En momentos en que tenemos a un gobierno en Colombia que busca promover una visión estatista de la economía, donde el Estado es el rector de los destinos de la sociedad colombiana, es fundamental recordar cuáles son las bases de la democracia que hoy están en peligro. Una de ellas es la propiedad privada , el papel del propietario de una empresa en una comunidad, y por ende de todo el tejido empresarial en general.
Es en ese contexto, que me parece de inmensa importancia, la publicación del libro: La Gestión de la Propiedad de las Familias Empresariales, escrito por Gonzalo Gómez Betancourt , Luis Carlos Bravo y Diógenes Lagos. Su trayectoria, como consultores, ha ayudando a las empresas de familia, en diferentes países de América Latina, a navegar por un entorno cada vez más complejo e incierto, donde hay gobiernos como el actual en Colombia, que cuestionan su misma existencia.
Los autores tienen el mérito de proponer un recorrido muy completo, práctico y con ejemplos que lo desarrollan de una manera muy pedagógica y amena. Tocan las diferentes aristas que una empresa de familia tiene que tener en cuenta, si se quiere sostener y proyectar a las nuevas generaciones. Después de leer el libro, el lector se da cuenta de los inmensos retos que tiene una empresa de este tipo, para sortear los riesgos internos y externos que que enfrentan hoy y hacia el futuro . Es un libro obligado para quienes tienen empresas familiares.
Entre la gama tan completa de temas, a mi me llamaron mucho la atención especialmente dos que quisiera resaltar. El primero de ellos, es el recordarnos de manera clara el papel que juega la propiedad privada y las empresas de familia que son su derivado, como una base fundamental de los regímenes liberales y de la democracia cuando esta está bajo ataque. El segundo concepto, el nuevo rol que las empresas deben de jugar en la sociedad, dados los inmensos cambios en el entorno.
En relación al primer tema: la propiedad privada como fundamento de la democracia. Nos recuerdan que está íntimamente conectada al Estado de Derecho, pero también al ejercicio de la libertad, al facilitar el acceso a los bienes materiales que permiten ponerlos al servicio del desarrollo individual y colectivo.
.
La propiedad privada es además un derecho inherente al ser humano que promueve, además de la libertad, la autonomía individual y el desarrollo personal de los individuos de la sociedad. También, el sentimiento de seguridad que psicológicamente es algo muy poderoso, porque es señal de progreso, de identidad, y algo por lo que hay que trabajar y defender.
En estos momentos cuando la democracia está bajo ataque, es imperativa la defensa de la propiedad privada y de las empresas en el país. El modelo que se promueve en el actual gobierno, es de hecho una limitación a la libertad individual, y dejar que sean las organizaciones del Estado , con todas sus falencias, las que nos digan que podemos o no hacer.
Los autores señalan un aspecto muy interesante sobre este tema: ha sido objeto de debate en las últimas generaciones, “especialmente entre los jóvenes, quienes parecen cuestionar su relevancia y valor” . Es una demostración de un vacío en los procesos educativos a todos los niveles, de mostrar cual es su importancia en la economía de un país, y de nuevo, de proteger las libertades individuales, que no se valoran hasta que no se pierden, y las empresas hasta que no hay trabajo. En Venezuela el resultado ha sido dramático en términos de una hemorragia de capital humano durante los 25 años de dictadura en ese país.
De hecho, el libro nos recuerda que no solo es un vacío de los procesos de formación , sino que los mismos conceptos de la libertad y la empresa, están bajo ataque desde la ideologías de izquierda que han permeado el sistema educativo en instituciones tanto públicas como privadas, en colegios, escuelas y universidades. Hoy en Colombia, el Gobierno es el principal promotor de una visión sesgada en contra de las empresas, por ende de la propiedad privada y de la misma libertad . Se está sembrando en la mente de la juventud que estos son un obstáculo que propician la desigualdad en la sociedad.
Tiene razón los autores del libro, al llamar la atención que hay un inmenso reto de combatir la ideologización de la educación contra las empresas y la propiedad privada. Hay que contrarrestar la tendencia de llevar a Colombia hacia un socialismo de extrema izquierda muy cercano al comunismo. Es urgente generar una contra narrativa que le muestre a las nuevas generaciones que las empresas, en especial las empresas familiares que son la mayoría de la base empresarial, son fundamentales para crear oportunidades y desarrollo en el país.
También hay un llamado a las familias empresarias a sumarse a la defensa de su papel en la sociedad. Deben de preocuparse por inculcar en los miembros de sus familias, el interés por sus empresas, desarrollar los conocimientos para ser valiosos y ayudar a sus organizaciones a desarrollarse y escalar. Hay que enseñarles los principios del capitalismo y mostrarles su necesaria evolución, así como su papel en el bienestar de la sociedad. Es fundamental fomentar en ellos el espíritu emprendedor , para que valoren el esfuerzo que significa iniciar, mantener y hacer crecer una empresa familiar en un entorno complejo, como el actual.
Ahora veamos el segundo tema que me llamó mucho la atención : el rol en la sociedad de las empresas en general y de las empresas de familia en particular . Los autores comentan que la razón por la cual muchos jóvenes no comparan el modelo capitalista, es su “filosofía subyacente “, a pesar de que esta ha tenido una gran transformación.
De la búsqueda de la maximización de utilidades, inclusive sin reparar los costos , como la única responsabilidad social de la empresa, estamos haciendo el tránsito hacia una mirada más holística y sistémica. Hoy, se entiende cada vez más que la empresa es un miembro más de la comunidad donde opera, y que por lo tanto, debe de tener una estrategia clara de interacción con todos sus grupos de interés. Son quienes pueden ser afectados por las decisiones de la empresa.
Esta aproximación ha dado origen al movimiento del “Capitalismo Consciente” que es un llamado a que “los empresarios se preocupen por el bienestar de todos los involucrados y busquen equilibrar la creación de riqueza con la responsabilidad social y la generación de valor a largo plazo”. Y esto no solo afecta a las grandes empresas que son un pequeño % del total de la masa empresarial del país. También debe de ser promovido en la medianas y pequeñas empresas. Y en este campo, las empresas de familia que son la mayoría de ellas, deberían incorporar esta visión en su estrategia para el relacionamiento con su entorno.
Cómo mencionan los autores del libros, esta transición requiere de equilibrio entre los intereses de los propietarios y los grupos de interés; flexibilidad para adaptarse a los cambios del entorno; transparencia para mostrar los desempeño de la empresa; participación que promueva la vinculación con los grupos de interés; y evaluación permanente de los resultados.
El gran reto de las empresas de familia en Colombia en la actualidad, es cómo generar riqueza sostenible, pero a su vez incorporando en su estrategia, una visión sistémica que vincule las dimensiones del ser, de lo público, lo ambiental y social, así como el desarrollo económico de su sector y región donde opera.
Colombia necesita urgentemente muchas más empresas de familia que aporten a la construcción de una contra narrativa, donde se le demuestre a la comunidad que son parte fundamental del desarrollo de la sociedad, y no como parte del problema como lo ha querido posicionar el gobierno actual. Y es desde esta perspectiva que el libro “La Gestión de la Propiedad de las Familias Empresariales” es muy oportuno en el momento actual.