En el blog anterior me referí a la denuncia realizada por la revista Semana sobre el saqueo de Bogotá perpetrado por Moreno y su combo. La historia de Ali Baba y los cuarenta ladrones, se actualizó en este siglo con lo que pasó en Bogotá. Lamentablemente la saga no ha terminado. Ahora, en manos de Petro, la ciudad, ya tremendamente debilitada sigue su camino hacia el abismo. Y la indiferencia ciudadana es la más grande cómplice, de esta triste realidad.
Ya he tenido la oportunidad de manifestar mi rechazo por la forma en que el señor Petro está realizando su gestión como alcalde de nuestra ciudad. La suma de desaciertos, que ha logrado acumular en el largo año y medio que hemos tenido que padecerlo, es verdaderamente lamentable. Ahora, nos acabamos de enterar, que la empresa Aguas de Bogotá, a la que le asignaron la recolección de las basuras, no es viable. Al Dr. Merlano, nuevo Gerente de la EAAB, le tocará desenredar el entuerto que su antecesor y su insigne jefe, le armaron a la ciudad.
Pero de todos los desaciertos de Petro, el más grande de todos está por venir. Me refiero al POT que este señor pretende imponernos a quienes vivimos en Bogotá. Lo lamentable de este hecho, es el desconocimiento de este tema que tienen las mayoría de los ciudadanos. Como suena a algo muy técnico y de difícil comprensión , no genera interés saber de que se trata, y se le voltea la espalda a un tema que va a tener un impacto gravísimo en la ciudad.
Para ilustrar a mis lectores, comienzo por mencionar que el POT es el Plan de Ordenamiento Territorial. En 1997, el Congreso de la República aprobó la Ley 388, cuyo propósito era generar unas directrices para ordenar el desarrollo urbano del territorio, en las ciudades de más de 100,000 habitantes. De acuerdo a este mandato legal, los alcaldes tienen la responsabilidad de formular el Plan, y llevarlo al Concejo respectivo para su discusión y aprobación. El POT tiene una vigencia de diez años y define los principales lineamientos del desarrollo en términos del uso de la tierra, las normas, la infraestructura y los instrumentos que se deben de aplicar.
La importancia de este instrumento, que definió la Ley 388, es que establece como se desarrollará la ciudad en la siguiente década, a la fecha de su aprobación. Este instrumento puede tener ajustes durante su vigencia, pero no puede ser modificado sustancialmente antes de cumplirse su vencimiento. Sólo al final de los diez años, el POT puede ser modificado en su totalidad por parte de la Administración que le corresponda.
Es necesario que se entienda que el POT define el tipo de ciudad que vamos a vivir, las posibilidades y los costos de tener una vivienda, un comercio o una industria. Igualmente, en este instrumento, se plasma la visión de ciudad, que tenga en su momento el Alcalde de turno. Y este punto no es un tema menor. Por su impacto en la calidad de vida de todos los ciudadanos, su formulación requiere de un proceso de consulta y discusión que permita a la comunidad entender y participar en su formulación.
Pero, antes de entrar en materia y poder explicar cuales son las consecuencias del POT que Petro ha radicado en el Concejo de Bogotá, voy a utilizar algunas cifras presentadas por el ex Alcalde Peñalosa en un artículo que escribió recientemente para El Tiempo. El análisis realizado por este estudioso del desarrollo urbano, reconocido como experto del tema a nivel internacional, y que además transformó a Bogotá, da un buen contexto para una mejor comprensión de lo que nos viene palo arriba.
Dejemos que las cifras presentadas por Peñalosa hablen por sí solas. Para arrancar, de acuerdo con los datos oficiales, Bogotá cuenta con 7,6 millones de habitantes. El área ocupada por la ciudad hoy en día es de 38,500 ha. con una densidad de 197 habitantes/ha. Contrario con las afirmaciones de Petro, Bogotá es una de las ciudades más densas del mundo. A nivel regional, la población es de 8,9 millones en una área de 47,000 ha urbanas con una densidad de 189 habitantes/ha.
En la actualidad, la falta de suelo urbano para construir nuevas viviendas, centros comerciales, oficinas, colegios, hospitales y otras edificaciones, ha hecho que los precios de la tierra se hayan disparado por las nubes. El congelamiento que ha dispuesto Petro, ha agravado muchísimo más el problema.
Las grandes empresas constructoras, han tomado la decisión de desarrollar su actividad fuera de Bogotá, lo que explica la caída dramática de la oferta en todos los niveles. Es especialmente alarmante la falta de proyectos para los niveles VIP, VIS y medios de la población. Los niveles altos están buscando opciones en los municipios vecinos.
De acuerdo a las proyecciones de crecimiento, Bogotá incorporará más de un millón de habitantes en los próximos nueve años. Esto significa que tendremos el equivalente a Cartagena. Pero de acuerdo al estudio citado por Peñalosa en su artículo, en el mismo periodo, el número de hogares aumentará en el 26%, y el número de viviendas que se requerirán será del orden de 700,000, para albergar más de 2,5 millones de habitantes.
Para acoger este crecimiento, los cálculos muestran que se necesitarán 3.200 ha para acomodar las viviendas nuevas y 1.500 ha para otros usos. En el periodo del 2001 al 2012, la ciudad creció un 33% !!!. Pero el tema no para ahí. Las proyecciones muestran que el crecimiento a nivel regional, pasará de 8,9 millones a 12,5 millones en cuatro décadas.
Pero Peñalosa nos muestra otro fenómeno muy importante que va a afectar el problema del número de viviendas que se necesitan. Hay una tendencia mundial, de la cual Bogotá no se va a escapar: la disminución del número de personas por hogar. Esto significa que aparecerán 2,9 millones de nuevos hogares que se sumarán a los 2,7 millones existentes !!!. Se requerirán más del doble de viviendas que las que existen hoy.
En el artículo de referencia, se evidencian otras cifras muy alarmantes. Si se lograra bajar la densidad a una cifra todavía alta a nivel mundial de 150 habitantes/ha, se necesitarían 36,000 ha adicionales a las ya existentes, a nivel metropolitano. Esta cifra podrá llegar a 50,000 si se siguen haciendo conjuntos como los que se están desarrollando en Chia y. Cajicá.
Como se puede observar, la magnitud del problema que tiene Bogotá para su crecimiento futuro, requiere de mucho cuidado y de expertos que, sin una visión ideológica que ciega y sesga, propongan alternativas de desarrollo a la altura del desafío que hoy enfrenta nuestra ciudad.
Como lo muestra Peñalosa en su artículo, las ciudades exitosas han planeado su desarrollo habilitando áreas por encima de las proyecciones. Es preferible pecar por exceso que por defecto. Equivocaciones por lo bajo son muy costosas de subsanar más adelante.
A pesar de las experiencias en otras urbes a nivel mundial, y de la evidencia numérica de las proyecciones para Bogotá, que es muy difícil de refutar, Petro está proponiendo medidas que van en contra de estas tendencias. En lugar de pensar en grande, como lo sugiere los ejemplos mundiales, ha resuelto ir en contravía, como en otras decisiones muy cuestionables que ha tomado.
La primera de ellas, es declarar reserva forestal una área de 1.500 ha en el norte de la ciudad. Lo absurdo de esta medida, como lo señala Peñalosa, es que en ellas hay potreros y muy pocos árboles que proteger, además de que ya hay clubes, colegios y otras construcciones en esta zona.
Pero no contento con lo anterior, se congelaron otras 1.200 ha en el noroccidente y 1.600 declaradas como rurales. Fuera de esto, también quedaron congeladas 450 ha del Plan Zonal del Norte. Como dice Peñalosa, en total son 4.600 ha, que por decisión de Petro, quedaron marginadas para el desarrollo de Bogotá. En ellas podrían vivir más de un millón de personas en el norte de la ciudad con una densidad de 220 habitantes/ ha.
La otra medida es igualmente absurda. Pretende que en 600 ha, que ha denominado el Centro Ampliado, se concentre el desarrollo de Bogotá en los próximos años. Como se ve en las cifras de Peñalosa, acomodar el crecimiento hacia adelante, en el área propuesta por Petro, es simplemente imposible, inclusive si se permite construir sin limite de altura como es el planteamiento que se propone en el POT.
Pero lo más insólito, es que pretende lograr su propuesta, imponiendo una serie de cargas al sector privado, que quiera desarrollar proyectos en esta área, que hacen imposible su cierre financiero. Este tema lo veremos más adelante.
Como se ve claramente, no es lógico acomodar el crecimiento de una ciudad como Bogotá, de manera tan arbitraria y en contravía de las cifras presentadas, Petro pretende imponer una visión de ciudad que desconoce estas tendencias. Y propone una solución en una área y bajo unas condiciones que no reconocen esta situación .
La realidad de los límites físicos de la ciudad, evidentemente imponen soluciones de fondo. Pero proponer la densificación, alrededor de una idea como la renovación urbana, es un buen paso pero incompleto. Como ya se ha visto, Bogotá tiene una muy alta densidad. Su desarrollo futuro, se debe tratar con una visión urbanística moderna que resuelva los problemas que hoy tiene la ciudad: falta de vías, zonas verdes, equipamiento, etc. Esto brilla por su ausencia en la propuesta de Petro que le está presentando al Consejo en la "revisión" del POT.
Pero además, como lo demuestran las experiencias mundiales, estas renovaciones requieren de inversiones públicas muy importantes, y de reglas claras para invitar a los inversionistas y constructores, a ser parte de este desarrollo. Lamentablemente la ideología de Petro no le permite entender lo primero y su actitud pendenciera y descalificadora, mina la confianza de quienes deberían ser sus aliados naturales.
Para rematar, decidió suspender la construcción de la ALÓ, vía clave para la conexión regional y el desembotellamiento del transporte de carga que hoy entra por las vías de la ciudad. Un esfuerzo enorme, que ha hecho la ciudad por muchos años, se va a botar por la borda por cuenta de los caprichos del Sr. Petro y de su muy peculiar visión del desarrollo futuro de Bogotá.
Aprovecho el punto anterior, para manifestar mi protesta por el estado de las vías de acceso que tiene nuestra ciudad con la región. En Soacha, el estado de las obras de Transmilenio, es verdaderamente lamentable. Paraderos desmantelados, huecos enormes y unos trancones infernales. Ni para que hablar de la Calle 13 que nos hace ver como un país del tercer mundo. En esta vía, a cualquier hora es un triunfo poder salir de Bogotá.
Pero si al Sur y al Occidente el tema es dramático, hacia el Oriente y Norte no es mejor. La salida a la Calera es tortuosa y peligrosa. En buena hora la Gobernacion y el Gobierno Nacional están planteando un vía regional que le saque el quite a la ciudad. Mientras tanto, el acceso por la mal llamada " Autopista Norte", es igualmente lamentable e insuficiente. Los trancones entrando y saliendo por esta vía son cada día más inaguantables. ¿Cómo pretendemos que Bogotá sea una ciudad atractiva y competitiva en estas situaciones?. ¿Dónde están las propuestas ambiciosas de Petro para enfrentar la desconexión de Bogotá con su región?
Y un comentario final. A funcionarios de esta Administración les molesta mucho, que personas como yo, manifiesten públicamente su total insatisfacción por el rumbo equivocado que llevamos desde que el Polo Democrático se apoderó de Bogotá. Lamentablemente los hechos son tozudos. Los empresarios se están saliendo de la ciudad, pero también, quienes vivimos en ella. Las consecuencias son funestas: según datos de Camacol, los problemas del sector de la Construcción, le han significado la pérdida de más de 40.000 empleos en un año!!!.
Lamento herir la sensibilidad de algunos funcionarios de esta administración por hacer comentarios que muestran estas realidades. Pero me molesta más a mi, la incapacidad de escuchar que tiene Petro, reconocida por personas muy cercanas a él. Y me indigna aun mas, la enfermiza pasividad de tanta gente que padece todos los días, las consecuencias de elegir a personas incompetentes , y además corruptas, como se ha visto en el caso de Garzón y Moreno, para el manejo de una ciudad tan compleja como es Bogotá.
En el próximo Blog, trataré el tema de la "modificación" del Plan de Ordenamiento Territorial que Petro le ha presentado al Consejo de la ciudad. Me parece fundamental ayudar a generar una opinión informada, para que se entienda lo que viene "palo arriba", como consecuencia de la visión particular que este señor le pretende imponer a quienes con dificultad, sobrevivimos la Bogotá actual.