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sábado, 6 de abril de 2019

La historia como referente para Bogotá

A los políticos de Bogotá no les caería mal un viaje a Cartagena, y recordar la historia de la ejecución  de las murallas” Juan David Quintero.

En una conversación con Juan David Quintero, joven edil de la localidad de Usaquén, me ofreció el siguiente artículo donde recordaba la importancia de recurrir a la historia para darle luz a algunos problemas recurrentes que hoy nos impiden avanzar en el desarrollo de una ciudad como Bogotá. Juan David aspira a llegar al Concejo de la ciudad en las próximas elecciones, y representa una nueva generación de líderes que quieren a darle una imagen diferente al ejercicio de la política en la ciudad. A continuación su artículo. 

Las murallas de Cartagena no son solo un símbolo del orgullo de la heroica, también son un monumento al aprendizaje fundamental de cualquier política pública: terminar lo que se empieza. La construcción de las murallas del  corralito de piedra y del Fuerte de San Felipe, fueron unas obras planeadas y ejecutadas, que fueron responsables de uno de los mayores triunfos en la historia militar española en la época de la Colonia. Gracias a su imponente fortificación, y la valor de sus defensores, en 1741 Blas de Lezo humilló a la Armada Británica, lo que significó que los ingleses nunca más volvieran a intentar dominar los territorios españoles ni a Cartagena.

Más allá de aquella victoria, la historia de la fortificación de esta ciudad, fue el producto de una buena ejecución de una política pública. Identificaron una problemática, planearon una solución que tomaría varias décadas, y la implementaron para acabar con el peligro de que la ciudad volviera a ser atacada por los piratas ingleses. 

Hoy parece que hemos olvidado el mensaje que nos deja esta historia: los proyectos públicos, especialmente los de infraestructura, deben tener continuidad y terminarse, de lo contrario no cumplirán su fin. 

Ahora veamos como se aplica este ejemplo, en la definición y ejecución de proyectos de gran envergadura, en tres casos más recientes y fundamentales para Bogotá. Son unos claros ejemplos que ilustran el atraso que hoy tenemos, y que más que gerencial, es mental. 

Veamos el primer caso emblemático. Llevamos cerca de 70 años tratando de construir un metro. En Londres desde 1863 ya rodaba el “underground”. En 1942 Bogotá empezó a discutir su construcción. Dejando a un lado 70 años de argumentos políticos y financieros, hoy no tenemos ni un metro del metro. 

Este año por primera vez, estamos muy cerca de lograrlo. Ya se anunció que a más tardar en octubre estarían contratadas las obras y la operación. Sin embargo, fieles a lo peor de nuestra tradición, los opositores al alcalde Peñalosa quieren volver a detenerlo. 

Por un lado, los compañeros de partido del exalcalde preso Samuel Moreno, anuncian demandas para solicitar medidas cautelares que suspendan la construcción. Entiéndase bien, una media cautelar no es una decisión de fondo; por lo que el metro se suspendería indefinidamente hasta que los jueces resuelvan de fondo. No sobra decir que en lo único más lento que un trancón en Bogotá es el sistema judicial colombiano.  

Por otro lado, la candidata Claudia López, señala que el metro está incompleto y lo llama “métrico”. De ser alcaldesa, sugiere cambiar el trazado echando por la borda todos los avances, y sobretodo, se pondría en riesgo los créditos de la banca multilateral. 

Esta candidata  propone modificar el trazado y ampliar la longitud hasta Suba con los recursos del Transmilenio que se han presupuestado para  la Carrera Séptima, lo cual está basado en el sentimiento de la gente, pero en la nula razonabilidad fiscal ni en la necesidad de la ciudad en movilizar ciudadanos por el borde oriental. La verdad, es que esta propuesta no contaría con los recursos para realizarla, lo que haría volver a cero el Metro de Bogotá.

Como se ve, la situación es bastante simple: Si esta administración no contrata la primera línea del metro, nuevamente entraremos en la inagotable discusión de si debe ser subterráneo o aéreo, cuál debe ser el trazado y no se sorprendan si nos agarramos a discutir si las ruedas deben ser de metal o de caucho, como el de París. Y la inversión de todo el trabajo realizado  para los diseños , que ya está prácticamente concluidos, correría el serio peligro de perderse.

El segundo caso emblemático es el de Transmilenio. La definición de este sistema, consiste en un conjunto de elementos coordinados, que se necesitan para cumplir determinada función. Si una de las partes no está, el sistema deja de funcionar. 

De acuerdo con los documentos CONPES, desde 1998, se diseñó la implementación del sistema Transmilenio, el cual debía iniciar su construcción en ese año y terminar en el 2016 con un total de 387 km. Al final de la administración del exalcalde Petro, Transmilenio solamente había avanzado en 109 km, es decir cerca del 30%. 

Entonces hay que preguntarse: Si la demanda de población aumentó y lo que se pretendía movilizar en 387 km solamente se moviliza en 109 kilómetros, se genera una pregunta fundamental: ¿se le puede pedir resultados al sistema en estas condiciones?  ¿Será que el sistema incompleto colapsó? Todos sabemos la respuesta. Por lo tanto, mientras Transmilenio no se termine, seguirá siendo lo que es, un sistema sin terminar para cumplir su función. 

Veamos el tercer caso emblemático del río Bogotá. No hay duda que con sus aguas contaminadas, se hace un gran daño ambiental a la region, razón por la cual desde los años 50, se habla de la necesidad de resolver este gran problema. Desde el año 2000 Bogotá solo cuenta con la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) llamada Salitre, donde se trata únicamente el 35% de las aguas negras de la ciudad. 

Han pasado dos décadas, y no se ha logrado avanzar en construir la segunda PTAR Canoas que trataría el agua contaminada restante. Un obstáculo reciente fue la corrupción de Odebrecth en la alcaldía del Samuel Moreno. Parece que finalmente en la actual administración, se dejará contratada esta PTAR en un esfuerzo cercano a los 7 billones de pesos, la mitad de la inversión requerida para el metro. A pesar de que poco se habla de esta obra, sería un gran aporte que le habría hecho el alcalde Peñalosa a la Ciudad y al país. 

Son muchos más los esfuerzos para que Bogotá siga adelante. De nosotros los ciudadanos, depende entender la necesidad de pensar en el largo plazo, y exigirles a los candidatos a la Alcaldía que hagan lo mismo. Y de paso sugerirles, aprender algo de nuestra historia, o en su defecto, que se den una pasadita por Cartagena, se tomen una foto en las murallas,  y entiendan que el progreso se hace construyendo y no destruyendo.  

Los invito a ver este corto vídeo de la experiencia de una persona que vive en el norte y tiene que movilizarse todos los días al centro de la Ciudad https://youtu.be/p90Csc7FoBg


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