Para entender hoy la Petrocolombia que estamos viviendo, es necesario el uso de una metáfora, para mostrar la realidad que mucha gente no está viendo. Hoy vivimos un espectáculo circense, donde el maestro de ceremonias, busca distraer al auditorio con actos en tres pistas, donde los payasos hacen reír, los malabaristas hacen sufrir y los leones generan pánico en los espectadores. Mientras estos están distraídos con el espectáculo, se prepara un gran acto pirómano final que puede acabar con el circo y con quienes están en él.
Llevamos nueve largos meses del espectáculo que ha montado Petro. Como maestro de ceremonias avezado que es , ha venido entreteniendo al país, Para lograrlo, este gobierno ha montado varios actos en las pistas del poder para distraer la atención de opinión pública, los medios y los comentaristas. Mientras tanto, en la sombra está cocinando una transformación que puede cambiar profundamente a Colombia, con un inmenso impacto para los millones de colombianos que no votaron o no lo hicieron por él.
No hay duda que la agenda de la conversación nacional en estos meses, ha sido capturada por Petro. La punta de lanza para lograrlo inició con la descabezada de la cúpula de las Fuerzas Armadas y la Policía. Con su propuesta de la Paz Total, que nadie entiende, ha ofrecido altos del fuego a los peores crimínales que no los han cumplido. Y al no exigir contraprestaciones, ha permitido que estos maleantes capturen aún más territorios, poniendo en peligro a miles de colombianos y disparado la inseguridad en el país.
Pero para no aburrir a los desprevenidos e ingenuos espectadores, el programa de sorpresas circense de Petro, lo ha amenizado con las reformas de la salud, la laboral, la política y las pensiones. En todas ellas pretende desconocer los avances que el país ha logrado an las últimas tres décadas.
Para rematar la faena, en esta semana resuelve sacar del circo a los encargados del espectáculo, solicitando la renuncia a 7 de sus ministros. La razón: no estaban a la altura de las expectativas del maestro de ceremonias, que estaba viendo con creciente preocupación, la salida de la gente del espectáculo, además de alarmados por el olor a humo.
Mientras tanto, y muy por debajo del radar, se estaba cocinado lo más importante, cuyo impacto puede ser trascendental: La tramitación del Plan Nacional de Desarrollo - PND- en el Congreso. Este es un tema que posiblemente no es comprendido por la mayoría de los colombianos, pero que tiene el poder de generar cambios trascendentes que nos pueden afectar la vida de todos hacia adelante. Y Petro lo sabe, por lo que el espectáculo de reformas de los últimos meses, yo siento que ha sido deliberado, para distraer la atención de los ingenuos espectadores.
El PND es parte fundamental de su estrategia: quemar el viejo establecimiento y refundar a Colombia.
Para que entendamos mejor lo que está en juego, es necesario asimilar que el PND es la partitura de vuelo para un gobierno durante los cuatro años en que está en el poder. Este es un tema de gran preocupación con Petro. En el documento actual, que debe ser revisado y aprobado por el Congreso, se establecen los objetivos, metas, estrategias, y recursos de inversión que se necesitan para su ejecución. Es el documento que muestra las verdaderas intensiones de Petro, y que motivan las actuaciones que le veremos en los próximos tres y medio años.
En este plan, hay varios temas que han suscitado las críticas y crecientes preocupaciones de los analistas. Sin embargo, lo más importante no ha sido mencionado: en este documento se busca consolidar el modelo de desarrollo político, económico, social y ambiental, basado en un aumento significativo del tamaño y presencia del Estado en la vida de los colombianos. Más estado y menos inversión privada, fue el lema de campaña de Petro que hoy se estaría plasmando en el PND que puede salir aprobado la próxima semana.
Si se entiende lo anterior, entonces no debe de ser una sorpresa, que la intensión que se plasma en el PND, de tener un estado omnipresente como común denominador, este detrás de las reformas propuestas en salud, laboral, pensional, y energética. También explica el porqué, de sus ataques al sector privado, el cual tiene un papel de actor de reparto de tercera categoría.
Dado que la verdadera intensión de Petro, es la estatización de Colombia, entonces también se puede explicar su solicitud de 14 facultades extraordinarias, donde pide amplios poderes, sin precisar sus alcances. Con ello busca evitar que opere en sistema de pesos y contrapesos que es fundamental en el funcionamiento de nuestra democracia y del estado social de derecho.
Es en este contexto, qué hay que entender el concepto de la economía popular que quiere poner como motor para el desarrollo del país. Tiene un motivo muy loable: buscar que las personas que han sido excluidas del aparato productivo, se vinculen a este e ingresen al mercado laboral. Esto suena atractivo, hasta que se profundiza en este concepto. Desde la izquierda extrema que Petro representa, la iniciativa tiene un fondo muy preocupante: culpar al capitalismo de la exclusión de estas personas. Se vende la idea de que este es el enemigo de la gente.
La gran pregunta que muchos nos hacemos es cómo se sustenta esta apuesta. Y la respuesta es muy alarmante, pero muy lógica en el marco de una mayor intervencionismo del estado: mediante subsidios crecientes que generan mayor dependencia y un capital político para quedarse en el poder.
En el Economist de esta semana, hay un artículo sobre la situación desastrosa a la que ha llegado Bolivia, donde está fórmula izquierdista, ha postrado a este país. Otro ejemplo que se suma a los de Venezuela, Nicaragua, Argentina, y si nos descuidamos, veremos muy rápidamente a Colombia en esta deshonrosa lista.
Lo que hace más preocupante de lo que está sucediendo, en la tramitación del PND por debajo del radar en el circo que nos ha montado Petro, es el desconocimiento del problema más importante, que a su vez es una inmensa barrera para que tenga exito : la incapacidad de gestión del estado, a nivel nacional, regional y local. Es un tema que se ignora cuando se le piensa dar mayor poder al gobierno y más burocracia, debilitando a la sociedad. En especial a actores tan fundamentales como el sector privado.
Y valga la pena volver a insistir de la importancia de la lectura del libro “El pasillo estrecho” del profesor James Robinson, quien de manera brillante nos muestra que el camino propuesto por Petro es muy equivocado. Y que el verdadero desarrollo se logra cuando se fortalecen par y paso el estado y la sociedad. Esto permite un mayor control mutuo pero sobre todo, desde el reconocimiento de la interdependencia, y una mayor colaboración. Este concepto brilla por su ausencia en el PND que hoy se está discutiendo en el Congreso.
Desde este análisis, es muy preocupante la advertencia que hace el Laboratorio de Gobierno de la Universidad de la Sabana, sobre las facultades que se les dan a los entes territoriales en el manejo del catastro. Y en ese marco, propuestas como las que se quieren incorporar en estos días, de lograr la expropiación exprés contra lo ofrecido y firmado en una Notaría por Petro. Pero hoy, ya rota la coalición, estas acciones hacen evidentes su verdadera intensión .
Tal como van las cosas, y si el Congreso no se pone las pilas y sucumbe a la mermelada que debe de estar repartiendo Petro, pueden pasar varios escenarios de aquí al jueves de la próxima semana.
- Petro logra la aprobación que cimienta sus verdaderas intensiones y obtiene además súper poderes especiales.
- A Petro le dejan algunos de estos superpoderes, y se recortan y modifican los puntos más controvertidos y peligros.
- El PND se estanca y no se aprueba y queda en manos de Petro hacerlo por decreto. De todas maneras, queda la última instancia por parte de la Corte Constitucional.
El mensaje que quiero dejar con este análisis, es que el futuro de Colombia se juega como nunca en los próximos días, pero también en las elecciones de octubre. Veremos si Petro se sale con la suya lo que seguramente hará que tengamos que enfrentar una triste realidad : nos uniremos a la lamentable lista de países suramericanos que perdieron su rumbo. Enderezar a un país en esas circunstancias, lo sabemos por la experiencia de nuestro vecino y el caso boliviano, es casi que misión imposible.
Y volviendo a la metáfora del circo. ¿Queremos seguir siendo distraídos por el maestro de ceremonias , mientras en la trastienda, nos cambian al país hacia un modelo que ha probado ser desastroso para la sociedad? ¿No será hora de despertar?