En esta semana tuve la oportunidad de visitar la Universidad de Stanford y conversar con personas de la Facultad de Ingeniería de esta institución. Curiosamente, por estos días, había recibido de un buen amigo, una copia de un artículo escrito por Andrés Oppenheimer en el Nuevo Herald de Miami, con el sugestivo título de !Menos filósofos, más ingenieros!
En el artículo de Oppenheimer, se hace visible un tema que llama la atención. Con el nombramiento reciente de Xi Jinping, como el Presidente de la China, y quien estará a cargo de los destinos de su país en la próxima década, se continúa con la tradición de tener a un ingeniero en la más alta posición del estado. De hecho, en los últimos quince años, el liderazgo del país más poblado del mundo, ha sido manejado por personas formadas en diferentes campos de las ingeniarías.
Por contraste, en nuestro continente, recientemente muchos de los presidentes han tenido una formación de abogados. En México, Calderón y su sucesor Peña Nieto, en los Estados Unidos, Obama quien salió de Harvard , y en Colombia Pastrana y Santos, confirman esta realidad.
Al conversar con algunas personas en Standford sobre este tema, me mencionaban que veían con mucha preocupación que, el 70% de los estudiantes de postgrado en Ingeniera, Ciencias y Matemáticas en esa universidad, provenían de países como Corea, China, Taiwán y la India.
También se lamentaban por la "estupidez" de las políticas migratorias vigentes en los Estados Unidos. Debido a las cuotas y las trabas burocráticas, la mayoría de estas personas se estaban devolviendo a sus respectivos países. En otras épocas, estos talentos, habrían formado parte del capital humano que ayudó a convertir a este país en un líder mundial en los diferentes campos de estas disciplinas.
También comentábamos, que el sistema educativo americano, no estaba promoviendo la formación de personas en estas áreas vitales para esta época, donde el conocimiento científico y tecnológico, es vital para la sostenibilidad de una economía competitiva a nivel mundial.
De acuerdo a información de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, mientras el 31 por ciento de todos los graduados universitarios de las mas prestigiosas universidades de la China, se especializan en ingeniería, la cifra comparativa en los Estados Unidos es tan sólo del 5 por ciento. Y para mayor preocupación de los americanos, más del 70% de las personas inscritas a maestrías, doctorados y post doctorados en estas universidades del país asiático, están registrados en carreras relacionadas con las ciencias, las matemáticas y las ingeniarías.
Lamentablemente no pude conseguir las cifras actualizadas en Colombia, pero por los comentarios que he escuchado en medios universitarios y con colegas empresario, el problema en nuestro país puede ser mucho mayor.
Pero como bien lo recuerda Oppenheimer en su artículo, los ingenieros y científicos que tienen la capacidad de generar productos y procesos innovadores, están en gran demanda en el mundo. Contrario a la percepción que existe en nuestro países, no hay profesionales más demandados, que los ingenieros, matemáticos y científicos muy bien preparados, cuando la batalla competitiva de hoy en el mundo se está dando por la consecución del talento humano en estos campos.
No es en balde que China y la India sean los países que más ingenieros forman anualmente y que se valoren tan alto en estas sociedades sus servicios. Esto explica el porque, en la última década, tantas empresas manufactureras se han trasladado a la China y empresas del sector de IT a la India. No es sólo porque el costo de estos recursos es mucho más económico, tendencia que está cambiando a gran velocidad, sino porque son gente altamente preparada.
Sin embargo, Oppenheimer en su libro publicado el año pasado sobre el papel de la Educación en América Latina y su comparación con otros países en Europa y en el Asia, mostraba como en nuestro continente, hay una orientación muy marcada hacia las carreras relacionadas con las ciencias sociales. Hoy se tienen más gente estudiando historia, filosofía, sicología, literatura y similares que en ingeniería o matemáticas.
A manera de un ejemplo, recuerda el caso de la Universidad de Buenos Aires, una de las más grandes de Latinoamérica, donde hay 29,000 estudiantes de psicología y 8,000 estudiantes de ingeniería, "lo que equivale a producir tres psicólogos para curar los problemas de cada ingeniero". Posiblemente, con algo de humor negro diría yo, los argentinos requieren de tantos psicólogos y psiquiatras, para atender a los votantes que han elegido a semejantes gobernantes en las últimas décadas.
¿Qué papel está jugando la formación temprana de los estudiantes en las escuelas y colegios en relación a tan escasa vocación por la Ingeniería, las Ciencias y las Matemáticas?. Evidentemente debe ser muy grande su efecto, cuando los niños y los jóvenes, están saliendo tan mal preparados en los fundamentos que se requieren para estas disciplinas en la etapa universitaria. Las pruebas internacionales en el caso colombiano así lo demuestran.
Pero también, las universidades no están haciendo la vida más fácil para los futuros profesionales. La verdad es que no es divertido estudiar cualquiera de estas carreras. De hecho, sus primeros semestres intimidan a quienes podrían estar interesados. Por esta razón, me comentaban en Stanford, que hay un movimiento para hacer más atractivo el estudio de Ingeniería. Esto coincide con el mensaje que he recibido en otras universidades de la talla de MIT.
En resumen, la reflexión que me suscita mi viaje y la lectura del artículo de Oppenheimer, es totalmente pertinente: ¿cómo vamos a competir en un mundo que demanda mucho más ingenieros y científicos, cuando no los estamos formando en nuestro país?. ¿Con quienes vamos a jugar el juego de la Innovación, la Ciencia y la Tecnología?.
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