En reuniones recientes, donde hemos analizado las dinámicas políticas y los cambios que Petro ha venido impulsando desde que llegó al poder, la confusión, la desesperanza, la desconfianza, y la indignación, son cada vez más las emociones que acompañan estas reuniones. ¿Qué es lo que explica esta situación?
En este blog pretendo poner la luz sobre lo que yo creo, es la principal causa crítica de este malestar, para que podamos colectivamente reaccionar con fuerza y decisión, porque lo que está en juego es nuestro sistema de democracia, que aunque imperfecto y evidentemente requiere de cambios y ajustes, es muy superior a la autocracia como sucede en Venezuela, donde disentir se castiga con la cárcel o la desaparición. El problema es que vamos en esa dirección.
Iniciamos esta reflexión recurriendo a una pregunta que se hizo famosa en nuestra historia: ¿El poder para qué ? . El expresidente Darío Echandia la formuló después del asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948. Ese fue un momento de la historia colombiana marcado por la desesperanza motivada por una dinámica partidista violenta y ciega. Produjo la fractura fratricida entre Liberales y Conservadores, con el resultado de más de 300.000 muertos, durante la negra y vergonzosa época de la Violencia .
Hoy, esta pregunta adquiere mucha actualidad tras la llegada al poder de Gustavo Petro, un gobierno de extrema izquierda, así como la de otros gobernantes en varios países latinoamericanos. Pero la reflexión es igualmente relevante, para quienes fueron elegidos el pasado 23 de octubre como alcaldes y gobernadores en diferentes regiones de Colombia y que están bajo ataque por el Gobierno Nacional.
Iniciemos el análisis del caso Petro, que hoy tiene sumido al país en un estado de inseguridad e incertidumbre auto infligida, sin antecedentes en nuestra historia reciente
Por lo que hemos visto hasta ahora, en el caso de Gustavo Petro, la respuesta a la pregunta de Echandia es cada vez más obvia: este individuo siente que, el poder que hoy tiene como Presidente de “todos los colombianos” , le ha dado la patente de corso para tumbar el tablero de juego existente y cambiarlo por otro que responde a su lógica estatista de la sociedad. Pero también ,para ponerlo al servicio de los intereses oscuros de unas bandas criminales, a quienes pretende favorecer disfrazados bajo el lema de “su Paz Total”.
Estamos viendo cómo Petro ha venido minando estratégicamente el tablero de juego existente. Para solo citar algunos de los casos mas protuberantes: el descabezamiento de la cúpula de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, inmovilizándolas mientras las bandas criminales se apoderan de más de cuatrocientos municipios en todo el país. Los cambios que quiere en el sistema de Salud y en la Educación Superior siguen la misma lógica. Otro ejemplo reciente: el “error” mal intencionado en el manejo del presupuesto para asignar, sin control, una partida de 13 billones para el 2024, desconociendo las normas y compromisos fiscales anteriores.
Al final, lo que nos está tratando de imponer, debajo del desorden que quiere mostrar su gobierno para distraer la atención , es la estrategia para montar un nuevo tablero con unas nuevas reglas de juego definidas por él y sus áulicos, y con unos jugadores que solo pueden participar, siempre y cuando, estén dispuestos a someterse a su voluntad. Los que no comparten su visión ni sus métodos, quedan excluidos del juego, los declara sus enemigos y los estrangula con el control del presupuesto nacional que es de todos los colombianos.
Es cada vez más claro, salvo que uno quiera estar ciego, que para Petro, el fin último de tener el poder, es atornillarse después del 2026. Y para hacerlo está utilizando sin escrúpulos todas las formas de lucha aprendidas en la guerrilla del M-19. Por eso está colocando en puestos claves a sus ex compañeros de lucha armada. ¿El poder para qué? Claro para abusar de él y este cuarto de hora no lo va a desaprovechar.
Para Petro que es estudioso, sabe que es muy tentador seguir el ejemplo de otros autócratas latinoamericanos, que han demolido las democracias en sus países y hasta ahora han salido impunes. Para este señor, el ejemplo a seguir es el de Venezuela, que hoy elimina a la oposición, y se burla de todo el mundo incumpliendo una vez más los acuerdos.
Es evidente que este señor, no está tratando de hacer los cambios que propuso dentro del marco y las reglas del tablero de juego existente, lo que explica su labor de demolición cada vez más descarada, que se traduce en ataques permanentes contra las instituciones existentes, la compra de votos en el Congreso y su interés por quedarse con los entes de control. Esta es una partitura ya muy conocida en otros países de la región, cuyo desarrollo estamos presenciando hoy en tiempo real en Colombia y no podemos seguir siendo ingenuos.
Si se entiende bien las implicaciones de los comentarios anteriores , es posible comprender mejor la frustración, la desesperación y la indignación , que están teniendo quienes tratan de usar los datos ciertos y unos argumentos lógicos, para demostrar el inmenso daño de unos cambios hechos a cualquier costo para la sociedad, que nos quiere imponer Petro.
Hay que entender que hoy tenemos un gobierno que deliberadamente quiere ser sordo y ciego, para quien los datos, argumentos y la lógica de sus opositores no tienen valor alguno. Los desprecia porque corresponden al tablero de juego que Petro quiere demoler. Eso explica su descortesía e incumplimiento sistemático de agendas y compromisos.
Pero más importante, está actitud igualmente explica muy bien el porque Petro quiere excluir deliberadamente al sector privado empresarial y universitario, cortando sus relaciones y la comunicación, en los espacios que eran tradicionales para tener conversaciones y acuerdos. Petro califica a estos actores fundamentales en cualquier sociedad, como unos “chupa sangres” , y por lo tanto, no son unos jugadores deseados ni validados, en el nuevo tablero de juego que está montando para quedarse con el poder.
Se supone que el poder político, cuando se tiene, se debe de poner al servicio del bien común . Pero cuando se utiliza estratégicamente para exacerbar los instintos más bajos y propiciar enfrentamientos y fracturas en la sociedad, el ejercicio del poder se vuelve muy peligroso y destructor . Se pone en riesgo las instituciones y se mina la confianza de la ciudadanía en el sistema político que las sustenta.
Era Winston Churchill quien afirmaba que “el poder era mayor de los afrodisíacos” que despierta lo peor del ser humano cuando se usa para buscar perpetuarse en él . Este es el caso de Gustavo Petro quien llegó al poder usando el sistema democrático que hoy busca demoler. El poder ha agudizado sus características narcisistas , psicopatas y mesiánicas, que lo aíslan cada vez más de los millones de colombianos que no votamos por él.
Es momento que nos despertemos. Debemos de entender que el uso abusivo del poder, que hoy demuestra cada vez más Petro con sus comportamientos aparentemente erráticos, es deliberado, está minado en nuestras narices las instituciones y comprometiendo nuestro sistema democrático, que fue el que le permitió llegar al él .
Pero lo más importante: entender que es inútil tratar de argumentar y debatir ideas y conceptos que ayuden a los cambios que Colombia necesita , dentro del nuevo tablero y con las reglas de juego y los jugadores que se nos quieren forzar, dinámica que resulta del abuso de poder que es la causa principal de nuestra situación actual.
¿Para que el Poder? Para Petro es clara su respuesta: la demolición del tablero actual con sus reglas y jugadores, para ser remplazados por su visión mesiánica de los cambios que nos quiere astutamente imponer.
PD: en cuanto a los gobernadores y alcaldes de las principales del pais que hoy están bajo el ataque de Petro , la respuesta a la pregunta del poder para que es muy sencilla. El poder regional que tienen los deben de unir para generar un frente amplio de liderazgo político que movilice al 52% de la población colombiana y le muestre a quien hoy tiene la estrategia de acabar con nuestro pais, que no lo va a poder hacer. Ver mi blog anterior
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