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sábado, 1 de junio de 2013

El tsunami de la manufactura


Quisiera invitar al lector a dejar volar su imaginación para contemplar un escenario de transformación de una ciudad, que a principios de la década de los 50 tenía mas de 1 millón de personas trabajaban en el sector industrial de manufactura. Sesenta años después, esta ciudad hipotética, tenía diez veces menos gente trabajando en este sector y se había convertido en un centro financiero y de servicios de talla mundial.

En ese entorno, una persona muy creativa y emprendedora, se le ocurrió una idea que parecía loca: reactivar el sector manufacturero de la ciudad, aprovechando la tendencia en boga de las redes sociales que, como un tsunami, invadía el espacio personal de   mas de 1000 millones de personas en el mundo.

En una bodega abandonada, montó una pequeña planta para hacer prototipos  utilizando unas maquinas muy extrañas llamadas impresoras de 3D. Con la ayuda de otros pocos utensilios adicionales, este emprendedor buscaba motivar a la gente a sugerir ideas interesantes para convertirlas en productos viables y comerciales.

Un elemento muy importante de su modelo de negocio estaba basado en  el uso del Intenet. A través de las redes sociales, había formado  muy rápidamente una comunidad de personas, para invitarlas a aportar ideas que se pudieran convertir en productos comerciales.

El modelo planteado era muy sencillo. Las ideas recibidas eran sometidas a un proceso de votación en la comunidad virtual. Las cinco mas populares eran convertidas rápidamente en prototipos usando las extrañas impresoras y sus fotos se colocaban en la página web de la comunidad. En esta etapa, los potenciales usuarios, entraban a aportar con nuevas ideas para mejorar el producto en términos de diseño, funcionalidad, empaque, precio y forma de comercialización.

Un tema interesante de este modelo de negocio, apoyado en comunidades virtuales, era la posibilidad de validar el potencial del mercado y el precio al cual el producto se podía vender, antes de hacer un compromiso para producirlo y escalar su distribución. Otra ventaja muy importante, que el modelo ofrecía, era el poder personalizar el producto y hacer cambio muy rápidamente.

Una vez pulido el producto, el emprendedor conseguía una compañía que estuviera dispuesta a hacer el proceso de manufactura. Mientras tanto, utilizando la web, el producto era ofrecido al mercado. Si la reacción era muy positiva, se habían seleccionado canales de comercialización y almacenes especializados para su distribución.

Al principio, la manufactura se hacía con subcontratistas en China y Taiwan, pero con las mejoras introducidas en las impresoras 3D, el proceso de producción se estaba haciendo con proveedores locales que tenían la ventaja de entregar los productos  justo a tiempo y a la escala que demandara el mercado. Esta ventaja bajaba los costos de inventarios, los tiempos de logística desde el Asia, y mejoraba extraordinariamente la capacidad de respuesta al cliente final.

Para hacer atractivo la presentación de ideas, el emprendedor ofrecía un 30 % de las ventas a la persona que la había aportado. Reconociendo que, la confianza era la clave para atraer de la gente para que aportaran sus ideas, montó una plataforma que le permitía a los participantes, seguir en tiempo real el desempeño de su producto en el mercado virtual y real. También, para proteger al inventor, cuando la idea era muy original y con alto potencial, el emprendedor ofrecía el servicio de patentamiento para proteger la propiedad intelectual.

El producto mas exitoso que han sacado el mercado, tuvo la participación de 800 personas que aportaron con sus ideas y recomendaciones, al diseño y producción final.  El inventor, que presentó la idea original, había logrado tener ingresos superiores a los $ 200 millones en menos de ocho meses desde que había expuesto su propuesta en la comunidad. Las personas que hicieron sugerencias relevantes, que contribuyeron al éxito del producto, recibieron reconocimientos en dinero o en bonos de compra en los almacenes participantes.

Las buenas noticias para el lector es que este hipotético escenario no es ciencia ficción, es una realidad actual en la ciudad de Nueva York. Como lo mencionaba el informe especial del Economist hace una semana, lo que está sucediendo en este ejemplo, es una verdadera revolución. Las tendencias  que se evidencian en este caso abren muchas oportunidades para países como Colombia y cierran las brechas que hoy existen en la producción de muchos productos.

La primera tendencia es la de devolver la manufactura a los países que habían acabado con sus industrias y se habían basado en los bajísimos costos laborales de países como la China para hacer la producción. La segunda tendencia muy importante, es la posibilidad de "imprimir" cualquier producto utilizando las famosas impresoras 3D y poder generar series de producción a escala industrial, sin las inmensas inversiones que antes se necesitaban para ello. La tercer tendencia es la valoración cada vez mayor de la creatividad en el diseño y puesta a prueba de los productos. Y la cuarta tendencia, es la participación activa de comunidades sociales que, usando el Internet, son parte fundamental del diseño y validación de las nuevas ideas antes de sacarlas al mercado.

Finalmente, este ejemplo muestra el impacto cada vez mayor que tiene el mundo de la Innovación para transformar la forma en que operamos, e inclusive, para reversas tendencias que se consideraban irreversibles. Un nuevo paradigma está emergiendo: la manufactura de todo tipo de productos, pero sin las grandes plantas de antaño y donde las ventajas de los costos laborales muy bajos, dejan de ser relevantes. Lo que se vuelve fundamental son las ideas y la capacidad de convertirlas en productos exitosos muy rápidamente.

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