En una conferencia en el Aspen Institute de hace unas semanas, David Brooks, afamado columnista y expositor norteamericano, compartía algunas cifras y hacía un análisis sobre una realidad a nivel internacional, del crecimiento de los regímenes autoritarios y populistas en muchos países del mundo.
La encuesta reciente realizada en 28 países, muestra unos datos muy preocupantes: el 58% de las personas entrevistadas piensan que su país está en declive. El 61% piensan que el sistema está roto. El 67% consideran que las élites políticas y económicas no les importan las personas trabajadoras. El 62% de los expertos no saben lo que están hablando. El 63% considera que su país necesita un líder fuerte para recuperarlo de los ricos y de los poderosos y el 41% considera que su país necesita un líder fuerte que rompa las reglas. Estas cifras demuestran una gran hostilidad contra el sistema lo que señala un entorno muy fértil para las figuras autoritarias y populistas de izquierda y derecha.
Y como Brooks lo mencionó en su intervención, sería un grave error ver las elecciones estadounidenses aisladas de estas tendencias globales. Si Trump termina ganando es porque la elección está aprovechando este momento histórico. La pregunta sería : ¿cuál puede ser la posible explicación para este fenómeno en forma simultánea en diferentes partes del mundo?
Más allá de la crisis de la globalización, y de eventos puntuales como la crisis financiera del 2008, hay algo mucho más de fondo que está sucediendo. Brooks plantea que hay “una crisis espiritual relacional y moral a nivel global “. Las manifestaciones las estamos viendo por todas partes.
Después de la pandemia, se corrió el velo a un problema cada vez más severo: la salud mental. La tasa de suicidios viene en aumento. En los Estados Unidos, la soledad se ha vuelto en algo crónico. En dos décadas, se ha multiplicado por cuatro, el número de personas que dicen no tener unos amigos cercanos. En ese país, la depresión en la población joven adolescente ha aumentado el 45%. En el mismo periodo, el número de personas que dicen no tener ninguna relación romántica aumentado en más de 1/3. Sería muy interesante hacer una encuesta comparativas en Colombia.
Parecería que la infelicidad es la marca de la época. Y la infelicidad es una emoción que tiene un efecto muy grave en las personas. Afecta su sentido de propósito en la vida y su autoestima, aumenta la posibilidad de depresión, se vuelven violentas e impactan seriamente sus relaciones con los demás. El pesimismo envuelve a estas personas como una nube negra que no les permite ver las oportunidades ni los riesgos.
El resultado de esta dinámica emocional tan grave, es la desesperanza sobre el futuro y la posibilidad de verse corresponsable de ser el autor de su propio destino y de influir en él.
La responsabilidad de lo medios en la promoción del pesimismo es muy grande. A punta de titulares para captar la atención, se aumenta el miedo, la ira y el odio de la gente . La cultura negativa se ha impuesto, inclusive en un país como los Estados Unidos, donde la promesa que atrajo a millones de emigrantes, fue la posibilidad de progresar porque había un futuro mejor para ellos..
Según Brooks, este país tiene la cultura pública más negativa que en cualquier momento de la historia de los últimos 150 años, incluyendo la crisis de la gran depresión, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
En Colombia, me sospecho que vamos aceleradamente por el mismo camino. El año pasado más de 450.000 colombianos optaron por buscar su futuro en otras latitudes. Los niveles de desconfianza han alcanzado cifras históricas. Y hoy tenemos a un presidente que todos los días aumenta la tensión y la lucha de clases .
Cuando el torno emocional es tan negativo, se impone la visión catastrófica , donde los logros se minimizan o desconocen, y se aumenta la depresión y la resignación: “no hay nada que hacer”. Estos resultados se traducen en el campo político en discursos incendiarios como los de Perro en Colombia o Trump en los Estados Unidos.
Como elemento subyacente a la crisis global del populismo y el auge de la autoritarismo, está “la recesión espiritual global donde mucha gente está tratando de usar la política como una forma de terapia social” . En una Investigación reciente del American Enterprise Institute en los Estados Unidos, se descubrió que las personas que se definen como solitarias, tienen siete veces más probabilidad de estar activos en la política. Así es que hay mucha gente solitaria dominando el activismo político norteamericano. Esto puede también estar sucediendo en Colombia.
En este entorno tan enrarecido, los debates políticos sobre los temas fundamentales de la sociedad desamparecen. En el caso norteamericano la gente se afilia a un partido para sentirse bien y como medio para hacer sentir mal y atacar a quien no piensan igual. Llegar a acuerdos con el otro que piensa diferente es imposible y peligroso. Cómo dice Brooks, “la gente está utilizando la política para llenar un agujero de su propia alma, para ser afirmada y obtener represalias sobre las personas que no les gustan”.
En Colombia, los discursos incendiarios de Petro, y sus propuestas cada vez más destructivas, no hacen sino distraer la opinión sobre su forma de ser, su incapacidad de ejecutar y de los inmensos problemas de corrupción y de orden público que son la marca de su desgobierno..
Aquí citó textualmente una aparte de la intervención de Brooks :
“La política es una forma seductora de terapia social porque parecería resolver los problemas espirituales y psicológicos. Da la ilusión de qué hay una guerra del bien y el mal y estar del lado de lo bueno. La política da un paisaje moral que brinda algo de significado a la vida personal, da un sentido de pertenencia. Si te sientes solo, de repente eres parte de un equipo determinado y le da la gente un sentido de rectitud y de propósito, dando una sensación de qué se está contribuyendo algo más grande que ellos mismos”.
De acuerdo a este planteamiento, la política se ha convertido en un medio para resolver los problemas psicológicos, relaciónales y morales. La gente que se encuentra sola quieren formar parte de una comunidad, pero no trabajan con otros ni saben cómo hacerlo. Tienen un escenario para canalizar su odio y desprecio contra quienes consideran culpables de su situación. . Se utiliza la política para tratar de salir de la sensación de la ansiedad, alineación, y depresión en que se vive en la actualidad .
Si analizamos el comportamiento de Petro , de alguna manera se puede enmarcar dentro del comentario anterior. Ha radicalizado sus ataques, dividiendo a la sociedad colombiana entre los pobres que son los buenos, y los ricos que son los malos.
El efecto de esta dinámica es lo que Brooks llama “ guerra moral”, y se interpreta que, todo lo que sucede es malo, impidiendo abordar los problemas y agravándolos aún más.
He querido en este blog ofrecer un análisis que explica el porqué el populismo y el autoritarismo en el mundo, y son reflexiones que siento que son muy pertinentes para descifrar el momento histórico que vivimos con Petro en Colombia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Favor colocar aquí sus comentarios