Hace varios meses, mi hija Diana, ha venido con la inquietud de buscar formas alternativas para la educación de sus dos hijos. Hoy, está a punto de hacer su sueño una realidad en colaboración de unas amigas, porque decidió arriesgarse para desarrollar una propuesta novedosa de educación, tomando como base experiencias identificadas en Europa y los Estados Unidos.
Como estoy impulsando el proyecto de Innovación + Educación = Desarrollo + Paz, me pareció muy interesante solicitarle que me escribiera una historia de futuro, relatada por su hijo mayor, acerca de la experiencia vivida en el contexto de un contexto educativo innovador.
A continuación el relato de mi nieto en el 2021, época en la que espero se estén explorando muchas modelos educativos. Innovar es experimentar y KALAPA es un lindo ejemplo de ello.
Tengo 15 años, desde que tenía 7 formo parte de esta comunidad llamada KALAPA.
KALAPA significa la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en
armonía perfecta con la naturaleza y el universo.
Cierra por un instante tus ojos y te cuento la historia de este mágico lugar, en el cual me he conocido, he crecido y he aprendido a vivir.
Todo comenzó en marzo del 2014 cuando un grupo de adultos soñadores, que se llamó
“El Caldero”, en el cual se encontraban mis papas, quiso lanzarse a una aventura, que en ese momento otros sentían como algo “loco” pero “atractivo”. Este grupo de aventureros quiso desafiar la forma en que se venían educando a los niños en nuestro país y se atrevió a proponer una nueva forma de facilitar el aprendizaje. Bueno, realmente no era tan “nueva”, tenía que ver con volver a los orígenes, al conocimiento ancestral, a la conexión con la tierra, con los animales, con el espíritu y la sabiduría con la que cada uno de nosotros viene al mundo.
Nuestro país se encontraba en un momento muy importante para nuestra historia: el
proceso de paz. Y más allá de lo que pasara en La Habana, nuestra sociedad pedía a gritos recuperar unos valores que realmente nos permitieran vivir en paz. La desconfianza, el miedo, el resentimiento, el egoísmo y el orgullo nos tenían paralizados. El Caldero, en unión con otras iniciativas, buscaba construir un espacio donde la confianza, la colaboración, la inclusión, la diversidad, el perdón, el respeto y la co- responsabilidad de nuestras acciones fueran una vivencia diaria.
Esta apuesta no era “de ellos”; ellos fueron solo los vehículos para permitir que este sueño pasara de lo abstracto a lo concreto. KALAPA era una misión y una necesidad para el cambio en la educación que muchos colombianos soñaban.
Siendo así, más exploradores se unieron al propósito de KALAPA “Una comunidad
holística de aprendizaje integral; que nutre el espíritu, el corazón, la mente y el cuerpo.
Comprometida con las necesidades de nuestro país y del planeta”.
Otros, enamorados del proyecto y comprometidos con la educación, donaron la tierra, donde hoy está “nuestro hermoso y poderoso lugar para crecer”.
En enero del 2015, 30 personas, entre las que estábamos mi hermanito de 4 años y yo,
muchos otros niños, papás, mamás campesinos de la zona con sus hijos e hijas y algunos
aliados y amigos del proyecto, comenzamos la construcción de nuestro colegio con
nuestras propias manos.
En esa misma época nuestros padres y facilitadores, empezaron a formarse en un metodología llamada EDUCACION UNIVERSAL. Ellos querían aprender de la experiencia de otros, y encontraron en esta aproximación la forma de volver realidad su sueño. La EU, llevaba más de 20 años desarrollándose en diferentes partes del mundo –Estados Unidos, Europa, India, México- , como una apuesta que busca darle a niños y adultos herramientas para entrenar su mente y su corazón en la interdependencia, el manejo del cambio y del conflicto, la transformación de las emociones negativas en empatía, coraje, generosidad, respeto y paciencia.
Al mismo tiempo complementaron esta mirada con lo mejor de aproximaciones alternativas de aprendizaje activo reconocidas en el mundo, como el método Montessori, HighScope, Regio Emilia, Design thinking y Expeditionary Learning. Estás metodologías, que privilegian la experiencia directa y que valoran “los errores” como puertas a las innovación, me han permitido aprender a “pensar”, a reflexionar sobre mis experiencias, a sintentizar lo leído, a hacer uso de la información. He desarrollado mi intuición, mi imaginación e ilimitada capacidad para crear. He aprendido a resolver problemas y a no “comer entero”. Además he adquirido los conocimientos necesarios para el mundo en que vivo
Mis maestros/facilitadores han sido personas muy amorosas, presentes, que nos aceptan y nos quieren a cada uno como somos, no nos juzgan, no quieren cambiarnos, creen profundamente en que el conocimiento que está dentro de cada uno
de nosotros, ellos nos acompañan, no nos imponen; nos retroalimentan, no nos regañan; nos permiten equivocarnos y ensayar distinto; ellos nos permiten elegir, no nos dicen el camino; ellos nos dan libertad con responsabilidad.
Y que pasa con KALAPA hoy 8 años después?, KALAPA es una realidad. Más que un colegio, somos una comunidad experimental, INCLUYENTE de aprendizaje que ha formado a cientos de maestros del sector público y privado y que ha empezado a ser replicado en diferentes regiones del país. Somos una comunidad sostenible que se sigue desarrollando y creciendo gracias al aporte de nuestros papas y las donaciones de nuestros aliados.
Me siento orgulloso, somos un ejemplo para muchos en Colombia y el mundo. Estamos dejando huella.
Y volviendo al presente, esperamos que unos años se dirá que:
En KALAPA, la mente se desafía y se entrena
El cuerpo se cuida y se fortalece
El corazón se conmueve y se consiente
El espíritu se alimenta
Como estoy impulsando el proyecto de Innovación + Educación = Desarrollo + Paz, me pareció muy interesante solicitarle que me escribiera una historia de futuro, relatada por su hijo mayor, acerca de la experiencia vivida en el contexto de un contexto educativo innovador.
A continuación el relato de mi nieto en el 2021, época en la que espero se estén explorando muchas modelos educativos. Innovar es experimentar y KALAPA es un lindo ejemplo de ello.
Tengo 15 años, desde que tenía 7 formo parte de esta comunidad llamada KALAPA.
KALAPA significa la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en
armonía perfecta con la naturaleza y el universo.
Cierra por un instante tus ojos y te cuento la historia de este mágico lugar, en el cual me he conocido, he crecido y he aprendido a vivir.
Todo comenzó en marzo del 2014 cuando un grupo de adultos soñadores, que se llamó
“El Caldero”, en el cual se encontraban mis papas, quiso lanzarse a una aventura, que en ese momento otros sentían como algo “loco” pero “atractivo”. Este grupo de aventureros quiso desafiar la forma en que se venían educando a los niños en nuestro país y se atrevió a proponer una nueva forma de facilitar el aprendizaje. Bueno, realmente no era tan “nueva”, tenía que ver con volver a los orígenes, al conocimiento ancestral, a la conexión con la tierra, con los animales, con el espíritu y la sabiduría con la que cada uno de nosotros viene al mundo.
Nuestro país se encontraba en un momento muy importante para nuestra historia: el
proceso de paz. Y más allá de lo que pasara en La Habana, nuestra sociedad pedía a gritos recuperar unos valores que realmente nos permitieran vivir en paz. La desconfianza, el miedo, el resentimiento, el egoísmo y el orgullo nos tenían paralizados. El Caldero, en unión con otras iniciativas, buscaba construir un espacio donde la confianza, la colaboración, la inclusión, la diversidad, el perdón, el respeto y la co- responsabilidad de nuestras acciones fueran una vivencia diaria.
Esta apuesta no era “de ellos”; ellos fueron solo los vehículos para permitir que este sueño pasara de lo abstracto a lo concreto. KALAPA era una misión y una necesidad para el cambio en la educación que muchos colombianos soñaban.
Siendo así, más exploradores se unieron al propósito de KALAPA “Una comunidad
holística de aprendizaje integral; que nutre el espíritu, el corazón, la mente y el cuerpo.
Comprometida con las necesidades de nuestro país y del planeta”.
Otros, enamorados del proyecto y comprometidos con la educación, donaron la tierra, donde hoy está “nuestro hermoso y poderoso lugar para crecer”.
En enero del 2015, 30 personas, entre las que estábamos mi hermanito de 4 años y yo,
muchos otros niños, papás, mamás campesinos de la zona con sus hijos e hijas y algunos
aliados y amigos del proyecto, comenzamos la construcción de nuestro colegio con
nuestras propias manos.
En esa misma época nuestros padres y facilitadores, empezaron a formarse en un metodología llamada EDUCACION UNIVERSAL. Ellos querían aprender de la experiencia de otros, y encontraron en esta aproximación la forma de volver realidad su sueño. La EU, llevaba más de 20 años desarrollándose en diferentes partes del mundo –Estados Unidos, Europa, India, México- , como una apuesta que busca darle a niños y adultos herramientas para entrenar su mente y su corazón en la interdependencia, el manejo del cambio y del conflicto, la transformación de las emociones negativas en empatía, coraje, generosidad, respeto y paciencia.
Al mismo tiempo complementaron esta mirada con lo mejor de aproximaciones alternativas de aprendizaje activo reconocidas en el mundo, como el método Montessori, HighScope, Regio Emilia, Design thinking y Expeditionary Learning. Estás metodologías, que privilegian la experiencia directa y que valoran “los errores” como puertas a las innovación, me han permitido aprender a “pensar”, a reflexionar sobre mis experiencias, a sintentizar lo leído, a hacer uso de la información. He desarrollado mi intuición, mi imaginación e ilimitada capacidad para crear. He aprendido a resolver problemas y a no “comer entero”. Además he adquirido los conocimientos necesarios para el mundo en que vivo
Mis maestros/facilitadores han sido personas muy amorosas, presentes, que nos aceptan y nos quieren a cada uno como somos, no nos juzgan, no quieren cambiarnos, creen profundamente en que el conocimiento que está dentro de cada uno
de nosotros, ellos nos acompañan, no nos imponen; nos retroalimentan, no nos regañan; nos permiten equivocarnos y ensayar distinto; ellos nos permiten elegir, no nos dicen el camino; ellos nos dan libertad con responsabilidad.
Y que pasa con KALAPA hoy 8 años después?, KALAPA es una realidad. Más que un colegio, somos una comunidad experimental, INCLUYENTE de aprendizaje que ha formado a cientos de maestros del sector público y privado y que ha empezado a ser replicado en diferentes regiones del país. Somos una comunidad sostenible que se sigue desarrollando y creciendo gracias al aporte de nuestros papas y las donaciones de nuestros aliados.
Me siento orgulloso, somos un ejemplo para muchos en Colombia y el mundo. Estamos dejando huella.
Y volviendo al presente, esperamos que unos años se dirá que:
En KALAPA, la mente se desafía y se entrena
El cuerpo se cuida y se fortalece
El corazón se conmueve y se consiente
El espíritu se alimenta
Querido Francisco!
ResponderEliminarGracias por el Link del Blog. Me comentaste de este artículo en el vuelo de Bogotá a Frankfurt. Qué interesante experiencia! Acá en Alemania la educación estatal esta pasando por una gran crisis. Si bien es gratis para todos - lo cual está muy bien - no mira al ser humano, ni fomenta los talentos individuales. Hay una gran selección y competencia y se otorgan rápidamente etiquetas negativas a quien no baile al mismo ritmo (aunque la metáfora acá tal vez no sea la mejor, dado que los alemanes no bailan). Esperemos que las cosas cambien y se introduzcan más elementos como los que mencionas en la carta. Ese filtro y presión continuan en la vida laboral y allí comienzan temas como el Burn Out que te comenté y el fracaso generalizado, dado que no hay un equilibrio familiar o social para esas exigencias y presiones.
Muchos saludos desde Hannover
Maria Luisa
No entiendo qué hace KALAPA. Pensé que era un colegio pero resulta ser una comunidad experimental después de 8 años. Nunca supe cuantos idiomas aprendían, con que animales convivian ni cuantos niños habían en una "clase". No hay nada que me motive a inscribir mis hijos ahí.
ResponderEliminarSigo prefiriendo educarlos yo mismo que en un colegio colombiano.