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viernes, 25 de diciembre de 2015

El futuro que nos puede esperar en Bogotá



en la linea de ayudar a construir la vision de futuro para Bogotá y su región, el siguiente blog, escrito desde el futuro, es un aporte en esa dirección. La Navidad y el fin del 2015, es una buena oportunidad para dejar volar nuestra imaginación, cuando estamos ad portas del inicio de una nueva Administración que tiene la inmensa responsabilidad de proyectar a nuestra ciudad a nivel global.

En el mes de septiembre The Economist publicó un informe especial sobre Colombia. Este país suramericano se ha convertido en un referente internacional. En el proceso de recopilar información adicional, nos encontramos con el ejemplo de cambio de su capital : Bogotá. Por esta razón, en esta publicación hemos querido hacer un reportaje sobre el proceso de transformación de esta ciudad, que hoy tiene más de 10 millones de habitantes.

Antecedentes generales en el mundo
En el curso de estas dos ultimas décadas, ha habido el surgimiento acelerado de mega urbes, que son aquellas ciudades que con sus regiones aledañas, han superado la población que hoy tiene Bogotá. A lo largo de estos años, se ha hecho evidente la necesidad de recurrir a nuevos paradigmas, para enfrentar los retos de la complejidad, que significa gestionar este tipo de conglomerados urbanos. Hay el convencimiento creciente de la inoperancia de los viejos modelos utilizados por muchos años.


Hace diez años en el 2015, Mckinsey Global Institute, publicó un informe sobre los retos y oportunidades que iban a tener estos centros urbanos. Por el lado de los retos, los problemas de movilidad, contaminación, suministro de agua y energía, manejo de las basuras, iban a requerir de formas innovadoras para abordarlas. Pero además, el mayor desafío estaba en lograr la  participación  activa de la ciudadanía en  la solución de los mismos.

En el campo de las oportunidades, el informe de McKinsey mostraba las ventajas tan importantes que ofrecían las grandes urbes para atraer gente con talento, y crear ecosistemas donde florecen emprendedores, nuevas empresas y sectores, activando cadenas de valor de mucho impacto.

Pero hubo algo muy especial que señalaba el informe sobre las grandes metrópolis, que se ha venido consolidando a nivel mundial. El surgimiento de nuevas formas de colaboración entre los diferentes actores. Es el reconocimiento del alto nivel de complejidad, que requiere el manejo de estos grandes conglomerados urbanos.

En este informe, se va a ver el por qué Bogotá es hoy un ejemplo sobresaliente de muchos de los nuevos paradigmas, que habían sido documentados por McKinsey.

Un poco de historia de Bogotá
A finales de la última década del siglo pasado, la capital colombiana, se había convertido en un referente mundial en temas de movilidad y de comportamiento ciudadano. Su sistema de transporte masivo había sido copiado en otras ciudades, y su transformación fisica, representada por nuevos espacios urbanos, la había llevado a ganarse el Premio Leon de Oro en el 2006 en la Bienal de Venecia.

Sin embargo, en por más de una década, gobiernos con una visión distinta, frenaron los avances logrados en temas críticos como el de la movilidad. Sin embargo, durante esos años, se lograron progresos importantes en los aspectos sociales tendientes a cerrar la brecha, de la desigualdad. A pesar de ello, en este período de su historia, Bogotá no contó con una agenda ambiciosa, ni con una visión de futuro que pudiera focalizar los temas prioritarios. Más bien, se vivió un escenario de polarización, de corrupción sin antecedentes, y de no continuidad de los esfuerzos exitosos. Se evidenció el alto costo que una sociedad paga, cuando sus gobernantes y la ciudadanía no están alineados.

La frustración y la desesperanza de la población se manifestó  en las urnas a finales del 2015, cuando la ciudad eligió de nuevo a Enrique Peñalosa, quien ya había sido su Alcalde a finales de los 90. Las expectativas fueron muy altas de que pudiera repetir el milagro de transformar nuevamente a Bogotá.

El inicio de la nueva administración de esa época, contó con un movimiento colaborativo, liderado por varias instituciones privadas y personas interesadas en ayudar a cambiar la narrativa, que traía la ciudad por muchos años. Un ejercicio de escenarios, acompañado de otro relacionado con la especialización productiva inteligente de la Región, fueron fundamentales para ayudar a construir la visión de futuro, que ha orientado las acciones de las administraciones locales en la última década.

Estas iniciativas también se apalancaron en el surgimiento de un movimiento que tuvo a Bogotá como piloto para su desarrollo: Innovación x Educación = Desarrollo + Paz.  Con el apoyo de  una red de colaboración nacional e internacional, surgió esta iniciativa en el momento en que Colombia negociaba la desmovilización de las FARC, grupo guerrillero que había enlutado al país por muchas décadas. .

Bogotá se convirtió en la  primera ciudad, que hizo una apuesta al rededor de la Innovación y la Educación, apalancados en las nuevas generaciones, para construir una cultura de liderazgo, convivencia, emprendimiento y creatividad. En esta propuesta, el sector educativo ha jugado un rol fundamental. Hoy hay evidencias del alto impacto que esto ha tenido en la transformación de Bogotá. Su ejemplo se ha extendido a otras ciudades colombianas, y es motivo de estudio en otras regiones alrededor del mundo.

Es muy interesante el aporte de la capital colombiana. Producto de la experiencia vivida, se ha logrado trabajar de manera equilibrada en una agenda de desarrollo, que ha priorizando por igual, los avances significativos en su infraestructura física, pero también en su infraestructura mental. Los logros en estos dos campos se refuerzan entre sí y hoy su impacto es evidente. Y lo más interesante, es que ha habido una continuidad de políticas, en varias administraciones de la ciudad, que han reforzado estos dos aspectos como fundamento del desarrollo de la Region.

La infraestructura física de la ciudad.
Del 2016 al 2020, se inició la recuperación de la ciudad en los temas agudos, que no habían sido resueltos años atrás. Durante este periodo, la infraestructura vial y de transporte tuvo unos avances muy importantes, a la altura de los que había tenido Colombia a nivel nacional. Un sistema integrado de transporte,  una red de acceso vial a la ciudad, y nuevas vías, mejoraron la movilidad, a pesar de que el parque automotor siguió creciendo.

A finales del 2023, Bogotá había logrado una transformación, que se convirtió en un hito urbano reconocido mundialmente. Una ciudad que, a diferencia de muchas otras en el mundo, le había volteado la espalda a su río, lo había recuperado  y convertido en un polo de desarrollo impresionante. Además de haberse descontaminado el Río Bogotá, con mucha imaginación, se diseñaron nuevas formulas de habilitación de tierras. Con los municipios aledaños, se encontraron mecanismos muy creativos para lograr la integración metropolitana, que no se había logrado en el pasado.

Para acomodar el crecimiento de la ciudad, en estos diez años Bogotá se ha convertido también en un ejemplo en proyectos innovadores de renovación urbana. Se aprendió de otras ciudades del mundo, pero también se innovó en este campo, generando nuevas oportunidades, Una combinación exitosa de creación de espacios urbanos muy atractivos, y proyectos arquitectónicos muy funcionales, y ambientalmente sostenibles, le devolvieron la vida a muchas zonas de la ciudad.

En los últimos tres años, ha habido un cambio de paradigma en el sector de energía y de la industria automotriz, que ha traído un gran impacto en la movilidad:  el auto eléctrico sin chofer y la energía solar con baterías muy eficientes de almacenamiento . Gracias a los cambios de mentalidad que se dieron en esta ciudad, que acogió las palancas de la ciencia, la tecnología.y la innovación para su transformación, pudo aprovechar muy rápidamente estas nuevas tendencias para incorporarlas en la solución de los problemas agudos de movilidad, que le habían afectado la productividad de manera grave, por muchos años.

Infraestructura mental de Bogotá.
La transformación física de esta ciudad latinoamericana, ha sido notable por la velocidad e innovación con la que se ha producido en un tiempo relativamente corto. Pero, lo que este informe del The Economist quiere resaltar, es el cambio que se ha dado en su infraestructura mental.

Con el cambio de la Alcadia que se dio a finales del 2015, se comenzó a construir un nuevo paradigma de colaboración entre el nuevo burgomaestre y su equipo técnico, con los representantes de la nueva institucionalidad, que se había ido formando como consecuencia de la crisis de los años anteriores. Lo nuevo era la disposición a trabajar conjuntamente, para lograr un propósito común.

A partir de las iniciativas de los escenarios, las estrategias productivas inteligentes, el movimiento  de E x I = D + I, se iniciaron una serie de proyectos piloto, que se hicieron inicialmente de manera experimental. Se contó con el apoyo especializado por parte de muchas instituciones, que se fueron sumando a la causa. De esta manera se fue consolidando una nueva arquitectura de colaboración. Desde la diversidad de experiencias y capacidades, bajo una visión común de un liderazgo colectivo, se pudieron movilizar activos muy valiosos que tenía la ciudad, anteriormente invisibles y desconectados.

La identificación de líderes jóvenes en las diferentes localidades y municipios vecinos a Bogotá, permitió ir construyendo una red de liderazgo interconectada y muy visible. Los colegios, las escuelas y las universidades, se volvieron puntos de encuentro de las comunidades a su alrededor. Múltiples proyectos empujados por las redes locales de liderazgo y emprendimiento, apoyadas en plataformas tecnológicas sofisticadas, permitieron crear un sentido de comunidades conectadas por intereses comunes, en toda la Región.

Los medios de comunicación jugaron un papel vital en la divulgación de los nuevos modelos de rol que han surgido, así como de los proyectos exitosos que se han hecho. Las universidades han documentado el proceso, que ha permitido ser una fuente muy rica para la investigación desde estos centros de pensamiento. El uso de tecnologías avanzadas ha permitido monitorear en tiempo real la evolución de la nueva narrativa en la ciudad. De esta manera, la sociedad cuenta con mecanismos para incorporar las lecciones aprendidas y generar soluciones novedosas a sus problemas.

A partir de este movimiento, los jóvenes han jugado un papel protagónico, porque han movilizado una transformación muy interesante en el sector educativo. Hoy, se observan los resultados en las mejoras de las  competencias básicas en las pruebas Saber y Pisa, pero también, en las nuevas competencias de convivencia, liderazgo, creatividad y emprendimiento. Pero también, se ha buscado sacarle el mayor provecho posible al activo más importante de la Region: su talento humano, ya que la ciudad cuenta con más de cien centros de Educación Superior. Dos de ellos hoy están entre las 100 universidades más importantes del mundo.

El capital humano que se ha venido formando en estos años, ha permitido dar profundidad y sostenibilidad a las estrategias que se plantearon, en el desarrollo de los escenarios 2025. Especialmente en lo relacionado con la Ciudad Educadora, Pedagogia de lo Público, Ciudad - Región Inteligente e Innovadora, y Oportunidad para la Equidad, ha sido posible contar con nuevos líderes y emprendedores, que con su ejemplo y sus proyectos, han ido creando las bases de una nueva narrativa de ciudad.

El uso de nuevas tecnologías de vanguardia, la participación activa de las universidades y centros de investigación, la inversión creciente de las empresas en innovación, y el desarrollo de capacidades alrededor de las apuestas estratégicas hechas hace diez años, han generado una cultura en la ciudad, que aprecia el uso del conocimiento, para sustentar y sostener su desarrollo. Hoy Bogotá cuenta con nuevas industrias que no existían hace una década. Estos nuevos elementos, sumados a una infraestructura física, muy atractiva y mucho más acorde con las exigencias internacionales, han facilitado el atraer talento e inversión  extranjera.

En este nuevo entorno cultural, Bogotá cuenta con una masa crítica de actores institucionales, líderes jóvenes, empresarios y educadores, muy conscientes de que la ciudad debe sostener su medio ambiente y mejorar significativamente sus oportunidades de equidad. La transformación de la ciudad es una causa común que se ha  asumido como una responsabilidad colectiva.

Algo que vale la pena resaltar, es el aporte que le ha hecho Bogotá al país, al ser un ejemplo de la transformación de una cultura de intolerancia y agresividad, a una más respetuosa y consciente de la diversidad. Los niveles de violencia e inseguridad, que podrían haberse disparado con posterioridad al acuerdo con las FARC en el 2016, no lo hicieron. En buena medida se debe a la coordinación, entre las administraciones de turno, y las acciones colaborativas de muchas instituciones de la ciudad.

Esta colaboración también se ha extendido al área metropolitana, donde se han logrado acciones coordinadas entre Bogotá y 24 municipios vecinos. Pero también se han vinculado los Departamentos vecinos. Se ha logrado superar el problema de muchas décadas: la desarticulación con la Region. Hoy, los logros obtenidos en este campo,  son un modelo para AL de colaboración orquestada bajo una visión común, que se ha venido consolidando en el tiempo. Como consecuencia, la movilidad regional, el manejo de las basuras, el tratamiento de aguas servidas, la expansión urbana, son temas que se manejan coordinadamente.

Esta nueva infraestructura mental,  ha permitido tener ya dos alcaldes y una alcaldesa, apoyando las grandes apuestas que ha venido haciendo la ciudad en esta década, con un soporte abrumador de la gente. Se ha vencido la apatía hacia la innovación y se han superado las barreras que impedían una buena gestión. La Administración trata a los ciudadanos como adultos, y poco a poco, ha venido calando la importancia de superar la dependencia de "líderes que prometen hacer milagros". Hoy se entiende que la corresponsabilidad es de todos para ponernos de acuerdo de lo que debemos hacer colectivamente, a partir de la principal riqueza de Bogotá: su diversidad. Hoy se observan conversaciones diferentes donde las diferencias no se resuelven con violencia, sino de manera más madura.

Hoy se entiende muy bien, que la visión que se ha venido construyendo, se fundamenta en:


  • formar redes de liderazgo, vinculando a las nuevas generaciones, como agentes de cambio en sus localidades. Se ha promovido una nueva pedagogia del liderazgo, fundamentada en una escala de valores diferentes,  para sembrar de manera temprana las bases que soporten los cambios requeridos.
  • ser una ciudad educadora que forma el mejor talento y un sistema educativo alineado con la transformación de la Region, para enfrentar los retos de ser una ciudad global.
  • hacer apuestas inteligentes  para su competitividad, utilizando CTI como palancas para su desarrollo y solución de muchos de los problemas de la ciudad.
  • reforzar la pedagogía de lo público para aumentar el sentido de apropiación y compromiso del ciudadano con su ciudad, así como una nueva cultura de participación activa, que fomente la convivencia y la construcción colectiva.
  • propiciar las oportunidades para la equidad, de manera que se cierren las brechas de desigualdad,. Se entiende que estos temas no son propiedad de la izquierda sino de toda la sociedad.
  • contar con servicios públicos de talla mundial, y una administración transparente.
  • proteger su medio ambiente, porque se tiene una cultura de participación, que entiende la importancia del  desarrollo sostenible, y que aporta a la calidad de vida de la comunidad. Para lógralo, CTI juega un papel fundamental para resolver el manejo de residuos, tener nuevas fuentes de energía, disminuir la contaminación del aire, y mejorar la movilidad.
  • movilizar las acciones colaborativas entre todos los actores que tienen en sus manos las competencias y experiencias para generar y sostener los cambios en la Region.
  • desarrollar una capacidad de gestión sobresaliente y contar con una memoria institucional que le permite incorporar las lecciones aprendidas.

Como se puede ver en este informe especial sobre Bogotá, The Economist ha podido constatar el impacto que tiene el liderazgo colectivo, inspirado por una visión común de futuro, una capacidad sobresaliente de gestión, con un gran apoyo y participación. Es un ejemplo innovador que rompió con los esquemas de otras ciudades latinoamericanas, porque aprovechó la inteligencia colectiva para complementar el trabajo de los gobiernos de turno.

Bogotá quedó ubicada como la primera ciudad global en AL en el informe de McKinsey, porque ha logrado contar con una estrategia clara para lograrlo.  Es una ciudad que tuvo la osadía de pensar en grande a partir de un propósito común, de mucha paciencia y perseverancia para volver los sueños una realidad. Es una urbe que recuperó una vez más su orgullo. Definitivamente, esta ciudad latinoamericana es un modelo para el mundo.

Soñar no cuesta nada, pero no soñar es demasiado costoso. Como lo mencionaba en mi blog anterior, una visión de futuro sin acción, es solo un sueño, una acción sin visión de futuro no tiene sentido, pero una visión de futuro con acción puede cambiar el mundo, y también a Bogotá y su región. Para mí,  llegada de Enrique Peñalosa a la Alcadia de Bogotá, es la oportunidad de retomar el camino que nos permita aspirar en diez años, a que una publicación tan prestigiosa como es The Economist, pueda escribir un artículo como el que aportado en este blog. Estoy seguro que si creemos todos que esto es posible , lo volveremos una realidad.

La gran pregunta que yo tengo, después de escribí este blog es la siguiente: ¿Tendrá Enrique Peñalosa la apertura, para darle la importancia que se merece,  a la agenda de la infraestructura mental?. Sin ella, estoy convencido que no será sostenible el proceso de cambio de Bogotá hacia adelante. Las vías, el Metro, la seguridad, el río Bogotá, donde está su pasión como urbanista, son necesarios más no suficientes. En siglo XXI, el papel de la mente es vital para lograr proyectar a una ciudad y su región a nivel global.

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