Uno de los placeres de viajar, es el de conocer nuevas culturas, regiones y geográficas diferentes. Por esta razón, buscamos con mi señora una vez al año, salir a explorar tierras lejanas, donde podamos caminar e interactuar con la gente. Hace rato nos salimos de la partitura del típico turista, viajando a lugares poco comunes para la mayoría de la gente..
En este último mes y medio, como lo mencioné en mis blogs anteriores, visite Tailandia, Malasia e Indonesia. En estos momentos estoy escribiendo este blog desde un país mágico y totalmente desconocido para la mayoría de la gente: Bután. A diferencia de los anteriores, donde quise destacar el salto cuántico hacia el desarrollo, en el caso de Bután, es un salto del mismo tamaño, pero hacia un fascinante pasado, de un país que se abrió hace muy poco al mundo exterior.
Bután se encuentra ubicado al norte de la India y al este de Nepal. Por el norte colinda con el Tíbet que hoy es parte de la China. Con 745.000 habitantes, tiene una tasa de natalidad muy baja de solo 1.13% y una densidad de 14 ha/km2. Su población la conforman principalmente dos grupos étnicos diferentes:. los butaneses y los nepalís.
Aunque se ven muchos trabajadores de la India, que trabajan en construcción, solo pueden hacerlo con permisos temporales. En Bután son muy celosos, cuidando qué personas pueden vivir en su país. Hace poco tuvieron un conflicto con ese país, por una invasión de desplazados que se dirimió a favor de Bután.
Con 40.000 km2, esta nación minúscula tiene un tamaño similar a Suiza. Ambos tienen otro tema en común: su topografía. Suiza está ubicada en los Alpes y Bután está en las faldas de los Himalayas. Pero hasta aquí las similitudes. En términos de desarrollo, el país europeo está entre los más avanzados del mundo, mientras que el país asiático, basado en métricas similares, está en los últimos lugares.
Pero me pregunto si ese salto al pasado no hace muy relevante la pregunta: ¿qué es el desarrollo y qué significa ser el más avanzado?.. En el caso de Bután, bajo el paradigma occidental, y de sus homólogos del sureste asiático, este país sería clasificado como “muy subdesarrollado”. Veamos.
Solo hasta 1999 se permitió la TV y el Internet. Ingresar al país, es muy costoso porque el Gobierno ha tomado la decisión de no promover el turismo masivo con el fin de preservar su identidad cultural.
En términos de infraestructura, cuenta con un solo aeropuerto que se pueda llamar como tal. Y a diferencia de las grandes autopistas que vi en los otros países visitados, las vías en Bután son “un desastre nacional”, que me recordaba la vergüenza del carreteable que comunica Mocoa en Putumayo, con Pasto en Nariño, al sur de Colombia.
Claro, hay que precisar, que la topografía de este país, parecería haber sido diseñada por el mismo diablo. Al estar en las estribaciones de los Himalayas, es un terreno montañoso inestable, caracterizado por gargantas y cañones profundos, que serían la pesadilla para cualquier ingeniero de carreteras.
Transitar por una vía en pésimas condiciones, al borde de abismos de más de 1000 mts, es una aventura que le pone los pelos de punta a cualquiera. Nuestro conductor nativo merecería ser considerado en cualquier parte del mundo, como un “as del volante”, al haber sido capaz de sortear tantos peligros sin incidente alguno.
En uno de nuestros desplazamientos por Bután, hicimos un penoso recorrido de 300 kms durante 9 horas, por un camino destrozado y serpenteante, que conecta el occidente con el centro del país. Si lo hubiéramos hecho en línea recta, con uno de los túneles que tienen los suizos en los Alpes, este trayecto no tendría más de 120 km en total, y se hubiera recorrido en una hora. En términos de productividad, es un ejemplo del inmenso costo que paga un país, cuando sus vías son caminos de herradura.
Algo que me impresionó, porque hizo menos penoso esta tortuosa experiencia, fue el observar en estas dificilísimas condiciones, cómo se respetan rigurosamente unos protocolos entre los conductores de vehículos, para hacer menos riesgoso transitar por estas vías. Ya quisiera yo ver algo similar, en el futuro en nuestras flamantes autopistas 4G que hoy se encuentran en desarrollo.
Y si seguimos los criterios que definen el desarrollo, el PIB de Bután es de apenas US 2.04 mil millones. Las reservas internacionales son menores a US 900 millones, la inversión extranjera en el 2012 fue de menos de US 10 millones. En el 2014 se estiman que sus exportaciones generaron ese año, US 650 millones e importaron US 980 millones.
La economía de Bután tiene un alto contenido agrícola basada en el arroz, el maíz, y el trigo. Su industria es muy primaria orientada a la fabricación artesanal hacia productos basados en el algodón, la seda, la madera, el cobre y el hierro.
Y si sigo utilizando los parámetros occidentales para medir el grado de desarrollo de un país, Bután sería visto de manera negativa. Sin embargo, hay otros datos fascinantes que muestran una perspectiva muy diferente de este país.
Hace dos años, su economía tuvo un crecimiento del 8.5%, ocupando el quinto lugar en el mundo. La inflación la redujeron a la mitad en un año, siendo de 6.7% en el 2014. En el 2007 el 24% de su población se encontraba por debajo de los niveles de pobreza. Hoy esta cifra se ha reducido al 12%.
A nivel de educación vale la pena señalar, que aunque el idioma oficial es el dzongkh, y hay 30 dialectos adicionales, el Gobierno implementó una política de bilingüismo muy importante. Al tomar la decisión de abrir el país al mundo, pero respetando sus costumbres culturales, reconoció la importancia del inglés como lengua internacional. Al igual que sucedió en Singapur, se está haciendo un tremendo esfuerzo para que las nuevas generaciones puedan hablar este idioma como su segunda lengua. En tiempo récord, los resultados ya se pueden evidenciar fácilmente. Lo comprobamos cuando visitábamos diferentes villas en nuestro recorrido por el país, conversando con los niños que salían de sus escuelas y querían practicar con nosotros su inglés.
La difícil topografía a las faldas de los Himalayas, que es una maldición para la movilidad, es una bendición para la generación hidroeléctrica. Cuenta con centrales que producen 7.000 millones de KWh, de los cuales exporta el 80% principalmente al norte de la India. Es el país que menos contaminación ambiental de bióxido de carbono, genera en el mundo. El 86% de su territorio está cubierto de bosques.
Es el único país del mundo que tiene el Índice de Felicidad Bruta -(IFB)- porque su Gobierno le da a este indicador tanta importancia, como al del crecimiento económico. Según su filosofía, este indicador mide muy bien el bienestar social de la población que es el verdadero fundamento del crecimiento económico. El resultado es la felicidad de la gente.
Este indicador se sustenta en nueve temas: bienestar psicológico, relaciones sociales, distribución del tiempo, calidad del gobierno, salud, educación, cultura, ecología y vivienda.
Quiero hacer notar al lector el orden de los primeros cinco fundamentos del índice. Me parece que envían un mensaje muy poderoso, que me lleva a preguntar si el verdadero desarrollo lo tiene Suecia, con las tasas más altas de suicidio del mundo, o Bután que prioriza estos temas y logra el reconocimiento de su gente. En una encuesta reciente para medir el IFB, se obtuvo una validación del 86% de población.
Se reconoce que hay una correlación de este resultado con el hecho de que Bután está considerado como uno de los paises menos corruptos y entre los más seguros del mundo. Su gobernante, el joven Rey de Bután desde el 2008, es reconocido como un ejemplo para su gente, porque con sus acciones diarias demuestra un particular interés por el bienestar de la población. En reconocimiento, las fotos del rey y la reina cuelgan en todas las casas y los templos del país..
Pero más allá de las estadísticas y las encuestas, es muy importante sentir y escuchar a la gente del común. Por esta razón, parte del atractivo de este tipo de viajes es visitar las pequeñas poblaciones e interactuar con su gente. Me impresionó mucho ver la cara de todos los que nos encontrábamos en el camino. Niños, jóvenes, adultos y ancianos, nos recibieron con una sonrisa que iluminaba sus caras, y que resaltaban el paisaje sembrado de arrozales verde esmeralda, que encontrábamos en el camino. Para mí este es un buen indicador del sentir de la gente.
Pero hay otros indicadores. A diferencia de Cambodia y la India, para dar solo dos ejemplos que también he visitado, en ninguna parte observé la miseria. Las casas de los campesinos que conocimos, estaban limpias en medio de un entorno humilde, pero que muestra con orgullo su pasado. La arquitectura muy particular de sus fachadas, llenas de colorido y dibujos, ayuda a reforzar en el visitante, la sensación de bienestar que se refleja en el IFB. Por estas razones, la pobreza definida como la ausencia de recursos, no se siente en Bután.
Yo me atrevería a pensar que hay otro factor muy importante que se refleja en el IFB de Bután: el papel de la religión. En este país prevalece el budismo vajrayān. Su sello se encuentra en toda la geografía de este país. Los grandes monasterios, las stopas blancas, los mantos rojos de los monjes, las ruedas de oración, las banderas de colores y los collares de flores que adornan los budas, son parte fundamental del paisaje de Bután y demuestran la profunda espiritualidad de su gente.
Al igual que en Tailandia, Myamar y Laos, el budismo está incorporado en el ethos nacional. Esta religión es un vehículo muy importante para fortalecer las bases culturales en estos países. Juegan un papel clave en la formación cuando aceptan a personas muy jóvenes y las invitan a hacerse monjes. Pero también, porque han contribuido a la adopción de valores culturales que refuerzan el mensaje, del servicio a los demás. El budismo ha sido muy importante para la difusión del lenguaje.
En todos los monasterios se ve una vida muy austera que corresponde a los votos de sencillez y simplicidad, que hacen los monjes desde muy pequeños. Es común ver a los jóvenes lavar sus hábitos rojos, cocinar la comida y hacer el té. Al ver sus caras, la falta de cosas materiales deja de ser importante. Su sonrisa irradia una felicidad interior, que remplaza con creces cualquier riqueza.
El budismo llegó a Bután desde el Tíbet en el siglo VII. Hoy se puede observar en Paro y en Bumthang templos de esa época. Más adelante esta religión se expandió a todo el país desde la última ciudad. . En esa época aparece una figura clave para el budismo en la Region: el Gurú Rinpoche,a quien se le atribuyen muchas de las enseñanzas orales y escritas
Lamentablemente una buena parte de la historia de esta religión y del país se perdió en un incendio a principios del siglo XIX. Sin embargo se sabe que lo mongoles utilizaron varias sectas budistas para legitimizar , sus aventuras bélicas. Se sentaron las bases para la formación de grupos que se disputaron el poder, ante la ausencia de un poder central fuerte.
A quIen quiera vivir una experiencia fascinante y le guste los viajes exóticos de gran contenido cultural, yo no dudaría en recomendarle empacar las maletas para visitar a este remoto y desconocido lugar llamado Bután. Y después de hacerlo, formularse la pregunta: ¿ No será que este país nos está invitando a replantear el significado del desarrollo cuando su gobernante le apuesta a la felicidad de su gente, como fundamento para su crecimiento económico y no al revés ?
Estimado Francisco,
ResponderEliminarQué envidia me da tu viaje a Bután. Es de los países en mi lista por visitar. Hace ya un tiempo encontré su historia y me apasioné con su estilo de vida y con sus particularidades.
Escribí ya hace unos años una columna sobre la felicidad, que quiero compartir hoy contigo, porque allí mencionaba a Bután.
http://www.eluniversal.com.co/columna/en-busca-de-la-felicidad-perdida
Y cuánta razón tienes cuando te preguntas cuál es el verdadero desarrollo.
Muchas gracias por compartir tus escritos, los cuales leo siempre con gran interés .
Saludos,
Iliana