En los últimos blogs, he querido aportar diferentes reflexiones relacionadas con el papel que juega la cultura en el desarrollo de un pueblo, así como los elementos que la constituyen. Mencionaba que es esencial el entender el papel de los modelos mentales, conformados por las creencias , los supuestos y los valores, que son los filtros que definen la realidad de una persona, que condicionan sus decisiones y actuaciones, así como los resultados que logra.
Me ha llamado mucho la atención, que estos temas se han vuelto cada vez más mencionados por algunos formadores de opinión, para poder entender los resultados de las elecciones en los Estados Unidos, así como la respuesta que han tenido las denuncias de fraude promovidas por Trump desde la Casa Blanca y atribuidas a fuerzas obscuras y conspiraciones.
La reacción de Trump no era difícil de predecir. Corresponde al patrón de conducta que este individuo ha demostrado a lo largo de su vida. Detesta perder y no tiene ningún escrúpulo en utilizar cualquier medio para evitarlo. Es alguien que tiene la creencia de que sus actos torcidos no tienen consecuencias. (“Puedo asesinar a una persona en la 5a Avenida y no me pasa nada”) Y esta elección, no iba a ser un excepción.
Pero lo que es más increíble, es la cantidad de norteamericanos que le han comprado a Trump su denuncia, y tienen la creencia de que si hubo fraude. La mayoría están afiliados al partido Republicano, pero también hay otras personas que no lo están.
Como lo menciona el columnista del NY Times, Ross Douthat, lo que muestran las encuestas y el análisis de diferentes medios en las redes sociales, no puede ser explicado por los elementos tradicionales que sustentan las creencias conspiratorias . Es cierto, que la difusión de información falsa, a través de los medios de extrema derecha, ha jugado un papel importante para divulgar las teorías del fraude. Pero hay algo más profundo para explicar estos resultados.
La gente que tiene una creencia muy fuerte sobre un tema, en este caso que hubo fraude electoral, tiende a buscar las fuentes que le validen su forma de pensar. Esto explica el porqué Fox News, cadena de noticias que contribuyó al fenómeno de Trump, y que después de las elecciones se distanció de él y de su denuncias electorales, perdió mucha audiencia. Quienes dejaron de seguirla, se desplazaron a otros canales, donde les daban las evidencias que buscaban para reforzar sus creencias, sin cuestionar la veracidad.
Cuando las personas demandan fuentes que les den razones para reforzar sus creencias, no es mucho lo que se puede hacer. Especialmente si no están dispuestos a validar la calidad de la información y la confiabilidad de las fuentes.
En el caso de Trump, es entendible que este fenómeno se presente dentro del grupo de millones de seguidores que votaron por él. Pero lo que sorprende a los analistas como Douthat, es qué también se evidencia en grupos numerosos de personas, que no eran sus partidarios, y tampoco consumidores de medios de información reconocidos por diseminar noticias falsas.
¿Qué explica este comportamiento, cuando los mecanismos institucionales ya han validado que no hubo fraude electoral, a la escala planteada por Trump? Douthat propone varios caminos para explicar este fenómeno que me llamaron la atención.
Esto no significa que no haya habido conspiraciones para ocultar la verdad, que fueron descubiertas justificando la desconfianza y el escepticismo, como sucedió en el caso de la Guerra de Vietnam. Estos hechos han minado la credibilidad de las instituciones que deben de ser transparentes con la sociedad.
Pero lo hecho por Trump es de extrema gravedad, porque es el Presidente que, desde su posición, está validando el fraude electoral sin presentar pruebas. Durante cuatro años ha mentido sin importarle el daño que le estaba produciendo a la democracia de su país. Su comportamiento inadmisible, es un permiso y un refuerzo, a la creencia de que posiblemente sea cierto lo que afirma, inclusive para personas que no han sido sus partidarios.
El efecto que está teniendo el comportamiento de Trump es perverso, porque se aplica el dicho popular que justifica su estrategia: “cuando el rio suena, piedras trae”. O como lo afirmaba Gobbels en la Alemania Nazi; una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad.
Pero hay otro grupo de personas que por definición son escépticos de las versiones oficiales de la verdad. Son personas que solo creen en la información que han buscado directamente sin intermediarios. Esto los hace tener una actitud de sospechar de todo lo que sucede, especialmente si viene de la fuentes tradicionales de poder.
Sin desconocer que un escepticismo sano es positivo, estas personas también están expuestas a los mismos problemas de validación de sus creencias, presentados en este blog. Especialmente, porque al buscar evidencias que muestren contradicciones o grietas en la versión oficial, y si las encuentran, las generalizan para reforzar su posición sin tener en cuenta que pueden ser problemas aleatorios del sistema.
Finalmente, me llamó la atención el análisis que hace Douthat, sobre las diferentes percepciones de los sucesos que se han producido en los Estados Unidos durante los meses de mayo y junio, cuando estallaron muchas protestas contra la violencia de la policía en contra de los negros. Para los demócratas, estas manifestaciones eran el rechazo contra Trump y sus políticas cada vez más extremistas y excluyentes. Para los republicanos, era la validación de sus temores de una radicalización hacia un escenario tipo Venezuela, y por lo tanto, la necesidad de más “ley y orden” sin importar las consecuencias.
Contra estas creencias no hay argumentos que valgan, de ahí su poder. Esto es cada vez más cierto hoy en el mundo del internet y de las redes sociales, donde es más fácil para la gente buscar refugio en grupos que piensan igual. Son silos o fortalezas que los protegen contra quienes ataquen sus creencias. De hecho, son espacios donde las refuerzan y justifican cada vez más y sin admitir que pueden estar equivocados. Se cierran a escuchar otras visiones diferentes a las suyas.
De nuevo surge la pregunta: ¿qué hacer?. Douthat Propone que en la medida que una teoría conspirativa crezca , como es la del fraude electoral en su país impulsada por Trump, se deben de aumentar los esfuerzos para someterla a la lupa y cuestionarla. No es inteligente, en las circunstancias actuales, ignorarla porque su efecto puede ser desbastador . Estas dinámicas no se pueden dejar al vuelo de la imaginación, porque aunque sean falsas, definirán la realidad.
Finalmente, hay que aceptar que eventos como las manifestaciones en contra de la Policía en los Estados Unidos o las marchas en Chile y en Colombia, no surgieron solo de una conspiración coordinada desde la izquierda o desde poderes ocultos externos, sino que en muchos casos, reflejan reacciones espontáneas de la gente contra situaciones que los están afectando.
Cuando no se tiene la apertura para contemplar otras posibilidades, se limita el cuestionamiento de las creencias dominantes, y de los supuestos que las sustentan. También se refuerzan los modelos mentales que explican las razones detrás de los problemas existentes. Al no ser visible esta dinámica, es imposible cambiar los resultados percibidos por la gente.
Espero que con este blog, junto con los tres anteriores que he escrito sobre estos temas, esté aportando a la compresión del papel que juega nuestra mente, para interpretar el momento histórico que estamos viviendo, y los inmensos desafíos que enfrentamos para capitalizar las lecciones aprendidas.
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