Al escribir el blog de la semana pasada, no me hubiera podido imaginar que iba a tener tanta pertinencia para lo que iba a pasar, tres días después. El pronunciamiento del Presidente Santos este martes pasado, en relación al inicio de un proceso de negociación con las FARC y eventualmente con el ELN, puso sobre el tapete muchos de los puntos a los que hice referencia, hace una semana.
Y digo que mi tema es de total relevancia en la actualidad, porque los aspectos que mencioné, serán absolutamente críticos para el complejo proceso que se inicia. Las esperanzas están puestas en que en esta oportunidad, se logre construir una nueva realidad nacional, a pesar de las grandes diferencias que separan a las partes y de una historia cargada de frustraciones y de desconfianza mutua.
El proceso que se inicia va a poner a prueba la capacidad de liderazgo de Santos y a la sociedad colombiana en general. Las conversaciones que comienzan en octubre en Oslo y la Habana, van a requerir de unas habilidades que hasta ahora nos han sido esquivas, en los procesos anteriores. Vencer la desconfianza histórica para tratar de construir puentes entre las partes, escuchar sin descalificar, tener la flexibilidad de abandonar posiciones inamovibles ideológicas, son algunas de las condiciones que se van a necesitar por parte de los negociadores, pero también de todos los colombianos.
Desde la distancia en Sur África, donde me encuentro en la actualidad, me surgen muchas reflexiones al leer los diferentes comentarios que ha generado la decisión de Santos. Es una apuesta arriesgada pero valiente, que busca dar un fin definitivo a mas de cincuenta años de desangre fraticida.
La primera reflexión que me surge, es que el proceso de paz de Sur Africa, debería ser un ejemplo para Colombia en estos momentos. Después de mas de dos siglos de animosidad, cuya peor manifestación fue el apartheid contra la población negra, a pesar de todos los pronósticos, en 1994 Nelson Mandela asumió la Presidencia de su país. La transición se hizo de manera pacifica después de un proceso sumamente complejo de negociación, entre la minoría blanca y los partidos de izquierda que presentaban la mayoría negra.
Es interesante recordar que, en medio de la negociación realizada entre los años 91 al 94, se cometieron de parte y parte los peores actos de salvajismo de la triste historia de conflicto, entre blancos y negros en Sur África. Y sin embargo, las negociaciones no se rompieron y culminaron en un acto histórico que les representó a Mandela y De Clerk, los dos grandes protagonistas de esta historia, el Premio Nobel de la Paz de 1995. Y de paso, los surafricanos le mostraron al mundo que se podía llegar a la paz, a pesar de las heridas profundas que dejaron tantos años de violencia. Hoy, Sur África, está considerada como uno de los países emergentes de mas alto potencial de desarrollo a nivel mundial.
De acuerdo a lo que he podido recoger de testimonios sobre este episodio de la historia de este lindo país, la razón mas poderosa que impulsó a las dos partes a llegar a un acuerdo tan difícil, fue el pragmatismo con el que abordaron y enfrentaron cada uno su realidad. Los Bóers, que eran la minoría blanca que manejaba el Gobierno desde 1948, estaban pagando un costo muy alto al mantener un conflicto en Angola por mas de veinte años, reprimir a la población de Sur Africa y manejar el aislamiento internacional que se produjo como reacción, contra las políticas segregacionistas y la represión violenta contra los negros.
Para los movimientos guerrilleros, representados por el partido de Congreso Nacional Africano liderado por Mandela, igualmente el costo en vidas y la posibilidad de cambiar por la fuerza el status quo, era igualmente insostenible.
En el ejercicio de los Escenarios de Mont Fleur en 1993, similar al ejercicio de Destino Colombia en 1997 en Colombia, se le mostró a las dos partes, que representaban los extremos de la sociedad surafricana, que solo había un camino posible para evitar la desintegración de este país: llegar a un acuerdo de transición que recogiera de manera inteligente las aspiraciones y los miedos de las dos partes.
Lograr que se rompieran las barreras centenarias, que separaban a las dos partes requirió de un gran ejercicio del liderazgo de parte de Mandela y De Clerk, que también debe de ser tenido en cuenta en Colombia, en los próximos meses. Pero también, es importante resaltar el papel que jugaron los ciudadanos del común, blancos y negros, que tuvieron que hacer un proceso de adaptación, a una nueva realidad que ninguno de ellos consideran posible bajo el viejo paradigma del Apartheid.
Por todas las razones anteriores, en el siguiente Blog, voy a tratar de compartir algunas de las anécdotas del proceso de Sur África y el porque son relevantes para nuestro país en el proceso actual.
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