Este es el tercer blog que escribo, relacionado con el trabajo del Dr Rosling en su libro “Factfulness” sobre los instintos que limitan el entender la realidad. En el artículo anterior me referí al instinto de las brechas y el de la negatividad. En este blog voy a abordar los instintos de: la perspectiva única, el buscar un culpable el de la urgencia y el del miedo. Cada uno de ellos tiene un impacto muy negativo, pero además, todos ellos pienso que son de gran interés y relevancia, para entender la complejidad de la situación actual en nuestro país.
El instinto de la perspectiva única
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La complejidad y rapidez de los cambios promueven en las personas la búsqueda de ideas sencillas, que les sirvan para darle sentido a lo que sucede y a sus causas. Son ideas atractivas, porque dan la sensación de entender la complejidad y las relaciones de causalidad, que pueden explicar el fenómeno o el problema.
Un ejemplo que Rosling presenta, es el de la teoría del mercado que sustenta el capitalismo. Bajo esta idea, las ineficiencias en su funcionamiento se suelen atribuir a la interferencia del gobierno y las excesivas reglamentaciones. La solución suele ser pedir mayor apertura y eliminar la intervención del estado con menos regulaciones.
Otro ejemplo: la desigualdad. Esta se explica por la inequidad del sistema. La solución para los ideólogos de la izquierda es la redistribución y no la generación de riqueza.
Este instinto genera una dinámica compleja: estar a favor o en contra de la idea. Se genera un filtro que impide que se tenga otra información que sirva para revaluarla, porque no está dentro de la expectativa esperada.
Para manejar este instinto, Rosling recomienda tener la apertura a estar probando las ideas buscando sus debilidades. No dejarse contaminar por la experiencia y tener la humildad de aceptar sus limitaciones en un entorno tan cambiante y complejo como el actual. Esto implica tener la curiosidad para explorar en otros campos que no se ajusten a las expectativas. Invita a confrontar la idea con personas que no la comparten. Es un proceso que mejora la comprensión de la realidad.
La perspectiva única es un instinto que afecta particularmente a los expertos, los activistas y los ideólogos. Es un tema, por demás relevante hoy en Colombia, donde tenemos una ideología de extrema izquierda y unos activistas en los asientos del poder.
Reconociendo el papel que los activistas han jugado, para mover causas importantes para la humanidad, su impacto podría ser mucho mayor si no se aferraran a una sola idea o perspectiva. Esto les impide el reconocer el progreso que se ha conseguido y construir sobre el mismo. El no tener esa flexibilidad y apertura, les dificulta relacionarse con quienes no comparten su causa, lo que genera muchos conflictos. El mejor ejemplo lo tenemos en la ministra Corcho con su terquedad en defender la estatización de la Salud en Colombia.
Rosling nos recuerda que “es mucho más motivante escuchar evidencias del progreso realizado, en lugar de insistir constantemente y estar enfocados, en el problema o situación que se quiere mejorar”. Este es un mensaje que le caería muy bien escuchar a Petro y su grupo, a quienes lamentablemente los acompaña una sordera crónica, para oír a los demás.
En cuanto a los expertos, su experiencia y conocimiento especializado, a pesar de su utilidad tiene sus limitaciones, ya que solo es útil en el campo de su especialidad. El problema surge cuando, ese conocimiento se pretende llevarlo a otros campos donde no necesariamente es aplicable su experiencia, pero que se piensa que si lo es.
En este instinto caben los ideólogos, porque tienden a quedar amarrados a una idea, como le sucede a los expertos y a los activistas. Los resultados pueden ser nefastos. Hoy lo estamos viviendo en carne propia con Petro: su obsesión por ver en el estado como la única solución.
Tener una sola perspectiva enceguece, quita flexibilidad y limita la imaginación. Para evitar caer en esta trampa, Rosling recomienda: buscar múltiples perspectivas para encontrar la debilidad de la idea, someterla a prueba con personas que no piensen lo mismo, limitar el campo de la experiencia y de una idea, no reclamar que estas pueden servir en otros campos.
Y finalmente Rosling hace una recomendación muy importante.” Hay que estar alerta a las ideas sencillas y a las soluciones simples. La historia está llena de visionarios que utilizaron miradas utópicas para justificar acciones terribles. Hay que darle la bienvenida a la complejidad. Combine las ideas. Haga concesiones. Resuelva los problemas un caso a la vez” . Esta recomendación si que le está haciendo falta a Petro y a su grupo de activistas en la actualidad.
El instinto de culpar
Este instinto nos impulsa en buscar “una razón simple y clara del por qué sucedió algo malo”. Quita posibilidades de encontrar la verdad y de poder tener un entendimiento basado en hechos de la realidad, y quita foco en otras posibles explicaciones. Genera una obsesión en encontrar a un chivo expiatorio, bloqueado la capacidad de prevenir problemas similares en el futuro.
Esta tendencia revela “cosas acerca de nuestras preferencias. Es común tratar de buscar a quien culpar para confirmar nuestras creencias actuales”.
El problema de buscar culpables es que desistimos de buscar la causa del problema, dejamos de pensar y limitamos el aprendizaje. Como resultado, los problemas continúan, se desgasta la energía y se anula la capacidad de entender la complejidad de la situación. Este instinto termina dándole más poder e influencia personas o grupos que no lo merecen.
Cuando algo no funciona hay que evitar caer en esta trampa y concentrarse más en el sistema y las causas subyacentes. Hay que entender que las razones detrás de los problemas complejos obedecen a múltiples causas que se relacionan entre sí. Esta es la realidad que está detrás del concepto de la “policrisis” que se refiere a la convergencia de múltiples crisis, sobre la que escribí en un blog anterior.
Pero Rosling nos advierte que este instinto también aparece, cuando las cosas van bien. “El reclamar el logro sucede tan fácilmente como el de culpar. Cuando algo sucede bien, actuamos muy rápidamente para darle crédito a un individuo o a una causa simple, cuando usualmente las cosas son más complicadas”.
Para controlar el instinto Rosling recomienda: buscar las causas y no el villano, entender el sistema que causó el problema, aceptar de que pueden suceder cosas malas sin que haya personas responsables, y no dar créditos o culpar a la ligera.
El instinto de la urgencia
Este instinto aparece cuando nos olvidamos del sabio dicho popular: “vísteme despacio que estoy de prisa”. Es una de las principales distorsiones de nuestra visión de la realidad del mundo.
La presión del tiempo, el miedo y el pensar en el peor escenario, nos impulsan muchas veces a tomar malas o precipitadas decisiones, a no hacer una pausa para pensar analíticamente, y a tomar acciones rápidas o drásticas, sin pensarlo bien y medir sus consecuencias.
El instinto de la urgencia no es el mejor compañero para entender la complejidad del mundo actual. Y como lo menciona Rosling, amplifica los demás instintos que nos impiden controlarlos y ver la realidad. Pero también, nos advierte que paradójicamente, está presente cuando enfrentamos riesgos que están en el futuro.
Ante los riesgos futuros tendemos a no pensar en ellos. Pero para los activistas que trabajan en escalas de largo plazo, es un problema cuando buscan despertar la consciencia y el sentido de urgencia, hacia problemas que van cambiando lentamente, como es el caso del cambio climático. Para lograr generar una respuesta con sentido de urgencia, estas personas buscan vender la idea de que el riesgo futuro, que es incierto, es una realidad inmediata que debe de generar acciones ya que no dan espera.
En este ejemplo, el problema es real y está cada vez más fundamentado en data, pero la aproximación que utilizan los activistas no necesariamente es la mejor. De nuevo, cuando se abusa del uso de las señales de alerta, al no tener una mejor comprensión del problema, se pueden tomar decisiones equivocadas y restarle credibilidad a la causa, o lo que es peor generarle indiferencia.
Rosling recomienda mirar al futuro dentro de un marco de incertidumbre, para no tomar los estimativos más dramáticos como si fueran ciertos. Propone siempre plantear varios escenarios, fundamentados preferiblemente en datos que muestren las tendencias.
También, sugiere que no es conveniente sobre dramatizar porque se genera una sensación de crisis permanente y gran estrés, que no conduce necesariamente a la acción, sino al efecto contrario: la impotencia. la indiferencia y la desesperanza. La gente deja de pensar y el resultado son muy malas decisiones.
Para controlar el instinto de la urgencia Rosling recomienda: buscar más tiempo, información y datos; ponerle ojo a la data que es no precisa pero si es relevante; insistir en tener escenarios; tenerle cuidado a las predicciones del futuro; tener precaución con las acciones drásticas y sus efectos secundarios; contemplar como alternativa las mejoras paso a paso que son menos dramáticas pero pueden ser más efectivas.
El instinto del miedo
A riego de alargar este blog, termino con este instinto porque hoy está presente en mucha gente en Colombia ante las acciones del gobierno actual: para quienes no votaron a su favor y temen el impacto de los cambios propuestos, pero también, para quienes si lo hicieron, porque tienen el miedo por el incumplimiento de las expectativas creadas.
El miedo afecta la capacidad de pensar críticamente. No hay cabida a los hechos cuando estamos secuestrador por esta emoción. El problema es que los seres humanos tenemos un filtro para enfocarnos en la información que sea dramática. Esto explica el porqué los medios de comunicación, le hacen tanto eco a las noticias negativas o escandalosas. Las buenas noticias, o los cambios lentos que pueden tener gran impacto, no captan la atención del la gente. Esa es una realidad.
De todos los instintos, el del miedo es que tiene la mayor influencia en distorsionar nuestra visión de la realidad. Por esta razón, las historias que más generan interés son las que usualmente producen más miedo en la gente. Dan una imagen de un mundo muy peligroso, cuando la data muestra todo lo contrario. Por ejemplo, existe la percepción de qué hay muchas muertes por desastres naturales, cuando la realidad es distinta, como lo demuestra estadísticamente Rosling en su libro
Hechos como que en el 2016, se tuvo el segundo años con menso accidentes de aviación en la historia, solo 10 de 40 millones de vuelos, sin embargo los titulares se concentran en el 0.000025% y venden la idea de que volar es peligroso lo que genera miedo en mucha gente.
La información que filtramos “es la que encuadra en los instintos dramáticos e ignoramos la que no lo hace “. Una caída de un avión capta la atención a pesar de ser un hecho muy inusual, mientras la seguridad estadísticamente demostrada no lo es. Tampoco es noticia la subida de medio grado en la temperatura del océano, a pesar de ser un proceso continuo con un impacto que puede se mucho más devastador . La primera noticia la normalizamos y se nos queda en la mente, mientras que las otras, que son realmente normales, las ignoramos.
El miedo hace desaparecer la perspectiva más amplia. Hay que esperar a que pase el miedo para lograr mostrar la realidad basada en hechos. Mientras tanto, se toman muy malas decisiones. Un ejemplo patético es la negativa de padres de familia de vacunar a sus hijos, o más recientemente, de personas que rechazaron las vacunas contra el COVID desconociendo la evidencia.
Como lo menciona Rosling: “ el miedo puede ser muy útil cuando se dirige hacia las cosas correctas pero es una guía terrible para entender al mundo. Nos lleva a poner la atención en los peligros poco probables, y descuidar los riesgos que si son mayores”. Como nos lo recuerda en su libro, las muertes por desastres naturales, accidentes de avión, asesinatos, escapes nucleares, terrorismo, son responsables de sólo el 1% de las muertes. Y sin embargo, son las noticias que capturan la mayor atención, generando mucho miedo y distorsionando nuestra comprensión de la realidad.
Hay que hacer la distinción entre lo que es alarmante de lo que es peligroso. Lo primero sucede porque hay riesgo percibido, pero lo segundo si tiene un riesgo real. “Estar alarmado produce miedo, lo que genera un drenaje de energía en la dirección equivocada “.
Para combatir el miedo, Rosling recomienda recordar que las cosas alarmantes no son las más peligras. Los miedos naturales a la violencia , la cautividad y la contaminación, nos hacen sobre estimar los riesgos para lo cual es necesario calcularlos. También se necesita entender que las noticias vienen filtradas por su impacto aterrador para capturar nuestra atención. Hay que recordar que el riesgo es el resultado de la exposición al verdadero peligro. Y finalmente, entender que el miedo hace ver al mundo diferente . No es el momento de tomar decisiones impulsivas.
Para concluir esta serie de blogs, vale la pena recordar cómo bien lo recomienda el autor del libro Factfulness, la vida basada en hechos bien analizados, y controlando los instintos que los distorsionan, debe de ser un ejercicio permanente para remplazar la visión sobre dramatizada que tenemos del mundo y fundamentarla más, en hechos comprobados. Esto mejora la calidad de las decisiones y permite poner atención a las posibilidades y a los peligros reales, para dejar de estar estresados por las cosas equivocadas.
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