Por solicitud de unos amigos , con quienes conversábamos en estos días sobre el clima de desesperanza que hoy invade a mucha gente en el país, me sugirieron volver a publicar el blog sobre el tema de la esperanza, asociado a la educación, que publiqué hace ya varios meses. El tema es fundamental, si queremos tener la capacidad de poder valorar lo que hemos logrado en nuestro país, y de dejar de ver el vaso medio vacío para verlo como medio lleno. Veamos.
Es interesante como, el estar abierto y curioso a un tema o a una idea, permite ver cosas que de otra forma pasarían desapercibidas. En otros blogs me he referido al papel de las conversaciones y las emociones en el liderazgo y el aprendizaje. Pues bien, no es una casualidad que me hubiera llamado la atención el informe del Aspen Institute sobre la relación del aprendizaje social y emocional con el desempeño académico.
Este informe, es el resultado de la investigación realizada a nivel nacional por este prestigioso instituto, con la participación de un grupo muy selecto y diverso de expertos en las áreas de la neurociencia, psicología y educación, motivados por un movimiento que busca el bienestar socio-emocional y académico de los niños y los jóvenes norteamericanos. Es una tendencia que tiene cada vez más fuerza, y que está redefiniendo el concepto del aprendizaje, con un tremendo impacto presente en la vidas de los estudiantes y futuro para esa sociedad.
Es muy notorio que en los Estados Unidos, donde es cada día más difícil lograr un consenso sobre temas críticos para su población, esté emergiendo una visión común sobre la importancia del desarrollo socioemocional y académico, vistos como un proceso holístico y fundamental para la educación. De este consenso documentado, es que surge el nombre del informe publicado recientemente: “Una Nación con Esperanza”.
Esta es la gran conclusión de este informe, que recogió comentarios y testimonios a nivel local a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Definitivamente, hay una conciencia creciente de la relación íntima de las dimensiones socioemocionales y académicas. Nueve de cada diez entrevistados, estuvieron de acuerdo con su importancia para cambiar el rumbo de la educación en los Estados Unidos.
También, se está entendiendo que el éxito o fracaso de una sociedad, que está experimentando cambios cada vez más rápidos y profundos, necesita de individuos capaces de construir relaciones sanas y productivas, para contrarrestar la división y fragmentación que se observa hoy en día. Sin ellas, es imposible que el tejido social, resista las tremendas tensiones a las que está expuesto, producto de estas grandes transformaciones.
Ya no es suficiente que se transmita el conocimiento como se ha hecho por siglos. El concepto de la clase magistral, el tablero y la tiza, están cada vez más llamados a desaparecer como los únicos vehículos para el aprendizaje. El saber leer y escribir, es necesario pero ya no es suficiente. Esta es la razón por la cual, los temas llamados ”blandos” que cobijan el desarrollo socioemocional, están adquiriendo cada vez más importancia.
Un maestro entrevistado para el informe del Aspen Institute, decía: “yo no enseño matemáticas , yo le enseño a los niños matemáticas”. Esta frase sintetiza algo que parece obvio, pero que se pierde con mucha facilidad en el proceso de educar: los niños aprenden más fácilmente cuando se les trata como seres humano, atendiendo sus necesidades socioemocionales y académicas”.
Un estudiante entrevistado, le daba aún más luz al significado del verdadero sentido que debe de tener la educación cuando se aborda desde los aspectos socioemocionales y no únicamente académicos: “ el éxito en la escuela no debe estar definido solo por los resultados de unas pruebas ...pero también por la habilidad de pensar por si mismos, trabajar con otros, y contribuir a nuestra comunidad”.
Y el informe menciona algo muy importante, que también se olvida con mucha facilidad. La formación del ser humano es un tema muy complejo. Se necesita un espectro muy amplio de habilidades, actitudes y valores, además de unos conocimientos, que hay que ir adaptando y ajustando, a medida que el entorno va cambiando con más velocidad. Esto implica entender la educación como un proceso tremendamente dinámico .
Vale la pena repasar algunos de los aspectos que están en juego en el proceso de formar a un individuo para que sea un ser feliz, productivo y útil para la sociedad. Y también subrayar , que son temas que cada vez más están siendo evaluados como fundamentales, en el mercado laboral, que hoy experimenta unas grandes transformaciones producto de la automatización.
Lo anterior significa, que las dimensiones humanas del desarrollo de un individuo, son las que van a ser más demandadas, porque en los próximos años, los robots se encargarán cada vez más de los trabajos rutinarios. El poder trabajar en equipo, resolver problemas complejos, y adaptarse rápidamente a nuevas realidades, serán críticos en el mundo del trabajo y para actuar en la sociedad.
Veamos algunas de las habilidades más importantes que son cada vez más necesarias hoy y hacia adelante: el saber poner atención a lo que sucede alrededor; tomar buenas decisiones y no procrastinar; fijarse objetivos y metas en función de la visión de lo que se quiere alcanzar; planear las acciones que van a materializar esa visión; colaborar con otros porque la complejidad actual hace imposible ser un Llanero Solitario; ejecutar con flexibilidad lo que se ha planeado y demostrar resultados; ser recursivo para superar obstáculos; saber rodearse de otras personas que puedan ayudar.
Pero también, se necesitan unos valores esenciales que le permiten a la persona tener un marco de decisión ético para actuar correctamente como miembro de una comunidad: integridad, lealtad, honestidad, responsabilidad, entre otros.
Además son igualmente importantes las actitudes que se desarrollen, como el pensar de manera crítica, la apertura a diferentes puntos de vista, la curiosidad para explorar varias alternativas, la empatía, la flexibilidad para adaptarse a cambios rápidos, el recuperarse de los fracasos y aprender de ellos, y el perseverar sin terquedad. Todas ellas, serán cada vez más críticas para que una persona pueda prosperar.
Si se lee con cuidado lo anterior, seguramente surge una paradoja, en relación a lo que le pide un padre de familia al sistema educativo vs lo que se necesita hoy en día. Es muy común que el énfasis esté, en si el niño o niña, han aprendido la aritmética, la historia, o a leer y escribir. Es decir, la parte puramente académica. Pero es muy extraño que las preguntas se concentren en las dimensiones socioemocionales , las cuales , van a hacer la diferencia.
Veamos un ejemplo, de un caso real, donde se practica lo planteado por el informe del Aspen Institute. Mi hija es cofundadora de una Comunidad de Aprendizaje para niños y jóvenes que está rompiendo con varios de los paradigmas establecidos. En Kalapa, se busca hacer énfasis en crear espacios seguros y amorosos, donde las tres dimensiones mencionadas más la dimensión espiritual, se traten de manera holística. A esta apuesta educativa, innovadora y diferente, van padres de familia que no están satisfechos con el sistema educativo convencional. Perciben con claridad, que hay un vacío, el mismo identificado en el informe mencionado.
Sin embargo, aun si son conscientes de este vacío que ellos mismos vivieron como estudiantes y al cual se han enfrentado como profesionales, romper con la aparente tranquilidad que da transitar por un sistema de tiene más de 200 años no es nada fácil.
Las fundadoras de Kalapa han descubierto que uno de sus mayores retos está siendo acompañar a los padres en el miedo, que legítimamente se genera, cuando se enfrentan con la incertidumbre de los resultados. Es un gran reto adaptativo que requiere valor porque implica cambiar los esquemas mentales existentes, tener paciencia y no solo confiar en la institución sino en el potencial que sus hijos tienen como “aprendices naturales” . Al liderar este proyecto han descubierto la importancia de brindarles boyas para que puedan navegar hacia paradigmas desconocidos y habitar la transición en medio de un mar que les parece que no tiene orillas ni un fondo percibidos, mientras se desarrolla la Innovacion.
Otro gran reto adaptativo es manejar la tensión que se genera al enfrentar las polaridades implícitas en el proceso de innovación, lo cual significa conciliar la dimensión socioemocional y espiritual con el valor de lo académico. La Academia ha sido establecida como el espacio en el cual diferentes tipos de estudios han sido desarrollados, buscándose así transmitir el conocimiento adquirido por el ser humano a través del tiempo. Esto sigue siendo de un infinito valor, como lo identifica el estudio de Aspen Institute. Tal vez la pregunta no es si Si o NO la academia, sino DESDE DONDE la academia dado los desafíos actuales de la humanidad. Reconociendo que son décadas donde la academia en cierto sentido ha estado motivada por el miedo y por el cómo garantizar la supervivencia de la especie.
Como lo demuestra el ejemplo de Kalapa, si es posible acompañar a los niños y niñas, para que aprendan las habilidades, los valores y las actitudes, que se requieren en el siglo XXI. Pero se necesita la participación activa y el soporte emocional de los padres de familia, para lograrlo. En Kalapa, el proyecto los invita para que vivan con sombrero de aprendices el proceso de formación de sus hijos.
Cuando el proceso educativo se enfoca de esta manera, se cambia la vida de los estudiantes y de sus familias. Se les ayuda a ir encontrando un propósito en sus vidas, y estar mejor preparados para los retos que deben de afrontar hacia el futuro .
Como bien lo expresa el informe mencionado: “la promoción de la visión holística del aprendizaje socioemocional y académico, no es una moda, es la esencia de la educación como debe ser. No es una aproximación ideológica, está basado en la experiencia de maestros, padres y estudiantes, apoyados por la mejor investigación en educación de las últimas décadas”.
Más adelante se explica: “es un grave error ver el aprendizaje socioemocional como algo “suave”. Al contrario, un énfasis en estas capacidades no significa un sacrificio en el rigor; es una fuente para este. Mientras que muchos elementos del estudiante mejoran al cultivar estas habilidades y valores, uno de los principales resultados es un mejor desempeño académico, y mayor apreciación del estudiante por su escuela ”.
En un entorno seguro y respetuoso del ser humano, que es cada estudiante, se le motiva a tener foco, persistir ante las dificultades, y responder positivamente al proceso formativo. El caso de Kalapa demuestra , como es posible poner en práctica todo lo anterior, y es un ejemplo de lo que podría ser la educación que determine el futuro de nuestro país.
Para que esta visión suceda, se requiere de una nueva mentalidad que permita la experimentación en la educación de temas tan vitales como son el manejo de las emociones y las relaciones en un entorno social. Esto no significa el sacrificio de la excelencia académica, que debe ser manejada en función de las nuevas realidades, donde el conocimiento se hace obsoleto muy rápidamente.
Si lo lográramos, también podríamos tener en Colombia, una Nación con Esperanza, como es el título del informe al que me he referido en este blog.
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