Lo que más preocupa son las cosas que no son obvias o sobre lo que no conoce nada. Esto debe de llevar a la pregunta: ¿qué es lo qué hay allá afuera que no se ve y se debería considerar? (Davos Global Risk Report)
Para la reunión de Davos, que se realizó en el pasado mes de enero, se presentó el Reporte Global de Riesgos 2023. Al leer este informe, y escuchar algunas entrevistas con expertos en estos temas, me di cuenta que a mi blog anterior, le estaba faltando algo muy importante. En este blog quiero compartir con el lector, algunos de los principales puntos y reflexiones , que saqué de la lectura del informe, para entender la gravedad del momento actual y los inmensos riesgos que enfrentamos.
Cuando se pretende impulsar reformas o cambios de gran calado, como los que Petro está buscando conseguir en su gobierno, el equivocarse al no tener en cuenta la oportunidad de los mismos en el contexto de los riesgos globales e internos, puede tener un impacto muy negativo . Especialmente, si la tesis propuesta en mi pasado blog es cierta: lo que está en juego es nuestra libertad porque el poder del estado y de la sociedad colombiana, demuestran una gran debilidad e incapacidad para enfrentar la complejidad y los riesgos del entorno actual.
De las muchas cosas que más sorprenden de este gobierno, es la ausencia de una pedagogía para el manejo del riesgo, en especial dadás sus pretensiones de cambios radicales en un entorno como el que voy a compartir en este blog.
El reporte de Davos, está sustentado en el aporte a más de 1200 expertos de su Red a nivel mundial, en el manejo de riesgos. También, en la encuesta de opinión hechas a 12,000 lideres de negocios. para identificar los más severos riesgos en 121 economías, La metodología se basa en varios componentes:predicciones, severidad, consecuencias, nivel de preparación, nuevos riesgos.
Los riesgos de hoy, son el resultado de la sumatoria de las recientes dinámicas económicas, geopolíticas, ambientales, y del impacto del COVID 19 en la salud. Sus efectos se han multiplicado y han producido una serie de crisis que se han retroalimentado entre sí. “Los primeros años de esta década, están mostrando un periodo de la historia humana particularmente disruptivo, disparando problemas que habían sido tratados de resolver por muchas décadas ” (Reporte de Riesgos Globales)
La guerra en Ucrania ha hecho que la energía y los alimentos se hayan convertido en armas de guerra. Se ha disparado la inflación a niveles no vistos en varias décadas. La disrupción del suministro de gas y petróleo desde Rusia, aumentó su consumo contaminante. El impacto ha sido un gran malestar social y la aceleración del cambio climático, en un entorno muy complejo de gran volatilidad e incertidumbre.
Estamos entrando a la era de “la policrisis”: múltiples crisis que se retroalimentan entre sí, producidas entre otras razones, por “el retorno a temas que se consideraban superados como el alto costo de vida, la disparada de la inflación, la agudización de las guerras comerciales, la multiplicación de las protestas sociales y el fantasma de una guerra nuclear”. (Reporte de Riesgos Globales)
Estas tendencias han agudizado las dinámicas geopolíticas negativas hacia la colaboración, que permitiría enfrentar mejor el riesgo del cambio climático, que en el reporte, es el mayor riesgo a mediano y largo plazo . Pero en el corto plazo: “el mundo se mueve de manera colectiva hacia un foco de supervivencia a la luz de las crisis actuales: costo de vida, polarización social y política, suministro de alimentos y energía”.
El resultado que se avizora para los próximos años, es un entorno de bajo crecimiento, baja inversión, que dificulta aún más la colaboración que permitiría aumentar la resiliencia y capacidad de enfrentar los riesgos futuros que demandan escogencia complejas en los campos sociales y ambientales.
Un panelista entrevistado en Davos formulaba la siguiente pregunta: “¿Como combatir la naturaleza humana cuando tenemos que lidiar con riesgos de hoy, y simultáneamente, con los de mediano y largo plazo? Estamos diseñados para reaccionar a lo que tenemos enfrente pero nos cuesta mucho trabajo hacerlo con perspectivas de más largo plazo”.
Es evidente que entramos una era de gran volatilidad y de crisis en cascada o “policrisis” . Estamos saliendo de una era de dos décadas de relativa estabilidad, que no es lo natural, cuando se compara con periodos anteriores de la historia humana, donde la marca fue la inestabilidad por largos periodos de tiempo
Como lo mencionaba otro de los expertos que escuché: “Venimos de un periodo de creación de riqueza generada por la apertura y la interconexión. Pero los logros no han sido lo suficientemente sólidos para garantizar su sostenibilidad. Hoy nos estamos confrontando con una nueva realidad, donde algunos de los beneficios obtenidos, paradójicamente se pueden perder, gracias a la misma globalización de las últimas dos décadas que los produjo. Esto va impactar los niveles de riqueza”.
En el Reporte Global de Riesgos de Davos, hay varias conclusiones muy importantes que claramente el gobierno de Petro en Colombia, no ha tenido en cuenta ni le importa, cuando propone cambios estructurales .
“No se pueden aplicar soluciones fáciles a temas que requieren soluciones a largo plazo . Los riesgos actuales tienen unas implicación muy serias hacia adelante. Hay que pensar de manera más colaborativa y con imaginación, para prepararnos y tener resiliencia. Hay que invertir en los cambios que sean más estructurales”.
En el caso colombiano, la aproximación a los cambios propuestos, ha sido de confrontación, sordera aguda, cero colaboración, y de desconocimiento de los avances obtenidos durante décadas. Aún más, de descalificación del sector privado que es un actor fundamental en su implementación.
Pero más grave aún, cuando se tocan simultáneamente sistemas bien complejos como el de la salud, las pensiones, la reforma política, y “la Paz Total”. Y peor cuando el Estado actual, que es muy débil y muy mal ejecutor, pretende hacer estos cambios sin oposición y con una sociedad igualmente fragmentada y débil.
“No se ha aceptado que la era de energía barata basada en combustibles fósiles está llegando a su fin mientras se va destruyendo el planeta”.
El planteamiento de Petro en esta materia es correcto pero propone que Colombia se sacrifique económicamente, cuando su contribución al problema global del cambio climático es mínimo (0.6%), mientras que debido a las crisis de Ucrania, en Europa, se ven obligados a consumir más combustibles fósiles.
“Pero la gente no invierte en soluciones de mediano y largo plazo, porque no confían en la estabilidad de la regulación para hacer las inversiones. Si no hay señales claras a la gente, desde la política pública, para generar la confianza y hacer la transición hacia las energías limpias, esta no se va a dar en el tiempo”
“La estabilidad y la confianza se logra a un costo muy bajo, pero se requiere voluntad y predecibilidad política, lo que no se ven en esta época”.
Estas dos observaciones, claramente no están en el radar del gobierno de izquierda de Petro, a quien no le importa estar dando las señales equivocadas, y de falta de seriedad, que minan la estabilidad y la confianza en las políticas públicas. El impacto va ser una parálisis en la inversión, no solo en la transición hacia las energías limpias, sino en campos críticos como el de la salud y la infraestructura entre otros. Y el mensaje más grave: tenemos un estado débil e incapaz, que además no es confiable porque irrespeta sus compromisos.
“La mentalidad de resiliencia nos debe de invitar a prepararnos para los riesgos en el mediano y largo plazo, y así reducir la incertidumbre que permita tomar mejores decisiones de dónde invertir los recursos limitados. Hay que entender, que muchos de los riesgos que se están viendo, están interconectados entre sí”.
En este punto, Petro parece tener una tendencia contraria. Cada twitteo que hace, aumenta la incertidumbre. Y sus decisiones erráticas e improvisadas, que claramente no miden sus consecuencias en el mediano y largo plazo, no son las mejores. Hay un gran riesgo de malgastar los inmensos recursos, con los que hoy cuenta su gobierno, en aventuras como la reforma al sistema de salud, para no hablar de poner en riesgo la vida de miles de colombianos.
“En relación a la oportunidad de colaboración entre el sector privado y los gobiernos alrededor de las visiones de corto y de largo plazo, lo que se requiere son regulaciones más ágiles que pueden responder rápidamente a los nuevos riesgos”
“Hay que pensar de manera diferente acerca de los riesgos , de cómo están interconectados y cómo pueden impactar. acelerarse y retroalimentarse, y cuáles son las opciones de respuesta colaborativa”.
Si hay algo que me ha llamado la atención del Reporte y los comentarios que escuché, es que la principal conclusión gira alrededor la necesidad de propiciar unas mayores relaciones colaborativas entre el estado y la sociedad, especialmente con el sector privado. Esta colaboración fortalecería a las dos partes, para minimizar los riesgos, y mejorar las decisiones y sus consecuencias en el mediano y largo plazo. Esta es la tesis central del profesor James Robinson, en su libro “El corredor estrecho” que presenté en el blog anterior.
Lamentablemente hoy con Petro, tenemos mucho más fricción, confrontación y descalificación, que colaboración. Además de su falta de liderazgo que permita dinámicas más constructivas, el problema también es el individualismo de las sociedades contemporáneas, donde el bien individual prima sobre el colectivo. El reto es lograr que el bien comun sea igualmente valioso
La visión estatista e ideologizada de Petro y su ala extrema, lo ha llevado a descalificar la participación del sector privado. Y de esto se desprende que, si pasan los cambios como los está proponiendo, no solo no habrá colaboración, sino que tampoco regulaciones ágiles, para minimizar los riesgos de las intervenciones radicales y muy complejas, en temas como los de la salud.
En el reporte del 2023, se hace énfasis en la necesidad de desarrollar nuevas capacidades para ver hacia el futuro y recalibrar el valor presente de los riesgos futuros. Esto significa invertir en preparar a las organizaciones para enfrentar escenarios con distintos riesgos. El curso de acción del gobierno de Petro no contempla ni de lejos esta posibilidad.
Pero hay varias recomendaciones para enfrentar los riesgos globales que muestran hacia donde nos deberíamos mover. La primera de ellas: entender la interconexión de las crisis y como se impactan negativamente y se amplifican. Esto implica revisar los supuestos y creencias para cambiar la forma como vemos al mundo, y prepararnos para actuar más ágilmente, en un entorno de “policrisis” y de cambios estructurales.
La segunda recomendación: hay que tener una mentalidad de resilencia más desarrollada en el largo plazo, para tomar mejores decisiones, que permitan invertir mejor los recursos limitados disponibles. Esto requiere creatividad y la voluntad de colaboración entre los sectores público y privado.
La tercera recomendación: hay que tomar decisiones colectivas, con visiones de largo plazo, lo cual requiere que el estado y la sociedad se fortalezcan, se reconozcan y generen un clima de confianza que les permita colaborar. Solo así es posible enfrentar los inmensos riesgos y desafíos de una época caracterizada por la incertidumbre, volatilidad, complejidad crecientes y cambios muy rápidos. En este nuevo e inédito escenario, las experiencias y políticas pasadas nos son las mejores consejeras.
La cuarta recomendación: la falta de un nivel del optimismo y capacidad de adaptación al cambio, es lo que nos está impidiendo avanzar hacia el fituro, a donde vamos a llegar de todas maneras. Pero es nuestra mentalidad la que nos frena hoy
En resumen: la esperanza es poderse mover de la fricción ocasionada por la confrontación ideológica, a una mayor mentalidad de colaboración, para así enfrentar los múltiples riesgos que se ven en el largo plazo. Son muy limitadas la oportunidades de hacer algo individual ante los desafíos que enfrentamos, especialmente cuando tenemos un estado y una sociedad débil como es el caso de Colombia.
Como se puede observar de la lectura de estas conclusiones sobre los riesgos globales, el gobierno actual está buscando refundar a Colombia, cuando hay un entorno de múltiples crisis a nivel mundial y nacional. Esta realidad nos hacen aún más vulnerables y expuestos, a que aparezcan otros riesgos, con un alto impacto negativo en nuestra sociedad. El cambio por el cambio, y sin un liderazgo colectivo, sin tener en cuenta estas consideraciones, es un salto al vacío, contra el cual tenemos que reaccionar ya.
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