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sábado, 9 de enero de 2021

Con el Diablo no se puede pactar

 


“Cuando la gente toma decisiones políticas por razones de negocios, se obtienen unas consecuencias desastrosas” Darren Walker Ford Foundation 


Durante los últimos cinco años, Trump ha copado los espacios informativos en los medios tradicionales y las redes sociales. Y lo ha hecho, porque este despreciable personaje, se ha atrevido a romper con absoluta impunidad, todas las reglas que habían sido respetadas por quienes llegaron antes que él a la presidencia de su país 



Como resultado del desastroso comportamiento de Trump, y de los Republicanos que se plegaron a él, los Estados Unidos dejaron de ser el faro de la democracia en el mundo, para convertirse en el ejemplo de lo que se debe evitar. La toma del Capitolio, con la muerte de cinco personas el pasado miércoles, es el último capítulo que faltaba de una tragedia que se veía venir.


El problema más serio que tienen los Estados Unidos hacia delante, y el más grande reto que enfrentará Joe Biden como Presidente durante su mandato, es que los sucesos de esta semana son la culminación de un proceso de deterioro muy grande del sistema que sostiene la democracia de su país. 


No hay que olvidar que Trump, contó con el apoyo de  78 millones de gringos enfurecidos, en las pasadas elecciones que perdió. Miles de estos seguidores, que representan la extrema derecha y a quien él les dio su voz,  se reunieron en Washington este miércoles. De todo el país atendieron su llamado, para desconocer los resultados electorales aduciendo el  fraude sin prueba alguna. Marcharon hacia el Capitolio, para presionar a los congresistas que tenían que confirmar los resultados del Colegio Electoral.


Esta incitación  de Trump culminó en la toma del Capitolio, un hecho sin antecedentes y en una tragedia que tiene sorprendido al mundo entero y abochornados a millones de norteamericanos. Por haber incitado a esta turba por Twitter, Trump enfrenta la posibilidad de una destitución en tiempo récord, a solo 10 días de dejar la Casa Blanca, además de que esta empresa le canceló su cuenta por considerarla peligrosa al ser un vehículo para incitar a la violencia.

Sobre estos hechos se han escrito muchas opiniones y se seguirán haciendo más comentarios, a medida que el drama continúe mientras Trump siga en el poder, y si se le hace un juicio de responsabilidad que está por verse. Lo que suceda confirmara o no su afirmación: “puedo matar a alguien en la 5a Avenida en NY y a mi no me pasa nada”, premisa que utilizo para violar todas las normas de conducta y buen gobierno durante su mandato.


 Pero hay un aspecto que no ha recibido la suficiente atención y es la complicidad de los ejecutivos de las grandes empresas y sus accionistas, que hicieron un pacto con el Diablo para defender sus intereses y beneficios, y cuya cuenta su país la está pagando hoy a un altísimo costo para todos. Como lo describe David Gelles en el NY Times,  (After riot, Business Leaders reckon with their support for Trump), estas personas se hicieron los de la vista gorda  ante los comentarios incendiarios, las mentiras y el comportamiento aberrante, de quien representaba la más alta posición de la nación. 



La decisión de apoyar a Trump fue motivada por su ofrecimiento de recortes de impuestos, donde él fue el primer beneficiario. También, por la eliminación de regulaciones onerosas, que habían venido pidiendo en el pasado, para favorecer sus propios intereses pero en detrimento de la sociedad.

Esas medidas de Trump fueron aplaudidas y suscitaron inclusive comentarios elogiosos de varios altos ejecutivos sobre el extraordinario liderazgo de Trump, a pesar de su comportamiento aberrante como presidente. El apoyo de estos directivos empresariales, le dio credibilidad política a un empresario que tenía una estela de escándalos en su vida de negocios. Este sello fue una patente de corso que Trump utilizo para dividir y desistitucionalizar su país.


El presidente de la Fundacion Ford lo expresó claramente: “esto es lo que sucede cuando se subordinan los principios por lo que nosotros percibimos ser intereses de negocios. Al final termina siendo algo malo para estos y para la sociedad”.


Cuando este cambio de prioridades se dan, quienes lo hacen tienen que hacer un acto muy complicado de equilibrismo, para apoyar la agenda económica que los favorece, pero aparecer rechazando  los perores comportamientos del presidente.


El NY Times recuerda como muchos de estos dirigentes empresariales aceptaron con gusto pertenecer a unas comisiones para ayudar a Trump. En ese momento, muchos de ellos dejaron a un lado las reservas que les generaba este señor, porque veían la oportunidad de diseccionar unas políticas que los favorecían. 


Para personas que presiden empresas tan importantes como Apple, Walmart, J P Morgan, Merck, y Ford, las fallas desastrosas de carácter de Trump, no pesaron en sus decisiones de apoyarlo.  Sus escándalos sexuales y empresariales, su racismo y desprecio por el emigrante no blanco, así como su convencimiento de que estaba impunemente por encima de la ley, fueron detalles menores para quienes sólo veían sus propios beneficios. 


Pero estos comités colapsaron cuando Trump alabó a los racistas y nacionalistas blancos que utilizaron la violencia en Charlottesville en Virginia. Muchos de los dirigentes renunciaron porque algo de conciencia les quedaba y no podían seguir apoyando a quien estaba deshonrando la primera posición de su país. Pero esta buena, aunque tardía decisión, no duró mucho porque “el dinero no tiene memoria”,  como nos los recuerda el periodista Gelles en su artículo sobre este tema.


La posición de muchos de estos ejecutivos volvió a cambiar y alinearse  con Trump, cuando  logró pasar en el Congreso una rebaja muy significativa en los impuestos, que les representó a sus empresas y accionistas, miles de millones de dólares. Se volvieron a formar comisiones de trabajo donde muchos dirigentes se peleaban por estar allí. 


Estos espacios  los acercó a un más a un presidente, que por la misma época, tomó medidas tan vergonzosas como el separar a niños de sus padres en la frontera, muchos de los cuales nunca se volvieron a ver después. O cuando logro evitar su destitución, con la complicidad de los republicanos, y así evitar su responsabilidad por la interferencia rusa en las elecciones del 2016, donde Trump salió electo a pesar de haber perdido el voto popular. (una de las aberraciones del obsoleto sistema electoral norteamericano)


Con el recorte de impuestos y la eliminación de regulaciones costosas, Trump literalmente compró la conciencia de quienes deberían de haberla puesto, no al servicio de un truhán, sino de su país. La historia los juzgará porque no lo hicieron. 


En la ceremonia donde se volvieron a instalar los comités en el 2017, personajes como el presidente de Apple agradeció a Trump, considerando un honor poderle servir. Y en esa misma reunión, los presidentes de Visa y de IBM, reconocía en público “ el excelente e incuestionable liderazgo del presidente de su país” 


Lo sorprendente, es que muchas de estas grandes corporaciones, han sido reconocidas por sus proceso de formación de liderazgo en un marco de principios y valores. Sin embargo, el soborno de los impuestos, le permitió a Trump que les facilitara la amnesia en estos temas. Oír a estos señores hablar de liderazgo, con semejante manifestación de incoherencia, da náuseas de verdad.


Para estos dirigentes del sector empresarial, que representan muchas de las principales organizaciones de su país, el acto de malabarismo que ha tenido que hacer, les permitió olvidar la importancia de defender sus principios. Lo hicieron  para proteger  sus utilidades en el corto plazo, pero al costo de vulnerar la sostenibilidad del sistema democrático, que les ha permitido prosperar en el largo plazo. 


Lo increíble es el apoyo que le dieron a Trump estos “titanes del sector empresarial norteamericano” el año pasado, a pesar del desastroso manejo que hizo del COVID-19 a un costo inmenso en términos de vidas humanas y retroceso económico. Peor aún, cuando se taparon los ojos para no ver  el trabajo de demolición que hizo este individuo,  del sistema democrático de su país de cara a las elecciones del 2020.



Pero como sucede muchas veces en la vida, cuando se subordinan los principios a los intereses egoístas, la cuenta cuando llega,  tiene un altísimo costo para la sociedad. Y esto fue lo que sucedió este miércoles con la toma salvaje del Capitolio de una extremistas nacionalistas blancos. 


Este miércoles se abrió la caja de Pandora y el genio malévolo se salió sin control. Los gringos están viviendo una verdadera pesadilla, que ni la más afiebrada imaginación, se hubiera podido soñar. Pero la verdad, es que si era fácil de verlo venir al sumar todos los abusos de poder de Trump durante su mandato. 


La complicidad de los directivos empresariales, de las más reputadas compañías,  y del partido republicano, ha permitido que la pus haya afectado la democracia de los Estados Unidos. La pregunta es si Biden lograra pararla, ¿o será que ya es muy tarde porque invadió el cuerpo y nadie la puede parar?. 


Pero lo más preocupante es que la tragedia que afecta la democracia norteamericana y que hoy sorprende al mundo, puede continuar si Trump no responde por su insensatez y amoralidad. Esta señal marcará el principio del fin del papel de los Estados Unidos como guardianes de la Democracia en el mundo.


Este caso es una advertencia de que con el diablo no se puede pactar. Sucedió en Venezuela con Chávez y ahora con asombro, vemos una versión más avanzada en inglés. Increíble!! Ojo en Colombia en el 2022 ...


1 comentario:

  1. Claro que la lista de quienes hicieron su pacto con el diablo también incluye a muchos cristianos que por sus motivos pudieron aceptar lo amoral en retorno de algún minúscula bien percibida pero transitorio. Con este presidente el filtro moral que era necesario fue simplemente acordarse de las palabras de Jesus Cristo sobre los refugiados o los pobres de la sociedad.

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