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A veces SI a veces NO...

Finalmente se firmó el acuerdo con las FARC. Por esta razón, en  las próximos semanas, me propongo oír la letra de la canción de Julio Igles...

viernes, 20 de junio de 2014

I have a dream

Han pasado cinco días desde que se confirmó el triunfo de Santos sobre Zuluaga, en una contienda política que pasará a la historia, por los niveles tan bajos a los cuales se llegó. A pesar de la victoria con un margen de 900.000 votos, esta reelección tiene en mi concepto un sabor agridulce y varias reflexiones. Veamos.

La coalición, que se conformó para la segunda vuelta, tuvo como un común denominador, el rechazo a la posibilidad de reelegir a Uribe por interpuesta persona. Esto explica la extraña alianza de la extrema izquierda, los verdes, liberales y un grupo de conservadores, con el pretexto de defender "el proceso de paz". A mi juicio, el verdadero motivador fue el rechazo a una visión uribista del mundo, más que por una convicción profunda y un entendimiento compartido del significado de la paz.  El resultado: 7.8 millones de votos, 51% de escrutinio, pero apenas 26% del potencial electoral.

Fundamentó lo anterior al oír, a comentaristas y políticos, mencionar que irían a las urnas pero con "guantes de caucho y tapabocas", para votar por Santos. Es muy disiente esta expresión desobligante, de lo poco inspirados que estaban, para elegir a quien habían siempre considerado como "su enemigo". Pudo más el rechazo a una posible victoria de Uribe, que alinearse con Santos. A mi juicio, fue más un voto de conveniencia oportunista, caso Petro, que de convicción profunda del valor de la paz.

También, jugó el despertar de muchos colombianos, para quienes el tema de la paz, no estaba entre sus prioridades. Sin embargo, en las últimas semanas, intuyeron que sería un costo mayor sacrificar los avances logrados en la Habana. Sin embargo, me queda una gran duda de si estas personas entienden realmente el monumental reto que viene adelante.

Zuluaga y su mentor Uribe, apelaron a los instintos más bajos como el odio, el miedo, la desconfianza y la exclusión, para mover a los colombianos. Y de esta forma, lograron convencer a 6.9 millones de votantes de su visión negativa del proceso de la Habana, pero sin una solución convincente y distinta, a la ya ensayada por Uribe durante sus largos ocho años de mandato. Con el 45% de la votación escrutada, pero apenas el 22% de total electoral, el nuevo partido creado a imagen y semejanza de su fundador, se convierte en una fuerza de oposición que no se va a parar en nimiedades, como ya lo demostraron, con tal de hacerle la vida imposible al reelecto presidente.

A pesar de que la abstención bajó al 50%, más de 16 millones de colombianos no se sintieron motivados a salir a votar. Alguien me dirá que este es un comportamiento histórico, pero la verdad, es que el tema que estaba en juego, ha debido de motivar a los apáticos  y esto no sucedió. ¿Porqué?.

Santos no la tiene nada fácil. En los próximos meses necesita generar una corriente muy grande a favor del proceso, con un enemigo como Uribe,  quien con su "odio visceral" contra el Presidente y las FARC, hará hasta lo imposible para atravesarse en el camino, a cualquier costo, y sin importar las consecuencias de sus acciones. En su caso, buscará una votación negativa  en el referendo, que se tiene que hacer para aprobar los acuerdos con las FARC. Tendremos un escenario surrealista de un país que busca la paz, en medio de una guerra sin cuartel entre "líderes" representativos, de la dirigencia política colombiana. Vivir para creer.

Y en medio de la polvareda que se levantó, que polarizó a la sociedad colombiana, como no se veía desde la época anterior al Frente Nacional, hay otras reflexiones que a mi me generó este bochornoso proceso electoral.

Como ya lo he dicho en mis blogs anteriores, la propuesta de llegar a un acuerdo con las FARC, después de más de cincuenta años de violencia sin límites, especialmente en las zonas más marginadas de nuestro país, implicaba una gran pedagogía y capacidad de liderazgo de parte de Santos. Y esto no se vio. Faltó algo fundamental para un proceso de cambio tan impactante, como el propuesto: la inspiración. Y esta sólo se logra cuando hay un sueño, una visión.

En mi blog sobre el poder de una visión, mencionaba que esta es fundamental para inspirar a gente normal, a hacer cosas extraordinarias, a soñar. Es el elemento que mueve desde lo positivo, a generar cambios de comportamiento y de adopción de nuevos valores. En el caso que nos ocupa, una visión que invite a soñar, como lo hiciera Martin Luther King, en su famoso discurso en Washington "I have a dream". Este es el verdadero liderazgo fundamentado en valores y aspiraciones que engrandecen al ser humano.

Pensar que una sociedad, como la colombiana, inmersa en una cultura de violencia y búsqueda permanente del atajo, puede alinearse para imaginarse un futuro distinto, donde no existan las FARC, el ELN, los paramilitares o las bandas delincuenciales, requiere de un ejercicio de liderazgo a la altura de un Mandela. Este personaje histórico, supo canalizar los odios y los resentimientos de los negros, después de sufrir una gran opresión, y fue capaz de hacerlos soñar con otra historia. Y lo impresionante es que la volvió una realidad.

Lo opuesto a lo anterior, es el caso de Hitler, quien apeló a lo más bajo de los instintos, el odio y la discriminación contra los judíos, los homosexuales, los gitanos y otras minorías. A todos ellos los convirtió en los enemigos para lograr la pureza de la raza aria que según el, era superior. A partir de movilizar a los alemanes, de manera irracional, el resultado fue una tragedia sin antecedentes en la historia de la humanidad.

Este ejemplo se me venía a la cabeza al escuchar  el lenguaje de Uribe y sus subalternos durante su campaña, basada en generar el miedo y la desconfianza institucional. Recordemos su discurso a las 7 pm del domingo. después de conocerse los resultados de la votación, cuando con una cara descompuesta,  se atrevió a descalificar los resultados por un fraude electoral.

Lo que viene a continuación va a requerir de Santos el ejercicio de un liderazgo que nos invite a soñar.  Por esta razón, parodiando a Mártir Luther King, me atrevo a compartir mi sueño de una Colombia que se atrevió a construir una nueva narrativa, a escribir un nuevo capítulo de su historia.

Sueño con un país que logró construir un significado compartido alrededor de el ejercicio de la paz. Un país, donde la gente es capaz de dirimir sus diferencias sin recurrir a la violencia.
Sueño con un país donde la celebración de un triunfo en un partido de fútbol de la selección nacional, no enlute a la comunidad, como pasó con la muerte de 9 personas en Bogotá hace una semana.
Sueño con un país, donde él tener puntos de vista distintos, no fractura a la familia, enfrenta a los amigos, o motiva recurrir a medios violentos para suprimir la opinión del otro.
Sueño con un país, que acepta las diferencias, aprecia a las minorías y las incluye en la construcción de una nueva realidad nacional.
Sueño con un país, donde los puntos de vista distintos se ven con curiosidad para construir sobre ellos y desde la diferencia.
Sueño con un país, donde se acepte que hay adversarios a quienes hay que convencer, y no "enemigos" a quien hay que eliminar.
Sueño con país que aprendió a convivir a partir de su diversidad regional, de credos, de razas, de género, de ideologías y creencias, porque se construyó sobre el valor profundo del respeto a la diversidad.
Sueño con un país donde la Educación y la Innovación se conjugan al mismo tiempo como pilares de un desarrollo sostenible y de una comunidad en paz.
Sueño con un país, donde los medios revisaron su rol y asumieron un papel más consciente en la formación de una cultura de convivencia y no de destrucción.
Y sueño con un país, que se creyó a sí mismo, y que pasó de ser un estado fallido, para convertirse en un referente internacional, por la manera inteligente e innovadora como superó sus conflictos internos y concilió sus diferencias.

Como añoro la falta de un líder que, ante la magnitud del reto de construir una sociedad como la que yo sueño, nos invite a los colombianos a volver este sueño una realidad.este es el verdadero significado de la paz.

Para terminar, me parece pertinente traer unos apartes del discurso de Martín Luther King. Invito al lector a traducirlo a la realidad colombiana. Y le dejó la pregunta: ¿ No se siente inspirado con este tipo de planteamientos, a lograr el anhelo supremo de la paz?

Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Soñar no cuesta nada, pero el costo de no soñar, es quedarse prisioneros de la historia, secuestrados por nuestros miedos, y manipulados por los caudillos de turno. En resumen, la inmovilidad y la incapacidad para construir colectivamente nuestro futuro para avanzar.

Si usted está de acuerdo con estos comentarios lo invito a mandarlo a otras personas. Gracias






3 comentarios:

  1. Para avanzar como seres humanos, comunidad y país debemos encontrar en nuestro corazón el perdón para ser capaces de soñar y construir un País en el que haya oportunidades para todos. Los caudillos evidentemente no son la solución pero qué difícil se ve en el panorama actual tener un liderazgo inspirador que saque lo mejor de los colombianos y permita caminar en nueva dirección. Yo también sueño con este país. Felicitaciones por esta maravillosa columna Francisco.

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  2. Francisco felicitaciones ... Un blog muy inspirador !!!! La gran pregunta que me queda es quien será ese lider inspirador que necesitamos, donde buscarlo y cuando estará al frente de este pais que cada día lo requiere con más afán?

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  3. Francisco felicitaciones ... Un blog muy inspirador !!!! La gran pregunta que me queda es quien será ese lider inspirador que necesitamos, donde buscarlo y cuando estará al frente de este pais que cada día lo requiere con más afán?

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