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viernes, 13 de enero de 2017

La Globalización

En los dos últimos blogs, he planteado la importancia de poder leer y comprender las tendencias que hoy están cambiando al mundo. Inicié con el análisis  del cambio climático, que por su impacto cada vez más grande, está convirtiéndose en la amenaza más grave que enfrentamos los seres humanos hacia adelante. En este blog, voy a mostrar el impacto de la globalización, como la segunda tendencia que está en marcha.

Y que a pesar de estar hoy en el ojo del huracán político y social en Europa y los Estados Unidos, la tesis es que la globalización no va a parar su curso hacia el futuro, aunque si hay señales claras de un cambio de la dinámica en el crecimiento global.


Richie Sharma en su libro "The rise and fall of nations" menciona que en el año 2010, se produjo un cambio en la tendencia en este crecimiento, posiblemente impulsado por la crisis financiera en el 2008. A partir de ese año, muchos bancos internacionales se han salido de varios países para concentrarse en sus mercados locales. También, se observa una tendencia de los países a mirarse mas hacia adentro, a reconstruir barreras para el comercio, y a aislarse de sus vecinos.

Otro dato interesante: en el 2007 se había llegado al punto más alto de flujo de capital después de tres décadas de crecimiento sostenido. Sin embargo, a partir de 2008, estos flujos  se bajan de US $9 trillones a US $1.2 trillones que era el nivel de 1980. Una caída de 8 veces en el % de participación en la economía global. Esto explica el decrecimiento de las economías en general en estos últimos 8 años. Pero hay otra cifra importante: en cinco décadas, el comercio global  paso del 25% al 60% del PIB mundial

Pero a pesar de que algunas cifras muestran unos cambios hacia la "desglobalización", y otras apuntan a la creciente interconexión de las redes de suministro, el cambio con el impacto más grande es el de la tecnología. Obama así lo expresaba en su discurso de salida de la Presidencia

Y sin embargo,  por falta de una pedagogía que oriente e informe a la gente, la globalización se ha convirtió en la villana de las narrativas construidas para lograr " el Brexit" en Europa y la elección de Trump en US. Este vacío ha facilitado la venta de la idea de que hay levantar muros para aislar a los paises, como ha propuesto Trump en la frontera con México. Pero hay un hecho irrefutable: vivimos cada vez más en un mundo interconectado e interdependiente, sin importar  lo que digan los políticos irresponsables.

Esta interconexión seguirá aumentando, y se verá reflejada en una conectividad cada día mayor y un tejido cada vez más denso entre los seres humanos, por el acceso acelerado a la tecnología.

¿Pero que es finalmente la globalización, que genera tanto temor en la gente, y es explotada tan negativamente por políticos como Trump? Una buena definición que da Thomas Friedman, es la habilidad que tienen las personas y las empresas de conectarse, relacionarse y competir a escala global. Esto permite el flujo de ideas e innovaciones, democratizando el conocimiento a una velocidad y escala sin precedentes.

Estas dinámicas son habilitadas por los avances en la tecnología, y ningún político o demagogo, va a cambiar esta realidad histórica. El "genio" ya se salió de la botella y no va a regresar a ella. Amenazas como las de Trump a México y las empresas automotrices, no van a prosperar, a pesar de que en los próximos cuatro años, se produzcan algunas distorsiones en la tendencia de la globalización.

Los flujos de información y de conocimiento, han permitido un mundo interconectado hiper conectado e interdependiente, aumentando la exposición positiva, pero también negativa que esto implica. La gente que se queda atrás de esta tendencia se siente cada vez más vulnerable y expuesta a las acciones que toman los demás. Esto da miedo, genera odio contra "las fuerzas oscuras" que no entienden. Tipos como Trump le han dado voz y amplificado estos temores en la gente.

La globalización genera varios desafíos importantes. El primero de ellos es la interdependencia que limita la capacidad de ejercer la hegemonía del poder, como lo hizo los Estados Unidos después de la caída del Muro de Berlín en 1989. El segundo reto es la desintegración de los Estados débiles que nacieron después de la II Guerra Mundial en el Medio Oriente y el África. Este proceso está creando un monumental problema para Europa por los cientos de miles de emigrantes que están tratando de escapar a los impactos del cambio climático y la violencia en sus regiones.

Un tercer reto: en este mundo globalizado, y cada vez más multipolar que se ha consolidado después del ataque de 7/11 a las Torres Gemelas en NY, la efectividad de las intervenciones de fuerza militar, son cada vez menos relevantes por los altísimos costos económicos y sociales que producen. Los casos de Irak, Afganistán, Siria, Libia, y Somalia, han pasado un costos altísimos  geopolíticos a todos los participantes.

En un testimonio de Henry Kissinger en el 2015 es muy disiente de los retos actuales de la globalización y las dinámicas que hoy afectan a todos, y que han desbordado la capacidad de las instituciones internacionales desarrolladas después de la Post Guerra :

"El problema de la paz giraba alrededor de la acumulación del poder, El surgimiento potencial de un país dominante que podía comprometer la seguridad de sus vecinos. En este periodo, la paz está haciendo atacada por la desintegración del poder, el colapso de la autoridad en espacios sin gobierno que extiende la violencia más allá de sus fronteras y regiones".

Como lo explica. Friedman en su más reciente libro, se están presentando simultáneamente muchos puntos de turbulencia. Hay una pelea por el poder dentro de los estados; hay una confrontación entre estados; un conflicto entre etnias y grupos sectarios; y un asalto al sistema internacional de los estados. El resultado es que muchos espacios geográficos son ingobernables".

Hay que recordar que la turbulencia de estas dinámicas de desintegración está siendo alimentada por los cambios climáticos, como lo mencioné en mi blog anterior en el caso de Siria y en África Central. Se está destruyendo la agricultura y convirtiendo grandes extensiones en desiertos. El resultado: millones de desplazados huyendo de las hambrunas para no morir. Son la carne de cañón perfecta para aprovechar su desesperación, especialmente de los jóvenes, por parte de los grupos fanáticos que hoy pululan en estas regiones del mundo.

Al desorden geopolítico, como lo denomina Thomas Friedman en su último libro, hay que añadir un riesgo adicional. El empoderamiento de un individuo por la tecnología, cada vez más al alcance de las masas, para habilitar actos terroristas con un alto impacto psicológico. Muchos de ellos son jóvenes que vienen de estados fallidos, o están siendo entrenados en ellos, motivados por una visión fanática religiosa, como ISSIS en el Medio Oriente.

La respuesta a estos fenómenos de terrorismo global, utilizando exclusivamente la fuerza, lo único que está generando es más desestabilización como lo muestran los casos de Irak, Siria, etc. En estas regiones del mundo no se construyeron capacidades de capital humano, y la violencia está destruyendo lo poco que existía. Ahora sus efectos tienen una repercusión global.

El proceso de la globalización ha generado impactos impredecibles, y una gran inestabilidad  en en la geopolítica, pero en el campo económico el tema no es menor. En dos décadas, el centro de la actividad económica se ha desplazado aceleradamente hacia el Asia. La China se convirtió en la segunda economía mundial, y el efecto agregado de esta región del mundo, define los precios de las materias primas de países como el nuestro.

Esta dinámicas se demostró con la caída en la demanda  de las materias primas jalonadas por la China. Esto se ha reflejado en una baja de los precios de estos productos, y ha desnudado a los paises que le apostaron a este ciclo de altos precios que ya pasó. Se ha puesto en evidencia la altísima vulnerabilidad que tienen estas economías en un mundo interconectado como el actual. Nuestro caso y el de Venezuela, son dos ejemplos patéticos de esta realidad.

Pero el efecto sistémico de la globalización tiene otras aristas.

Con las decisiones de los votantes en Estados Unidos y en Europa, es muy posible que se aumente mucho el riesgo de una guerra comercial. El tema es especialmente preocupante con Trump  por su postura ante la China y México. En este último caso, obligando a empresas como Ford, a cancelar una planta bajo la amenaza de poner un impuesto del 35% a los autos importados de este país.

La combinación de la globalización y los cambios tecnológicos, ha puesto un prémium al desarrollo del capital humano. Este depende cada vez más del conocimiento y la capacidad de adaptación para asimilar los cambios exponenciales que se están dando. La competitividad se logra al tener mucha gente formada y educada para enfrentar los retos del siglo XXI. Por esta razón , la competencia global, está cada vez más centrada en atraer los mejores cerebros del mundo.

En mi próximo blog continuaré desarrollando el tema de la globalización, como una de las grandes tendencias que seguirán teniendo un gran impacto en nuestras vidas.



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