Estuve en estos días en una presentación corta de un experto israelí sobre educación. En esta oportunidad el mencionaba que hay tres Meta-Ideologías que definían caminos distintos para los procesos educativos. La primera es la socialización que busca adaptar al estudiante a la sociedad generando en él comportamientos útiles. La segunda es la aculturización que busca moldear el carácter del estudiante, a la luz de los valores de la cultura imperante. La tercera es la individualización que busca promover la autonomía y la autenticidad en el estudiante.
El planteamiento del expositor es que el sistema educativo debe de definir cuál es la ideología prevalente, para orientar las políticas y las acciones que deben enmarcar la educación de los niños y los jóvenes en el país. En su concepto esta decisión no se ha tomado en Colombia.
Veamos en detalle las consecuencias de cada una de estas alternativas.
La socialización busca que el estudiante sea capaz de adaptarse a una sociedad cada vez más compleja. En este entorno, es necesario desarrollar un mínimo de comportamientos que son indispensables para convivir con sus semejantes. Esto implica aprender a colaborar con otros a pesar de sus diferencias, en un mundo cada vez más ínterconectado y diverso. En estas condiciones, los conflictos son inevitables, pero una educación orientada a la socialización, debe preparar al estudiante para manejarlos sin recurrir a la violencia, la descalificación o la fuerza.
Hoy vemos en la realidad colombiana, evidencias claras de la violencia cotidiana, y de la incontinencia verbal descalificadora y soez, por parte de nuestros políticos y funcionarios públicos. Estas evidencias apuntan a que, nuestro sistema educativo, no está haciendo su tarea de formar ciudadanos capaces de dirimir sus diferencias ,sin recurrir a estos métodos para acabar con el otro.
Pero tampoco, estamos formando personas que demuestren comportamientos colaborativos ni incluyentes. Esta triste realidad está en el corazón del proceso de paz, donde el problema no es solamente las FARC, sino de los comportamientos intolerantes, que en buena medida ha reproducido la educación en Colombia.
El problema que surge de esta realidad es doble. Primero, por los altísimos costos que ha producido la violencia en nuestro país y la descomposición ética de nuestra sociedad. Jalamos el gatillo ante cualquier diferencia. Esta dinámica se manifiesta en las noticias aberrantes, donde el uso de la violencia es el pan de cada día, pero también lo es, la indiferencia cada vez más asquienta de la gente ante esta realidad.
Hay una segunda implicación muy grave para nuestra sociedad. En la economía del conocimiento, es cada vez más importante que hayan unos comportamientos asociativos, basados en una cultura de confianza, donde hay respeto por unas normas mínimas de convivencia, dentro de una marco legal acatado por todos. Este es el contexto que demuestran las sociedades y las economías más avanzadas del mundo. Al buscar entrar Colombia a la OCED, los comportamientos descritos que deben demostrar los ciudadanos son fundamentales. Por ende, es clave el papel que juega del sistema educativo en su formación. Los hechos demuestran que no esta haciendo bien la tarea .
Por todo lo anterior, no es sorprendente que esta ideología recibiera la más baja votación, en la reunión donde había un grupo mayoritario de educadores y de personas relacionadas con el tema. Las consecuencias saltan a la vista: la realidad colombiana es un reflejo de la pobrísima valoración que le damos a tener ciudadanos capaces de convivir productivamente en sociedad manejando sin violencia sus diferencias.
Ahora veamos la ideología de la aculturización. Su propósito es moldear el carácter del estudiante de acuerdo a los valores de la cultura imperante.
En la actualidad, podemos observar que la cultura que se ha venido entronizando en Colombia es la del atajo, la desconfianza en las instituciones, la descalificación del otro, el desprecio por la vida, el irrespeto por las normas y la impunidad. No hay una sanción social, ni se paga un alto costo cuando esto sucede. Lo que me lleva a hacer la siguiente pregunta: ¿Qué responsabilidad le cabe al sistema educativo nuestro en esta descomposición social tan grande?
Aquí quiero recordar un aparte de mi blog publicado en noviembre, sobre la Ética y la Corrupción, por su pertinencia en relación a la formación del carácter y lo que esto implica en términos prácticos al utilizar la aculturización en el sistema educativo.
"Decía la Dra Adela Cortina, experta en temas de ética, que este es un tipo de saber que busca: "orientar la acción humana en un sentido racional, es decir, pretende que obremos racionalmente". Por lo tanto, es algo muy práctico dirigido a la acción, que nos invita a discernir lo que debemos de hacer, para orientar nuestra conducta. Esto implica el deliberar antes de tomar buenas decisiones, lo que significa elegir bien y actuar consecuentemente. Con el tiempo y la práctica, esto ayuda a forjar el carácter de una persona. De ahí su importancia".
Y hablando de carácter, me recordé de alguien que decía: "una persona con personalidad puede formular ideales, pero solo alguien con carácter los puede llevar a cabo"
Como se puede observar, el carácter de un individuo se forma a través de la práctica en la toma de buenas decisiones, dentro de un marco ético que lo invita a discernir antes de escoger la mejor opción para su vida y a responder por las consecuencias. La pregunta fundamental es : ¿Cómo debería el sistema educativo enseñar a un niño a discernir para tomar buenas decisiones en su vida?
Lo anterior significa que, el proceso educativo, debería de tener la enseñanza y la práctica de la Ética como su norte fundamental, basado en unos valores que la sustenten y sean aceptados por la sociedad. Un buen ejemplo de ellos son la confianza, la honestidad, la transparencia, el respeto por la vida, entre otros. Hoy no lo está haciendo.
Y de nuevo me refiero a mi blog de noviembre. "La persona utiliza los valores éticos para tomar las mejores decisiones, cuando enfrenta los dilemas que se encuentran en cada bifurcación que hay en su camino la vida. Con la práctica, lo interesante de este proceso de formación de carácter, es que permite incorporar los valores en las conductas diarias. Cada vez hay menos esfuerzo y desgaste con las decisiones difíciles que uno toma en la vida".
Es evidente que la pérdida del Norte ético en la sociedad colombiana, está en la base de los escándalos que nos estallan todos los días. Muchos ciudadanos tomando decisiones equivocadas, basadas en la línea del menor esfuerzo, con gran daño para si mismos y para los demás.
No hay duda que se está haciendo un pésimo trabajo en este campo en el sistema educativo a todos los niveles. Basta con observar a los personajes que llegan a las más altas posiciones, en áreas vitales como la Justicia, salidos de las facultades de Derecho, y envueltos en casos de corrupción espantosos. Reconozcamos: tenemos un problema muy serio donde es cada vez más difícil vivir en comunidad por la falta de un marco ético compartido y respetado por todos.
Y cuando vemos que las escuelas y los colegios, también tienen estos temas en el baúl de los recuerdos, el problema es aun peor. Pero más grave aún, cuando los padres de familia descuidan la formación del carácter de sus hijos, aceptándoles comportamientos inaceptables, o dándoles un ejemplo negativo con sus decisiones cotidianas.
Sin embargo, a pesar de que esta es la realidad, la aculturización fue la ideología que tuvo el mayor número de votos por parte de los participantes en la reunión a la que asistí. De nuevo, esto me llama mucho la atención porque hay una gran brecha entre la realidad y la percepción.
Ahora veamos a la individualización, que como ideología, busca desarrollar en el estudiante la autoestima, la autonomía y la autenticidad. El expositor israelí mencionaba que esta ideología debería permitirle encontrar al alumno su "elemento". Esto sucede cuando hacemos lo que realmente queremos y además somos buenos en lo que hacemos. Y yo le añadiría para conectarlo con lo anterior: dentro de un marco ético que permita convivir en comunidad.
Cuando una persona tiene la facilidad natural para hacer algo, le gusta lo que hace, tiene una buena disposición o actitud hacia las circunstancias, esto le permite identificar las oportunidades para hacerlo. Importante recordar que "la actitud es afectada por el carácter, el espíritu, el sentido de valor, las percepciones de los otros alrededor y las expectativas que se tienen de nosotros". La pasión y el talento unidas permiten tener la autonomía y la autenticidad.
Pero como lo menciona Ken Roberson en su libro "The Element" : "Muchas personas brillantes y creativas , no fueron buenos estudiantes. Muchos no descubrieron quienes eran hasta que dejaron la escuela. Allí no encontraron su pasión y su talento. Hoy es evidente que el sistema educativo inculca un campo muy estrecho de lo que es la inteligencia y la capacidad, además de que sobrevalora ciertos talentos y habilidades, estandarizando la educación lo que margina a quienes no aprenden de esta manera y acaba con la motivación para aprender."
Hoy hay una corriente cada vez mas fuerte que apunta que el sistema educativo también está fallando de manera severa en permitirle al estudiante descubrir sus talentos y su pasión, es decir su "elemento". Esto explica los altos niveles de deserción, la desconexión del alumno con sus espacio escolar, y en general, la gran Insatisfacción con los resultados que produce el sistema.
Según lo entendí, el mensaje del experto israelí iba orientado a que Colombia debería escoger una de las tres ideologías. No soy un profundo conocedor en temas de educacion, pero si estoy muy consciente del gran problema que tenemos: no estamos formando el ser humano que necesitamos para una Colombia próspera y sostenible. Construir una nueva narrativa de futuro depende de ello. La verdad, más que escoger, hay que reconocer que estamos fallando por parejo en la tres ideologías. Y lo más grave: todas tienen graves consecuencias.
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