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sábado, 26 de marzo de 2022

La invasión a Ucrania y su impacto en Colombia

 


Mientras en Colombia hemos estado entretenidos con las campañas políticas para el Congreso y ahora por la Presidencia,  a 10.700 km se está desarrollando una tragedia con profundas repercusiones para países como el nuestro.  La visión tan parroquial que tenemos, nos impide dimensionar las verdaderas consecuencias de un mundo cada vez más interconectado, a pesar de que hoy se hable del final de la globalización. 

En este blog, voy a compartir con el lector, lo que he aprendido al leer a muchos analistas internacionales, que han ido aportando sus reflexiones para entender mejor las consecuencias del ataque salvaje de Rusia  a Ucrania y de como vamos a sentir sus efectos, a medida que este continúe. 



Lo primero qué hay que señalar, es que estamos presenciando una tragedia humanitaria sin precedentes desde la II Guerra en Europa. Se calcula que en menos de dos meses más, si los ataques continúan por parte de los Rusos sobre las ciudades ucranianas, el 25% de una población de 44 millones, habrá abandonado sus hogares y cruzado las fronteras hacia países como Polonia. El problema es tan grave, que el gobierno del Japón en una decisión sin antecedentes, ha abierto sus puertas para recibir exiliados ucranianos. Esta estampida hace ver como un juego de niños el éxodo de Siria desde el 2014. 


Pero muchas personas se pueden preguntar, el porque en Colombia deberíamos estar mucho más atentos al desarrollo del  ataque salvaje de Putin a Ucrania. La realidad, es que el efecto sistémico de esta crisis, en un mundo cada vez más interconectado, nos está ya golpeando por varios lados. Pero lo peor pude venir más rápido de lo que muchos se imaginan. Veamos.



Desde una perspectiva macro, el primer gran efecto de este acto de agresión bárbara de Rusia, es la terminación del “bono de paz” que el mundo había tenido desde el derrumbe del Muro de a Berlín. ¿Y porqué  es importante? Porque durante estas tres décadas, el mundo vivió la más grande expansión de la clase media de la historia. El ataque de  Putin acabó en un día con esta realidad y obligó a los europeos y a los americanos, a repensar la manera como se miraban y estaban mirando el resto del mundo.


Los europeos se han despertado ante el hecho, de que su visión del mundo, que les había servido durante tres décadas, había que actualizarla ante la nueva realidad de una Rusia con una visión imperialista y expansionista, con un autócrata como Putin sin control, dispuesto a todo para lograrlo..



Los cambios se dieron en cuestión de días.. Alemania había mantenido una postura pacifista muy clara después de la derrota de Hitler en 1945. Como resultado de la agresión rusa, su nuevo Canciller, propuso y obtuvo que se doblara el presupuesto de defensa de ese país. Medidas similares se vieron en otros países. Aún más, por primera vez Alemania envió armas fuera de sus fronteras para apoyar a Ucrania. En Japón, Corea del Sur y Taiwán, se han visto reacciones similares.



La Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- que según Macron, presidente de Francia, era “una organización sin cerebro” y que Trump hizo hasta lo imposible para darle la espalda por inoperante, ha vuelto a recuperar su misión. Ante la amenaza de una nueva Guerra Fría, ha vuelto a adquirir una importancia fundamental. Especialmente, ante la amenaza de Putin de atacar a algunos de los países que pertenecía a la antigua Unión Soviética, y que hoy forman parte de la OTAN. Un ataque a un miembro será respondido por toda la comunidad. 


Y para complicar aún más la situación, Putin ha amenizado con utilizar sus 3000 ojivas nucleares, en caso de que los europeos y los norteamericanos resuelvan ayudar militarmente a Ucrania. A pesar de su amenaza, la ayuda militar está llegando a ese país y servido para cambiar la dinámica de una invasión, que según Putin, iba a ser concluida en cuestión de horas. 



Se cumple un mes y los rusos han encontrado una valiente y efectiva resistencia de todos los ciudadanos ucranianos que quieren conservar su independencia a toda costa. Además de que se ha encontrado con un rechazo mundial, y ha logrado lo impensable hasta hace un mes: la unión de Europa y los Estados Unidos contra un enemigo común. 


Más armamentos significa menos recursos para cubrir otras necesidades de la sociedad. La carrera armamentista que está en marcha, va a tener un impacto en el largo plazo. Al terminarse el “bono de paz”, el crecimiento global de la clase media se va a parar. Y esto sucede cuando apenas el mundo se están recuperando de las consecuencias de la pandemia. 


Veamos otros efectos muy graves de la crisis. Rusia y Ucrania son el primero y el quinto productor más importantes de cereales del mundo. También, son el primero y tercero productor de potasio y fertilizantes. Hay países que depende completamente de ellos para alimentar a su gente. Con motivo del aislamiento impuesto por Occidente a Rusia y del bloque de los puertos del Mar Negro en Ucrania, el desabastecimiento de estos productos dispararon los precios cuando además los inventarios estaban bajos. 



Otra consecuencia del ataque a Ucrania, ha sido un replanteamiento de la dependencia de Europa del gas de Rusia. El aislamiento financiero impuesto a ese país, ha generado una escasez de suministro de este producto y del petróleo, lo que está teniendo un impacto en los precios internacionales de los dos. Esto se ha visto reflejado en el valor  de US 100/barril,  y en  que se haya triplicado el costo de la gasolina en los Estados Unidos a niveles de US 6/gal !!!. Para no hablar del costo del gas en Europa que se ha multiplicado por diez en tres meses.


Además de acelerar la escalada inflacionaria, que era el resultado del coletazo de la pandemia, la disparada de los precios de los alimentos, los fertilizantes, el petróleo y el gas, están teniendo otros efectos geopolíticos que pueden ser muy graves para Colombia. 


Hace dos semanas, una misión de alto nivel del gobierno gringo, entró en contacto con Maduro. El propósito era ver si se podía reactivar la exportación del petróleo pesado a las refinerías del Golfo de Mexico. Los gringos siempre han interpuesto sus propios intereses y eso nos va afectar a nosotros directamente. ¿Cómo? Difícil predecirlo, especialmente ad portas de la elección presidencial en Mayo en nuestro país.



Para seguirle sumando a los temas anteriores, hay otra realidad. La subida de los precios que está arrastrando la inflación, a cifras no vistas por más de una década, está  también afectando a los países, como Colombia, que incrementaron su endeudamiento a niveles históricos. Los fondos disponibles, de entidades como FMI y el Banco Mundial, ya están muy bajos porque fueron utilizados extensamente durante la pandemia. Y otras  fuentes disponibles no se ven.


El pronóstico es muy grave. Países como Turquía tienen altas probabilidades de no poder atender su deuda. Si esta dinámica se multiplica, habría que sumarle a la crisis ucraniana otra de marca mayor . La incertidumbre y la volatilidad, además de la inflación, se comienzan a ver reflejados en un aumento de las tasas de interés. Esto significa el encarecimiento de la deuda externa y menos recursos para atender necesidades urgentes de la sociedad. 


Luego el impacto de Ucrania va a afectar muchísimo más a los países menos desarrollados, con consecuencias muy graves. Ya se comienzan a ver en los incrementos de muertes por desnutrición, que junto a una inflación descontrolada, se va a ver reflejado en un mayor malestar social. 


El otro gran riesgo que nos puede impactar, gracias a los efectos externos del ataque ruso contra Ucrania, es que el malestar social se vuelva a reflejar en un resurgimiento de las marchas del año pasado, que tanto daños le produjeron al país. El riesgo es aún mayor por el ambiente de polarización que se ha incrementado por la contienda política, y la incertidumbre que aumenta la  sensación de inequidad. 


Definitivamente tenemos  que tener conciencia, que el impacto de la crisis de Ucrania, va a ser mucho más grande en los países sub desarrollados, con efectos muy severos en cientos de millones de personas. Por esa razón, es qué hay que pararle mucha atención al desarrollo de los eventos en ese país, que posiblemente no había aparecido hasta hace un mes, en el radar de la mayoría de la  gente en Colombia.


El ataque ruso a Ucrania, en el mundo de hoy, nos debe recordar que la distancia  de 10700 km, que nos separa de ese país, no nos protege de las consecuencias de las acciones bárbaras y criminales de tipos como Putin. Al final, el mensaje es contundente: los canales de interconexión sistémica globales son tantos, que no nos podemos aislar como nación así no queramos verlo.. 


sábado, 19 de marzo de 2022

Las preguntas que surgen después de las elecciones pasadas.

 


Finalmente sabemos los resultados de las elecciones al Congreso, y tenemos más claridad de quienes son los candidatos que van a participar en la carrera por la Presidencia de Colombia. El significado de las votaciones ha tenido diferentes interpretaciones. Donde hay una convergencia de la mayoría de los analistas políticos, es en que volvimos al mismo punto del 2018, pero con unas variaciones importantes en un entorno mucho más complejo, con un gobierno muy desprestigiado y un Álvaro Uribe en el ocaso de su carrera política.

Gustavo Petro logró que la  izquierda se uniera para alcanzar una votación histórica que se va a ver reflejada en el Congreso de la República, pero lejos de ser la mayoría que algunos de sus partidarios esperaban. La euforia de sus seguidores y los resultados electorales,  van a llevarlo a maximizar sus “propuestas descabelladas” y a buscar alianzas hasta con el diablo, con el fin de conseguir su tíquete a la Presidencia en la primera vuelta. No importa si para lograrlo, tenga que dividir aún más a la sociedad colombiana, donde quienes están con él son los buenos, y los demás somos los malos. .



En el otros extremo del espectro político, quedó Federico Gutiérrez representando la derecha, a pesar de no haber sido “el que diga Uribe”.  Tendrá que hacer un acto de equilibrismo, para evitar el “abrazo del oso” del CD, partido del expresidente, para no cargar  con “el bacalada de Uribe”. Con este moquete, han tildado, a quien en otra época dominaba la escena política, como ningún otro dirigente en muchachos años. Veremos a un “Fico” enfrentando fuertemente a Petro, señalándole sus contradicciones y mentiras, y agitando la bandera de la seguridad  con   una postura cada vez más dura sobre este tema. 


El centro eligió a Sergio Fajardo. Oiremos su voz cada vez más disminuida , que tratará de voltear la imagen que lamentablemente ha cultivado por acción u omisión, por no haber demostrado  posiciones firmes o hacerlo de manera muy tímida. Especialmente su postura, ante la batalla de egos entre sus colegas de la coalición, donde salió vencedor pero con una votación muy baja. Fue una “victoria pírrica”, como la han calificado varios comentaristas


Y en la nebulosa, está Rodolfo Hernández que pelea hasta con su sombre, e Ingrid Betancourt, quien aterrizó de Europa como una bomba de neutrones, para  ayudar a desestabilizar la alianza del Centro 


Los siguientes dos meses, veremos una contienda, donde el común denominador será seguramente la descalificación del otro, atizando aún más la polarización en la que hemos vivido gracias a la confrontación entre Santos y Uribe.



Hasta aquí, no he dicho nada que no se haya comentado en muchos medios después de conocidos los resultados del pasado domingo. Pero lo que no se ha comentado, ni nadie ha hecho el esfuerzo por hacerlo visible, tiene que ver con tres preguntas: ¿Qué tipo de liderazgo quieren ver los colombianos en quien asuma el más alto cargo de la nación para los próximos cuatro años? ¿Qué tipo de liderazgo necesitan los colombianos, dadas las dificilísimas condiciones en que estamos ? ¿Y porqué es necesario entender que sígnica para un país tener dirigentes con  una excelente capacidad de ejercer el  liderazgo?


Arranco por la última pregunta. La respuesta clara es que, en momentos de crisis producto de los grandes cambios como los actuales, que afectan una organización, una comunidad o un país, la capacidad de ejercer el liderazgo que tenga una sociedad en los dirigentes a diferentes niveles, es vital para enfrentar los retos que surgen y poder orientar a todos sus miembros . Es esencial para habilitarlos para ser parte corresponsable de las posibles soluciones que emerjan.  


En la respuesta, hay que hacer explícito un elemento fundamental. La complejidad de los retos es de tal naturaleza, que escapa la capacidad de un solo individuo para enfrentarlos. Y no es a punta de labia que estos se resuelven. Se necesita propiciar un concepto mucho más amplio: el de liderazgo colectivo, que permita que haya esa capacidad de liderazgo a todos los niveles de la sociedad y desde la diversidad de los territorios que ofrece el país.


Pero entrando a responder las otras dos preguntas, es importante reconocer que, una cosa es querer con el deseo a partir de un entendimiento distorsionado del concepto del liderazgo, y otra muy distinta, cuando se tiene una buena comprensión de su significado. 


Con la Fundacion Oriegen estamos preparando una encuesta sobre estas preguntas y ver que tan grande es la brecha entre las dos. En las próximas semanas tendremos los resultados, y mientras tanto, vale la pena hacer algunas consideraciones adicionales.



En relación a lo que muchos colombianos quieren ver como líder en el país, lamentablemente me temo que corresponde a una imagen distorsionada del liderazgo asociada a la figura del caudillo. Es la persona que encabeza a una nación de forma despótica y autoritaria. La gente lo lleva al poder bajo la expectativa de que el si tiene la solución a todos sus problemas. 


Es frecuente que estos individuos abusen de su capacidad oratoria y falta de escrúpulos, para mentir sin sonrojarse y promover el enfrentamiento de clases. Son unos expertos agitadores de emociones capitalizando las frustraciones de la gente ¿Suena familiar?


Dadas las condiciones tan complejas del mundo en que vivimos, estos caudillos terminan frustrando a sus seguidores, que despiertan tarde, cuando ya han enajenando su libertad a cambio de promesas incumplidas y unos sueños irrealizables. El costo es la pérdida de su país como lo pueden atestiguar millones de venezolanos.


Hoy estamos viendo personajes desde los extremos ideológicos de la  derecha y  la izquierda  que han utilizado los instrumentos de la democracia, para llegar al poder y quedarse en él. Casos como Ortega en Nicaragua, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, son unos buenos ejemplos que han generado imitadores como Castillo en el Perú y Bukele en Salvador. 


Ahora tenemos a Petro en Colombia, siguiendo los mismos pasos de sus maestros, ofreciendo el oro  y  el moro,  para llegar al poder. Y ya lo advirtió y hay que creerle. Si lo logra no lo soltaría por muchos años. 


Algo que caracteriza a esta imagen distorsionada del liderazgo, es que los caudillos no admiten competencia ni nadie que lo opaque.  Utilizan el poder,  para anular a la oposición y a quienes se atrevan a contradecirlos. 


En cuanto la segunda pregunta: ¿cuál es el entendimiento del liderazgo que necesita Colombia?. La respuesta tiene en mi opinión varías dimensiones contra las cuales hay que evaluar a los candidatos que esta semana ya se lanzaron a la contienda.


Hay que entender que no hay soluciones fáciles para muchos de los problemas difíciles que enfrentamos en nuestro país. Más claramente, hay muchos que simplemente no tienen una respuesta. Quien llegue a ser presidente, debe ser muy honesto y no despertar expectativas incumplibles a partir de soluciones irrealizables. Hacerlo, es irresponsable porque frustra las expectativas de la gente, pero también, porque vulnera aún más. la escasa credibilidad institucional que hoy socava nuestra democracia. 


Pero se preguntará el lector: ¿qué hacer ? Quien aspire al mas alto cargo de la nación, deberá de explicar la naturaleza del problema. Para los que tengan una solución técnica pero que requiere tiempo en aplicarla, lo deben de explicar de manera sencilla y realista. Para los que no la tengan, y requieran de la participación amplia de la sociedad, deberá confrontarnos a todos para que seamos parte de la solución y no parte del problema. 


Para aclarar mejor el punto anterior, vale la pena dar un ejemplo. El pecado mayor del proceso de paz de Santos, fue haberlo tratado como un problema que se solucionaba con un acuerdo, mientras la sociedad colombiana lo veía desde la gradería, sin sentirse parte del problema. Al final no hubo una apropiación colectiva y el país se dividió. Hoy el problema continúa bajo otros ropajes con un gran impacto en la periferia del país. Nada cambio.



Necesitamos alguien en el más alto cargo de la nación, que con su ejemplo, movilice el liderazgo colectivo de miles de colombianos unidos por un propósito común, por una visión esperanzadora de lo que podemos lograr. Es un liderazgo que invite a cambiar la narrativa tan negativa que tenemos de nosotros mismos, por una que construya confianza basada en una ciudadanía empoderada.


Hay un ejemplo notable de un líder, que invitó a su nación a pensar en alcanzar un sueño,  y que hasta ese momento, había estado solo en la mente de Julio Verne. En 1961, John F Kennedy le propuso a su nación una visión desafiante e inspiradora. 


“Yo creo que esta nación se debe de comprometer para lograr la meta, antes de que se termine esta década, de poner un hombre en la Luna y regresarlo a la tierra de manera segura” 


Su visión movilizó a la nación y de este proyecto surgieron muchas cosas muy valiosas, que impulsaron la ciencia y la tecnología a otro nivel. Inspiró un orgullo muy grande para todos los norteamericanos, en medio de una década convulsionada que también marcó a ese país y al mundo.


En las semanas que vienen, cuando nos estamos jugando la democracia en Colombia, será fundamental que la mayoría de los votantes nos hagamos las preguntas que he propuesto en este blog, para evaluar a cada uno de los candidatos y tomar su decisión al depositar nuestro voto. Si nos equivocamos, después no nos quejemos. Tenemos muchos ejemplos en el vecindario, que nos muestran las consecuencias nefastas de la mala decisión de llevar al poder a un caudillo.


sábado, 12 de marzo de 2022

Lo que está en juego

 


Perder una elección en una democracia es normal, lo que no lo es normal es perder la democracia en una elección. 


¿Qué es lo que está en juego este domingo? Esta sencilla pregunta hecha por un joven en una reunión en esta semana, me obligó a reflexionar y a escribir este blog. En los que he publicado las últimas semanas, he mencionado que, lo que está en juego es la sostenibilidad de nuestra democracia, y que a pesar de sus falencias, permite el ejercicio de la libertad. Solo cuando esta se pierde, es que  se entiende su valor. 



Lo que está sucediendo hoy en Ucrania, es un clarísimo ejemplo de un pueblo defendiendo su libertad contra el ataque criminal de Putin y sus secuaces. Los ucranianos están defendiendo su democracia, que a pesar de sus imperfecciones, la valoran más porque ya han padecido la dictadura en el pasado reciente y saben lo que se pierde. Arriesgando sus vidas, están rechazando el modelo autoritario que Putin ha instalado en Rusia y que quiere imponer en Ucrania por la fuerza.


Lo que está en juego en las elecciones de este domingo y las de mayo próximo, cuando cada persona va a depositar su voto, es una decisión y una apuesta a la vez. Es una decisión porque debería haber el convencimiento personal de que “mi voto cuenta”. Es una apuesta, porque la elección de candidato se hace con una pobre información y en un entorno emocional muy complejo, distorsionado por la polarización existente, altamente vulnerable a la manipulación y la mentira.



Pero las apuestas se ha subido considerablemente por los efectos colaterales globales del ataque a Ucrania. Los precios del petróleo, los fertilizantes y los alimentos, entre otros productos, están disparados cuando la inflación ya estaba golpeando fuertemente el bolsillo del votante como resultado de los efectos de la pandemia y los paros, con altas posibilidades de frenar de nuevo la economía . 


Lo más grave es que, cuando hoy enfrentamos una tremenda incertidumbre, los niveles de desconfianza de la gente en las instituciones y los políticos, son los más altos registrados desde que se llevan estas estadísticas. 



Dentro de las reglas de nuestra democracia,  este domingo está en juego el votar por quienes nos van a representar en el Congreso. En las consultas, por los finalistas en  la contienda por la presidencia. Una ves elegidos y posicionados estas personas en agosto, tendrán en sus manos la inmensa responsabilidad de tomar unas decisiones muy difíciles para enfrentar la acumulación de problemas generados por los eventos de los últimos dos años, más los temas muy delicados que se han pateado hacia adelante y que no dan más espera. 


Pero mire el lector la paradoja. Con nuestros votos este domingo, vamos a depositar la responsabilidad en estos políticos, en los que nadie confía, de decisiones trascendentes y de la orientación de las mismas instituciones, que como votantes igualmente desconfiamos.



No recuerdo otras elecciones, en un entorno tan complejo,  donde la incertidumbre y la rabia de muchos haya sido mayor. Tampoco, donde lo que está en juego, vaya a ser tan trascendente para el futuro de todos. Este domingo, veremos de que magnitud es realmente el estado emocional del votante contra el sistema y su dirigencia política, que hasta aquí hemos elegido, y que han conducido a nuestro pais. 


No hay duda de que nuestra frágil democracia hoy muestra señales complejas de deterioro. No es gratuito  que hayamos llegado hasta aquí, con un cuestionamiento profundo de la institucionalidad política en Colombia. Hay que entender que es el resultado de varios factores convergentes muy preocupantes. Lo que está en juego en estas elecciones, es si cambiamos esta tendencia o la reforzamos. Veamos.


Las contradicciones y los inmensos vacíos de liderazgo, de los dirigentes políticos tradicionales, tienen una inmensa responsabilidad. Sus egos, personalismo, egoísmo y miopía, acabaron con los partidos políticos que son esenciales para el funcionamiento en cualquier democracia. Esta demolición de la institucionalidad  política explica el porqué , desde la Constitucién del 91, es la primera vez donde las coaliciones y los movimientos, han remplazado a los partidos y las ideologías. Hoy no estamos viendo unas elecciones políticas sino una feria de vanidades que a mi personalmente me indigna. 



En estas condiciones, no es de extrañar que se hayan abierto las puertas de para en par, para los planteamientos populistas irrealizables, como los de Petro, y sus discursos incendiarios que agitan las pasiones más bajas. Estas posturas se han convertido en el tiquete preferido para llegar al Congreso y a la Presidencia, y remplazan las propuestas serias que necesita Colombia. 


Y lo que es peor: mucha gente se traga el cuento y va a votar por estos personajes, pero lo hace por la razón equivocada. Es un voto castigo porque sienten que el sistema les ha fallado y piensan que peor no les puede ir, así sean absurdas las propuestas e impagables los riesgos de estas posturas, como lo evidencia el caso de Venezuela que mucha gente quiere  ignorar.



La  falta de liderazgo, orientación y de pedagogía política que ha existido en Colombia, me temo que nos va a pasar una factura muy costosa en estas elecciones. Espero equivocarme pero no soy muy optimista. Este vacío hace que el votante decida con el hígado y no con la cabeza. 


Se podría argumentar que siempre ha sido así, pero dada la coyuntura actual, seguir por ese camino es simplemente suicida. Lo que está en juego es demasiado importante, para no pensar antes de votar y buscar que ojalá, quienes lleguen, fueran los más capaces. 


El gran problema del desprestigio de la política en Colombia, es que precisamente hace que personas muy capaces no quieran exponerse a participar en política. Muchos de los que si se lanzan, no lo hacen con el espíritu de servir a la sociedad, sino de servirse de la gabelas del poder político, como lo demuestra el reciente escándalo de los Char en Barranquilla. 


Asociado a lo anterior, parecería que a nadie le interesa saber con seriedad, cuáles son los antecedentes profesionales, personales y de experiencia, que califican a los candidatos que aspiran llegar a las más altas posiciones del estado. En este sentido, recomiendo leer el excelente artículo de Moisés Wassermann este viernes en el Tiempo sobre este tema. 


Estas dinámicas, que caracterizan nuestras elecciones en la actualidad, pueden explicar el porqué hoy tenemos  un proceso electoral que desorienta y es muy confuso para los potenciales votantes. Las posturas basadas en principios, se han cambiado por el oportunismo de la coyuntura. Los  planteamientos serios han brillado por su ausencia en los debates entre la mayoría de los candidatos a la Presidencia, así como también han estado ausentes, propuestas para construir un propósito colectivo para unir a los colombianos.


Lo que ha brillado han sido los ataques personales, entre los mismos miembros de las coaliciones, para no hablar entre los oponentes de otros movimientos. Se siente la ausencia de propuestas orientadas a unir a los colombianos para enfrentar los inmensos retos de una época tan turbulenta y compleja. En esta campaña política, me parecen que la mayoría de los aspirantes no han estado a la altura que se requiere, para enfrentar lo que está en juego en estas elecciones. 



Por toda las razones expuestas en este blog y por lo que está en juego,  hay que partir del convencimiento de que cada voto cuenta y hay que cuidarlo. Propongo  que para darle nuestra confianza a alguien con el voto, se tengan un mínimo de criterios y el convencimiento más objetivo posible para evaluar nuestra decisión. Estos serían mis sugerencias: 


    • Nos trate como unos adultos responsables y no como descerebrados manipulables.
    • Haya propuesto un propósito superior que inspire y oriente a los colombianos, que nos devuelva la esperanza en nuestro país y en nosotros mismos, y la confianza en que unidos salimos adelante, porque en Colombia hay mucha gente extraordinaria. Solo que no la vemos ni las conectamos y apoyamos, cuando son verdaderos Motores de Esperanza.
    • Soporte con programas serios y realizables su visión y no venda meros sueños y espejismos. No hay soluciones milagrosas ni respuestas fáciles para los problemas complejos que enfrentamos. 
    • Busque  sanar heridas y no ahonde más la lucha de clases y las divisiones. Colombia no aguanta más peleas, odios y descalificaciones. Necesita respeto por la diversidad de opiniones y visiones.
    • Demuestre una experiencia de logros importantes. Ver lista de Wasserman en su artículo.
    • Tenga una trayectoria de manejo ético que sirva de faro moral para cambiar  la cultura del atajo, donde  los fines justifican los medios, que ha encubado un ambiente nauseabundo de corrupción. 


Antes de votar, preguntarse que evidencias se tienen que soporten la decisión en función de estos criterios u otros similares . Se que no es tarea fácil porque la información no está disponible para muchos, que hoy se encuentran desorientados, o porque la que se recibe puede estar manipulada. A pesar de estas limitaciones, por lo menos si hay que pensarlo dos veces antes de votar, porque lo que está en juego es muy grande: la libertad y la democracia que la cobija.


PD: muy importante recodar que los problemas que enfrentamos los colombianos nos comprometen a todos. No podemos esperar que un iluminado nos haga el milagro porque quien llegue a ser presidente de Colombia, deberá liderar una transformación mental y cultural en nuestra sociedad, al tiempo que despierte un liderazgo colectivo en diferentes  niveles para que, entre todos, encontremos las mejores salidas posibles a los inmensos retos que enfrentamos. Estoy seguro que este es el mensaje que millones de colombianos queremos oír.



Alguien con quien compartí este blog antes de publicarlo me preguntaba que bajo los parámetros propuestos yo por quien iba a votar. Mi respuesta la voy a dar. El la consulta y con la información que dispongo, por Sergio Fajardo cuya trayectoria y ejecutorias de más de 20 años y la entrevista que le diera al Tiempo hace dos semanas, es el que más de acerca a mis criterios. Por el senado voy a votar por Humberto de la Calle también por su trayectoria y la apuesta personal que hizo por la paz. Para la Cámara no tengo claro mi voto en el momento que estoy escribiendo el blog. 






sábado, 5 de marzo de 2022

Tiembla Ucrania, tiembla el mundo


En mi blog de hace dos semanas, mencioné la importancia de conseguir un crecimiento balanceado del poder del   Estado y de la Sociedad, para lograr enfrentar de la mejor manera, los grandes desafíos que hoy están poniendo en peligro la democracia en el mundo. En ese momento Rusia todavía no había invadido a Ucrania. Rusia es el mejor ejemplo de lo que sucede, cuando hay un estado poderoso y corrupto, sin ningún control de la sociedad. Recomiendo al lector darle una lectura a mi blog para tener un mejor contexto para lo que viene.


Hoy, cuando la invasión violenta contra Ucrania ya es una realidad, y finalmente las democracias occidentales parecen haber comenzado a despertarse de un prolongado letargo, me ha parecido fascinante leer algunos comentarios alrededor de lo que está realmente en juego, por parte de formadores de opinión en Europa y Estados Unidos. En este blog voy a tratar de recoger estas diferentes visiones, y que pueden ayudar a entender mejor la magnitud de lo que significa el ataque de Putin y sus consecuencias futuras a nivel mundial.


El profesor James Robinson en sus dos libros a los que hago mención en un blog anterior, plantea que cuando hay un desbalance entre un estado fuerte y una sociedad débil, el resultado es el despotismo donde el poder absoluto corrompe las bases de una nación. Pero lo más importante es lo que está en juego: la libertad. 



Lo anterior es fundamental entenderlo para ver otro ángulo del problema. Jhon Stuart Mills se refería al liberalismo como una forma de vida construida sobre el respeto de la dignidad de la persona. Es un orden donde cada individuo “es libre” de experimentar en vivir, lo que le da a la sociedad una variedad de caracteres, permitiendo celebrar la libertad que facilita el crecimiento personal y la diversidad. Esa es la verdadera importancia del liberalismo y la preocupación que se esté desdibujado en el mundo entero.


Pero el ejercicio de la libertad, dentro de una democracia, tiene que enfrentar la realidad de la fragilidad de la naturaleza humana. Para Samuel Adams , uno de los padres de la Constitución Norteamericana, le preocupaba que, la codicia por el poder, era una pasión inherente a la condición humana que debía ser tenida en el diseño de la constitución. 


Desde esa época, quienes le dieron fundamentos al sistema democrático en los Estados Unidos, les preocupó mucho de que las mayorías puedan ser dirigidas por demagogos ávidos de poder. Como lo expresa el columnista David Brooks del NY Times, “el diseño constitucional debería  respetará la opinión popular y la ley de las mayorías,  pero al mismo tiempo, tener mecanismos para controlar la pasión popular y los prejuicios”. 


El genio de este trabajo constitucional,  fue buscar balancear la democracia con una sociedad empoderada, y un estado donde no se hiciera un abuso del poder respetando la libertad. En ese contexto, el reto era manejar la tensión entre dos creencias contrapuestas: la prevalencia de las mayorías y la tendencia a buscar ventajas personales por encima del bien común y de los derechos de las minorías. Para ello, se desarrollaron mecanismos de pesos y contrapesos para impedir que los demagogos y populistas se apoderaran de la nación.



Esa falta de pesos y contrapesos, es una parte de la explicación de la conducta de Putin, quien busca por todos los medios desestabilizar a la democracia occidental. Junto con su colega chino Xi Jingpin , ven que es un sistema en decadencia y qué hay una oportunidad de retomar lo que siempre ha sido la historia de la humanidad: el más fuerte se come al más débil.


Además de la libertad, lo que está en juego hoy en Ucrania y para las democracias, es muy importante: la aparente contradicción entre nacionalismo y liberalismo, entre la derecha y la izquierda. Pero en la práctica, no deberían de ser enemigo porque se encuentran alrededor del valor de la libertad, como lo afirma el historiador israelí Yuval Harari.  Claro el nacionalismo llevado a los extremos como en la Alemania Nazi o en Rusia, o la izquierda recalcitrante como en Cuba, acaban con la libertad.


Y por esta razón, es muy interesante el artículo que escribió  este historiador, cuando plantea que el corazón de la crisis en Ucrania gira al rededor de la pregunta fundamental sobre la naturaleza de la historia y la de la humanidad. ¿ Pueden los humanos cambiar la forma que se comportan y evitar que  la historia se repita de manera indefinida? ¿Estaremos los humanos condenados a recrear las tragedias pasadas sin cambiar ninguna cosa?


Hay quienes piensan que no es posible y que la ley de la selva es una ley natural. Pero la única constante en la historia de la humanidad es el cambio. De hecho, la tecnología, la cultura y la economía siguen cambiando y esto afecta las guerras. Y la mayoría de estos cambios son el resultado de las decisiones humanas. La decisión de un solo individuo en invadir a otro país, puede generar cambios profundos con repercusiones globales, tiembla el mundo.


Después del horror de la II Guerra en 1945, Harari señala que no había habido un solo caso, de una invasión de una super potencia, para borrar del mapa a una nación vecina. Los presupuestos de defensa se han venido disminuyendo, hasta que en la semana pasada, Alemania duplicó su presupuesto como respuesta a la agresión rusa. La paz de las ultimas siete décadas había sido uno de los logros más importantes de la humanidad. El ataque a Ucrania puede reversar esta tendencia.



Sin embargo, hay otra visión. La primera ministra de Lituania, también invitada por el Economist , mencionaba que la invasión a Ucrania estaba cantada pero no escuchada en Europa y los Estados Unidos. En ese país, Trump durante su presidencia, no ocultó su admiración por Putin a pesar de sus  actos de agresión. . 


Veamos algunos: el asalto cibernético a Estonia en el 2007, la guerra en Georgia en el 2008, la anexión de Crimea y de una parte de Ucrania en el 2014, el asesinato de sus rivales en las calles de Londres, de periodistas y opositores en su país. Habían sido las señales. lo suficientemente contundentes, como para haber despertado a los dirigentes europeos y norteamericanos, pero las dejaron pasar. 


Ahora, la realidad de la invasión a Ucrania, vuelve a hacer recordar la historia de Hitler en 1939 y el apaciguamiento de Chamberlain, primer ministro británico de la época. Con Putin se buscó una salida diplomática, pero esto es imposible de lograr “con un mentiroso patológico que ofrece promesas que nunca cumple”. Para este dictador, la vida humana es un medio para un fin: recuperar la grandeza de la Rusia de los Zares a cualquier precio. 


Para la Primer Ministra, los dictadores solo entienden el lenguaje de la fuerza y ojalá si es una acción militar. Cualquier otra cosa la ven como una señal de debilidad. De hecho, para los  dirigentes rusos y chinos, la democracia occidental está mostrando su debilidad qué hay que aprovechar.  No les preocupa una confrontación y le apuestan a la incapacidad de unión. Por la respuesta rapidísima de los países miembros de la OTAN y las manifestaciones mundiales, parece que Putin con su invasión se equivocó. 


Esta visión de la Primera Ministra parecería darles la razón a quienes opinan, que lo que está pasando, tenía que suceder, porque así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Esta postura estaría en contravía a la propuesta por Harari.


Quiero terminar este blog volviendo al periodista Brooks. Dado que lo que está en el corazón es la libertad que es el fundamento de una aproximación liberal de la democracia contemporánea, está requiere ser cultivada y cuidada con mucho trabajo para que funcione, porque no es un tema natural al ser humano. 


La guerra, el autoritarismo, la explotación y abuso del más débil, han sido las condiciones imperantes a los largo de la historia. La invasión de Rusia a Ucrania, y lo que suceda hacia el futuro, nos dirán si en efecto la historia se repite, o si este ataque de Putin pudo ser controlado. Si es así, la historia hacia adelante, pueda terminar fortaleciendo a las democracias y cambiando la tendencia hacia el autoritarismo sin control de la sociedad, que es el mayor riesgo que hoy se ve en el mundo.