En días pasados, tuve la oportunidad de conversar con un buen amigo mío que ha estado vinculado como sub contratista, en muchos de los proyectos de infraestructura, que se han realizado durante las últimos dos décadas en nuestro país. Los dos compartíamos la gran preocupación sobre el curso que está tomando el programa de concesiones viales de cuarta generación (4G), y que fue una de las mayores apuestas que hizo Santos durante su gobierno.
Pero para entender y valorar mejor, el motivo de nuestra preocupación, vale la pena recordar los antecedentes que motivaron los grandes cambios que se hicieron para la contratación de las grandes obras en el pasado gobierno. Pero también, para comprender los riesgos que están en juego, con los problemas que hereda la nueva administración del Presidente Duque en esta materia.