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domingo, 3 de enero de 2021

El reencuentro con la libertad



Para un viajero como yo, para quien viajar es una pasión, no fue nada fácil el haberme visto forzado a permanecer recluido en el 2020 por la pandemia, y no haber podido ir a visitar  tantos sitios exóticos que hay en el mundo. Por esta razón, al estar planeando el primer viaje de turismo fuera de la frontera patria, después de tantos meses, venciendo todas las limitaciones y obstáculos que todavía persisten, el destino tenía que ser muy especial. 


Después de darle muchas vueltas al tema, con mi novia escogimos viajar a Galápagos en el Ecuador. Era el sitio que reunía, aislamiento, exotismo, y aventura, en un solo paquete. A 1000 km de la costa de nuestro vecino Ecuador, se encuentran estas islas también conocidas con el nombre del archipiélago de Colón.


Se calcula que estas formaciones tienen cinco millones de años, y que se formaron como consecuencia de una intensa actividad tectónica ya que estas islas están ubicadas en encima de la placa de Nazca que se desplaza 4 cms al año en dirección oeste a este. Las Galápagos están sobre un “punto caliente”, donde brota el magma, formando volcanes sobre el suelo oceánico.  Esta sigue siendo su característica principal, muy parecida a Hawái, islas que tuvieron los orígenes similares. 


En la isla Isabela, donde estuvimos este fin de año con un grupo de amigos, se encuentran cinco volcanes donde el Cerro Azul y el Sierra Negra son los que más actividad tienen, siendo la erupción más  reciente, la del 2018. En la isla Fernandina , a pocos km de donde estábamos, sobresale por su actividad el volcán La Cumbre,  que tuvo su última erupción hace un año. Esta actividad volcánica en todas las islas, ha ido aumentando el tamaño del archipiélago.


De las trece islas que tienen superficies mayores a 10 km2, San Cristobal y Santa Cruz , con unas superficies de 986 km2 y 558 km2 respectivamente, son las más pobladas del archipiélago con 23000 habitantes. Isabela, donde estuvimos una semana, tiene apenas 3000 personas en una superficie de 4500 km2. 


La mayoría de esta isla está cubierta de lava, hay una pequeña porción de su territorio donde se puede cultivar y está la población de Puerto Villamil. Las demás islas del archipiélago están deshabitadas, y solo se pueden visitar en los cruceros, que hacen paradas cortas, para observar el paisaje y a los animales que viven en ellas.


Este archipiélago terminó en manos del Ecuador, pero sólo hasta 1973 se convirtió en una provincia. Antes de la llegada de los españoles en 1535 desde Panamá,  no se han encontrado evidencias de que hubiera habido asentamientos, aunque se han descubierto algunas cerámicas, cuya procedencia no ha sido identificada.


En los siglos XVII y XVIII, Galapagos fue un refugio para los piratas ingleses que las utilizaron de base para atacar los galeones españoles que viajaban cargados de plata y oro del Perú. Por esta razón, los primeros colonos en llegar fueron de esa nacionalidad, atraídos especialmente por las grandes tortugas y la grasa de los cachalotes.



Estas islas son la segunda reserva marítima más importante en el mundo. Son el hábitat de especies terrestres como las tortugas gigantes, las iguanas, los leones marinos, los pingüinos, los piqueros de patas azul y los lagartos. En sus costas se pueden ver las tortugas marítimas, los delfines y tiburones de diferentes tipos. La gran biodiversidad que se encuentra en este espectacular lugar es única en el mundo. La Unesco califico a Galápagos en condición de alto riesgo ambiental del 2007 al 2010.


Charles Darwin visitó a las Galapagos en 1835, como parte de una expedición de investigación de geología y biología, al rededor del mundo. Las especies que encontró en estas islas, y que son únicas ,  lo llevaron a desarrollar la teoría de la evolucion por selección natural como el origen de las especies. Su desarrollo está envuelto en un gran misterio.


En un viaje anterior tuve la oportunidad de visitar a varias de las islas del archipiélago. En esta ocasión estuvimos con mi novia y unos amigos en La Casa de Marita , un hotel muy agradable en la isla Isabela, al frente del mar. Teníamos algunas inquietudes sobre esta isla, que siendo la más grande, es la menos visitada. Pero nos llevamos una muy grata sorpresa al visitar su territorio que resultó de la unión de cinco volcanes que se juntaron hace miles de años y que la convierten en la isla más joven del


Durante la semana que estuvimos en esta isla, pudimos hacer varias actividades muy variadas. Ir a hacer buceo de superficie en Los Túneles donde hay la oportunidad de ver tiburones punta blanca en unas cavernas. Otro paseo interesante es la visita al cráter del volcán Sierra Negra, que es reconocido como la segunda caldera más grande del mundo. Fue además una oportunidad para hacer una caminata de 14 km. Desde la punta de este volcán se pueden observar los demás volcanes que hay en Isabela.

Una mención especial es el paseo de las Tintoreras, tiburones endémicos de la isla, donde se conjuga el mar, con  una caminata en medio de iguanas, leones marinos, tortugas gigantes y los cormoranes, especies no encontradas en otras partes del planeta.  Pero también el lugar da la posibilidad de ponerse una careta y nadar. 


Otro paseo que definitivamente vale la pena es ir al Muro de las Lágrimas. Este fue una penal construido en 1946 y del cual no queda sino un muro de piedra. Pero el entorno para llegar a este sitio, es el que ofrece muchas sorpresas, como el caminar por un túnel de manglares que conducen a un estero que desemboca en el mar, visitar playas solitarias bañadas por un mar cristalino,  de muchos colores y recorrer senderos que permiten divisar flamingos rosados alimentandose de pequeños crustáceos.


Llama mucho la atención el cuidado de los locales por su isla, así como el trabajo que ha hecho Parques Nacionales del Ecuador, por mantener impecables los sitios que están bajo su control. El pequeño pueblo de Puerto Villamil se ve ordenado, muy limpio y la gente es especialmente amable con el turista que los visita.


En el 2019 más de 300.000 turistas de todas partes del mundo  visitaron las Galápagos. Isabela curiosamente fue la menos visitada. En el 2020, el turismo desapareció como consecuencia de la pandemia, con un altísimo costo para los lugareños que dependen de esta fuente de ingresos. En nuestro caso, la ausencia de visitantes fue un doloroso privilegio.


Este viaje a Isabela en las Galápagos se lo recomiendo a quien le guste estar con la naturaleza. El único punto negativo es lo costoso que está el Ecuador para los colombianos y más, si se viaja a una isla en  medio del pacifico, que recibe suministros por vía marítima, una vez al mes. 


Galápagos,  es un destino tan especial que justifica la fama mundial de este archipiélago, y donde Isabela sorprende particularmente por la variedad de sus escenarios naturales. Pero también, porque es un sitio único, donde el tiempo parece haberse suspendido, para inspirar a Darwing sobre la evolución de las especies donde animales exóticos coexisten con los visitantes como si nos dieran su permiso para conocerlos en el hábitat al que cada uno aprendió a evolucionar para sobrevivir. Fue un reencuentro con la libertad. 

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