Mi querida amiga Maria Cecilia Otoya, me invitó a escuchar una charla en el contexto de un programa que ella dirige, llamado “Mujeres rompiendo barreras”, en la Universidad Externado de Colombia. En el participan mujeres que provienen de experiencias de vida y profesiones muy distintas. El objetivo de esta iniciativa es ayudar a las participantes a enfrentar una cruda realidad y ser agentes de cambio: la discriminación de género que hoy se ve en diferentes ámbitos de la sociedad colombiana.
Con el título de “ Agentes en equidad de género”, la doctora Mónica Cortez, consultora internacional para empresas en estas materias, hizo una presentación que me impactó mucho porque el tema no lo tenía tan presente en mi radar. Y probablemente la razón sea que he trabajado toda mi vida con mujeres, y he tenido una magnífica experiencia y una alta valoración de sus capacidades. Además, porque he podido reconocer muchas veces que tienen habilidades superiores a las mías.
La conferencista mencionaba, que el problema de la desigualdad de género, es el resultado de varios factores. Fundamentalmente, por la influencia que han tenido los medios en la venta de la mujer, como un objeto con el que se anuncian los productos. Y esto se ve reflejado en la vida laboral donde hay una discriminación mucho más grande que la que se quiere reconocer.
Por esta razón, la iniciativa del programa del Externado, busca ayudar a las participantes a romper las barreras, que muchas veces son invisibles y ponerlas en evidencia. La invitación es a ponerse las gafas de género, para poder comprender y aprender , para evidenciar y visibilizar que los roles de género son enseñados y no biológicos.
Es una invitación a desaprender los comportamientos aceptados socialmente que hay en la sociedad, y de los roles que deben de jugar hombres y mujeres, para construir una nueva forma de relacionamiento. Se necesita tener más conciencia, y una mirada más sofisticada de las consecuencias de la discriminación contra las mujeres, basada en estereotipos culturales de una sociedad típicamente machista.
Para las empresas, esta mirada discriminatoria, tiene una serie de costos ocultos que es necesario visibilizar. Particularmente, el mayor impacto se siente en la productividad , en el ambiente colaborativo en el trabajo, y en la reputación . El problema que la consultora ha podido evidenciar, es la dificultad que le cuesta a las empresas, el reconocer que la discriminación de género es una realidad organizacional.
Como se plantea en los Objetivos de Desarrollo Sostenible ( ODS), acordados en las Naciones Unidas, la igualdad de género es una gran acelerador del desarrollo de un país. También, el tema es objeto de múltiples acuerdos en la OIT ( Organizacion Internacional de Trabajo) que buscan promover la no discriminación de género, la lucha contra la violencia y el acoso sexual contra la mujer.
La discriminación de género está tomando mucha fuerza, al punto que puede llegar a afectar el valor bursátil de una empresa. Como sucede con los temas ambientales, se ha despertado una conciencia creciente sobre este tópico. La gente rechaza comprar los productos de las empresas que van en contra del medio ambiente y discriminan a la mujer.
Hay varios casos emblemáticos donde la discriminación contra la mujer la han pagado muy caro las empresas. En la conferencia, se mostró el ejemplo de una gran agencia de publicidad, que perdió cuentas muy importantes como Coca Cola por un correo que fue publicado en las redes sociales por la mujer discriminada. Estas grandes marcas hoy son muy cuidadosas de asociarse con proveedores que no tengan una política de género desarrollada.
El concepto de la igualdad de género ha sido distorsionado por algunos movimientos feministas, aclarando que el feminismo no es el antónimo del machismo. Este es una discriminación en contra de un grupo poblacional menos fuerte. El feminismo es una corriente de pensamiento y no es una forma para discriminar en contra de los hombres.
Asociada a la discriminación de género, está el concepto de la incondicionalidad en el contexto del trabajo, lo que implica discriminaciones contra la mujer. Si esta tiene hijos a cargo, se asume que no puede ser incondicional a la empresa. Pero lo mismo no sucede cuando se trata del hombre.
Varios estudios hechos sobre estos temas muestran que las mujeres con hijos son más castigadas salarialmente que las solteras. Y para algunas tareas, como organizar una reunión, tomar las notas de las actas, o servir un café, se espera que sean las mujeres quienes lo hagan.
Los estereotipos de género se manifiestan en temas como los roles que son aceptables y esperados para una mujer. Es natural que esta sea la ama de la casa. Si un hombre lo declarase sería sometido a la burla de sus amigos. La misma acción se ve diferente dependiendo de que género se trate.
Otros ejemplo como se juzgarán severamente ciertos comportamientos si son hechos por un hombre o una mujer. Si el primero toma en exceso unos tragos, no es cuestionado tan duramente como si lo hace una mujer. Lo mismo sucede con la infidelidad que es esperada en los hombres, pero muy cuestionada si lo hace una mujer.
Cuando el presidente de Bancolombia renunció a su cargo para poder cuidar de su salud y de su familia, mereció una portada en una prestigiosa revista de negocios. Pero cuando lo hace una mujer, el tema no amerita ni una nota de pie de pagina, porque era lo esperado.
Estos mensajes son aprendidos y no son cuestionados y afectan todos los entornos, incluyendo el de la empresa. Y lo son, porque reflejan lo que se espera del hombre y la mujer en función de sus respectivos roles aceptados culturalmente en una sociedad.
Otro ejemplo de estos sesgos culturales se puede observar en las entrevistas de trabajo. Cuando el hombre está casado, el supuesto es que su esposa cuide de los hijos en el hogar. Pero si es una mujer, y es recién casada, hay la prevención de que quede embarazada y esto significa un costo mayor para la empresa. Por esta razón, se selecciona más al hombre que la mujer, como lo mostraba la expositora, en Colombia.
En muchas empresas, hay un discurso sobre la discriminación de género, pero una gran incoherencia cuando se observan sus comportamientos. Hay reglas invisibles que impiden que una mujer alcance su máximo potencial en el trabajo. Enfrentan los famosos techos de cristal. Para ciertos cargos, se le pide a las empresas que consiguen talento, que no contemplen el perfil de una mujer.
Uno de los temas más complejos es el de la crisis de la masculinidad. El hombre ha dejado de verse como el gran proveedor. Ya no es la figura de autoridad que fue en otras épocas La explicación se puede encontrar en la autonomía económica creciente de las mujeres, y en que son cada vez mejor preparadas que los hombres. La imagen débil de la mujer ya no encuadra con estas realidades y sin embargo, persiste el machismo y la discriminación.
¿Qué significa el ser hombre en la actualidad?. ¿Porqué este concepto, como se ha entendido hasta ahora (el buen proveedor) se derrumbó? Estas preguntas, fueron un motivo muy interesante de la presentación. Hay una evidencia de que cada vez más, las mujeres quieren menos compromisos. Y existe un gran cuestionamiento del significado de las nuevas relaciones, entre hombres y mujeres, debido a estas dinámicas que hoy afectan a ambos sexos.
Como explicaba al principio de este blog, el tema de género expuesto de manera amena y muy interesante, me sorprendió mucho porque me mostró unas facetas que no había tenido en cuenta anteriormente. Pero después de escuchar a la Dra Cortez, especialista en el tema, me di cuenta de su importancia porque tiene un altísimo costo. Se está desperdiciando el potencial de la mitad de la población.
En la medida en que las mujeres tengan cada día más formación, su valor para la sociedad aumentará exponencialmente. Pero para que esto sea posible, se necesita romper con las barreras invisibles que impiden que ellas puedan llegar cada vez más a posiciones de poder donde su impacto puede ser muy positivo.
Desde esta perspectiva, aplaudo la intención del nuevo Presidente de los colombianos, de darle un trato igualitario a las mujeres en su nuevo gabinete. Esta es una señal muy poderosa para el resto de la sociedad, donde el machismo es el comportamiento predominante. Y en este campo, también las empresas deberían de dar el ejemplo.
En una sociedad machista como la nuestra, la discriminación de género será un tema cada vez más visible y sancionado, porque es parte de una tendencia mundial. Por esta razón, hay que aplaudir un programa como el de la U Externado, porque abre espacios de reflexión sobre el costo inmenso que paga una sociedad cuando no valora a la mujer. Le agradezco a la Dra Otoya la oportunidad de poder haber asistido a la exposición sobre esta temática tan relevante en el mundo de hoy.
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