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sábado, 8 de junio de 2013
El post conflicto de El Salvador: ¿ una lección para Colombia?
Blog de FM El Ciudadano Global: El proceso de post conflicto de El Salvador y sus lecciones para Colombia
Difícil no seguir escribiendo sobre el tema de la Paz en Colombia cuando este se ha convertido, poco a poco, en un tema central de la agenda nacional. Y especialmente se hace más inevitable, después de haber escuchado a Joaquín Villalobos y Frederick de Clerk en el evento organizado por la Fundación Saldarriaga Concha. El primero fue fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo -ERP- del Salvador. El segundo, ex presidente de Sur África y Premio Nobel de la Paz en 1993.
Algunos de los comentarios de Villalobos valen la pena tenerlos en cuenta como reflexión para el proceso colombiano, teniendo en cuenta que el contexto y las circunstancias del conflicto salvadoreño, son muy distintos al nuestro. Sin embargo, las dinámicas que se vieron en ese país, después de firmada la paz en 1992, nos alertan sobre los riesgos que corremos hacia adelante, en el evento de que las negociaciones de la Habana sean exitosas.
Es necesario recordar un poco de la historia del conflicto que vivió el país centroamericano, para entender lo que pasó posteriormente. El Salvador es un país pequeño de apenas 21.000 km2, pero es a su vez, el más densamente poblado en Centroamérica, con 6,2 millones de habitantes. Su economía ha estado íntimamente ligada al cultivo del café, y por esta razón, las crisis económicas producidas por las fluctuaciones de los precios internacionales de este producto, están asociadas al desarrollo del conflicto a lo largo de los años.
Desde 1929, El Salvador tubo una serie de golpes militares y gobiernos de extrema derecha, que propiciaron el surgimiento de grupos guerrilleros apoyados por movimientos de izquierda. La concentración de riqueza, que generó una inmensa brecha, fue otro detonante del conflicto. En ese caldo de cultivo explosivo, fue que nació el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional - FMLN- como coalición de varios grupos que se habían alzado en armas contra las dictaduras militares.
Esta historia dejó un reguero de sangre desde 1932, y continuó con el estallido de la Guerra Civil en 1980, hasta la terminación del conflicto en 1992. Durante los 60 años que duró la represión, perdieron la vida más de 100,000 personas. Una muerte emblemática, que disparó la etapa final de la confrontación, fue el crimen contra el arzobispo Óscar Arnulfo Romero. Otra acción violenta de gran impacto, fue el asesinato de seis jesuitas, entre ellos el rector de la universidad de esa orden en El Salvador. Y en el intermedio, el fraude en dos elecciones durante los 70 , contribuyó a polarizar aún más a la sociedad salvadoreña.
Una característica que vale la pena anotar, por su similitud a la nuestra, fue la formación de grupos paramilitares, con el apoyo de las Fuerzas Armadas en los 70. Más de 100,000 hombres armados, cometieron todo tipo de barbaries contra los líderes opositores. Se crearon los escuadrones de la muerte para aterrorizar las zonas controladas por la guerrilla.
El conflicto tuvo otro telón de fondo: la confrontación entre los Estado Unidos y la Unión Soviética, especialmente recrudecida en la década de los 70 y los 80. Por esta razón, los militares recibieron entrenamiento y ayuda de los americanos. Los grupos guerrilleros lo recibieron a su vez de la URSS, de Cuba, los Sandinistas de Nicaragua y de los países del Este de Europa.
Como consecuencia de la violencia, una tercera parte de la población de El Salvador, emigró a los Estados Unidos. Los hijos de la guerra, que nacieron en ese país, cuando regresaron, se convirtieron en el mayor problema, como veremos más adelante. La paradoja, es que las remesas de estas familias que huyeron, representan hoy el 50% de los ingresos de divisas de este país centroamericano.
A finales de los 80, los guerrilleros estuvieron a punto de tomarse la capital. Sin embargo, no lo pudieron hacer. En 1989 se derrumbó el Muro de Berlín y la confrontación geopolítica, entre soviéticos y americanos, se había terminado. Como pasó en Sur África, Centro América había dejado de ser punto de conflicto geopolítico.
Lo anterior, sumado a la realidad del desastre generado durante una década de violencia, llevó a las dos partes a aceptar la invitación de la ONU para sentarse a negociar. Finalmente, se firmó el acuerdo en enero de 1992 bajo las condiciones de que los guerrilleros destruyeran sus armas, se desmontarán los escuadrones de la muerte y se desmovilizara las Fuerzas Armadas y la Policía.
Y aquí vale la pena compartir con el lector la experiencia de Joaquín Villalobos presentada en el evento de la semana pasada. Como el lo decía: " después de firmada la paz, comenzó la otra guerra que no vimos venir".
Una generación de jóvenes que regresaron de los Estados Unidos, conformaron unas bandas con el nombre de los Maras. Fue la convergencia de la cultura de pandillas americanas con la violencia salvadoreña. Se entronizó el establecimiento de una violencia organizada, que aprovechó que no existiera una cultura para manejar los conflictos sin matarse, producto de una historia sangrienta de muchos años en El Salvador. Poco a poco, estas pandillas muy violentas, fueron usando las escuelas en diferentes partes del país, como escenarios para amedrentar a la población y reclutar a sus miembros.
El proceso que sigue es aterrador. De 1992 al 2000, la sociedad le voltió la espalda al problema. Según Villalobos, la indiferencia fue la característica de este período. El Salvador se ganó el título de ser el país más violento del mundo. Como lo explicaba el expositor, por estar entretenidos en peleas políticas y "preocupados por la reconciliación, los reinsertados, y los cambios a la constitución ", no vieron venir el cáncer que se iba extendiendo por la sociedad.
A partir de la siguiente década, se busca frenar el fenómeno de la violencia con mano dura. El problema social ya había adquirido una escala muy grave y aparece la extorsión. La respuesta de los gobiernos son los arrestos masivos, lo cual genera un caos carcelario con prisiones sobrepobladas con criminales violentos. Es el caldo de cultivo para que varias zonas del territorio, que se fueron convirtiendo en la tierra de nadie, sirvieran de refugio perfecto para albergar a las bandas de narcotraficantes que llevan la droga a México y a los Estados Unidos.
Gracias a una tregua entre pandillas, en el 2012 y lo que lleva del 2013, se logró bajar el nivel de violencia que venía azotando al país. De un problema social, se había mutado a uno esencialmente criminal. Sin embargo, se hace evidente que hay una confusión entre lo que es la insurgencia y la delincuencia. Esto llevó a la situación donde "el Estado había perdido el monopolio de la Cohesión, el de la Tributación vía la extorsión, y el de la Justicia vía las amenazas de muerte para quienes no aceptaban el chantaje, porque se había perdido la posibilidad de proteger a las personas".
De un proceso de negociación con insurgentes, que surge de un historial de represión por parte del Estado, se pasó en los años posteriores al post conflicto, a una situación distinta y muy peligrosa. Hoy, por las razones que se verán más adelante, hay un Estado muy débil institucionalmente, negociando con asesinos quienes aparecen en los medios dando entrevistas y actuando de igual a igual con funcionarios del Gobierno. De esta manera, el poder de las bandas criminales se va consolidando en todo el país.
A estas alturas del partido, el tema político dejó de ser el motor del conflicto. La violencia en sus manifestaciones más claras de degradación, sustituyó los ideales de los movimientos de izquierda de las tres décadas anteriores y lo que quedó fue un Estado muy débil, que volvió a perder presencia en el territorio, esta vez acorralado por las bandas criminales. En la actualidad, se calcula que hay 70,000 pandilleros agrupados!!!.
El porque se degradó el entorno post conflicto hasta llegar a los niveles de aberración descritos en esta presentación, es motivo de reflexión profunda para el proceso colombiano. Villalobos hace unas consideraciones muy interesantes, que ojalá sean tomadas en cuenta en Colombia en los próximos meses.
La primera razón, es que no se le puso atención al tratamiento de las profundas heridas sociales que habían dejado tantas décadas de violencia y represión. El movimiento de desplazados, y de emigrantes, que como ya se vio, llegó a ser un porcentaje muy significativo de este pequeño país, sumado a las consecuencias de una cultura de violencia, que había capturado el imaginario de una población joven y sin alternativas, son algunos de los temas sociales que no fueron abordados a partir del 92.
Otro efecto del descuido de las heridas sociales del conflicto fue el siguiente. Vía la emigración y el desplazamiento, se produjo el colapso de las familias, las escuelas y las comunidades. Ya se mencionaba cómo un objetivo de las pandillas fue el tomarse los centros de educacion. "Un Estado débil, pequeño y barato", más el desmantelamiento del Ejército y la reducción de la Policia, dejó a una sociedad desprotegida e impotente. Por esta razón, ante el embate de las bandas criminales, también colapsaron los mecanismos de protección y de disuasión de la sociedad: la policía, la justicia y el sistema de prisiones.
Mientras tanto, en el campo económico, ante el chorro de divisas los empresarios perdieron los incentivos para crear empresas e invertir. El resultado: "El país se volvió improductivo". Y se creó otra paradoja que se ha convertido en un círculo vicioso y en una trampa en la que hoy está El Salvador: " a más emigración, mas divisas , mayor extorsión, aumento de los homicidios, más desempleo, más violencia y más emigración", La extorsión, como manifestación del poder criminal, se convierte en un impulsor de la consolidación territorial, y el homicidio el medio para lograrlo mediante el terror, como lo afirmo Villalobos en su presentación.
Son varias las lecciones que la situación de El Salvador tienen para Colombia. La primera y más evidente: cuidar las heridas sociales. Preocuparse por los desplazados, los niños, los jóvenes, y sobre todo, por la cultura de violencia, que en nuestro caso, ha dado muestras de poder ser más grave que la del país centroamericano.
La segunda lección es entender que detrás del conflicto que se quiere resolver, se puede esconder uno más potente y dañino para la sociedad. El germen ya estaba allí, sólo que la dirigencia salvadoreña, no quiso verlo y actuar a tiempo. Hoy el tumor ha hecho metástasis y encontró a un Estado con las defensas en el suelo.
Y esta es la tercera lección. Se necesita un Estado fuerte para hacer la transición del post conflicto. Según lo explicó Villalobos, el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas, no obedeció al acuerdo con los grupos guerrilleros solamente. Fue fundamentalmente un resultado de una situación económica muy compleja que obligó a tomar un decisión de esta naturaleza. Visto en retrospectiva, fue tal vez, la más grande equivocación de este proceso. El resultado de este descuido es que hoy El Salvador, se convirtió en "la retaguardia del narcotráfico" . El caso de las BACTRIN en Colombia es una alerta roja sobre lo que puede multiplicarse en un eventual post conflicto.
Hay una cuarta lección muy importante. No es suficiente que la guerrilla se desmovilice, entregue las armas y participe en política. Es fundamental la consolidación del territorio por parte del Estado. Se necesita un esfuerzo institucional y de recursos muy grande, para atender las heridas dejadas por el conflicto en las zonas alejadas de los centros urbanos y en las periferias de las grandes ciudades.
Con mucha preocupación hay que advertirlo: en nuestro caso, ya hay muchas manifestaciones de una situación muy similar a la que se vive en El Salvador, en zonas como Córdoba, el Nororiente Antioqueño, el Chocó, las comunas de Medellín y Altos de Cazucá en Bogotá con bandas como los Urabeños y los Rastrojos.
Sin embargo, también hay unas diferencias abismales: Colombia ha venido fortaleciendo sus Fuerzas Armadas y su Policía. Esta última hoy es ejemplo por sus labores de inteligencia y asesora a otros países en la región. La economía ha tenido un desempeño que ha logrado capturar la atención de los inversionistas internacionales. Pero sobre todo, en Colombia no hemos vivido un régimen de represión y de adulteración del proceso electoral. Pero si tenemos una economía que debe dejar su dependencia de los recursos naturales y hay una bomba de tiempo mucho más grave: la corrupción que está minando instituciones tan fundamentales como el sistema judicial. Esta situación es potencialmente el más grave obstáculo para lo que viene. Tenemos una institucionalidad débil que va ser puesta a prueba en los próximos años.
Joaquín Villalobos concluyó su presentación con una advertencia final: "en cuanto más tarde la Paz, más problemas tendrá el post conflicto". Y un comentario que me caló muy profundamente: En Colombia hay dos sociedades. Una que quiere avanzar para insertarse en el mundo en el Siglo XXI. Otra atrasada, mas violenta que la salvarodeña y que da miedo. Yo me preguntó: ¿Cuál de las dos triunfará?.
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Triunfará la Cultura de la Innovación Basada en el Conocimiento
ResponderEliminarHe pasado los primeros diez días de mayo en Colombia, después de tres años y me he encontrado con: Más libertad, mayor participación de los ciudadanos, personas más asertivas, con identidad más definida y con orgullo indudable de pertenencia a un gran país, Colombia.
ResponderEliminarEl problema de la guerrilla está en vías de solución; volviendo, poco a poco, a una situación normalizada que contribuirá al desarrollo civilizado y decente de este gran País, que por esta causa ha tenido un retraso considerable en su desarrollo.
Colombia ha entrado en su “Periodo dulce”, está en ebullición, todo el mundo está como las burbujas del champagne, en movimiento constante hacia arriba. He podido comprobar que está apareciendo otra forma de cultura que podemos llamar el comienzo de la “Cultura de la Innovación”.
Estamos entrando en la Cultura de la Innovación ya que es precisamente de eso de lo que he venido a hablar en Bogotá, Bucaramanga, Palmira, Cali y otra vez en Bogotá. Hablar a los hombres y mujeres son los agentes del cambio.
En Universidades, Cámaras de Comercio, Gobernaciones, Alcaldías, Empresas, Institutos de Ciencia y Tecnología, organismos de las diferentes Administraciones, Distritos, Departamentos o Administraciones del Estado, Estudiantes, Funcionarios, Empresarios, todo lo que en otro tiempo se llamaba las “fuerzas vivas”, puedo afirmar que si lo están. Este conjunto heterogéneo en movimiento caótico, quiere hacer una Colombia más moderna.
Todos ellos son “Agentes de Innovación” y existen en este País y debemos descubrir y poner en valor, pues todos son “Agentes de cambio”.Esta es mi propuesta práctica, poner en valor toda la capacidad innovadora que tiene esta sociedad, su valoración y desarrollo en el futuro.
La propuesta es la creación de la Agencia de Innovación Regional por cada Departamento. Quiero dar, lo que entiendo son las pautas de éxito, para que este delicado asunto no fracase y sea instrumento válido, sin la acepción de personas, de políticas y de líderes controladores tanto públicos, como privados.
Este instrumento debe ser de toda la ciudadanía, sin tener en cuenta cargos, políticas de diferente signo y basado en el conocimiento(DBC-KBD), sin atribuir éste, solo a las Universidades, los Centros de Investigación públicos o privados, participando los gremios de empresarios y a los sindicatos de los obreros, todas las tendencias, creencias y emociones, con el único fin de agrupémonos todos y no para la lucha final, sino para el comienzo de una gran carrera para situar a Colombia, de forma visible, en el mapa del mundo en constante cambio.
Quiero hacer alguna recomendación vivida por mí en circunstancias parecidas en el País Vasco (Innovasque) en el País Valencià (Impiva +Redit) y el estudio que realicé para la Comunidad de Castilla-La Mancha, en España.
La Agencia de Innovación Regional, como su nombre indica, debe ser regional, sin que esto haga chocar los Distritos, Alcaldías, con los Departamentos de la República y de estos con el aparato del Estado.
La Agencia de Innovación Regional es, por su identidad instrumento y lo es inclusivo no exclusivo. Alejémonos de la tentación de los organismos públicos, muy de la Ilustración y el dirigismo, donde se manifiesta que la ciudadanía no está preparada aún. Muchas veces en nuestra cultura, algunos personajes públicos creen que la ciudadanía es menor de edad.
La no pertenencia será percibida como una autoexclusión de los insolidarios.
En cada Departamento, independientemente de su color político, él será el dinamizador que active la creación de la Agencia de Innovación creando la infraestructura lo más económica y simple, con los elementos y las personas existentes.
La gobernanza debe ser público-privada y con gestión privada, si bien debe ser supervisada y tutelada por la autoridad competente del Gobierno Regional. Deben de estar todos los Agentes de innovación que existan en el Territorio.
Este es el resumen de mi impresión en estos diez días pasados en Colombia a primeros de mayo 2013, con el objetivo de la creación de la Agencia de Innovación Regional.
Colombia necesita un gobierno con conocimiento de causa, estrategias para todo y sobre todo un gobierno con intereses colectivos, sin corrupción.
ResponderEliminarColombia necesita un gobierno donde no exista la corrupción, si se quiere cambiar y Salvar a la misma, conocimiento, estrategias e interés colectivo.
ResponderEliminarColombia necesita un gobierno con conocimiento de causa, estrategias para todo y sobre todo un gobierno con intereses colectivos, sin corrupción.
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