La noticia de la victoria de Macron en Francia es un respiro muy importante. Se cambia la tendencia que se está viendo principalmente en Europa y en los Estados Unidos, de atacar el modelo de cultura que ha permitido los logros que hoy benefician a millones de personas alrededor del mundo. Vale la pena investigar y estudiar las dinámicas que la sustentan. Un artículo escrito hace algunas semanas por el columnista David Brooks del NY Times me puso a pensar sobre este tema.
El 2016 posiblemente será recordado como un año de quiebre sistémico en la historia: el cuestionamiento profundo, desde adentro, de la cultura occidental. A lo largo de los siglos, esta se ha desarrollado con el porte de muchas culturas, desde los Egipcios, los Griegos, los Romanos, y más adelante, con la contribución de la Europa que surgió del Medioevo. Piedra sobre piedra, cada uno de ellos contribuyó a dejar unos legados fundamentales para la historia de la humanidad.