¿Y porqué te fuiste de tu casa?. Con esta pregunta trataba de iniciar un diálogo con un joven de 16 años, hijo de un conocido mío, con quien me habían recomendado conversar: “ Mis padres no me entienden y es imposible evitar que nuestras discusiones terminen en una descalificación o un comentario agresivos hacia mi”. Su respuesta no me sorprendió, pero si me generó un interés, por explorar más el tema, de las relaciones entre generaciones que forman parte del capital humano de una sociedad.
Ahora movámonos hacia otros escenario: la escuela. No es inusual, que en ese entorno de formación, los maestros se quejen cada vez más porque no entienden a sus alumnos. A su vez, estos encuentren que sus maestros no se conectan con ellos ni los inspiran en el proceso de aprender. Pero este fenómeno también se repite en el entorno de la universidad.