron de mejores oportunidades educativas y laborales que los cingaleses, lo que generó resentimientos entre estos últimos. Tras la independencia, el gobierno cingalés implementó políticas discriminatorias, como la Ley de Ciudadanía de 1948, que dejó a muchos tamiles sin nacionalidad, y el Acta de Idioma Oficial de 1956, que estableció el cingalés como único idioma oficial, excluyendo el tamil.


Estas medidas llevaron a décadas de marginación y a la radicalización de algunos sectores tamiles, dando origen al LTTE en 1976, liderado por Velupillai Prabhakaran. El objetivo del LTTE era crear un estado independiente llamado Eelam Tamil, en las regiones del norte y este del país.


El conflicto armado


La guerra civil comenzó oficialmente en 1983, tras los disturbios del “Julio Negro”, en los que miles de tamiles fueron asesinados y desplazados por turbas cingalesas, en represalia por el asesinato de 13 soldados por el LTTE. Este evento marcó el inicio de un conflicto que se prolongó por 26 años y se caracterizó por violaciones de derechos humanos, atentados suicidas y el uso de niños soldados.



En mayo de 2009, el gobierno de Sri Lanka, liderado por Mahinda Rajapaksa, lanzó una ofensiva militar decisiva contra el LTTE. La captura de los últimos bastiones rebeldes y la muerte de su líder sellaron la victoria del gobierno. Aunque el conflicto concluyó, las tensiones étnicas y los desafíos de reconciliación persisten.



Lecciones de Sri Lanka aplicadas al caso colombiano

La experiencia de Sri Lanka ofrece valiosas analogías para el conflicto colombiano, aunque también subraya diferencias fundamentales.


Similitudes

1. Control territorial: Tanto los Tigres Tamiles como disidencias de las FARC, el ELN y el Clan del Golfo, entre otros  operaban, y en Colombia  lo siguen haciendo en áreas con débil presencia estatal, explotando el descontento local.

2. Apoyo externo: Al igual que los Tigres Tamiles, que se financiaban mediante redes internacionales, las guerrillas colombianas cuentan con apoyo externo. Por ejemplo, el ELN recibe respaldo del régimen de Maduro en Venezuela, situación conocida y, sorprendentemente, tolerada por el gobierno colombiano actual.

3. Duración del conflicto: Ambos conflictos han sido prolongados, dejando profundas cicatrices en sus respectivas sociedades.


Diferencias

1. Componentes étnicos: En Sri Lanka, el conflicto tuvo un marcado componente étnico, mientras que en Colombia las causas son multifacéticas, incluyendo elementos ideológicos, sociales, económicos y, en la actualidad, principalmente criminales.

2. Enfoque de resolución: Sri Lanka optó por una solución militar, mientras que Colombia ha intentado procesos de paz. Sin embargo, la “Paz Total” propuesta por el actual gobierno ha sido ampliamente criticada por negociar con grupos criminales sin ideología, priorizando sus negocios ilegales.

3. Desmovilización incompleta: Aunque el acuerdo de paz con las FARC en Colombia desactivó parcialmente el conflicto, hoy las disidencias de este grupo, junto al ELN y el Clan del Golfo y otros grupos al margen de la ley , continúan creciendo , continúan creciendo, agravados por la debilidad institucional actual. En Colombia el crecimiento del narcotráfico es un combustible muy potente que mantiene vivo el conflicto y agrava cada vez más la situación de orden público 


Lecciones aprendidas

1. Fortalecimiento del desarrollo local: Ganar la confianza de las comunidades mediante servicios básicos y desarrollo puede debilitar el apoyo a las guerrillas. En Colombia, la falta de presencia estatal en territorios previamente controlados por las FARC permitió el reagrupamiento de grupos armados, afectando a más de 500 municipios.

2. Supervisión internacional: En Colombia, el proceso de paz supervisado internacionalmente buscaba garantizar la sostenibilidad del acuerdo. Sin embargo, los errores en su implementación, como permitir la continuidad de grupos armados y el narcotráfico, han debilitado los resultados.

3. Flexibilidad estratégica: El éxito de los gobiernos de Uribe y Santos al arrinconar a las FARC radicó en estrategias adaptables. Hoy, con el retiro masivo de generales y el debilitamiento institucional, Colombia carece de la capacidad de respuesta necesaria para enfrentar los desafíos actuales.

        4.      Terminación del conflicto. En el caso de Sri Lanka, la derrota de LTTE, ha permitido que ese país recupere un entorno de desarrollo sostenible. Un indicador muy impresionante es el turismo. Como resultado del conflicto este colapso y hoy ha vuelto a ser uno de los pilares de su economía . En Colombia , si bien Petro le apuesta al turismo, pero los problemas de orden público actuales han vuelto a cerrar muchas regiones del país.  En Sri Lanka se acordó validar como oficiales los dos idiomas: el singalés y el tamil y darle mucha importancia al Inglés.





Reflexión final


El caso de Sri Lanka resalta la importancia de una estrategia coherente, firme y multifacética para enfrentar conflictos prolongados. Si bien las lecciones de Sri Lanka no pueden aplicarse directamente a Colombia, ofrecen perspectivas valiosas que deben ser consideradas para abordar los desafíos presentes. El debilitamiento de las Fuerzas Armadas y la falta de control estatal en Colombia son alertas que, si no se abordan con urgencia, van a seguir  perpetuando un ciclo de violencia y criminalidad aún más difícil de superar.


sábado, 1 de febrero de 2025

Islas Maldivas y Sri Lanka: un viaje para el alma y los sentidos




Las Islas Maldivas: Más allá del lujo, un encuentro con lo esencial


Las Maldivas son sinónimo de exclusividad, pero para el viajero curioso que desea conocer la cultura local, existen experiencias que van más allá de los lujosos resorts que abundan en sus islas.



Este país tiene 580.000 personas que habitan en 200 de las 1200 islas e islotes distribuidos en 26 atolones coralinos, en una area de 90000 km2, rodeados por playas blancas como la nieve y aguas cristalinas de color turquesa. Su punto más alto tiene apenas los tres metros sobre el nivel del mar, por lo tanto es un país muy vulnerable a la subida del nivel del agua por el calentamiento global. Malé, la capital, es el centro administrativo y cultural del país.


Para explorar varias de sus islas, es necesario utilizar lanchas rápidas o hidroaviones, medios de transporte comunes que suelen ser gestionados por los hoteles para sus huéspedes.

Aunque las villas sobre el agua son un sueño, una visita a las islas habitadas por la población local, como Maafushi o Dhigurah, ofrece una visión auténtica de la vida maldiva. Interactuar con los habitantes y degustar su gastronomía –que combina sabores del sur de Asia con productos del mar– brinda una perspectiva única de este paraíso.



Para los amantes de la historia, los arrecifes de las Maldivas no solo son un espectáculo de vida marina, sino también un museo submarino. Antiguos barcos hundidos, testigos del comercio entre Arabia, India y el sudeste asiático, reposan en sus aguas. Una inmersión en el naufragio de la “Malé Victory” combina aventura y misterio en un entorno único.



En la capital, destaca el templo Hukuru Miskiy (Mezquita del Viernes), construido en el siglo XVII con coral tallado. Esta joya arquitectónica refleja las influencias culturales que han moldeado las Maldivas a lo largo de los siglos. 



Un detalle interesante es el ver a las mujeres musulmanas que no se quitan la burca y el nigab ,  cuado se encuentran con un paraíso de una playa que invita a meterse al mar. Ver para creer!!!



En el resort donde nos alojamos durante tres días, sobresalió la calidad del servicio, la amabilidad del personal y la excelencia de la gastronomía, detalles que enriquecieron aún más nuestra experiencia.



Sri Lanka: Un mosaico de culturas e historia milenaria


De las Maldivas viajamos a Sri Lanka, un país que siempre quise conocer pero que había dejado de lado en mis viajes anteriores a la India y el sudeste asiático. Esta vez, dedicamos 15 días para recorrer la isla y explorar sus principales atractivos.


Sri Lanka, situada al sureste de la India, combina montañas en su parte central y norte con playas en el sur. Con una superficie de 65.000 km² y una población de 22 millones de habitantes, su diversidad étnica incluye un 75% de cingaleses y un 15% de tamiles, provenientes del sur de la India.


El Triángulo Cultural. Esta región es imprescindible para quienes buscan conocer la historia de Sri Lanka:



Anuradhapura: Una de las ciudades más antiguas del mundo, conocida por sus estupas monumentales y el venerado Árbol de Bodhi, símbolo del budismo.


Polonnaruwa: Con sus palacios y templos del siglo XII, estas ruinas cuentan historias de reyes y dioses a través de intrincadas esculturas de piedra. 



Sigiriya: La icónica “Roca del León” del siglo V combina arquitectura y arte antiguo. Su ascenso, aunque desafiante, recompensa con vistas panorámicas impresionantes.



Mención aparte son las Cuevas de Dambulla , templo budista construido en cinco cuevas. Lugar de adoración desde el siglo I AC decoradas de forma única, donde en una de ellas , hay una estatua de Buda que mide 14 mts de largo. Es un testimonio de la historia artística y arquitectónica del país. 






En el sur del país, varios parques nacionales protegidos permiten avistar elefantes, leopardos, cocodrilos y otras especies en su hábitat natural. Los visitantes pueden contratar vehículos tipo safari para explorar estos espacios y disfrutar de la vida silvestre.



En el centro del país, Kandy, la segunda ciudad más grande, es un destino obligado. Su Parque Botánico es extraordinario, y el Templo del Diente de Buda, uno de los sitios más sagrados del budismo, ofrece una experiencia espiritual única durante su ceremonia diaria.



Desde Kandy, un viaje en tren hasta Ella, permite disfrutar de paisajes espectaculares: plantaciones de té, cascadas y valles profundos. Este trayecto, considerado uno de los más bellos del mundo, es una experiencia sensorial inolvidable.



Para quienes buscan playas y descanso, el sur de Sri Lanka ofrece atractivos turísticos como Galle, una ciudad colonial declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su fortaleza, construida por los portugueses y ampliada por los holandeses, evoca un aire similar al de Cartagena, con calles empedradas, galerías de arte y cafés boutique que transportan al visitante a otra época.


Conexiones entre ambos destinos


Aunque diferentes en naturaleza y cultura, Maldivas y Sri Lanka comparten una historia de interacciones comerciales y culturales. Ambas fueron puntos clave en las rutas marítimas del comercio, y esta influencia se percibe en su herencia multicultural.


Un itinerario que combine estos dos destinos permite alternar el lujo relajante de las Maldivas con la profundidad cultural de Sri Lanka. Un día puede estar buceando entre arrecifes y al siguiente explorando templos budistas milenarios.


Maldivas y Sri Lanka no son solo destinos; son un viaje al alma del Océano Índico, donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan en una sinfonía única.