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viernes, 29 de mayo de 2015

Seguridad y movilidad: un desmadre de ciudad

Se aproxima la época de elecciones regionales, cuando se definen quienes serán los responsables de los gobiernos locales en todo el país. En el caso de Bogotá, la próxima elección determinará quien será la persona encargada de sacar a esta urbe de más de 7 millones de habitantes, del hueco en que se encuentra. Este es la voz de un ciudadano indignado que quiere aportar al despertar de nuestra ciudad.

Llevamos 12 largos años de desgobierno, de escándalos de corrupción, y de golpes contra su institucionalidad. Pasamos de sentirnos orgullosos por los logros alcanzados desde 1995 al 2003, a tener una imagen muy negativa de nuestra ciudad en la actualidad. La encuesta hecha a finales del 2014 por parte de Bogotá como Vamos, demuestra que el 70% de los encuestados percibe que la ciudad va por mal camino, siendo el punto más bajo de toda la serie desde que se inició esta medición  hace mas de una década.



La mala percepción es un gran problema para quien quiera gobernar una ciudad compleja como es Bogotá. Como mencionaba el editorialista de El Tiempo el pasado sábado 23, la gente asume una actitud de "sálvese quien pueda" en una urbe que se quedó sin dolientes, como sucedió a principios de los 90. "Una ciudad que, como Bogotá, esté habitada por el pesimismo y la decepción, tiende a convertirse en tierra de nadie, en un terreno abonado para la corrupción y el atraso".

Hoy el ciudadano común ve la falta de gestión de la ciudad en temas críticos como la movilidad y la seguridad. Veamos.

El costo del embotellamiento que padecemos en Bogotá es aterrador en términos de millones de horas perdidas en productividad. El pasado viernes, dure 3 horas movilizándome, en menos de 20 km, desde la Av Boyacá con la Calle 116 hasta llegar al peaje de la "autopista al norte" para salir de la ciudad !!!!. La presencia de la Policía brillo por su ausencia durante el tortuoso y desesperante trayecto.

Quien quiera salir o entrar a Bogotá, por cualquiera de las principales vías que nos conectan con la región, se ve abocado a sufrir situaciones similares o peores a la mía. Es verdaderamente vergonzoso que la ciudad capital de Colombia, tenga este monumental problema de conectividad, sin que haya habido ningún esfuerzo, por parte de Petro y sus  antecesores, por mejorar esta situación. Son 12 años, durante los cuales el parque automotor creció en promedio a más de 150.000 vehículos al año, con una malla vial que simplemente se infartó.

Lo que es aun más increíble, es que este señor que hemos padecido como alcalde,  se dio el lujo de cancelar la ALO -( Avenida Longitudinal de Occidente)- al norte de la ciudad, que es una vía fundamental para desembotellar la movilidad del transporte de carga que atraviesa la ciudad. Hoy, según me he enterado en las noticias locales, muchos de los terrenos comprados por el Alcalde Peñalosa a principios de este siglo para esta obra, se encuentran invadidos ante la pasividad y desidia de la Administración Distrital.

Han pasado cuatro años de este desgobierno, y aquí seguimos con el Metro como la panacea que va a solucionar el problema  de esta ciudad colapsada. Hace unos meses escribí sobre este tema a la luz de una artículo publicado por el ex alcalde Peñalosa. En medio de esta discusión, a nadie le preocupa que  la inversión en este proyecto se haya multiplicado por dos, ya que vamos en más de 20 billones de pesos en el papel y no hemos comenzado el proyecto!!!. Ahora, de resolverse de donde van a salir estos recursos, las probabilidades de unos grandes sobre costos son enormes. dada la complejidad del proyecto subterráneo  en unos suelos como los de  Bogotá.

Pero la gente tampoco se ha pellizcado ante otra realidad. La primera línea del Metro, en una  extensión de 27 km, solo resuelve del 5% al 7% de los viajes de la ciudad. Nadie ha mencionado que, para que esta iniciativa tenga un verdadero impacto en el problema de movilidad de la ciudad, se  necesitaría por lo menos tres veces más líneas.

En esta semana salió la noticia que el Gobierno Nacional planteó una solución mixta de 24km de metro subterráneo con dos líneas de superficie de trenes de cercanías. Esta propuesta parecería mejorar la movilización de pasajeros buscando sacarle más provecho a la inversion.

Sin embargo, en plata blanca, la inversión requerida para tener una cobertura de por lo menos tres veces lo planeado hoy, seria del orden del US 32.000 millones, sin contar el dinero necesario para terminar la red de Transmilenio, ni arreglar el "huecolandia" en que se ha convertido la malla vial actual. Ni para que pensar en expandir esta infraestructura, que hoy ya está desbordada. Solo para que tenga referencia el lector, la inversión en carreteras de 4G, del Gobierno Nacional, están del orden de US 20.000 millones.

Tampoco, nadie ha reclamado que el sistema de Transmilenio se haya quedado sin desarrollar. De las 14 etapas inicialmente previstas, apenas hoy llegamos al 35%. Las tres últimas administraciones, de manera irresponsable, le pusieron un palo a la rueda y frenaron su desarrollo. Esto explica el colapso actual de este modo de transporte.

Y hay un aspecto todavía más crítico que afecta tremendamente la trombosis vial de Bogotá. Resolver el problema tan monumental va a tomar mucho tiempo y dinero. La incapacidad de gestión que han demostrado las últimas tres administraciones es proverbial. Si se continuara con esta desafortunada tendencia, y asumiendo que no repitamos el "carrusel de la contratación", durante varias administraciones futuras, la ciudad seguirá recibiendo anualmente más de 100.000 nuevos vehículos que físicamente ya no cabrán en la ciudad.  ¿Y mientras tanto que hacemos?

La cruda realidad es que el tiempo juega cada más en contra del problema, los recursos necesarios no se ven por ningún lado, y la capacidad institucional de gestión de la ciudad está por los suelos. Gracias a nuestra proverbial pasividad e indiferencia ciudadana, ante las pésimas decisiones de quienes han sido los responsables del desmadre de Bogotá, estamos en un problema que va a requerir sangre, sudor y lágrimas para resolverlo. Está por verse que opinan los valientes que se le quieren medir a encargarse  de la  Alcaldía de esta ciudad. Los compadezco, porque no hay soluciones instantáneas, y la insatisfacción ciudadana es cada vez mayor.

Ahora veamos la situación de seguridad de la ciudad. Es cierto que la tasa de homicidios ha bajado a 17/100.00 ha, los atracos y los hurtos reportados se han crecido en un 62% en 4 años a 27.700 a finales del 2014. Hay que tener en cuenta que mas del 40% de estos actos violentos no se les reporta a la Policia. Por esta razón, la percepción de inseguridad se ha disparado en los últimos meses. Hay la sensación de que vivimos en una ciudad sin control donde son cada vez más comunes los hechos de ciudadanos tomándose la justicia por sus propias manos.

Mientras estos problemas abruman al ciudadano del común, el alcalde Petro, parece vivir en otro planeta. Se aferra a las cifras de los homicidios, que de todas formas subieron el año pasado. Sin embargo,  parece que no ve las estadísticas durante los cuatro largos años de su mandato, como tampoco no lee las noticias que muestran el desastre en que se han convertido los atracos en el sistema de transporte de la ciudad.

Este tema se ha salido de madre de tal forma, que los atracadores ya no tienen limites ni vergüenza alguna. Hoy los vemos como roban descaradamente a sus víctimas en plena luz del día, y en cualquier lugar de la ciudad. Estos bandidos se  recrean  como en un "reality",  ante las cámaras de seguridad y la impotencia de la Policía. Cuando los logran atrapar, las víctimas tienen que ver con desespero como los sueltan a las pocas horas de cometer su fechoría.

Pero Petro tampoco lee las estadísticas de los robos a residencias, que son el pan de todos los días. Para la muestra un botón: en mi caso, hace un mes tuve el primer robo en mi casa sin que la Policia pudiera hacer nada al respecto. Y lo más patético fue escuchar a la persona que nos atendió la denuncia sobre los casos de bandas de atracadores en la Av Circunvalar, a quienes filmaron y tuvieron que dejar que atracaron a sus víctimas varias veces, para poder tener un caso más sólido que fuera tenido en cuenta por la Fiscalía. Increíble !!

Sin embargo, a pesar de la gravedad de los problemas de la movilidad y la seguridad, que tanto están afectando la calidad de vida en Bogotá, estos son apenas la punta del Iceberg de una situación mucho más compleja, cuando se compara nuestra realidad con la de otras ciudades del mundo.

Por estar tan centrados en nuestros propios problemas, se nos está olvidando que somos la capital de un país que tomó la decisión de insertarse en el mundo. Sin embargo, esta realidad ha estado ausente del radar de las tres últimas administraciones, para quienes a juzgar por los discursos y sus resultados, Bogotá sigue siendo el Tíbet de nuestro continente.

Teniendo en cuenta la importancia de la decisión electoral que viene en camino, y que todavía faltan seis meses para la elección del nuevo alcalde y del gobernador, tendremos mucho tiempo para aportar con reflexiones desde diferentes ángulos, para ilustrar sobre los retos que tenemos por delante a nivel de la ciudad y su región en un contexto global.

En próximos blogs me referiré a las nuevas realidades que servirán de telón de fondo para las próximas elecciones de octubre. Hay nuevos actores institucionales, como Connect Bogotá y Pro Bogotá, quienes están trabajando de la mano con la Cámara de Comercio en temas de gran importancia para el futuro de nuestra ciudad. Hoy ya contamos con un ejercicio de escenarios al 2025 que va a ser desplegado en los próximos meses. Igualmente, se contará con un estudio muy juicioso hecho sobre las apuestas inteligentes que debe hacer la ciudad.

También, acaba de ser publicada una investigación de la Universidad Jorge Tadeo Lozano sobre las ciudades innovadoras -(Innovacities)-, con una descripción muy preocupante de donde está Bogotá cuando se la compara con otras urbes a nivel mundial.

Pacería que finalmente, la situación está llegando a unos extremos, que se está despertando la gente para no seguir permitiendo que los políticos de turno sigan destrozando a nuestra capital. Y si la historia de otras urbes nos debe servir para algo, las grandes crisis han estado detrás de las sorprendentes transformaciones que se documentan en la investigación a la que hago referencia y sobre la cual tendré la oportunidad de comentar.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo con lo expuesto en su blog.
    La falta de sentido de pertenencia, la desidia gubernamental completan el caos de esta gran ciudad.

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