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sábado, 1 de junio de 2013

El papel de la Innovación en el Estado: I parte


Colombia tiene hoy aspiraciones grandes para ser de verdad la segunda economía de Sur América, y para lograr este fin, se ha venido avanzando en muchos frentes. Sin embargo, hay aspectos claves que no hemos logrado superar. Cuando un país pone en su agenda de desarrollo la política de Innovación, como uno de sus pilares fundamentales, debería hacer un examen mucho más profundo y transversal del impacto de esa decisión.

Sin embargo, y esta es mi opinión muy personal, esta tarea está pendiente por parte del Gobierno de Santos y de la mayoría de las regiones.  Hago la salvedad en el caso de  Antioquia, donde sí parece que se está entendiendo el tema, a todos los niveles de la sociedad.

Cuando se observa la gran dificultad en la ejecución de los proyectos a nivel nacional o local , tanto por la incapacidad de cumplir con los programas establecidos, como por la calidad con la que se realizan, es evidente que algo no está bien. Como lo mostraba Mauricio Vargas en su columna del El Tiempo este lunes, hay entidades que a Septiembre 30 muestran 0% de ejecución. Y hablando de Innovación, el avance en Colciencias es apenas del 4.8% !!!. Pero cuando a lo anterior se suma, la gran desconfianza con la que el Estado opera y el papel de las entidades de control, el problema se magnifica considerablemente. Me explico.

Hay un común denominador en el desempeño del Estado en sus diferentes ramas y este es su incapacidad de gestión. Este es el caldo de cultivo más propicio para la lacra más grande que hoy nos afecta a los ciudadanos: la corrupción.  Obras inconclusas y mal ejecutadas, un aparato de justicia que está desbordado, llega tarde y cuando lo hace comete errores como el caso de Andrés Camargo, papeleos interminables para hacer cualquier trámite, entidades de control que tienen paralizados de miedo a los funcionarios públicos etc., son algunas de las muchas manifestaciones de que la organización del Estado colombiano no va acompasando el proceso de desarrollo de nuestro país . De hecho, puedo afirmar que el Estado se ha convertido en un verdadero freno, para avanzar a la velocidad que se necesita.

Por esto es muy interesante buscar qué está pasando en el mundo, en relación a como innovar para mejorar la gestión del Estado en todos sus niveles. En este caso me refiero a la generación de nuevas ideas para enfrentar problemas recurrentes, la posibilidad de traducirlas en soluciones accionables y prácticas que produzcan resultados en beneficio de la comunidad.

Con el fin de aportar a abrir la conversación, de cómo innovar en el Estado, voy a recurrir a publicaciones recientes que muestran que, esta preocupación no es sólo colombiana. De hecho, dada la crisis que afecta hoy a Europa, los USA, Japón y que comienza a evidenciar su impacto en el área latinoamericana, la urgencia de lograr hacer más con menos, con los recursos públicos, es una tendencia mundial. Esto explica la necesidad de repensar los modelos de gestión imperantes y de atreverse a innovar, para lograr mayor efectividad en su utilización.


Para comenzar esta serie, sobre el papel de la Innovación en el Estado, hay que entender el rol que debe jugar un líder político, al cual le quepa de verdad este calificativo. Quiero aclarar que el liderazgo es una palabra que sólo se debe asociar al cambio de una organización, una comunidad o en un país.

En una entrevista reciente que le hicieron a Tony Blair por parte de la firma McKinsey sobre estos temas, hay varias lecciones que ofrece quien fuera el Primer Ministro de UK por doce años y a quien se le reconoció en su momento el liderazgo en su país.

En esta oportunidad, Blair menciona que la popularidad de un político es la máxima cuando es elegido, y cuando usualmente se es más inefectivo, por que está comenzando. Pero se es muy poco popular cuando ha acumulado experiencia y se es más efectivo al final de su periodo. Este comentario me recuerda la posición de Mockus cuando llegó por segunda vez a la Alcaldía de Bogotá. En ese entonces, tomó la decisión de conservar una mayoría del gabinete de su antecesor. La razón: había aprendido la lección y sabía que de esta manera ganaba tiempo y capacidad de ejecución.

Otro comentario de Blair, que es clave para entender los desafíos de cualquier gobernante contemporáneo, es el siguiente. Dado la velocidad con la que se mueve el mundo hoy día, y cuya tendencia seguirá acelerándose, las mejoras incrementales ya no son suficientes. Un líder moderno debe de ser capaz de lograr cambios sistémicos

Y textualmente afirma: " el desafío de un líder político ya no es derrotar los argumentos de sus oponentes, es acerca de construir un sistema de gobierno que sea capaz de dar resultados". Este comentario si que le convendría a Petro, quien parece no superar su vida de opositor en el Congreso, y ha demostrado una muy escasa comprensión del manejo sistémico de una ciudad compleja como Bogotá. Por ello, hoy la improvisación de esta Administración es la reina y los resultados brillan por su ausencia.

Blair muestra que para innovar en los procesos de cambio sistémico que propone, se necesita cuestionar los supuestos bajo los cuales ha operado el sistema. Pero para esto se quiere "un análisis conceptual correcto". Y en este punto, hace una afirmación muy importante: " hoy en día, la acción política se conduce en una atmósfera no intelectual , sin embargo, la mejor política se formula, después de un análisis intelectual riguroso y claro".

Traducción: si se quiere modificar el sistema, para estar a la altura de los cambios del mundo, los mejores compañeros de un gobernante moderno son el uso del talento, la creatividad ,  la capacidad de cuestionar, pero usando un marco intelectual sólido que  le dé dirección. Estas son las bases de la formulación de buenas políticas, que sean capaces de enfrentar desde ángulos nuevos, los complejos problemas de la sociedad.

Una de las razones por las cuales la actividad política en nuestro medio y en otras latitudes se ha desprestigiado tanto, es precisamente porque hay una ausencia pasmosa de profundidad intelectual. Hay un desprecio por el mundo de las ideas y una muy escasa inclinación a la reflexión y al aprendizaje. También, hay una aversión a las personas que se atreven a cuestionar los supuestos y proponer con fundamentos sólidos, nuevas alternativas.

Hay una cuarta lección que Blair menciona y debería ser obvia. La necesidad de contar con gente preparada y con experiencia, que pueda acompañar al gobernante en la ejecución de sus políticas. Como bien lo expresa él, para esto se necesita, ademas de buenos procesos de selección, tender cada vez más lazos de colaboración entre el sector público y el privado. La razón: la complejidad de los problemas de una sociedad, requieren de la utilización inteligente de todos sus recursos. Por esta razón, la descalificación que hace Petro, de quienes generan riqueza en nuestra sociedad, es una posición miope y no sostenible en el mundo actual.


En mi próximo blog seguiré ampliando la visión que hoy se tiene de la Innovación en la gestión del Estado. Este debería ser la orientación que el Gobierno Nacional debería de de darle a su política hacia adelante en el campo de lo público,.

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