Ya han pasado las elecciones regionales y se ha despejado el panorama político en todo el país. En Bogotá, ganó Enrique Peñalosa, quien tendrá la responsabilidad de estar al timón de esta ciudad, que se aproxima a los 8 millones de habitantes. Es el triunfo a la persistencia y la capacidad de resiliencia. La tarea que le espera no será para nada fácil de abordar. Aún más, debe de ser bastante angustiante y lo más cercano a una verdadera pesadilla, por los múltiples frentes que tendrá que abordar como la cabeza visible, del segundo cargo más importante del país.
Hay varias aristas que tendrá que entrar a manejar el nuevo Alcalde de Bogotá. Cada uno de ellas es vital para una buena gestión. La imagen que se me viene a la mente, es la de un malabarista que tiene nueve bolas en el aire, y que no puede dejar que se le caiga ni una sola al suelo porque lo va a rechiflar la audiencia, especialmente cuando las expectativas son tan altas.
La primera bola en el aire es precisamente el manejo de las expectativas que se tienen de su gestión. Con un 33% de la votación, como ha sido tradicional en las ultimas cuatro elecciones, no cuenta con un mandato claro sustentado en el respaldo de una mayoría sólida. Quienes lo eligieron esperan respuestas rápidas a los múltiples problemas, que ha heredado de su antecesor. En su caso, la expectativa es aún mayor, por los resultados de su primera administración. Quienes no votaron por él, estarán atentos a los primeros errores para saltarle a la yugular. Y no sobrarán quienes le quieran poner más de una cascarita en el camino, para verlo resbalar.
La segunda bola en el aire es el nombramiento del equipo que va a tener la responsabilidad de enderezar, el rumbo de la ciudad. Como las expectativas de la gente están muy centradas en un manejo mucho más profesional de la gestión, que ponga orden en temas tan críticos como la movilidad y la seguridad, el nuevo alcalde va a necesitar rodearse de gente muy bien preparada.
Lamentablemente, no ayudan casos como el del ex director del IDU, el Dr Andrés Camargo en la primera administración de Peñalosa, quien hace unos días recuperó su libertad, después de haber sido injustamente condenado. El mensaje de este caso es funesto para poder conseguir gente buena, que quiera arriesgar su nombre, familia y patrimonio, para encargarse de enderezar la gestión de entidades que deben de tener muchos problemas. En mi concepto, este es uno de los mayores retos que va a enfrentar la nueva Administración.
La tercera bola en el aire del nuevo alcalde, es la de hacer visible rápidamente el inventario de lo que recibió de Petro. Dados los antecedentes del desmadre de su gestión, en temas críticos de la ciudad, debería seguir el ejemplo de Fajardo en Antioquia. Cuando inició su mandato, dejó un documento donde quedó consignado el estado en que recibió el Departamento, de manos de su antecesor. Sobra decir que Petro saldrá a decir que es una persecución, recurso cada vez más utilizado por los políticos, para no responder por su incapacidad y/o falta de escrúpulos.
En el caso de Bogotá, debería ser un requisito el hacer visible el estado de las diferentes entidades, y los temas críticos en cada una de ellas. Es necesario saber cuál es la línea base desde donde parte la nueva Administración. Si no se hace un corte claro, en relación a lo que se recibió, el nuevo alcalde corre un alto riesgo de ver afectada su gestión futura. Estoy seguro que hay una alta probabilidad de que se destapen muchas irregularidades, debidas a la herencia de muchos años de desmadre administrativo que ha tenido la ciudad.
Dada el comentario anterior, en los próximos dos meses, el mayor reto será hacer el empalme con su antecesor. Como es sabido, la relación entre los dos ha sido muy tormentosa. No va a ser nada fácil esa transición, y muy difícil que no salgan al aire muchos de los problemas que deja Petro , por su pésima gestión.
La cuarta bola en el aire, debería ser la de enviar rápidamente una señal de los cambios en la orientación de la gestión de la ciudad. Por esta razón, un primer paso sería mostrar, con transparencia, lo que recibió de su antecesor. Pero también, es necesario que el nuevo alcalde convoque a la ciudadanía para que participen activamente en la solución de los problemas de su comunidad. En el discurso del pasado domingo, Peñalosa así lo mencionó.
Dado que la corrupción es el principal cancer de la administración pública, el mensaje en esta materia debe de ser contundente, así como los mecanismos que se deben de activar para que se recupere la confianza de la ciudadanía en la cero tolerancia en este campo. Este tema será fundamental en el manejo del Concejo, ya que fue un actor muy importante en los hechos de corrupción de los últimos años en la ciudad.
La quinta bola en el aire es la preparar el Plan de Desarrollo, que deberá ser presentado al Concejo para su aprobación. Esta es la carta de navegación de los siguientes cuatro años, donde las propuestas de campaña se deben de materializar. El reto está en dibujar ese norte mientras se integra el equipo, se levanta lo que se recibió, se manejan las expectativas iniciales y se abren los puentes políticos, con el Concejo de la ciudad.
La sexta bola en el aire, relacionada con la anterior, es la de balancear los temas urgentes, que requieren de la atención inmediata, con los temas que hagan el futuro sostenible para Bogotá. Nuestra capital necesita construir una visión de futuro, con una participación muy activa de la ciudadanía. Es necesario que la gente entienda que no basta con arreglar los problemas críticos que hoy nos afectan, cuando el mundo se mueve cada vez a mayor velocidad. Las ciudades que no incorporen estos cambios, verán pasar el tren de historia. El impacto en la calidad de vida de su gente, será muy grande.
En este capítulo incluiría fortalecer la nueva institucionalidad que ha venido emergiendo en la ciudad. Hoy hay un trabajo mucho más coordinado entre la CCB, CONNECT Bogotá, Probogotá, Invest in Bogotá, la ANDI Bogotá, universidades y empresas. Aprovechar este activo debe de ser una prioridad. También, sacarle provecho al trabajo de escenarios que se ha desarrollado, al igual que el de especialización inteligente. La promoción de nuevos liderazgos de gente joven, y el uso de la ciencia , la tecnología y la innovación, deberán ser parte de la visión que surja en los próximos cuatro años.
Dentro de "los chicharrones" que son urgentes de solucionar, está el tema de la organización y finanzas relacionado con el sistema integrado de transporte público - SITP-; la solución definitiva al relleno sanitario; la retoma del Acueducto; los colegios por concesión; el micro tráfico de drogas; el nuevo plan de ordenamiento territorial POT; el fondo de vigilancia, entre otros.
La séptima bola en el aire tiene que ver también con la anterior. Sí, es cierto, a Bogotá le ha faltado quien administre bien sus recursos y sus instituciones. Pero en un entorno de grandes cambios, esto no es suficiente. Más aún, estoy seguro que serán necesarios muchos cambios en las entidades del Distrito y en el rumbo de la ciudad en general.
No es suficiente con "arreglar la movilidad o la seguridad", para estar tranquilos de que tenemos una ciudad viable. Bogotá va a necesitar cambios significativos en el comportamiento de la gente, lo que se puede traducir en una nueva cultura ciudadana. Pero también, necesita cambios profundos en su modelo de desarrollo y la capacidad de gestión, para que se adecue a las realidades globales. Igualmente, se van a necesitar cambios drásticos en su relacionamiento con los municipios cercanos y la región ampliada. Y como es la ciudad más importante de Colombia, debería prepararse para ser un ejemplo para las demás, en un entorno de paz.
La octava bola en el aire de nuestro nuevo alcalde, va a ser la de encontrar los recursos necesarios para acometer todos los grandes proyectos que la ciudad necesita. Sería muy interesante ver la lista de ellos con los valores estimados con el fin de dimensionar el tamaño del problema financiero. Estoy seguro que Petro hará hasta lo imposible en los dos meses que faltan para dejar las arcas vacías. Esta será una situación muy distinta a la que hace 18 años Peñalosa recibió de Mockus .
La novena bola en el aire, será impedir que una excelente labor, como la hecha en su primer mandato, no tenga continuidad. El ejemplo de Sergio Fajardo en la Gobernación de Antioquia, quien no logró dejar un sucesor creíble, y es remplazado por un personaje muy cuestionado, no se puede repetir en Bogotá. Cuatro años son muy poco tiempo para enderezar y transformar nuestra ciudad. Se necesita preparar una nueva camada de nuevos líderes políticos, ojalá personas jóvenes, que tomen la bandera y proyecten la obra de Peñalosa en su segundo mandato.
Dadas las reflexiones anteriores, no debe sorprender que el tema de la necesidad de contar con nuevos liderazgos ha sido un punto fundamental , que emergió en el ejercicio de escenarios para Bogotá y su región hacia el 2025. Es claro que este tema debe ser una prioridad para el nuevo alcalde y su equipo de trabajo. Ahora, hay que tener en cuenta que no es lo mismo ser un buen gerente que un buen líder, como lo he explicado a lo largo de muchos blogs que he escrito sobre este tema.
Como se puede observar, la imagen del malabarista con la que inicie este blog, eventualmente se me ha quedado corta para lo que viene. Nuestro nuevo alcalde no se ha ganado una lotería sino una tremenda responsabilidad. El Dr Peñalosa viene acompañado de una imagen de haber transformado a Bogotá. Diecisiete años después, esta es una ciudad muy diferente ya que los problemas se han multiplicado exponencialmente y las expectativas también.
Una reflexión final. La bofetada que le dieron los votantes a Uribe y a Petro tiene un mensaje de fondo. Los colombianos conscientes que ejercen el derecho a votar, han mandado un mensaje contundente: no queremos caudillos iluminados que polaricen a la sociedad ni desde derecha ni desde izquierda. Es una forma completamente equivocada de ejercer el liderazgo en nuestro país.
Francisco , hay que rodear a Peñalosa para que pueda materializar sus promesas y recuperar a Bogotá , sin permitir que su liderazgo se le suba a la cabeza .
ResponderEliminarLa polarización de Uribe no puede borrar su labor en su primer cuatrienio , donde volvió viable nuestro país .
Acompañemos todos a Peñalosa , el presidente Uribe creo yo esta convencido de las cualidades y capacidades de Peñalosa , contando sin buscarlo con un aliado en el concejo .
Francisco , comparto tu apreciación , conozco a Peñalosa desde el gobierno de Barco , creo que el mejor regalo para la recuperación de Bogotá y la recuperación de la Ezperanza en Colombia , son los resultados nacionales de las elecciones .
ResponderEliminarLas FARC deben entender que estamos hartos de populismo y que las administraciones de izquierda han demostrado su incapacidad de manejar la cosa pública
Hay dos temas adicionales... el Presidente Santos quiere que el Metro se inicie en su mandato y los estudios que hay son para un metro subterraneo...Peñalosa propone un metro elevado y falta ver como resuelve esta situación. El esquema Barranquillero Char-AlterEgo-Char es la solución para tener continuidad en el buen gobierno. Barcelona es un ejemplo.
ResponderEliminarFrancisco, quiero felicitarlo como siempre por lo interesante de sus letras que nos permiten tener una visión diferente al común d nuestra ciudad. Muy a menudo suelo recomendar a mis a amigos y amigas su blog, por la seriedad y contenido, un abrazo.
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