Hace unos meses, tuve la oportunidad de visitar los nuevos laboratorios de la Escuela Colombiana de Ingeniería en Bogotá. Además de impresionarme la calidad de sus instalaciones, me llamó mucho la atención el trabajo que están haciendo, en asociación con la Universidad del Rosario, en robótica aplicada a la medicina. Esta visita me llevó a leer sobre estos temas y a escribir este blog.
Las tecnologías de automatización, aplicadas al aprendizaje de las máquinas y la robótica, están teniendo un papel creciente en la vida cotidiana con un efecto muy marcado en los espacios de trabajo. La pregunta que mucha gente se está haciendo, tiene que ver con la desaparición de muchos de ellos, que seguramente van a ser reemplazados en los próximos años por estas tendencias.
En diferentes estudios realizados recientemente, uno de ellos por la firma McKinsey, se muestra que en las próximas décadas, la automatización tendría un impacto que no es todavía muy claro en el trabajo. Sin embargo, lo que sí se ve, es el efecto que tendrá en la mayoría de los trabajos pero dependiendo del tipo que se trate.
Cuando se habla de automatización, se hace referencia al potencial de una actividad dada, de poder ser hechas con la adoptando de la tecnología.
Como lo pude evidenciar en mi visita a la ECI, es un hecho que la automatización ahora va más allá de las actividades de manufactura. Desde el punto vista de la factibilidad técnica, se tendría el potencial de transformar sectores completos como el de la salud y las finanzas, que requieren de una gran cantidad de trabajo de conocimiento compartido.
Ya no se trata de ver los cambios desde la ciencia-ficción porque estamos cada vez más inmersos en los hechos. Después de un análisis realizado por McKinsey, de más de 2000 actividades de trabajo en 800 ocupaciones, se cuantificó el tiempo que se dedicaba en realizar las labores, así como la viabilidad técnica de poderlas automatizar.
En este estudio se pudo demostrar, como el 45% de las actividades que a la gente se les paga por hacer, y el 60% de todas las ocupaciones, se pueden ver afectados a través de la automatización con las tecnologías disponibles en la actualidad.
Según el estudio de McKinsey, la automatización depende de varios factores. El primero de ellos, es el costo de desarrollar y desplegar la automatización; el segundo es el costo de la mano de obra; el tercero se relaciona con las dinámicas de oferta y demanda; el cuarto factor, que va más allá de la sustitución laboral, tienen en cuenta los aumentos de productividad, la calidad y el cambio de los roles. Y finalmente, el quinto factor, tiene que ver con los aspectos regulatorios y la aceptación social de la automatización.
Con relación a este último punto, un ejemplo que se menciona en el estudio, es la sustitución de una enfermera en un hospital. El uso de un robot puede ser factible tecnológicamente, pero no es fácilmente aceptable por los pacientes. Lo importante para tener en cuenta, es que la automatización va a ser el resultado de la interacción de todos los factores mencionados.
Un efecto visible de la automatización, se verá en el aumento de la productividad y en el control de los negocios. Un ejemplo ha sido el desarrollo de los códigos de barras en los supermercados y en los almacenes de cadena, que ha permitido tener un manejo más preciso de la operación y de los costos, permitiendo a su vez, una serie de innovaciones que han aumentado la demanda.
Como lo muestra McKinsey, las actividades que son más susceptibles de ser automatizadas involucran trabajos físicos, la operación de máquinas en ambientes rutinarios, y donde los trabajadores hacen acciones con cambios que son fácilmente predecibles de anticipar. El estudio muestra, que solo por consideraciones tecnológicas, alrededor de un 78% de este tipo de actividades pueden ser automatizadas, en sectores como el de manufactura, los alimentos, los servicios, y el retail,
En el caso de la manufactura, el trabajo físico representan un tercio del tiempo del trabajador, en actividades como el empaque de los productos y la carga de los materiales. En actividades como el soldado, el corte y el pulido, el potencial de automatización es mucho más alto, del orden del 90%. En los sectores de la contabilidad y la auditoría, el potencial para la automatización se ha calculado que puede llegar al 86%. Sin embargo, en áreas del servicio al cliente, este potencial es bastante menor del orden del 30%.
A pesar de que la última afirmación es válida, hay un altísimo potencial para la automatización en el sector de servicios. Este ocupa hoy en día, un lugar muy importante en el PIB de los Estados Unidos, y una tendencia creciente en países como el nuestro, su importancia se evidencia en temas como la hotelería, los servicios de comida, etc. En estas áreas, las posibilidades son grandes, porque más de la mitad del tiempo en el trabajo, se invierte en actividades físicas que son predecibles. Por esta razón, McKinsey estima que el 73% de las actividades en los restaurantes y la hotelería, pueden ser fácilmente automatizadas.
Si embargo, a pesar de la factibilidad técnica de este tipo de soluciones, hay una barrera para que la automatización sea escalable. Los costos laborales son muy bajos en estas industrias, porque necesitan gente con niveles muy básicos de habilidades, lo que hace que la relación beneficio costo no sea atractiva.
Sin embargo, hay otras labores, que necesitan de habilidades sociales y cognocitivas para asesorar al cliente, como por ejemplo, en la decisión de la mejor opción de compra. En este caso, se requiere del criterio y la inteligencia emocional, temas que todavía no tienen una solución tecnológica que las remplace.
Pero ¿para donde va la tendencia de la automatización?. Dada la velocidad de los cambios tecnológicos en temas como la inteligencia artificial, la analítica, el internet de las cosas y la robótica, se prevé que estos cambios tendrán un impacto cada vez mayor en las actividades de mediana complejidad. Esto ya es evidente en el área de la recolección y procesamiento de datos.
Pero hay una paradoja: a medida que hay más avances tecnológicos, aumenta la demanda por mayores capacidades en los los puestos de trabajo, que requieren de una mejor calidad de formación y conocimiento. De este hecho, es que se deriva la urgencia creciente de la pertinencia de la formación ofrecida para los futuros estudiantes, tema que he tratado en otros blogs.
Mirando hacia el futuro, los desarrollos en la robótica y el aprendizaje de las máquinas, se ve que podrán tener un alto impacto muy amplio. Por ejemplo, ya hay tecnologías que permiten una interacción más segura entre los robots y los humanos en ambientes impredecibles. Esto tendrá también un gran efecto en sectores como la construcción. También, se prevé que la inteligencia artificial, podrá ser utilizada para diseñar componentes sofisticados en sectores con un alto nivel de ingeniería.
Uno de los más grandes cambios tecnológicos que ya se avizoran, se darán cuando las máquinas puedan desarrollar la capacidad de entender el lenguaje natural a la par que los humanos. Ya hay muestras de esta realidad con el sistema de Alexa de Amazon y de Siris de la Apple. Esto significa que los computadores tendrán la posibilidad de entender los conceptos que respaldan la comunicación entre dos personas..
A medida que la economía y los servicios en general se digitalizan rápidamente , se producen más datos que deben ser procesados y analizados. Esta tendencia no es nueva. De hecho, desde hace medio siglo, con la aparición de los computadores, las organizaciones han venido automatizado las actividades, como el proceso de las nóminas, el cálculo de los recursos de materiales, la generación de facturas, procesamiento de créditos, y el uso del código de barras para hacer seguimiento al flujo de materiales.
Un dato interesante’ en el area de servicios financieros y de los seguros, los profesionales, utilizan más del 30% de su tiempo en actividades de recolección de datos que podrían ser automatizadas. Esto permitiría dedicar mucho más tiempo al análisis y prevención de problemas, así como en mejorar la atención a los clientes.
Hay otros ejemplos donde muy seguramente los avances en la tecnología van a permitir unos nivel de automatización muy altos. Ya hay ejemplos muy claros en los campos como el control de la calidad de las cosechas, la medición física y química de los materiales, la construcción de túneles y la inspección de líneas de servicios públicos.
Pero hay que tener presente las actividades donde es más difícil la automatización. Por ejemplo, las relacionadas con el manejo y desarrollo de la gente, la aplicación de la experiencia en la toma decisiones, la planeación y el trabajo creativo. Éstas actividades se caracteriza por el uso intensivo del conocimiento.
Los computadores hacer hoy en día un excelente trabajo cuando las actividades están muy bien definidas, como cuando se requiere optimizar la rutas de unos camiones, pero se necesita la intervención de personas con capacidad de interpretar los resultados y tener sentido común.
McKinsey resalta la importancia que tiene la interacción humana, y la inteligencia emocional, en dos sectores que tienen bajo potencial para la automatización: la salud y la educación.
En el caso de la salud, ofertas como Watson de IBM para mejorar significativamente el diagnóstico de las enfermedades, está produciendo una revolución. Sin embargo, se necesitan profesionales con la experiencia y la capacidad de tener un contacto empático con los pacientes. Por esta razón el potencial de la automatización estaría por debajo del 30%.
Sin embargo, hay otras actividades en el manejo de las clínicas, donde si puede haber un impacto mucho más alto, como es el caso de la preparación de las comidas, la administración de medicamentos sencillos, y la recolección de información. que podrían ser automatizados.
Según Mckinsey, el sector de más baja capacidad de automatización es el de la educación, a pesar de que la tecnología digital lo ha venido transformando rápidamente, con la aparición de los contenidos de alta calidad en la Web. Sin embargo para poder enseñar, se requiere de experiencia y del manejo de unas interacciones complejas con otras personas, que no pueden ser reemplazadas con el uso de la tecnología.
El mensaje de McKinsey es contundente. El futuro está desarrollándose rápidamente hoy, y por lo tanto, es necesario prepararse para entender los avances que se están dando en las tecnologías de datos y automatización. Este mensaje le da urgencia a la transformación digital de las organizaciones para poder generar el valor que estas tendencias habilitan.
Hay que estar preparados para los cambios que ya están en movimiento, y para asimilar el impacto que traerá la automatización. Estos cambios tendrán también un alto impacto en la cultura de las organizaciones y la sociedad. Y lo que sí es cada vez más claro: no hay opción distinta que la de aceptarlos, si se quiere ser más competitivos y productivos como sociedad.
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